Hola chicas!!! Aquí con el segundo capítulo de Odiando al Amor.
Ya saben los personajes pertenecen a Mizuki-Igarashi.
Esperó que les guste y me dejen su comentario. Gracias.
Jajaja Hablar de Candice White, esa mujer es como una patada en el trasero, yo no sé en qué momento me convenció el pelos de elote de contratarla, bueno en realidad lo recuerdo muy bien. Fue ese momento en que me mostró su fotografía y como me hablaba maravillas de ella, como que era muy paciente con los niños y las personas que necesitaban de ella. La vi y en ese momento me pareció ver un ángel, pero no, no era así, si es todo lo contrario es una Pecosa gruñona, una diabla con los cuernos escondidos y la cola bueno esa si se asoma.
Pero no sé porque motivo me gusta verla, aunque ahora me cuido de sus pisotones, no entiendo cómo algo tan chiquito puede hacer tanto daño, miren que mi dedo gordo duró casi 15 días morado. Tuve que ir con un doctor para que me diera algo para el dolor y desinflamar. Se preguntaran. ¿ Sí me pidió disculpas? Les diré que lo intento mire su carita sonrojada y me pareció ver a la mujer más hermosa del mundo, me la imaginé en mis brazos con ese tono carmesí cada vez que llega a un orgasmo, y me deleite pensando que sería por mi, cuando me di cuenta que mi cuerpo comenzaba a sentir los estragos de esos pensamientos, me puse de mal humor y antes de salir voltee a ver a mi amigo Albert y a una desconcertada Candice. Pero no iba a permitir que esa mujercita hablara, aún me dolía mi dedo y ese era motivo suficiente para tenerle algo de rencor.
Cada vez que la veo disfruto mucho pelear con ella, esa mujer simplemente hace como que me ignora, en una ocasión iba ella delante de mí, cuando llegó al elevador al cuál yo también iba a subir simplemente con una sonrisa y levantando su mano me dijo adiós, condenada chaparra pecosa. No le da miedo que la despida.
Me encanta pelear con ella, pero más me encantaría llevarla a la cama, pero no se puede, el trabajo no se mezcla con el placer y ni creo que ella me haga caso, cada vez está más gruñona conmigo. Esa Pecosa no tiene miedo a que la despida, todos me temen menos ella, ella simplemente me reta ya sea con palabras o con su hermosa mirada. Esa sonrisa burlona me fascina, está mujer definitivamente me está volviendo loco, es con la única que a pesar de nuestras peleas me siento bien. ¿ Será que me estoy enamorando? ¿ Pero que es el Amor? El amor lo desquicia a uno, no me puedo concentrar en lo que hago cada día se me hace más difícil, estar cerca de ella, el estarla molestando ya no me hace tan feliz, en realidad lo que quiero es abrazarla y acunarla entre mis brazos, y más cuándo la veo llorar por algún paciente que no tiene cura, es tan sensible mi pecosa, sí mía y de ningún otro. Maldita sea la regla que puse en el trabajo de no amoríos entre los mismos trabajadores de la empresa. Cualquier pareja que se le vea muy junta aún fuera de la empresa, será despedida. Esa regla la puse por el incesante acosó de Susana Marlow.
Esa mujer en verdad no tiene dignidad, si no fuera porque es socia, definitivamente la despediría. Pero la empresa resultaría muy dañada si se llega a dar de baja.
Hace unos días se me vino la loca idea de preparar un día de campo con todos los empleados, yo simplemente quiero estar cerca de Candice y hacerla enojar o reír, el chiste es ver cómo bailan sus pecas cada vez que hace muecas con su cara, no sé en qué momento me llegue a fijar en sus pecas, bueno si, para que me hago loco fue desde la primera vez que la vi, se me hicieron tan tiernos sus gestos que simplemente no podía dejar de mirarla aún con su disgusto.
Saben ella trepa árboles cuando cree que nadie la ve, siempre durante la hora de comida sube a uno y ahí está pensativa, me llama la atención la agilidad con la que sube y baja de ese enorme árbol, en una ocasión me deleite viendo cómo ella misma se hacía preguntas y se las contestaba me quise concentrar en los papeles que leía pero simplemente no pude, así que baje y fui a dónde ella se encontraba. Mírenla parece una Tarzán con pecas y ahora que va de bajada se ve mucho mejor. Le iba a preguntar ¿ Que hacía trepada ahí? Pero simplemente no me animé ya que si le hablaba la podría distraer. Me acerque lo más que pude y cuando ella tocó el suelo y se dio la vuelta para echar a correr como siempre lo hacia topo conmigo y al suelo fue a dar, callo de puro sentón me quise reír pero en ese instante la escuche cuando dijo pedazo de ( pip) simplemente solté tremenda carcajada al mismo tiempo que dije– valla no sabía que aparte de ser doctora ¡también le hace la competencia a Tarzán! En ese momento ella se levantó como resorte, levanto la cabeza algo avergonzada y con una mano se tapo la boca me imagino que recordó lo que me había dicho.
Después de eso comenzó a mover su boca pero de está nada salía sus pecas se veían mucho más hermosas cuando su rostro se ponía de ese color rojo intenso así que puse mi dedo en la barbilla como pensando en cuál seria su apodo y ella me miró algo asustada pensaría que la iba a correr, y yo simplemente tratando de quitarle ese miedo le comencé a decir Señorita pecas, Tarzán con peca. Suena bien mmm no mejor doctora pecas. – ¿ Y que es todo lo que está diciendo? Me preguntó y yo simplemente con una sonrisa burlona le dije; es tu nuevo nombre. –¿Queee? Mi nombre es Candice White Andrew. —Si, pero me gusta más el que yo te puse “Señorita Tarzán con Pecas” y con un guiño de ojo termine de decirle su apodó. Ella se puso furiosa sus ojos parecía que me lanzaban fuego y su nariz la movía de una forma muy graciosa que hacía bailar sus pecas, con ese danzar de sus pequeñas manchas, me imaginé la música de la película de Rocky Balboa a ese ritmo se movían. Estaba realmente embelesado viendo lo graciosa y hermosa que se veía cuando escuché su voz que me decía—¿ Y porque semejante apodo? — yo como todo un poeta le comencé a decir– una mona vestida de blanco baja de un árbol con la destreza de Tarzán y llega al piso sin ni un solo rasguño. Ella sonríe y hace una mueca graciosa al mismo tiempo que saca la lengua coloca su mano en su cabeza y simplemente dice—Pero me llamo Candice White Andrew. — Está bien Señorita Pecas. Y sin más ella corre con dirección al pequeño consultorio, mientras yo embelesado la sigo hasta que la pierdo de vista.
Continuara…
Ya saben los personajes pertenecen a Mizuki-Igarashi.
Esperó que les guste y me dejen su comentario. Gracias.
Odiando al Amor.
Pecosa Gruñona.
Jajaja Hablar de Candice White, esa mujer es como una patada en el trasero, yo no sé en qué momento me convenció el pelos de elote de contratarla, bueno en realidad lo recuerdo muy bien. Fue ese momento en que me mostró su fotografía y como me hablaba maravillas de ella, como que era muy paciente con los niños y las personas que necesitaban de ella. La vi y en ese momento me pareció ver un ángel, pero no, no era así, si es todo lo contrario es una Pecosa gruñona, una diabla con los cuernos escondidos y la cola bueno esa si se asoma.
Pero no sé porque motivo me gusta verla, aunque ahora me cuido de sus pisotones, no entiendo cómo algo tan chiquito puede hacer tanto daño, miren que mi dedo gordo duró casi 15 días morado. Tuve que ir con un doctor para que me diera algo para el dolor y desinflamar. Se preguntaran. ¿ Sí me pidió disculpas? Les diré que lo intento mire su carita sonrojada y me pareció ver a la mujer más hermosa del mundo, me la imaginé en mis brazos con ese tono carmesí cada vez que llega a un orgasmo, y me deleite pensando que sería por mi, cuando me di cuenta que mi cuerpo comenzaba a sentir los estragos de esos pensamientos, me puse de mal humor y antes de salir voltee a ver a mi amigo Albert y a una desconcertada Candice. Pero no iba a permitir que esa mujercita hablara, aún me dolía mi dedo y ese era motivo suficiente para tenerle algo de rencor.
Cada vez que la veo disfruto mucho pelear con ella, esa mujer simplemente hace como que me ignora, en una ocasión iba ella delante de mí, cuando llegó al elevador al cuál yo también iba a subir simplemente con una sonrisa y levantando su mano me dijo adiós, condenada chaparra pecosa. No le da miedo que la despida.
Me encanta pelear con ella, pero más me encantaría llevarla a la cama, pero no se puede, el trabajo no se mezcla con el placer y ni creo que ella me haga caso, cada vez está más gruñona conmigo. Esa Pecosa no tiene miedo a que la despida, todos me temen menos ella, ella simplemente me reta ya sea con palabras o con su hermosa mirada. Esa sonrisa burlona me fascina, está mujer definitivamente me está volviendo loco, es con la única que a pesar de nuestras peleas me siento bien. ¿ Será que me estoy enamorando? ¿ Pero que es el Amor? El amor lo desquicia a uno, no me puedo concentrar en lo que hago cada día se me hace más difícil, estar cerca de ella, el estarla molestando ya no me hace tan feliz, en realidad lo que quiero es abrazarla y acunarla entre mis brazos, y más cuándo la veo llorar por algún paciente que no tiene cura, es tan sensible mi pecosa, sí mía y de ningún otro. Maldita sea la regla que puse en el trabajo de no amoríos entre los mismos trabajadores de la empresa. Cualquier pareja que se le vea muy junta aún fuera de la empresa, será despedida. Esa regla la puse por el incesante acosó de Susana Marlow.
Esa mujer en verdad no tiene dignidad, si no fuera porque es socia, definitivamente la despediría. Pero la empresa resultaría muy dañada si se llega a dar de baja.
Hace unos días se me vino la loca idea de preparar un día de campo con todos los empleados, yo simplemente quiero estar cerca de Candice y hacerla enojar o reír, el chiste es ver cómo bailan sus pecas cada vez que hace muecas con su cara, no sé en qué momento me llegue a fijar en sus pecas, bueno si, para que me hago loco fue desde la primera vez que la vi, se me hicieron tan tiernos sus gestos que simplemente no podía dejar de mirarla aún con su disgusto.
Saben ella trepa árboles cuando cree que nadie la ve, siempre durante la hora de comida sube a uno y ahí está pensativa, me llama la atención la agilidad con la que sube y baja de ese enorme árbol, en una ocasión me deleite viendo cómo ella misma se hacía preguntas y se las contestaba me quise concentrar en los papeles que leía pero simplemente no pude, así que baje y fui a dónde ella se encontraba. Mírenla parece una Tarzán con pecas y ahora que va de bajada se ve mucho mejor. Le iba a preguntar ¿ Que hacía trepada ahí? Pero simplemente no me animé ya que si le hablaba la podría distraer. Me acerque lo más que pude y cuando ella tocó el suelo y se dio la vuelta para echar a correr como siempre lo hacia topo conmigo y al suelo fue a dar, callo de puro sentón me quise reír pero en ese instante la escuche cuando dijo pedazo de ( pip) simplemente solté tremenda carcajada al mismo tiempo que dije– valla no sabía que aparte de ser doctora ¡también le hace la competencia a Tarzán! En ese momento ella se levantó como resorte, levanto la cabeza algo avergonzada y con una mano se tapo la boca me imagino que recordó lo que me había dicho.
Después de eso comenzó a mover su boca pero de está nada salía sus pecas se veían mucho más hermosas cuando su rostro se ponía de ese color rojo intenso así que puse mi dedo en la barbilla como pensando en cuál seria su apodo y ella me miró algo asustada pensaría que la iba a correr, y yo simplemente tratando de quitarle ese miedo le comencé a decir Señorita pecas, Tarzán con peca. Suena bien mmm no mejor doctora pecas. – ¿ Y que es todo lo que está diciendo? Me preguntó y yo simplemente con una sonrisa burlona le dije; es tu nuevo nombre. –¿Queee? Mi nombre es Candice White Andrew. —Si, pero me gusta más el que yo te puse “Señorita Tarzán con Pecas” y con un guiño de ojo termine de decirle su apodó. Ella se puso furiosa sus ojos parecía que me lanzaban fuego y su nariz la movía de una forma muy graciosa que hacía bailar sus pecas, con ese danzar de sus pequeñas manchas, me imaginé la música de la película de Rocky Balboa a ese ritmo se movían. Estaba realmente embelesado viendo lo graciosa y hermosa que se veía cuando escuché su voz que me decía—¿ Y porque semejante apodo? — yo como todo un poeta le comencé a decir– una mona vestida de blanco baja de un árbol con la destreza de Tarzán y llega al piso sin ni un solo rasguño. Ella sonríe y hace una mueca graciosa al mismo tiempo que saca la lengua coloca su mano en su cabeza y simplemente dice—Pero me llamo Candice White Andrew. — Está bien Señorita Pecas. Y sin más ella corre con dirección al pequeño consultorio, mientras yo embelesado la sigo hasta que la pierdo de vista.
Continuara…