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Y ahí estaba ella, hermosa, radiante, etérea, sobrenatural… un ángel del cielo, no, no, un hada, perfecta, sublime… Con su vestido blanco viniendo hacia mí, sonriéndome sólo a mí y fui feliz, total y plenamente… entonces lo supe, esa noche la haría mía, en cuerpo y alma… cumpliría mis más oscuros deseos en su cuerpo virginal…
Y todo sucedió, ella en mis brazos, mirándome con ojos de amor, brillantes… la tomé de la mano y nos alejamos de todo y todos. Dejamos atrás la música, los invitados, nada importaba en ese momento… sólo ella y yo.
La llevé hasta la antigua cabaña, la que mandé a preparar para este día… corríamos… su risa cantarina inundaba mis oídos y me sentí flotar… era una hechicera, sus sonido me tenía cautivado… éramos felices.
Entramos riendo libremente por la travesura realizada, y entonces sucedió, ella me miró, con su rostro sonrojado, su piel caliente y húmeda por el sudor, sus ojos brillantes, y sus labios entreabiertos, en una clara invitación a besarla… y lo hice.
Lentamente me acerqué hasta ella, quien sólo me sonreía pícaramente… nunca la había visto así, tan libre, tan abierta, tan incitadora…
La besé, suavemente, como acariciando sus labios y su alma con los míos, tomé su rostro entre mis manos y acaricié con mis pulgares sus suaves mejillas… el besó empezó a tornarse más salvaje, visceral… mis manos se deslizaron hasta sus brazos y llegaron hasta su cintura acercándola a mi cuerpo… Mi entrepierna tenía rato de estar dura, rígida… necesitaba sosiego, y no se detendría hasta alcanzarlo.
Ella me atormentaba, creí que era yo quien tenía el poder, pero en sus manos, yo parecía un inexperto… ella acariciaba mi espalda de arriba a abajo; jalaba ardientemente mis cabellos para profundizar el beso… sus manos se posaron en mis nalgas y me empujó hacia ella, entonces nuestras intimidades entraron en contacto… ahhhh, por Dios, esta brujilla me haría explotar y ni siquiera estábamos cerca de haber empezado formalmente…
La separé lentamente de mí… ambos jadeábamos, nuestras respiraciones eran intensas, profundas, el aire nos faltaba, pero nada importaba… ni siquiera recordé servir el champagne con el cual se suponía que ella se relajaría y tendríamos nuestro primer brindis solitario como pareja.
La hice girar y, con toda parsimonia, bajé lentamente el cierre del vestido, rozando con mis manos, en el proceso, el costado de sus senos, su cintura, cadera y glúteos… ella temblaba, la sentía, yo sonreí de medio lado, me encantaba tenerla así…
El vestido cayó al suelo en un tumulto de tela, piedras y tul… coloqué mis manos sobre su cintura y la apegué a mi cuerpo, para que sintiera cómo me tenía… ella gimió sin prejuicios y se arqueó hacia mí… lamí lentamente su cuello, estaba salado a causa del sudor, pasé mis labios por su hombro y volví a subir esta vez sin detenerme, hasta llegar al lóbulo de su oreja, el cual succioné, el arete de presión de un hermoso diamante quedó dentro de mi boca, lo saqué y lo puse sobre la mesa más cercana, y procedí a hacer lo mismo del otro lado…
El cuerpo de mi esposa temblaba y casi convulsionaba, era tan receptiva, y estaba tan caliente que sentí como mi propia temperatura se elevaba al máximo.
Entonces ella se giró, decidida, espontánea… y me besó con pasión desbordada, sus senos aplastados por mi ancho pecho, y casi con desespero, empezó a arrancarme la ropa… el saco, la pajarita, la camisa… está por demás decir que me arrancó los botones, y los gemelos del saco no tengo idea de dónde cayeron…
Nuestros cuerpos se pegaron lo más que se pudo… creo que nos fusionamos, todo era piel contra piel… pero necesitábamos más… entonces desabroché su sostén blanco de encaje, en otro momento hubiera apreciado la hermosa lencería que había elegido para nuestra noche de bodas, pero ahora era lo que menos me apetecía, lo único que deseaba, era apreciar a mi futura mujer en toda su desnudez…
Y la ataqué, me fui directo a esos hermosos montículos de botones rosa que ansiaban mis labios… los succioné como cual recién nacido busca con ansias esa vital parte… los lamí, mordí, los acaparé entre mis manos, cabían a la perfección… ella ya estaba fuera de sí, sus caderas chocando descaradamente con las mías, buscando el desfogue, la liberación…
En un sorpresivo momento ella me empujó, apartándome de sus exquisitas montañas, destetándome, y yo quedé sorprendido, me sentí cual niño a quien le han quitado su dulce más preciado… pero ella no perdió tiempo, casi me arrancó el cinturón y bajó mis pantalones con todo y ropa interior… me miró con ojos chispeantes y agarró mi falo entre sus manos… --esta mujer me va a matar – pensé—inexpertamente hacía subir y bajar sus delicadas manos, llevándome al paraíso…
Cuando estaba seguro de que ya no podría más, terminé de quitarme los pantalones, calcetas y zapatos e hice lo mismo con las medias y zapatillas de ella, la cargué sin dejar de besar sus labios y la recosté suavemente en la cama… desgarré su delicado bikini de encaje y pude notar que se había rasurado y dejado sólo una T en sus rubios vellos… Me lo estaba dedicando y sentí a mi orgullo elevarse a lo más alto, y a mi amigo erguirse y engrosarse mucho más.
Sin contemplación, enterré mi rostro entre la perla escondida entre sus piernas y probé su sabor… era exquisito, suave y adictivo, como ella… sabía a pasión, a lujuria, era dulce y explosiva, una combinación que hizo que mis labios se demoraran en ella… la besé, soplé, lamí, e incluso mordí, llevándola al éxtasis, haciéndola gritar mi nombre, ríos y más ríos fluían de su entrada, regalándome más de su dulce néctar… estaba húmeda, chorreando, estaba tan lista que empecé a salivar imaginando el momento de enterrarme en ella.
Ya nada era parsimonioso, ya no había calma ni tranquilidad… era un mar embravecido, cuyas olas nos estaban arrastrando a los abismos de placer que sólo los verdaderos enamorados pueden experimentar.
Sentí cómo jaló mis cabellos para acercarnos y besó mis labios para probar su propio placer, me lamió los labios, el mentón, las mejillas… súbitamente invirtió los papeles, me acostó sobre la cama y de un solo empuje, y sin que yo tuviera tiempo de reaccionar, se dejó caer en mí, soltando un grito mezclado con dolor y pasión.
Yo estaba enterrado en ella, completo, mi enorme y grueso falo podía sentir sus estrechas paredes apretándome… ella quedó unos momentos inertes sobre mí, mientras yo acariciaba su espalda y le musitaba las palabras más dulces y hermosas que se le puedan decir al amor de tu vida.
Pasados unos minutos, ella inició un leve vaivén, la dejé llevar el control… OMG, su humedad escurría entre mis piernas, la cabalgata lenta se hizo exigente, ella me estaba montando ya sin reparos, nuestros cuerpos mojados por todos lados, fluidos, sudor, todo entremezclado, me senté ligeramente para mamar sus senos, mientras ella echaba su cabeza hacia atrás.
Nuestros cuerpos perdieron toda noción de la Física… no existía la gravedad, nos elevábamos en busca del otro, casi flotábamos… sus cabellos, como cascada dorada, cayendo sobre mi pecho y rostro… y entonces, lo sentimos venir, estaba en camino… la giré bruscamente sobre el colchón, para quedar encima de ella, y me enterré profundamente en su entrada… la marcaría para siempre, sería mía en cuerpo y alma…
Nuestros gritos nos llevaron a la liberación, los te amos no se hicieron esperar y nuestras lágrimas fluyeron libremente, lágrimas de alegría, de liberación, de plenitud… le había hecho el amor a un hada, mi hada… ¿podía un simple terrenal aspirar a tanto? No lo sé ni me importaba, yo lo había logrado y era inmensamente feliz…
El ruido de un mensaje en mi celular me hizo despertar abruptamente… estaba sudado, y mojado… ¿qué? ¿Dónde estaba? Ah sí, mi cuarto, mi cama, tapé mi rostro con mis manos… ¡¡¡No lo puedo creer!!! Todo había sido un sueño, respiré profundo y muchas veces, hasta que mi corazón se tranquilizó… tomé el cel y leí el mensaje, sonreí y supe que mañana haría realidad mi más anhelante sueño…
Me levanté directo a ducharme, mientras en la cama quedaba el mensaje enviado por mi pecosa:
“Espero con ansias el día de mañana, donde ante Dios y los hombres, por fin seré tuya y tú serás mío…”
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Y ahí estaba ella, hermosa, radiante, etérea, sobrenatural… un ángel del cielo, no, no, un hada, perfecta, sublime… Con su vestido blanco viniendo hacia mí, sonriéndome sólo a mí y fui feliz, total y plenamente… entonces lo supe, esa noche la haría mía, en cuerpo y alma… cumpliría mis más oscuros deseos en su cuerpo virginal…
Y todo sucedió, ella en mis brazos, mirándome con ojos de amor, brillantes… la tomé de la mano y nos alejamos de todo y todos. Dejamos atrás la música, los invitados, nada importaba en ese momento… sólo ella y yo.
La llevé hasta la antigua cabaña, la que mandé a preparar para este día… corríamos… su risa cantarina inundaba mis oídos y me sentí flotar… era una hechicera, sus sonido me tenía cautivado… éramos felices.
Entramos riendo libremente por la travesura realizada, y entonces sucedió, ella me miró, con su rostro sonrojado, su piel caliente y húmeda por el sudor, sus ojos brillantes, y sus labios entreabiertos, en una clara invitación a besarla… y lo hice.
Lentamente me acerqué hasta ella, quien sólo me sonreía pícaramente… nunca la había visto así, tan libre, tan abierta, tan incitadora…
La besé, suavemente, como acariciando sus labios y su alma con los míos, tomé su rostro entre mis manos y acaricié con mis pulgares sus suaves mejillas… el besó empezó a tornarse más salvaje, visceral… mis manos se deslizaron hasta sus brazos y llegaron hasta su cintura acercándola a mi cuerpo… Mi entrepierna tenía rato de estar dura, rígida… necesitaba sosiego, y no se detendría hasta alcanzarlo.
Ella me atormentaba, creí que era yo quien tenía el poder, pero en sus manos, yo parecía un inexperto… ella acariciaba mi espalda de arriba a abajo; jalaba ardientemente mis cabellos para profundizar el beso… sus manos se posaron en mis nalgas y me empujó hacia ella, entonces nuestras intimidades entraron en contacto… ahhhh, por Dios, esta brujilla me haría explotar y ni siquiera estábamos cerca de haber empezado formalmente…
La separé lentamente de mí… ambos jadeábamos, nuestras respiraciones eran intensas, profundas, el aire nos faltaba, pero nada importaba… ni siquiera recordé servir el champagne con el cual se suponía que ella se relajaría y tendríamos nuestro primer brindis solitario como pareja.
La hice girar y, con toda parsimonia, bajé lentamente el cierre del vestido, rozando con mis manos, en el proceso, el costado de sus senos, su cintura, cadera y glúteos… ella temblaba, la sentía, yo sonreí de medio lado, me encantaba tenerla así…
El vestido cayó al suelo en un tumulto de tela, piedras y tul… coloqué mis manos sobre su cintura y la apegué a mi cuerpo, para que sintiera cómo me tenía… ella gimió sin prejuicios y se arqueó hacia mí… lamí lentamente su cuello, estaba salado a causa del sudor, pasé mis labios por su hombro y volví a subir esta vez sin detenerme, hasta llegar al lóbulo de su oreja, el cual succioné, el arete de presión de un hermoso diamante quedó dentro de mi boca, lo saqué y lo puse sobre la mesa más cercana, y procedí a hacer lo mismo del otro lado…
El cuerpo de mi esposa temblaba y casi convulsionaba, era tan receptiva, y estaba tan caliente que sentí como mi propia temperatura se elevaba al máximo.
Entonces ella se giró, decidida, espontánea… y me besó con pasión desbordada, sus senos aplastados por mi ancho pecho, y casi con desespero, empezó a arrancarme la ropa… el saco, la pajarita, la camisa… está por demás decir que me arrancó los botones, y los gemelos del saco no tengo idea de dónde cayeron…
Nuestros cuerpos se pegaron lo más que se pudo… creo que nos fusionamos, todo era piel contra piel… pero necesitábamos más… entonces desabroché su sostén blanco de encaje, en otro momento hubiera apreciado la hermosa lencería que había elegido para nuestra noche de bodas, pero ahora era lo que menos me apetecía, lo único que deseaba, era apreciar a mi futura mujer en toda su desnudez…
Y la ataqué, me fui directo a esos hermosos montículos de botones rosa que ansiaban mis labios… los succioné como cual recién nacido busca con ansias esa vital parte… los lamí, mordí, los acaparé entre mis manos, cabían a la perfección… ella ya estaba fuera de sí, sus caderas chocando descaradamente con las mías, buscando el desfogue, la liberación…
En un sorpresivo momento ella me empujó, apartándome de sus exquisitas montañas, destetándome, y yo quedé sorprendido, me sentí cual niño a quien le han quitado su dulce más preciado… pero ella no perdió tiempo, casi me arrancó el cinturón y bajó mis pantalones con todo y ropa interior… me miró con ojos chispeantes y agarró mi falo entre sus manos… --esta mujer me va a matar – pensé—inexpertamente hacía subir y bajar sus delicadas manos, llevándome al paraíso…
Cuando estaba seguro de que ya no podría más, terminé de quitarme los pantalones, calcetas y zapatos e hice lo mismo con las medias y zapatillas de ella, la cargué sin dejar de besar sus labios y la recosté suavemente en la cama… desgarré su delicado bikini de encaje y pude notar que se había rasurado y dejado sólo una T en sus rubios vellos… Me lo estaba dedicando y sentí a mi orgullo elevarse a lo más alto, y a mi amigo erguirse y engrosarse mucho más.
Sin contemplación, enterré mi rostro entre la perla escondida entre sus piernas y probé su sabor… era exquisito, suave y adictivo, como ella… sabía a pasión, a lujuria, era dulce y explosiva, una combinación que hizo que mis labios se demoraran en ella… la besé, soplé, lamí, e incluso mordí, llevándola al éxtasis, haciéndola gritar mi nombre, ríos y más ríos fluían de su entrada, regalándome más de su dulce néctar… estaba húmeda, chorreando, estaba tan lista que empecé a salivar imaginando el momento de enterrarme en ella.
Ya nada era parsimonioso, ya no había calma ni tranquilidad… era un mar embravecido, cuyas olas nos estaban arrastrando a los abismos de placer que sólo los verdaderos enamorados pueden experimentar.
Sentí cómo jaló mis cabellos para acercarnos y besó mis labios para probar su propio placer, me lamió los labios, el mentón, las mejillas… súbitamente invirtió los papeles, me acostó sobre la cama y de un solo empuje, y sin que yo tuviera tiempo de reaccionar, se dejó caer en mí, soltando un grito mezclado con dolor y pasión.
Yo estaba enterrado en ella, completo, mi enorme y grueso falo podía sentir sus estrechas paredes apretándome… ella quedó unos momentos inertes sobre mí, mientras yo acariciaba su espalda y le musitaba las palabras más dulces y hermosas que se le puedan decir al amor de tu vida.
Pasados unos minutos, ella inició un leve vaivén, la dejé llevar el control… OMG, su humedad escurría entre mis piernas, la cabalgata lenta se hizo exigente, ella me estaba montando ya sin reparos, nuestros cuerpos mojados por todos lados, fluidos, sudor, todo entremezclado, me senté ligeramente para mamar sus senos, mientras ella echaba su cabeza hacia atrás.
Nuestros cuerpos perdieron toda noción de la Física… no existía la gravedad, nos elevábamos en busca del otro, casi flotábamos… sus cabellos, como cascada dorada, cayendo sobre mi pecho y rostro… y entonces, lo sentimos venir, estaba en camino… la giré bruscamente sobre el colchón, para quedar encima de ella, y me enterré profundamente en su entrada… la marcaría para siempre, sería mía en cuerpo y alma…
Nuestros gritos nos llevaron a la liberación, los te amos no se hicieron esperar y nuestras lágrimas fluyeron libremente, lágrimas de alegría, de liberación, de plenitud… le había hecho el amor a un hada, mi hada… ¿podía un simple terrenal aspirar a tanto? No lo sé ni me importaba, yo lo había logrado y era inmensamente feliz…
El ruido de un mensaje en mi celular me hizo despertar abruptamente… estaba sudado, y mojado… ¿qué? ¿Dónde estaba? Ah sí, mi cuarto, mi cama, tapé mi rostro con mis manos… ¡¡¡No lo puedo creer!!! Todo había sido un sueño, respiré profundo y muchas veces, hasta que mi corazón se tranquilizó… tomé el cel y leí el mensaje, sonreí y supe que mañana haría realidad mi más anhelante sueño…
Me levanté directo a ducharme, mientras en la cama quedaba el mensaje enviado por mi pecosa:
“Espero con ansias el día de mañana, donde ante Dios y los hombres, por fin seré tuya y tú serás mío…”
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Última edición por Shey el Dom Abr 05, 2020 12:42 am, editado 1 vez