Azul
Mientras algunas autoras se están exprimiendo las neuronas viendo cómo escribir algunos retos, una mujer hace acto de presencia en la estancia donde están… con un hermoso vestido de falda amplia de color azul marino, pero tan marino que casi parece negro, y volante de encajes en sus mangas; carraspea un par de veces para llamar la atención de todas
-ejem, ejem… por favor…
Todas dejan de hacer y pensar un momento para atender a la señora entrada en años, su rostro adornando con unas cuantas arrugas y el cabello canoso
-Abuela Martha ¿qué hace aquí?
-Después de haber cumplido mi sueño de asistir a una clase, gracias a la ayuda de la amiga mi querida nieta… ahora quiero cumplir otro sueño
-¿y cuál es ese sueño?
Se escuchó preguntar, las demás asienten con la cabeza pues comparten la misma interrogante, aunque no lo hayan verbalizado
-En agradecimiento por todo el esfuerzo que estáis haciendo en esta guerra florida, os voy a cantar… jum, jum, jum
Todas se miran unas a otras porque no dan crédito a lo han oído… de repente, la abuela se acerca el micrófono a los labios y la sorpresa de algunas aumenta porque no saben de dónde lo ha sacado… entonces la mujer empieza a cantar a todo pulmón y con mucho garbooo
-Azul, y es que este amor es azul como el mar y la ola que nos revolcó
Azul, como de tu mirada nació mi ilusión
Azul como una lagrima cuando hay perdón
Tan puro y tan azul que me han vuelto el corazón
Las risas se dejan escuchar y todas vuelven su mirada dónde está Cherry bien tranquila con unos pompones siguiendo la melodía
-Soy la leche… en un solo movimiento he hecho varios retos hehehe, el azul de Isabel, las olas de Gezabel, la mujer de negro de Wndy, aprovechando el mío con la abuela hehehe ¡qué lista que soy! Palmaditas para mí Hahahaha
La mujer sigue moviendo sus pompones con sentimiento mientras que Martha continúa su canto
-Es que este amor es azul como el mar y otra ola que te revolcó
Azul, como el azul del cielo nació entre los dos
Azul, como el lucero de nuestra pasión
Un manantial azul que me llena de amor
De repente el sonido de una cierra llenó el lugar y todas empezaron a temblar
-¡como sigas haciendo trampa te vas a recoger en trocitos y con cada uno vas a hacer un reto en lo que queda de guerra Cherry!
Ante la cara de seriedad de Geza, Cherry no puede más que salir corriendo…
-¡Vale, vale! Ahora voy… jooo… y yo que les había preparado el concierto con ilusión hehehe
Y la Gezabel junto con Igzell, Isabel, Marthita y Wendy… se parten la caja de la risa al ver como la chica sale pitando leches cual Espidy Gonzales.
Bueno vale… ahora sí me pongo sería… ahí va el reto de verdad.
¿Se puede comer?
By Cherry
En el salón de su residencia, disfruta de un delicioso té de frutos rojos mientras hace calcetas con el ganchillo. Su nieta ha salido a la estación de trenes para recoger a sus amigos que han llegado a Florida para visitarles. Cerca de las diez de la mañana el coche regresa trayendo consigo a Patty, Anny, Candy, Archy, Stear, y Terry. La mujer se levanta de su butaca favorita y se dirige a la entrada para darles la bienvenida
-¡Abuela Martha! Qué alegría verla
-Hola Candy, yo también me alegro de verte… sin duda el amor te tiene muy hermosa
-Abuela, por favor… no diga esas cosas que me sonrojo
-Ay, Candy… con lo lista que eres y te preocupas por ese detalle… por favor pasen, siéntanse como en su casa… bienvenida Anny, señorito Stear, mi querida Patty está muy feliz de que pase unos días con nosotras
-Y yo estoy encantado abuela Martha
Le contesta el joven mientras le entrega un cálido abrazo. El mismo gesto se repite con los demás. Luego de indicarles cuál sería la habitación de cada uno de ellos, las chicas se fueron a la cocina para preparar ellas mismas la comida, como lo hicieron aquella madrugada en escocia mientras los chicos estaban en el andar arreglando la avioneta. Al igual que en esa ocasión, sólo disponían de una noche para compartir todos, pues Terry solo tenía una noche para estar en Florida, antes de tener que verse en la obligación de regresar a Nueva York y terminar con la gira de la obra “El Rey Lear”
La abuela, como era de esperar, decide acompañarles… y entre cháchara y cháchara, bromita por aquí y despiste por allá, las termina liando a todas y se les va el santo al cielo, ya mismo es la hora de la comida. Candy estaba terminando de preparar la crema con la que rellenará el pastel, Anny monta los canelones y Patricia revisa la receta por centésima vez para corroborar que no ha olvidado nada.
-Abuela, aquí dice que debo amarrar el apio para que sea más fácil extraer antes de triturar las patatas y el puerro
-Muy bien… hazlo Patty ¿Qué esperas?
-Es que no sé con qué hacerlo
-Está bien, yo te lo doy
Le complace la abuela mientras se acerca al fogón donde está ella removiendo el contenido; despreocupada deja sobre la tabla su aguja y lana con el que estaba haciendo el punto para revisar lo que su nieta remenea y puntualiza
-Hay que darse prisa porque esto ya casi está
Y es entonces que sale de la cocina para preguntarle a una de las muchachas de servicio en dónde es que está el hilo de cocina. Tras veinte minutos regresó muy contenta trayendo en sus manos la taza de té que estaba bebiendo antes, por lo visto se había olvidado lo que le habían encargado. Pero no se percató, ya que Candy estaba decorando con nata y fresas el pastel, Anny observaba que el queso de los canelones se hubiese gratinado y Patty vertía la crema en la fuente específicamente para ese uso.
-Abuela Martha, la comida ya está lista… podría decirles a los chicos que pasen al comedor ¿Por favor?
-Con gusto Candy… ahora vuelvo
-Muy bien chicas… llevemos las cosas
Motiva la rubia a sus amigas, quienes estaban tan nerviosas e ilusionadas como aquella noche en escocia. Los chicos, expectantes, tomaron asiento donde la abuela les indicaba y acto seguido desfilaban Patty, Candy y Anny con lo que habían preparado.
Pero la cara de asombro de todos fue mayúscula, una vez que Patty terminara de servir a cada uno la crema que había preparado; Terry miraba con desconfianza su plato, introducía la cuchara y la levantaba para examinar el espesor del líquido. Archie estaba con los ojos como plato, con lo exquisito que es él para probar cualquier cosa nueva, temía darle siquiera el primer sorbo. Pero Stear estaba pálido, con un gran nudo en su garganta y sudando frío.
-¿Estás seguro que esto se puede comer? Patty
-¡¡Terry!! ¿Cómo se te ocurre?
Le increpó la rubia… no quería que le hiciera un desaire a su amiga, después de haber sufrido lo suyo para poder preparar algo con todo el amor del mundo
-Lo siento Candy… pero por una vez, estoy de acuerdo con Terry
-Archy. Cállate quieres
-¿Pero es que no la has visto bien Candy? ¡Esta crema es azul!
Intenta contener un poco la risa el castaño ante el comentario, la rubia lo mira muy serio
-Pues te puedo asegurar que ella ha seguido al pie de la letra las indicaciones de la rece
-¿Y en el libro decía algo de que terminaría siendo azul?
-¡Cállate Terry!
-Tranquila Candy, no hace falta que me defiendas… en realidad, la… la única opinión que importa… es… es la de Stear
Agrega la castaña toda vergonzosa, porque esa es su realidad… el único que le importa es él… todos posaron sus ojos en él, más presión no puede ejercer.
-Está bien, lo probaré
Y diciendo esto levanta la cuchara con intención de llevarla a su boca, cuando escucha
-Ay, ay, ay, ay pobre de mi hermano
-Un gusto haberte conocido colega
-¡Terry, no seas tan odioso!
-Mmmm de-delicioso Patty, está muy rico – pero cuando nos casemos buscaré cómo alejarte de la cocina
La castaña no puede estás más feliz y hace lo mismo que él y prueba su comida… no tiene mal sabor, pero… hay algo… tiene un toque de no sé cuá que no termina de descifrar
-Patty, querida… ¿Con qué le diste este color?
-Con nada en especial abuela… simplemente tomó este color después que atara el apio con el cordón que dejaste sobre la tabla
La abuela y Candy sonríen nerviosas al caer en cuenta que… por error había usado un trozo de lana con el se estaba haciendo la calceta. Terry desechó de buenas a primeras probar eso. Por lo que Anny le sirvió en su plato lo que ella había hecho. Al igual que lo anterior fue sometido a su exhaustivo escrutinio, cuando la rubia entiende perfectamente la interrogante en su frente que dice ¿Esto se puede comer? Y antes de que diga nada le dice
-Ni se te ocurra Terry
-¿Pero si no he dicho nada? Me duele tu desconfianza Candy
-No hace falta que digas nada, tu ceño lo dice todo
-Hahahaha Candy, lo que pasa es que prefiero, que, si tengo que dar un primer bocado, sea de lo que tú has preparado
-¡ay, qué lindo!
Le secundo la abuela
-Y tienes razón… toma querido… y un buen trozo, porque lo hizo Candy para ti
La rubia se sonrojó por el comentario y desvió la mirada; el castaño le hace un guiño de complicidad a la abuela y prueba el pastel
-Mmmm delicioso
-¿De verdad?
-Sí… ya me podrías hacer uno todos los días en Nueva York
Le sugiere a la vez que le toca la nariz, las mejillas de ella no pueden arder más de la vergüenza, de solo recordar la insinuación que le hizo Terry de que lo acompañe unos días a su ciudad. Las risas hicieron eco para traerlos de vuelta con los demás, quienes intentaron pasar con el mejor semblante cada bocado.
La tarde siguió entre risas y anécdotas por parte de la abuela, hasta empezaron a caer uno por uno, presos de un malestar estomacal. Candy cuidó de ellos toda la noche, por lo que su conciencia no le permitía dejarlos para irse con Terry cuando estaban enfermos, y él tan compresivo, no le presionó y al día siguiente, temprano regresaba a la estación. Solo.
-Que tengas buen viaje Terry
-Gracias Candy… recuerda… te estaré esperando en Nueva York, para cuando quieras ir. Y si te hace falta una buena excusa, te la puedo conseguir
-Prometo visitarte. Hasta luego
Y con ese simple saludo lo vió partir, albergando en su corazón que ese viaje se diera, y pronto.