Ciao Bellissime, cumpliendo el reto propuesto por Bleu Moon Un mini fic romántico Archie & Karen. Espero les guste.
Ahora me toca retar, por orden me tocaría mi querida amiga Andreia, pero como creo que haría trampa, mejor reto a Adri8679, con un mini fic romántico de Stear, mi segundo consentido, con Flanny
Aquí les dejo esta pequeña historia
By Maia Moretti (Gissa)
Un día tranquilo, más bien un día simple, sin ninguna gracia, como cualquier día gris que sencillamente pasara por la vida como algo que no valdrá la pena recordar. Así transcurría todo, yo caminando por la calle, sin ver nada en particular, sólo dejando pasar el resto de lo que quedaba del día. Caminaba, cansado de la rutina, esas dos últimas semanas prefería caminar hasta el consorcio de la familia y de regreso a casa, atravesando unas cuantas avenidas con nombre de números; qué poca imaginación tuvo quien las bautizo así, no le veo más que llana praxis y monotonía. Lo irónico es que ahora caminar se había vuelto mi nueva rutina. Viendo una y otra vez las mismas calles, los mismos escaparates, los mismos edificios. Lo único que va cambiando aquí es la cartelera y la ropa de temporada. Al menos de eso no puedo quejarme, aquí siempre encuentro ropa que me agrade.
Había pedido venir a Nueva York como estrategia para vigilar a Candy, y al mismo tiempo pensar en mi próximo compromiso con Annie, para olvidarme un poco de todo, para meditar si hacia o no lo correcto, y ahora sólo me dedicaba a caminar y dejar que el tiempo transcurriera al ritmo que mi tiempo libre marcaba.
Viendo la lustrosa punta de mis zapatos, sin fijar mi vista en mi entorno, repente la rutina, así como mi día gris se trasformo, una joven se atravesó a mi paso, pero no simplemente choco conmigo, no, ella no haría algo tan simple como chocar, ella me derribo, me aventó casi un metro hacia a tras. Con todo su ímpetu salió de un edificio arrasando con todo a su paso.
Por supuesto que ni siquiera se disculpo, sólo seguía gritando improperios, y más improperios. Y yo, ofendido, obvio, mi costoso traje se había ensuciado. Ella continuo su camino ignorando a todos y a mí, ¿a mí?.
—Me debes quinientos dólares — grite al instante de levantarme, con la indignación pintada en mi rostro, más por haber sido ignorado que por el traje arruinado.
Obvio, ella ni siquiera se dio por aludida, por lo que apure el paso hasta tomarla por el codo.
—Me debes quinientos dólares — le repetí.
Furiosa se giro, sin hacer caso a mi reclamo.
— Me harías el favor de soltarme, no me gusta que me toquen.
—Me debes quinientos dólares — volví a decir.
—Yo no te debo nada —se soltó y continuo.
—A cabás de tirarme y arruinar mi traje.
Al fin se detuvo, se giro y me dio un recorrido con su felina mirada que provoco una extraña sensación en mí.
—No sé si ese traje valga tanto, pero si lo lavas bien de seguro saldrá mucho más barato que pagar lo que dices.
Nuevamente continuo con lo suyo. Pero ahora ya veía a la irreverente joven de otra manera muy distinta. Cuando se giro sus ojos chocolate se quedaron en mí, esa furia en su mirada me atrajo de inmediato, así como ese ímpetu que se intentaba imponer a todo.
—Oye, ¿si arreglamos esto con una cena? —dije desde mi sitio.
—Esa es nueva. Nunca me habían pedido una cita de forma tan halagadora —se detuvo para ironizar— primero pidiéndome dinero y luego invitándome a salir. Imagino que lo que sigue es pedirme que pague —la joven pelirroja me miro cruzada de brazos.
—No era mi intención pedirte dinero, sino cobrarte por haberme tirado, por no disculparte, pero sobretodo por haber arruinado mi traje.
—Lo siento si te tire, y no pienso pagar tu traje —me miro mientras una sonrisa se formo en su rostro—. Pero, tal vez si acepte que me invites a cenar — en ese punto no sabia si hablaba en serio o era más sarcasmo —Por el traje que vistes creo que si te alcanza para pagarme algo decente.
—Mucho más que decente, hermosa.
—Me has dicho hermosa, eso ya lo sé, dime algo nuevo y tal vez si ganes mi atención.
Reí divertido, por vez primera mi traje arruinado no me parecía tal, “Unas cuantas manchas no me harían perder mi estilo.” Pensé para mis adentros mientras me acercaba a la joven para extender mi brazo diciéndole el nombre del restaurante más elegante que inicia en aquella ciudad, no tanto por asombrarla, sino sencillamente porque eso era lo único que combinaba conmigo, siembre elegante.
.
...
.
Otra vez desperté con esa sabor dulce aún muy vivo entre mi paladar y mi lengua, esa sensación única de cuando has probado un postre deliciosos y lo saboreas tanto tiempo haciendo ese sonido to inconfundible de disfrute, mmm..., sí, el sabor en mi boca es dulce, con un toque salado, no sólo son sus labios, también es al sabor de su piel.
Mi brazo se siente un tanto adormecido, pero está bien, sé que es por el peso de su cuerpo puesto que la mitad de la noche se ha que dormida pegada a mí y yo me he negado a soltarla. Por un tiempo pensé en no querer despertar y quedarme hundido en los brazos de Morfeo, pero en este instante todo es diferente. Escucho a esos pájaros canturreando allá afuera, libres y felices y hacen que me contagie de ese sentimiento, me hacen pensar que todo estará bien.
Ella se ha movido un poco permitiendo que libere mi brazo, esta bien que se aleje un poco, sólo un poco, así podré ver su cabellera rojiza expandida y su blanca piel contrastando con ella, pero claro, lo mejor es esa sonrisa cínica de sus labios imposible de borrar. De seguro yo he tener una muy parecida.
La inquietud ha regresado a mí por unos segundos, en dos semana era mi fiesta de compromiso con Annie, pero ya no podrá ser, ya no más engañaos, intente mucho tiempo que funcionará, pero un solo cruce de miradas con la persona indicada todo lo cambia.
Karen Klaise, la chica mas irreverente, sarcástica y mal hablada que conozco, y me encanta. Seis meses tarde en decidirme, en dejar que todo con Annie terminara, claro que su familia no lo tomo para nada bien, la mía menos. Al demonio todo, no importa no ser parte del clan, que la tía abuela me desherede, que nadie vea con buenas ojos que me case con una actriz. Ya lo hice. Todo ira bien, lo sé.
Ella se ha vuelto a acurrucar junto de mí, yo reparto unos segundos mis vista de ella, para ver por la ventana, los pájaros sigue revoloteando y cantando, increíble, pero me siento feliz como ellos, ¿quien lo diría, desnudo es como más elegante me veo, eso es lo que siempre dice Karen.
Ella me abraza fuerte, ha despertado y me mira con esos hermosos y grandes ojos, entre abre los labios invitándome a besarla, no le niego ningún beso, por supuesto.
—Buenos días amor.
Escucho mi voz pronunciando esas palabras tan sinceras.
—Te amo Archie.
Es lo que Karen responde. Mi sonrisa lo dice todo. Ayudó a que se incorpore y se suba encima de mí, volvemos a besarnos, y nuevamente me pierdo en su mirada, siento que es en verdad desbordas los sentidos por una mujer, y no sólo creerlo.
Gracias por perderse entre mis letras.
Ahora me toca retar, por orden me tocaría mi querida amiga Andreia, pero como creo que haría trampa, mejor reto a Adri8679, con un mini fic romántico de Stear, mi segundo consentido, con Flanny
Aquí les dejo esta pequeña historia
Una mirada
By Maia Moretti (Gissa)
Un día tranquilo, más bien un día simple, sin ninguna gracia, como cualquier día gris que sencillamente pasara por la vida como algo que no valdrá la pena recordar. Así transcurría todo, yo caminando por la calle, sin ver nada en particular, sólo dejando pasar el resto de lo que quedaba del día. Caminaba, cansado de la rutina, esas dos últimas semanas prefería caminar hasta el consorcio de la familia y de regreso a casa, atravesando unas cuantas avenidas con nombre de números; qué poca imaginación tuvo quien las bautizo así, no le veo más que llana praxis y monotonía. Lo irónico es que ahora caminar se había vuelto mi nueva rutina. Viendo una y otra vez las mismas calles, los mismos escaparates, los mismos edificios. Lo único que va cambiando aquí es la cartelera y la ropa de temporada. Al menos de eso no puedo quejarme, aquí siempre encuentro ropa que me agrade.
Había pedido venir a Nueva York como estrategia para vigilar a Candy, y al mismo tiempo pensar en mi próximo compromiso con Annie, para olvidarme un poco de todo, para meditar si hacia o no lo correcto, y ahora sólo me dedicaba a caminar y dejar que el tiempo transcurriera al ritmo que mi tiempo libre marcaba.
Viendo la lustrosa punta de mis zapatos, sin fijar mi vista en mi entorno, repente la rutina, así como mi día gris se trasformo, una joven se atravesó a mi paso, pero no simplemente choco conmigo, no, ella no haría algo tan simple como chocar, ella me derribo, me aventó casi un metro hacia a tras. Con todo su ímpetu salió de un edificio arrasando con todo a su paso.
Por supuesto que ni siquiera se disculpo, sólo seguía gritando improperios, y más improperios. Y yo, ofendido, obvio, mi costoso traje se había ensuciado. Ella continuo su camino ignorando a todos y a mí, ¿a mí?.
—Me debes quinientos dólares — grite al instante de levantarme, con la indignación pintada en mi rostro, más por haber sido ignorado que por el traje arruinado.
Obvio, ella ni siquiera se dio por aludida, por lo que apure el paso hasta tomarla por el codo.
—Me debes quinientos dólares — le repetí.
Furiosa se giro, sin hacer caso a mi reclamo.
— Me harías el favor de soltarme, no me gusta que me toquen.
—Me debes quinientos dólares — volví a decir.
—Yo no te debo nada —se soltó y continuo.
—A cabás de tirarme y arruinar mi traje.
Al fin se detuvo, se giro y me dio un recorrido con su felina mirada que provoco una extraña sensación en mí.
—No sé si ese traje valga tanto, pero si lo lavas bien de seguro saldrá mucho más barato que pagar lo que dices.
Nuevamente continuo con lo suyo. Pero ahora ya veía a la irreverente joven de otra manera muy distinta. Cuando se giro sus ojos chocolate se quedaron en mí, esa furia en su mirada me atrajo de inmediato, así como ese ímpetu que se intentaba imponer a todo.
—Oye, ¿si arreglamos esto con una cena? —dije desde mi sitio.
—Esa es nueva. Nunca me habían pedido una cita de forma tan halagadora —se detuvo para ironizar— primero pidiéndome dinero y luego invitándome a salir. Imagino que lo que sigue es pedirme que pague —la joven pelirroja me miro cruzada de brazos.
—No era mi intención pedirte dinero, sino cobrarte por haberme tirado, por no disculparte, pero sobretodo por haber arruinado mi traje.
—Lo siento si te tire, y no pienso pagar tu traje —me miro mientras una sonrisa se formo en su rostro—. Pero, tal vez si acepte que me invites a cenar — en ese punto no sabia si hablaba en serio o era más sarcasmo —Por el traje que vistes creo que si te alcanza para pagarme algo decente.
—Mucho más que decente, hermosa.
—Me has dicho hermosa, eso ya lo sé, dime algo nuevo y tal vez si ganes mi atención.
Reí divertido, por vez primera mi traje arruinado no me parecía tal, “Unas cuantas manchas no me harían perder mi estilo.” Pensé para mis adentros mientras me acercaba a la joven para extender mi brazo diciéndole el nombre del restaurante más elegante que inicia en aquella ciudad, no tanto por asombrarla, sino sencillamente porque eso era lo único que combinaba conmigo, siembre elegante.
.
...
.
Otra vez desperté con esa sabor dulce aún muy vivo entre mi paladar y mi lengua, esa sensación única de cuando has probado un postre deliciosos y lo saboreas tanto tiempo haciendo ese sonido to inconfundible de disfrute, mmm..., sí, el sabor en mi boca es dulce, con un toque salado, no sólo son sus labios, también es al sabor de su piel.
Mi brazo se siente un tanto adormecido, pero está bien, sé que es por el peso de su cuerpo puesto que la mitad de la noche se ha que dormida pegada a mí y yo me he negado a soltarla. Por un tiempo pensé en no querer despertar y quedarme hundido en los brazos de Morfeo, pero en este instante todo es diferente. Escucho a esos pájaros canturreando allá afuera, libres y felices y hacen que me contagie de ese sentimiento, me hacen pensar que todo estará bien.
Ella se ha movido un poco permitiendo que libere mi brazo, esta bien que se aleje un poco, sólo un poco, así podré ver su cabellera rojiza expandida y su blanca piel contrastando con ella, pero claro, lo mejor es esa sonrisa cínica de sus labios imposible de borrar. De seguro yo he tener una muy parecida.
La inquietud ha regresado a mí por unos segundos, en dos semana era mi fiesta de compromiso con Annie, pero ya no podrá ser, ya no más engañaos, intente mucho tiempo que funcionará, pero un solo cruce de miradas con la persona indicada todo lo cambia.
Karen Klaise, la chica mas irreverente, sarcástica y mal hablada que conozco, y me encanta. Seis meses tarde en decidirme, en dejar que todo con Annie terminara, claro que su familia no lo tomo para nada bien, la mía menos. Al demonio todo, no importa no ser parte del clan, que la tía abuela me desherede, que nadie vea con buenas ojos que me case con una actriz. Ya lo hice. Todo ira bien, lo sé.
Ella se ha vuelto a acurrucar junto de mí, yo reparto unos segundos mis vista de ella, para ver por la ventana, los pájaros sigue revoloteando y cantando, increíble, pero me siento feliz como ellos, ¿quien lo diría, desnudo es como más elegante me veo, eso es lo que siempre dice Karen.
Ella me abraza fuerte, ha despertado y me mira con esos hermosos y grandes ojos, entre abre los labios invitándome a besarla, no le niego ningún beso, por supuesto.
—Buenos días amor.
Escucho mi voz pronunciando esas palabras tan sinceras.
—Te amo Archie.
Es lo que Karen responde. Mi sonrisa lo dice todo. Ayudó a que se incorpore y se suba encima de mí, volvemos a besarnos, y nuevamente me pierdo en su mirada, siento que es en verdad desbordas los sentidos por una mujer, y no sólo creerlo.
Gracias por perderse entre mis letras.