y despues de 4 GF llego el final del Cruzado
Espero que les guste, yo tenia que darle a George un final
Gracias por pasar!
La Muerte del Cruzado
La muerte llegó, nadie la esperaba, pero se presentó. Subió las escaleras, entró a la habitación y se acomodó a su lado, junto al lecho. Él lo supo, en otro tiempo la vio cara a cara y sin más la burló, hoy se entrega, le ha dado permiso, está cansado y solo, y ella ha comenzado el ritual.
Al pasar de los días el caballero se agota, tose y sueña, delira. Lo han tratado de curar pero es infructuoso, no mejora con nada por lo que después de unas semanas todos seden. Los días pasan lentamente y de todas partes del reino le vienen a decir adiós como se merece quien tanto dio. Las pompas fúnebres ya están siendo arregladas.
La muerte en tanto juguetea con él, recorre su lecho, se sienta a su lado y no lo suelta, aunque tampoco termina de llevárselo, es como si estuviera cobrando las veces que se le escapó de las manos. Ahora se regodea en su lenta agonía y lo deja volver a sus memorias para despertarlo de súbito en su presente de dolor.
Durante todo este tiempo George se debilita y delira, pero hoy estos duros estados febriles lo han llevado a otros tiempos, lo trasladaron a otros lugares y él vuelve a ser joven y fuerte.
Esta otra vez a caballo, galopando por la Galilea, su brazo vuelve a tener fuerza y el sol da otra vez en su rostro. Se siente alegre, libre.
Le llega un rumor que no es el suyo y entonces ve que es Albert, quien risueño y despreocupado sobre su caballo se acerca a él y George de pronto esta colmado de alegría. Las lágrimas humedecen su rostro de ver a quien hace tantas estaciones había partido.
La tos continua y el frágil cuerpo se estremece pero no logra despertarlo, él sigue viéndose en aquella tarde de verano.
Ambos galopan sin cuidado y ríen, como hace años George no ha vuelto a reír, desde el tiempo en que todos estaban juntos y eran felices en Jerusalén.
Albert le habla despreocupadamente y George no acaba de entender que es todo este montaje, sus manos ya no son las manos manchadas y rugosas, esta tan lleno de vida, esta su amigo, esta su caballo, su antigua montura, incluso su fiel espada, es como si la vida le devolviera lo que tanto ha amado. Entonces piensa en algo ¿estará ella?
Pareciera que Albert supiera lo que piensa, porque la nombra, él mira para todos lados, y no la ve, hasta que de repente entre los sicomoros descubre su silueta, apura a su caballo y ahí está, bella como el día de sus esponsales, llena de flores, radiante.
El queda nuevamente vasallo de su presencia y desciende del caballo sin terminar de dar crédito a lo que ve, hasta que extendiendo su mano la siente, toca su pelo y la abraza.
Es el momento que la muerte ha esperado por años para vengarse del caballero. Ahora que es completamente feliz comienza despertarlo, lo mueve, lo hace toser, pero en esa tarde de verano ella, su amada, afirma sus manos fuertemente, no lo deja ir. La muerte le hace doler todo el cuerpo para que abandone ese presente perfecto y deje el mundo hundido en su lecho, como un viejo solo, pero George resiste, no despierta. La muerte termina por sentarse sobre su pecho pero él la burla nuevamente.
Joven y sereno, rodeado de los que ama, asido de ella y bajo la sombra del sicomoro, George termina por abandonar ese cuerpo que ya le pesaba tanto, quedándose para siempre en esa tarde donde los tres recorren a caballos, completamente libres otra vez, los montes de la Galilea
gracias y perdón las faltas ortográficas!
Espero que les guste, yo tenia que darle a George un final
Gracias por pasar!
La Muerte del Cruzado
La muerte llegó, nadie la esperaba, pero se presentó. Subió las escaleras, entró a la habitación y se acomodó a su lado, junto al lecho. Él lo supo, en otro tiempo la vio cara a cara y sin más la burló, hoy se entrega, le ha dado permiso, está cansado y solo, y ella ha comenzado el ritual.
Al pasar de los días el caballero se agota, tose y sueña, delira. Lo han tratado de curar pero es infructuoso, no mejora con nada por lo que después de unas semanas todos seden. Los días pasan lentamente y de todas partes del reino le vienen a decir adiós como se merece quien tanto dio. Las pompas fúnebres ya están siendo arregladas.
La muerte en tanto juguetea con él, recorre su lecho, se sienta a su lado y no lo suelta, aunque tampoco termina de llevárselo, es como si estuviera cobrando las veces que se le escapó de las manos. Ahora se regodea en su lenta agonía y lo deja volver a sus memorias para despertarlo de súbito en su presente de dolor.
Durante todo este tiempo George se debilita y delira, pero hoy estos duros estados febriles lo han llevado a otros tiempos, lo trasladaron a otros lugares y él vuelve a ser joven y fuerte.
Esta otra vez a caballo, galopando por la Galilea, su brazo vuelve a tener fuerza y el sol da otra vez en su rostro. Se siente alegre, libre.
Le llega un rumor que no es el suyo y entonces ve que es Albert, quien risueño y despreocupado sobre su caballo se acerca a él y George de pronto esta colmado de alegría. Las lágrimas humedecen su rostro de ver a quien hace tantas estaciones había partido.
La tos continua y el frágil cuerpo se estremece pero no logra despertarlo, él sigue viéndose en aquella tarde de verano.
Ambos galopan sin cuidado y ríen, como hace años George no ha vuelto a reír, desde el tiempo en que todos estaban juntos y eran felices en Jerusalén.
Albert le habla despreocupadamente y George no acaba de entender que es todo este montaje, sus manos ya no son las manos manchadas y rugosas, esta tan lleno de vida, esta su amigo, esta su caballo, su antigua montura, incluso su fiel espada, es como si la vida le devolviera lo que tanto ha amado. Entonces piensa en algo ¿estará ella?
Pareciera que Albert supiera lo que piensa, porque la nombra, él mira para todos lados, y no la ve, hasta que de repente entre los sicomoros descubre su silueta, apura a su caballo y ahí está, bella como el día de sus esponsales, llena de flores, radiante.
El queda nuevamente vasallo de su presencia y desciende del caballo sin terminar de dar crédito a lo que ve, hasta que extendiendo su mano la siente, toca su pelo y la abraza.
Es el momento que la muerte ha esperado por años para vengarse del caballero. Ahora que es completamente feliz comienza despertarlo, lo mueve, lo hace toser, pero en esa tarde de verano ella, su amada, afirma sus manos fuertemente, no lo deja ir. La muerte le hace doler todo el cuerpo para que abandone ese presente perfecto y deje el mundo hundido en su lecho, como un viejo solo, pero George resiste, no despierta. La muerte termina por sentarse sobre su pecho pero él la burla nuevamente.
Joven y sereno, rodeado de los que ama, asido de ella y bajo la sombra del sicomoro, George termina por abandonar ese cuerpo que ya le pesaba tanto, quedándose para siempre en esa tarde donde los tres recorren a caballos, completamente libres otra vez, los montes de la Galilea
La Tumba de un Cruzado desconocido en Jerusalem
gracias y perdón las faltas ortográficas!