UN ROMEO PARA JULIETA
HISTORIA 1
HISTORIA 1
Aquella tarde acudió al teatro, sabía que él no estaría ahí pero tenía la esperanza de que acudiera a su llamado. Le había enviado una carta por medio del chofer que ahora la acompañaba hasta la puerta, sabía bien que Terry la había recibido y esperaba que no solo hubiera hecho eso, sino que también la hubiese leído.
En la carta le pedía que acudiera aquella tarde al teatro, ella ya no podía seguir viviendo de la manera en que lo hacía, siempre esperándolo, buscándolo, deseando que el fuera quien la buscara.
Lo amaba demasiado y quería que él se diera cuenta de lo que significaba para ella en aquel momento estar ahí. Buscaba esa tarde a su Romeo, buscaba al chico que a su lado había estado ensayando aquella trágica tarde en la cual ella por poco perdía la vida para salvarlo. Tenia la esperanza de que al leer las letras plasmadas en el papel Terry se diera cuenta que ella estaba dispuesta a todo por él, que recapacitara y la buscara tal como lo había hecho aquella tarde en la azotea.
- El vendrá… el llegara a tiempo nuevamente… -pensó para sí misma.
Los minutos seguían pasando haciendo que se convirtieran en horas, el chofer hacía rato se había retirado a petición de ella y ahora estaba en aquel escenario con lágrimas en los ojos llena de desesperanza.
- El vendrá… será el Romeo que me salve o que me acompañe hasta el final. –se decía mientras en su desesperación sacaba aquel frasco que había conseguido en un mercado chino.
Miro el frasco una y otra vez mientras acariciaba el corcho que servía de tapa, el ruido de la puerta se escuchó y entonces ella sin pensarlo abrió el frasco y lo bebió a fondo.
- El llego y ahora que me vea sabrá que lo he hecho por él, me salvara y viviremos juntos para siempre.
Sintió un profundo dolor de estómago, tan fuerte que le retorcía las entrañas, su voz apenas se hizo audible en un segundo. Nadie le había dicho cuan potente era aquel veneno que sus labios acababan de beber.
La voz de Terry se escuchó en la entrada llamándola, pero ella no pudo responder puesto que ya su voz no era más que un sonido levemente gutural.
- ¿Susana? ¿Estás aquí? –escucho.
- Aquí estoy…-dijo solo en pensamientos mientras intentaba estirar su mano hasta donde él estaba.
-
Terry no la vio, la cortina del escenario la cubría por completo y al haber llegado tarde pensó que definitivamente ella había desistido de la espera y se había retirado.
Susana no pudo ver la media sonrisa que se asomaba en el rostro de Terry, tampoco pudo saber que él iba a terminar con todo entre ellos de una vez por todas.
Su cuerpo fue hallado en un teatro vació, solo una semana después, que fue cuando la compañía volvía para empezar ensayos. Yacía pálida y descompuesta sobre el escenario, bajo aquel balcón que alguna vez la tuvo en la cúspide para escuchar palabras de amor. Ni el cuidador la encontró mientras daba sus rondas pues su figura se confundía completamente con el mobiliario del escenario.
¿Cuánto tiempo había pasado para que ella estuviera en aquel estado? ¿Qué habría pasado para que decidiera morir ahí mismo de la misma forma que lo había hecho aquel personaje interpretado por ella hacia tanto tiempo?
La recogieron con guantes y la pusieron dentro de una bolsa negra alejándola para siempre de aquel lugar. Ella vio todo, observo cómo su cuerpo era llevado por dos personas y como otros tantos revisaban a fondo el frasquito que se encontraba en el piso y tomaban notas.
Ella vio al fin como su cuerpo había sido descubierto, triste de que no hubiese sido antes, cuando aún lucia hermosa, triste de que no hubiese sido el quien hubiera acudido a buscarla después de aquel día.
Se quedó esperando su presencia y se dio cuenta demasiado tarde que él no volvería, que nunca habría ido a salvarla, no como lo habría hecho ella.
Terry leería la nota de su muerte días más tarde en Chicago al lado de Candy, la única mujer por la que el daría su vida.
FIN.