Hola chicas...
Con este minific le agradezco a Las Divinas Misticas el haberme invitado a escribir algo para olvidar un poco la situación que estamos pasando.
Cuando era niña la gente me preguntaba ¿ Que tipo de hombre me gustaría para casarme? Siempre soñé con un príncipe azúl, y claro era toda una niña que creía que los príncipes existían y que me casaría con uno pero ¡ Oh sorpresa! Los príncipes no existen. Sólo existen los hombres con defectos y virtudes. Saben hoy conocí a un hombre que por fuera parecía todo un Dios Griego pero en qué por dentro es todo un engreído... Las invito a leer el como lo conocí.
Un chico insoportable.
Hablar de Terence Granchester, no es nada fácil el fue mi dolor de cabeza en mis comienzos laborales, todavía recuerdo esa ocasión en la que entre por esa enorme puerta para acercarme a la recepción, tenía una cita con el patriarca Andley justo a las 2 de la tarde, el autobús no pasaba por lo tanto y como siempre iba unos minutos tarde, nada raro en mí.
Cuando llegué a dónde se encontraba la recepcionista, justo cuando iba abrir la boca para preguntar por el Señor Andley, un hombre se me adelantó, ¿ Está Albert? Era una voz tan sexy y varonil que hasta la piel se me puso chinita, al pensar que se sentiría que ese timbre sonará en mi oreja mientras me susurra palabras de amor.
Pero no, no me iba a dejar, vi el momento justo en que la recepcionista cambio su semblante frío por uno coqueto y en su rostro se dibujo una gran sonrisa.
Sí, si está puede pasar. Fue la respuesta de ella.
Voltee para ver al sonso que se me adelantó, si, si algo molesta porque note el cambio en la señorita. Pero fue un gran error mi mandíbula calló completamente al suelo al ver lo apuesto que era. “ Madre mía, era todo un Adonis” con esos ojos verdes o ¿ Azules? No sé los puedo distinguir bien y menos al contemplarlo de lado, ese hombre es todo un bombón.
De pronto y sin esperarlo me pregunta ¿ Cuando vas a dejar de escanearme? Mi boca se abría y cerraba tal cual pececito, note como el calor se me fue subiendo a todo el cuerpo hasta llegar a mi cabeza, dónde seguramente mis mejillas están completamente rojas.
¡ Cómo! Yo, yo. No pude decir absolutamente nada y el por primera vez se gira para quedar frente a mí y me dice.– valla, valla si estás tremendamente pecosa, se ríe al ver cómo cambia mi semblante de desconcierto a uno molestó.
¿ Qué? Eres un grosero. Conteste algo molesta y el simplemente suelta una carcajada que retumba por todo el lugar. Sí frunces la nariz, se te notan todavía más las pecas. – De verdad que eres insoportable, ¿ De que te sirve que te veas cómo todo un bombón si eres un engreído? Mi enojo hizo que soltará semejante declaración. – Valla, valla así que te parezco un bombón… Pecosa. Te puedo sugerir que cambies tú carácter ya que realmente eres muy graciosa al ver cómo se mueven esas manchitas en tu cara. Esto lo dijo mientras tocaba mi nariz y sentí cuando mis piernas temblaron por el contacto de su dedo.
Joven puede pasar el Señor Albert lo espera. Fue la recepcionista, la que hablo y en ese momento los dos nos giramos para verla.
Señorita usted se puede sentar, en aquel sillón en cuanto el Patriarca Andley se desocupe la podrá atender.
¡ Que! ¿ Pero cómo supo ella que yo venía con él? Sí ni tiempo me dio de preguntar.
Él hombre junto a mi levantó la mano en despedida y me dijo mientras se alejaba– Adiós pecosa, fue muy divertido conocer a alguien como tú.
Yo simplemente le saque la lengua y vi el momento en el que sonrió y se alejo.
Molesta por el mal trato que recibí, me fui a sentar. Y mientras estaba ahí observaba a la señorita que no dejaba de mirar ha dónde el hombre se fue.
¿ En verdad el amor nos hace ver cómo tontas?
Ya pasaban dos horas y yo me comenzaba a impacientar, me levanté y fui con la Señorita que no dejaba de verme, algo molesta. Al llegar a dónde estaba ella escuché una risa ya conocida y la voz del hombre que me pregunta ¿ Todavía está aquí, Señorita pecas? Hago un gesto de disgusto y me dirijo a la Señorita, la cuál ni si quiera me ve por estar mirando a la perfección de hombre frente a ella.
Gracias Alejandra, ya puede pasar la siguiente cita. ¡ Si, es que todavía está aquí! Dijo Terence con una sonrisa de lado.
Claro que estoy aquí pedazo de bobo, fue lo que le contesté al tipo ese que ya me estaba fastidiando. Justo cuando comenzaba a caminar el me detuvo del brazo y con su otra mano tomo mi barbilla mientras me decía. – Fue un placer conocerla, Señorita pecas. Las piernas me temblaron y no solo ellas pero no supe descifrar en ese momento si fue por qué ese engreído me ponía nerviosa o simplemente por lo molesta que estaba. No supe cómo reaccionar y lo único que se me ocurrió fue darle un pisotón en el pie para que me soltará. ¡ Aush! Se quejo él, pero no le di importancia en cuanto me soltó quise correr pero me dio pena por él hombre. Pero se lo merecía me decía la vocecilla en mi cabeza, pero del otro lado la otra vocecilla me decía muy mal Candices Withe pero ni modo ya estaba hecho y sin darme la vuelta para volver a verlo, seguí mi caminó no quería que mi conciencia me dijera que hice mal.
Señorita White! Pasé por favor me dijo el caballero rubio que estaba frente a mí, esté si era todo un caballero no como el patán que me encontré en la recepción. – perdone mi tardanza pero estaba con mi socio, el es parte muy importante de esté proyecto y tuvimos que arreglar ciertos detalles. Me imagino que se lo encontró en el caminó. Mi cara calló al suelo por lo avergonzada y sorprendida que estaba de saber que el engreído al que pise fuera mi jefe.
¿ Pasa algo, Señorita White? Se ha puesto roja de repente. ¡ Quizá siente algo de calor!
No, no, estoy bien gracias. Madre mía que me tragara la tierra y no me dejara salir nunca, por tonta.¿ Cómo fue que se me ocurrió darle tremendo pisotón? Bueno pues tendré que pedirle una disculpa.
No me había dado cuenta que me metí tanto en mis pensamientos, hasta que sentí una mano muy cálida tratando de darme un vaso con agua, el cual bebí sin detenerme, me sentía tan acalorada y abochornada. Que lo rojo de mi semblante se volvió carmesí.
¿ Ya está mejor?
Sí, si gracias.
Bueno pues como le decía. Mi colega y yo estamos pensando en abrir un consultorio aquí mismo para nuestros empleados, y el doctor Lenard nos dio excelentes recomendaciones de usted y por ese motivo queremos que trabaje para nosotros. Aquí tendrá todas las prestaciones de ley, más gastos médicos y como sabemos que usted viene de Chicago le estamos consiguiendo un departamento en la mejor zona de aquí, aparte de un automóvil para que se pueda trasladar sin problema, ¿ Que le parece? Fue lo que me dijo Albert Andley y yo sin poder creerlo todavía no podía contestar. Hasta que de pronto en mi rostro se me dibujo una sonrisa y de mi boca salió un sí.
Bueno pues muchas gracias por aceptar y estos días los tendrá libres para que se pueda instalar, así que nos vemos el lunes. Bienvenida a la empresa G.A
Continuara… Los personajes pertenecen a Mizuki-Igarashi. Más la historia si es mía Doralix G.
Con este minific le agradezco a Las Divinas Misticas el haberme invitado a escribir algo para olvidar un poco la situación que estamos pasando.
Cuando era niña la gente me preguntaba ¿ Que tipo de hombre me gustaría para casarme? Siempre soñé con un príncipe azúl, y claro era toda una niña que creía que los príncipes existían y que me casaría con uno pero ¡ Oh sorpresa! Los príncipes no existen. Sólo existen los hombres con defectos y virtudes. Saben hoy conocí a un hombre que por fuera parecía todo un Dios Griego pero en qué por dentro es todo un engreído... Las invito a leer el como lo conocí.
Un chico insoportable.
Hablar de Terence Granchester, no es nada fácil el fue mi dolor de cabeza en mis comienzos laborales, todavía recuerdo esa ocasión en la que entre por esa enorme puerta para acercarme a la recepción, tenía una cita con el patriarca Andley justo a las 2 de la tarde, el autobús no pasaba por lo tanto y como siempre iba unos minutos tarde, nada raro en mí.
Cuando llegué a dónde se encontraba la recepcionista, justo cuando iba abrir la boca para preguntar por el Señor Andley, un hombre se me adelantó, ¿ Está Albert? Era una voz tan sexy y varonil que hasta la piel se me puso chinita, al pensar que se sentiría que ese timbre sonará en mi oreja mientras me susurra palabras de amor.
Pero no, no me iba a dejar, vi el momento justo en que la recepcionista cambio su semblante frío por uno coqueto y en su rostro se dibujo una gran sonrisa.
Sí, si está puede pasar. Fue la respuesta de ella.
Voltee para ver al sonso que se me adelantó, si, si algo molesta porque note el cambio en la señorita. Pero fue un gran error mi mandíbula calló completamente al suelo al ver lo apuesto que era. “ Madre mía, era todo un Adonis” con esos ojos verdes o ¿ Azules? No sé los puedo distinguir bien y menos al contemplarlo de lado, ese hombre es todo un bombón.
De pronto y sin esperarlo me pregunta ¿ Cuando vas a dejar de escanearme? Mi boca se abría y cerraba tal cual pececito, note como el calor se me fue subiendo a todo el cuerpo hasta llegar a mi cabeza, dónde seguramente mis mejillas están completamente rojas.
¡ Cómo! Yo, yo. No pude decir absolutamente nada y el por primera vez se gira para quedar frente a mí y me dice.– valla, valla si estás tremendamente pecosa, se ríe al ver cómo cambia mi semblante de desconcierto a uno molestó.
¿ Qué? Eres un grosero. Conteste algo molesta y el simplemente suelta una carcajada que retumba por todo el lugar. Sí frunces la nariz, se te notan todavía más las pecas. – De verdad que eres insoportable, ¿ De que te sirve que te veas cómo todo un bombón si eres un engreído? Mi enojo hizo que soltará semejante declaración. – Valla, valla así que te parezco un bombón… Pecosa. Te puedo sugerir que cambies tú carácter ya que realmente eres muy graciosa al ver cómo se mueven esas manchitas en tu cara. Esto lo dijo mientras tocaba mi nariz y sentí cuando mis piernas temblaron por el contacto de su dedo.
Joven puede pasar el Señor Albert lo espera. Fue la recepcionista, la que hablo y en ese momento los dos nos giramos para verla.
Señorita usted se puede sentar, en aquel sillón en cuanto el Patriarca Andley se desocupe la podrá atender.
¡ Que! ¿ Pero cómo supo ella que yo venía con él? Sí ni tiempo me dio de preguntar.
Él hombre junto a mi levantó la mano en despedida y me dijo mientras se alejaba– Adiós pecosa, fue muy divertido conocer a alguien como tú.
Yo simplemente le saque la lengua y vi el momento en el que sonrió y se alejo.
Molesta por el mal trato que recibí, me fui a sentar. Y mientras estaba ahí observaba a la señorita que no dejaba de mirar ha dónde el hombre se fue.
¿ En verdad el amor nos hace ver cómo tontas?
Ya pasaban dos horas y yo me comenzaba a impacientar, me levanté y fui con la Señorita que no dejaba de verme, algo molesta. Al llegar a dónde estaba ella escuché una risa ya conocida y la voz del hombre que me pregunta ¿ Todavía está aquí, Señorita pecas? Hago un gesto de disgusto y me dirijo a la Señorita, la cuál ni si quiera me ve por estar mirando a la perfección de hombre frente a ella.
Gracias Alejandra, ya puede pasar la siguiente cita. ¡ Si, es que todavía está aquí! Dijo Terence con una sonrisa de lado.
Claro que estoy aquí pedazo de bobo, fue lo que le contesté al tipo ese que ya me estaba fastidiando. Justo cuando comenzaba a caminar el me detuvo del brazo y con su otra mano tomo mi barbilla mientras me decía. – Fue un placer conocerla, Señorita pecas. Las piernas me temblaron y no solo ellas pero no supe descifrar en ese momento si fue por qué ese engreído me ponía nerviosa o simplemente por lo molesta que estaba. No supe cómo reaccionar y lo único que se me ocurrió fue darle un pisotón en el pie para que me soltará. ¡ Aush! Se quejo él, pero no le di importancia en cuanto me soltó quise correr pero me dio pena por él hombre. Pero se lo merecía me decía la vocecilla en mi cabeza, pero del otro lado la otra vocecilla me decía muy mal Candices Withe pero ni modo ya estaba hecho y sin darme la vuelta para volver a verlo, seguí mi caminó no quería que mi conciencia me dijera que hice mal.
Señorita White! Pasé por favor me dijo el caballero rubio que estaba frente a mí, esté si era todo un caballero no como el patán que me encontré en la recepción. – perdone mi tardanza pero estaba con mi socio, el es parte muy importante de esté proyecto y tuvimos que arreglar ciertos detalles. Me imagino que se lo encontró en el caminó. Mi cara calló al suelo por lo avergonzada y sorprendida que estaba de saber que el engreído al que pise fuera mi jefe.
¿ Pasa algo, Señorita White? Se ha puesto roja de repente. ¡ Quizá siente algo de calor!
No, no, estoy bien gracias. Madre mía que me tragara la tierra y no me dejara salir nunca, por tonta.¿ Cómo fue que se me ocurrió darle tremendo pisotón? Bueno pues tendré que pedirle una disculpa.
No me había dado cuenta que me metí tanto en mis pensamientos, hasta que sentí una mano muy cálida tratando de darme un vaso con agua, el cual bebí sin detenerme, me sentía tan acalorada y abochornada. Que lo rojo de mi semblante se volvió carmesí.
¿ Ya está mejor?
Sí, si gracias.
Bueno pues como le decía. Mi colega y yo estamos pensando en abrir un consultorio aquí mismo para nuestros empleados, y el doctor Lenard nos dio excelentes recomendaciones de usted y por ese motivo queremos que trabaje para nosotros. Aquí tendrá todas las prestaciones de ley, más gastos médicos y como sabemos que usted viene de Chicago le estamos consiguiendo un departamento en la mejor zona de aquí, aparte de un automóvil para que se pueda trasladar sin problema, ¿ Que le parece? Fue lo que me dijo Albert Andley y yo sin poder creerlo todavía no podía contestar. Hasta que de pronto en mi rostro se me dibujo una sonrisa y de mi boca salió un sí.
Bueno pues muchas gracias por aceptar y estos días los tendrá libres para que se pueda instalar, así que nos vemos el lunes. Bienvenida a la empresa G.A
Continuara… Los personajes pertenecen a Mizuki-Igarashi. Más la historia si es mía Doralix G.