Aqui vengo con mi aporte #4 ...........espero sea de su agrado .....ya que es mi primer intento de minific ....con todo cariño para ustedes ..... en esta Guerra florida 2015 ... tomatasos que sean fermentados con tequila por favor..
Disclaimer ; Candy Candy no me pertenece ... Asi como ninguno de los personajes....pertenecen al talento de Kyoko Mizuki ..
Este fic es sin fines de lucro es solo para entretenimiento..... y la historia es producto de mi loca mente .... cualquier parecido a otro fic es pura coincidencia....
Mi felicidad siempre eres tú
por Kitten Andrew
por Kitten Andrew
Amo tu sonrisa mi amada Candy…! Desde la primera vez que te vi en la colina, cuando te dije que eras más linda cuando ríes que cuando lloras.
Yo quiero ser siempre esa persona que te haga sonreír… Por qué si tú supieras que basta una sonrisa tuya para hacerme estremecer y sentirme el hombre más dichoso… Por ser yo el causante de tu felicidad.
Recordando estoy… Cada momento que hemos pasado juntos. Ahora que ya eres mi mujer y reviviendo lo que tuvimos que pasar para estar juntos. Pero que le vamos hacer; todas las rosas tienen espinas y nosotros tuvimos que pasar algunas de ellas para poder llegar hasta el día de hoy.
Como cuando yo sin memoria, sin recordar quien era me enamore de ti, no tenía pasado y quizás tampoco un futuro. Pero te tenía a ti en ese momento y eras mi presente, que a fin de cuentas era lo que tenía y me sentía feliz. Sin pensar en nada más formamos un hogar… nuestro apartamento donde todo comenzó para ti y para mi…
En ese apartamento conocí a mis sobrinos Stear y Archie. También fue donde te consolé por un amor perdido… me dolía ver tu dolor y más porque te tenía que apoyar y dar ánimos aunque yo por dentro estuviera destrozado por amarte en silencio. Pero antes que nada, era tu amigo confidente y tenía que ayudarte a superar lo que estabas viviendo. Quien iba a pensar que pasando el tiempo te enamorarías también de mí. No lo hubiera imaginado ni en mis más locos pensamientos, porque ya estaba haciéndome a la idea que eso jamás pasaría.
Al recuperar mi memoria supe quien eras tú en realidad y sobre todo ¡Quien era yo! William Albert Andrew… Tu tutor, padre adoptivo o como lo quieran llamar y así sin decirte nada pero ya con mi memoria recobrada decidí partir. Sobre todo por esas vecinas y sus murmuraciones.
De alguna manera u otra tenía que hacerle frente a lo que en realidad era yo y mis responsabilidades hacia la familia Andrew. Ya con George al tanto de todo me fui a Lakewood a prepararme y estar en mis lugares favoritos para estar listo a lo que me esperaba, pero cual sería mi sorpresa al escuchar tu voz.
Habían pasado días; días en los que estaba solo… preguntándome muchas cosas que jamás creí tener una respuesta… y fue cuando llegaste… reclamando al tío abuelo por comprometerte con Neal.
El momento había llegado y cuando me viste, si yo estaba sorprendido la más impresionada fuiste tú. Te entiendo por qué era lógica esa reacción….pero a partir de ese momento todo iba hacer sin secretos entre tú y yo. Teníamos muchas cosas que hablar y aclarar pero en realidad lo que yo quería en ese momento era abrazarte muy fuerte y estrecharte entre mis brazos pero sobre todo besarte con locura y decirte cuanto te había extrañado.
Eso no era posible así que mejor te conté todo acerca de tu adopción, y que yo era el famoso excéntrico tío abuelo William. También negué rotundamente que fuera yo el de esa locura de casarte con el estúpido de Niel.
Pasamos momentos inolvidables como siempre pero con una gran diferencia; ya sabias quien era yo en realidad. Porque tú para mí siempre lo fuiste aun sin memoria eres y serás mi más hermosa realidad. ¿Las cosas del destino no? Yo te rescate en la cascada y tú me rescataste cuando estaba perdido sin saber qué hacer y a donde ir.Cuantas sosas pasaron mi amor para poder estar juntos el día de hoy: la muerte de mi sobrino Anthony, la partida de Stear, tu rompimiento con ese que creías tu gran amor. Todo ha quedado en el pasado. Fuimos superando juntos todos los momentos dolorosos aunque los seguimos recordando pero ya sin el mismo dolor…
Y yo sigo sin creerlo, todo sucedió así sin proponérmelo. Ese día en la colina cuando decidí que era el momento de confesarte el último de mis secretos… Estabas hay tan linda y me salió espontáneamente. Cuando vi esa sonrisa que me vuelve y tiene loco “Eres más linda cuando ríes” y me miraste llena de sorpresa pero no dijiste nada solo corriste a mis brazos y yo… ya los tenía bien preparados para recibirte y abrazarte como siempre había querido.
Te abrace muy fuerte para que sintieras todo mi amor. Fue en ese instante que leí tu pensamiento y te dije sí, yo soy el chico de los caracoles arrastrándose. El que tocaba la gaita el día que llorabas en esta misma colina. Levantaste tu vista hacia mí y dijiste “¡Oh Albert! “¡tú eres mi príncipe de la colina!”. “Si Candy, yo soy ese chico al que tu llamas así” Y entonces sucedió: nuestras miradas se encontraron de una forma muy distinta. Siempre nos mirábamos así pero quizás nunca nos habíamos dado cuenta y eran tantas las emociones en ese momento que salieron a flote.
Sin saber quién actuó primero. Nos fuimos acercando lentamente sin dejarnos de mirar. Aun entre mis brazos cerraste los ojos y supe que sentías lo mismo que yo...Roce tus labios como si fuera una caricia lenta con mis labios y yo también cerré mis ojos al juntar totalmente tu boca con la mía… y ta bese pausadamente. Entre abrí tus labios con los míos y tu correspondías a cada movimiento hasta que juntos empezamos a bailar en un mismo ritmo estaba en la Gloria.
Sentir el sabor de tus labios fue como estar en el paraíso. Lentamente nos fuimos separando, pero sin dejar de abrazarte me acerque a tu oído y te susurre: Te amo Candy y tu respuesta me paralizo el corazón. Me abrazaste más fuerte y me dijiste “Yo también te amo Albert, y te amo con todo mi Corazón” Nos volvimos a besar pero esta vez con más intensidad. Trasmitiéndonos en ese beso cuanto nos amábamos y necesitábamos mutuamente.
Una de las cosa que más amo de nuestra relación es que nunca hemos dejado de ser amigos pero ahora también con la gran ventaja de ser amantes. Uff que bien se siente decir eso pero sobre todo ponerlo en práctica. Me llena de satisfacción que para la sociedad, el matrimonio Andrew es todo lo que la tía abuela esperaba que fuera.
Es increíble como después que le conté todo de cuando quede sin memoria y que Candy a la persona que ella y los Leagan le habían hecho la vida de cuadritos fuera mi salvadora. Todo le quedo tan claro y sin tiempo de objetar nada. También le dije que la amaba a Candy y que no estaba dispuesto a renunciar a ella solo me dijo que la sociedad pondría el grito en el cielo. Pero yo como siempre también le dije lo que eso me importaba.
Fue cuando la tía abuela me dijo “William, pero si ya todos saben que es tu pupila para unos hasta eres su padre adoptivo”
“Lo se Tía Elroy pero le vuelvo a repetir, no me interesa lo que la sociedad diga o deje de decir. Yo ahora lo que busco es mi felicidad y a nadie pienso complacer más que a mí mismo. Creo que ya es hora de acabar de una vez por todas con ese tipo de comentarios respecto a Candy y a mí. Por qué también para todos les quedo claro que ella es una Andrew. Pero no por sangre y ya que Eliza y Niel se han encargado de decir a los cuatro vientos que vivimos juntos, anunciaremos nuestro compromiso. Solo quiero saber ¿De qué lado estará usted?” Refute sin una pisca de duda en mis palabras.
“Si ya lo decidiste… Así se hará” dijo sin ninguna expresión en su cara. Y a partir de ahí la Tía, ya sin la influencia de los Leagan dio un cambio total de actitud con Candy y se dispuso a enseñarle todo lo que el protocolo de la alta sociedad. Ahora está orgullosa de Candy y la quiere como lo que es su sobrina porque ahora Candy es mi esposa. La señora Andrew.
Que bien se siente que al cerrar la puerta de nuestra habitación. Todo se transporta a: Yo soy tu Albert… El vagabundo y amigo y tú eres mi Candy y mi enfermera personal. Que divertido jugar así es bastante excitante. De algo sirve tener tantas personalidades.
Me tienes hechizado mi bella mujer. Y cuando te sonrojas te vez adorable. En nuestra intimidad solo somos dos enamorados que se entregan sin identidad ni tabús. Solo dos cuerpos que se aman apasionadamente.
Entre pequeños besos te digo “Aquí estoy Candy, soy el vagabundo Albert. El excéntrico Tío abuelo. El más despiadado en los negocios, William Albert Andrew. Todos están rendidos a tus pies… Te amo Tanto Candy” y siguiendo mi juego de besos me contestas “Y yo a ti mi amor”. Es así como el juego de amor comienza y terminamos con algo más que dulces besos.
Todo lo que pasamos ha valido la pena, tú eres mi medicina y mi remedio casero para esos días que a veces estoy tan cansado. Tú me das fuerzas y sobre todo felicidad.
La tía por eso te adora y lo sabes, ahora la tía dice que no hubiera encontrado una esposa mejor y yo estoy de acuerdo. Tú me amas por lo que soy, no por mi apellido y mucho menos por mi riqueza.
Cuantos recuerdos vienen a mi mente: la noche de bodas, las noches de amor en la cabaña. Wow, creo que no hubo un rincón y una habitación donde no nos hayamos amado.
Que hermoso es recordar lo bueno y superar lo malo…. Ahora viéndote dormir. Todos esos recuerdos vinieron a mi mente y con este pequeño que tengo en mis brazos ahora puedo decir que todo lo vivido valió la pena. Por qué me siento el hombre más afortunado.
Fin.
Yo quiero ser siempre esa persona que te haga sonreír… Por qué si tú supieras que basta una sonrisa tuya para hacerme estremecer y sentirme el hombre más dichoso… Por ser yo el causante de tu felicidad.
Recordando estoy… Cada momento que hemos pasado juntos. Ahora que ya eres mi mujer y reviviendo lo que tuvimos que pasar para estar juntos. Pero que le vamos hacer; todas las rosas tienen espinas y nosotros tuvimos que pasar algunas de ellas para poder llegar hasta el día de hoy.
Como cuando yo sin memoria, sin recordar quien era me enamore de ti, no tenía pasado y quizás tampoco un futuro. Pero te tenía a ti en ese momento y eras mi presente, que a fin de cuentas era lo que tenía y me sentía feliz. Sin pensar en nada más formamos un hogar… nuestro apartamento donde todo comenzó para ti y para mi…
En ese apartamento conocí a mis sobrinos Stear y Archie. También fue donde te consolé por un amor perdido… me dolía ver tu dolor y más porque te tenía que apoyar y dar ánimos aunque yo por dentro estuviera destrozado por amarte en silencio. Pero antes que nada, era tu amigo confidente y tenía que ayudarte a superar lo que estabas viviendo. Quien iba a pensar que pasando el tiempo te enamorarías también de mí. No lo hubiera imaginado ni en mis más locos pensamientos, porque ya estaba haciéndome a la idea que eso jamás pasaría.
Al recuperar mi memoria supe quien eras tú en realidad y sobre todo ¡Quien era yo! William Albert Andrew… Tu tutor, padre adoptivo o como lo quieran llamar y así sin decirte nada pero ya con mi memoria recobrada decidí partir. Sobre todo por esas vecinas y sus murmuraciones.
De alguna manera u otra tenía que hacerle frente a lo que en realidad era yo y mis responsabilidades hacia la familia Andrew. Ya con George al tanto de todo me fui a Lakewood a prepararme y estar en mis lugares favoritos para estar listo a lo que me esperaba, pero cual sería mi sorpresa al escuchar tu voz.
Habían pasado días; días en los que estaba solo… preguntándome muchas cosas que jamás creí tener una respuesta… y fue cuando llegaste… reclamando al tío abuelo por comprometerte con Neal.
El momento había llegado y cuando me viste, si yo estaba sorprendido la más impresionada fuiste tú. Te entiendo por qué era lógica esa reacción….pero a partir de ese momento todo iba hacer sin secretos entre tú y yo. Teníamos muchas cosas que hablar y aclarar pero en realidad lo que yo quería en ese momento era abrazarte muy fuerte y estrecharte entre mis brazos pero sobre todo besarte con locura y decirte cuanto te había extrañado.
Eso no era posible así que mejor te conté todo acerca de tu adopción, y que yo era el famoso excéntrico tío abuelo William. También negué rotundamente que fuera yo el de esa locura de casarte con el estúpido de Niel.
Pasamos momentos inolvidables como siempre pero con una gran diferencia; ya sabias quien era yo en realidad. Porque tú para mí siempre lo fuiste aun sin memoria eres y serás mi más hermosa realidad. ¿Las cosas del destino no? Yo te rescate en la cascada y tú me rescataste cuando estaba perdido sin saber qué hacer y a donde ir.Cuantas sosas pasaron mi amor para poder estar juntos el día de hoy: la muerte de mi sobrino Anthony, la partida de Stear, tu rompimiento con ese que creías tu gran amor. Todo ha quedado en el pasado. Fuimos superando juntos todos los momentos dolorosos aunque los seguimos recordando pero ya sin el mismo dolor…
Y yo sigo sin creerlo, todo sucedió así sin proponérmelo. Ese día en la colina cuando decidí que era el momento de confesarte el último de mis secretos… Estabas hay tan linda y me salió espontáneamente. Cuando vi esa sonrisa que me vuelve y tiene loco “Eres más linda cuando ríes” y me miraste llena de sorpresa pero no dijiste nada solo corriste a mis brazos y yo… ya los tenía bien preparados para recibirte y abrazarte como siempre había querido.
Te abrace muy fuerte para que sintieras todo mi amor. Fue en ese instante que leí tu pensamiento y te dije sí, yo soy el chico de los caracoles arrastrándose. El que tocaba la gaita el día que llorabas en esta misma colina. Levantaste tu vista hacia mí y dijiste “¡Oh Albert! “¡tú eres mi príncipe de la colina!”. “Si Candy, yo soy ese chico al que tu llamas así” Y entonces sucedió: nuestras miradas se encontraron de una forma muy distinta. Siempre nos mirábamos así pero quizás nunca nos habíamos dado cuenta y eran tantas las emociones en ese momento que salieron a flote.
Sin saber quién actuó primero. Nos fuimos acercando lentamente sin dejarnos de mirar. Aun entre mis brazos cerraste los ojos y supe que sentías lo mismo que yo...Roce tus labios como si fuera una caricia lenta con mis labios y yo también cerré mis ojos al juntar totalmente tu boca con la mía… y ta bese pausadamente. Entre abrí tus labios con los míos y tu correspondías a cada movimiento hasta que juntos empezamos a bailar en un mismo ritmo estaba en la Gloria.
Sentir el sabor de tus labios fue como estar en el paraíso. Lentamente nos fuimos separando, pero sin dejar de abrazarte me acerque a tu oído y te susurre: Te amo Candy y tu respuesta me paralizo el corazón. Me abrazaste más fuerte y me dijiste “Yo también te amo Albert, y te amo con todo mi Corazón” Nos volvimos a besar pero esta vez con más intensidad. Trasmitiéndonos en ese beso cuanto nos amábamos y necesitábamos mutuamente.
Una de las cosa que más amo de nuestra relación es que nunca hemos dejado de ser amigos pero ahora también con la gran ventaja de ser amantes. Uff que bien se siente decir eso pero sobre todo ponerlo en práctica. Me llena de satisfacción que para la sociedad, el matrimonio Andrew es todo lo que la tía abuela esperaba que fuera.
Es increíble como después que le conté todo de cuando quede sin memoria y que Candy a la persona que ella y los Leagan le habían hecho la vida de cuadritos fuera mi salvadora. Todo le quedo tan claro y sin tiempo de objetar nada. También le dije que la amaba a Candy y que no estaba dispuesto a renunciar a ella solo me dijo que la sociedad pondría el grito en el cielo. Pero yo como siempre también le dije lo que eso me importaba.
Fue cuando la tía abuela me dijo “William, pero si ya todos saben que es tu pupila para unos hasta eres su padre adoptivo”
“Lo se Tía Elroy pero le vuelvo a repetir, no me interesa lo que la sociedad diga o deje de decir. Yo ahora lo que busco es mi felicidad y a nadie pienso complacer más que a mí mismo. Creo que ya es hora de acabar de una vez por todas con ese tipo de comentarios respecto a Candy y a mí. Por qué también para todos les quedo claro que ella es una Andrew. Pero no por sangre y ya que Eliza y Niel se han encargado de decir a los cuatro vientos que vivimos juntos, anunciaremos nuestro compromiso. Solo quiero saber ¿De qué lado estará usted?” Refute sin una pisca de duda en mis palabras.
“Si ya lo decidiste… Así se hará” dijo sin ninguna expresión en su cara. Y a partir de ahí la Tía, ya sin la influencia de los Leagan dio un cambio total de actitud con Candy y se dispuso a enseñarle todo lo que el protocolo de la alta sociedad. Ahora está orgullosa de Candy y la quiere como lo que es su sobrina porque ahora Candy es mi esposa. La señora Andrew.
Que bien se siente que al cerrar la puerta de nuestra habitación. Todo se transporta a: Yo soy tu Albert… El vagabundo y amigo y tú eres mi Candy y mi enfermera personal. Que divertido jugar así es bastante excitante. De algo sirve tener tantas personalidades.
Me tienes hechizado mi bella mujer. Y cuando te sonrojas te vez adorable. En nuestra intimidad solo somos dos enamorados que se entregan sin identidad ni tabús. Solo dos cuerpos que se aman apasionadamente.
Entre pequeños besos te digo “Aquí estoy Candy, soy el vagabundo Albert. El excéntrico Tío abuelo. El más despiadado en los negocios, William Albert Andrew. Todos están rendidos a tus pies… Te amo Tanto Candy” y siguiendo mi juego de besos me contestas “Y yo a ti mi amor”. Es así como el juego de amor comienza y terminamos con algo más que dulces besos.
Todo lo que pasamos ha valido la pena, tú eres mi medicina y mi remedio casero para esos días que a veces estoy tan cansado. Tú me das fuerzas y sobre todo felicidad.
La tía por eso te adora y lo sabes, ahora la tía dice que no hubiera encontrado una esposa mejor y yo estoy de acuerdo. Tú me amas por lo que soy, no por mi apellido y mucho menos por mi riqueza.
Cuantos recuerdos vienen a mi mente: la noche de bodas, las noches de amor en la cabaña. Wow, creo que no hubo un rincón y una habitación donde no nos hayamos amado.
Que hermoso es recordar lo bueno y superar lo malo…. Ahora viéndote dormir. Todos esos recuerdos vinieron a mi mente y con este pequeño que tengo en mis brazos ahora puedo decir que todo lo vivido valió la pena. Por qué me siento el hombre más afortunado.
Fin.
Última edición por kitten Andrew el Sáb Abr 25, 2015 9:50 pm, editado 6 veces