En el Mandala café se podía percibir el ambiente festivo, se habían logrado los objetivos. Las pruebas más difíciles habían sido superadas y se habían formado nuevas alianzas que las harían aún más fuertes en las batallas por venir. Justamente el motivo de fiesta era celebrar la llegada de La Divina Kitri quien junto con su poderoso unicornio llegó partiendo plaza con su arte, sus letras que removieron memorias del pasado, de una realidad alterna en la que su Emperador empezaba a recordar la raíz de su origen.
CICATRICES DE UN ALMA REBELDE
"DELIRIO Y CONMOCIÓN"
CH. 7
James y sus amigos estaban en el último año de la preparatoria. Él tenía muchos sueños, de los cuales entendía que para poderlos lograr debía poner todo su empeño y trabajar duro. El primero era bailar, pero lo sentía como algo lejano, ya que para poderse dedicar de manera profesional a esta pasión suya muchas cosas se tenían que acomodar, la más importante, el bienestar de su familia. A menudo su lado soñador peleaba con su lado realista y este último era el que ganaba la partida, eso lo agobiaba, no podía dejar de pensar que estaba viviendo en un sueño, una realidad que no era la suya. Aunque se sentía agradecido de tener a Lilly a Jimmy y la demás gente que le importaba en su vida, inevitablemente sus pensamientos volaban a la raíz de todo, hacia sus orígenes de los cuales no tenía la más mínima idea. Sus pesadillas habían incrementado en frecuencia e intensidad últimamente. Se despertaba añorante de algo o alguien a quien sentía que había perdido. El combativo joven jamás compartía estos pensamientos con nadie, tal vez con las vías del tren donde tenía la sensación que para él todo había empezado. Recorriendo esas maderas sentía que recuperaba algo de su procedencia.
Otro de sus sueños secretos era estudiar ingeniería, aunque sabía perfectamente que su situación económica no era ni cercanamente decente, había mantenido un promedio alto, el segundo mejor de la generación, y sin ninguna falla en las clases, en la mañana iba a la escuela y pasaba toda la tarde trabajando con Al en el taller. James tenía un poco más de 7 años trabajando con él, era su muchacho de confianza, Al a pesar de ser un hombre joven, ha sido lo más cercano a una figura paterna con quién siempre ha contado James en su corta y angustiante vida, de no ser por él, el solitario joven definitivamente andaría en muy malos pasos, posiblemente muerto o encerrado en una correccional.
Memphis Tennessee 1945
Después de que Frank Larson salió de la vida de la familia por la amenaza de su “hijo” James de 8 años Lilly, pudo comprar una máquina de coser usada y trabajaba en su casa haciendo reparaciones de ropa y costuras. Aun así, tenía serios problemas económicos. Ella nunca lo supo, pero a sus hijos los molestaban en la escuela por la ropa que usaban que era remendada de segunda mano esto dio pie a múltiples peleas de James para defenderse a sí mismo y a Jimmy de sus acosadores ganándole así su fama de rebelde. A pesar de trabajar día y noche, la joven madre apenas lograba reunir el dinero suficiente para pagar la renta y comprar alimentos. Un día, el aguerrido James cansado de no ser capaz de ayudarla se encaminó a la calle, decidido recorrió los diferentes locales del vecindario pidiendo una oportunidad de trabajo. Las noticias se esparcen rápidamente, y muchos aunque admiraban su valentía, desconfiaban del niño que había corrido a su padre a punta de escopeta. No teniendo éxito casi al final de ese extenuante día, es que se decidió ir al lugar en donde a veces pasaba sus tardes, el taller de Al, porque además de que tenía una fascinación con los coches y le intrigaba el funcionamiento de los motores, él necesitaba un trabajo y estaba determinado a no regresar a casa hasta conseguirlo.
—James, ¿Qué pasa? Es muy tarde para que estés fuera de tu casa
James no se caracterizaba por ser un niño alegre, pero ese día Al escuchó su voz aún más seria y apagada de lo normal.
—Yo…yo quisiera pedirte — decía James un poco nervioso— Déjame trabajar contigo, no tengo a quién más recurrir, sé que mi madre come muy poco o simplemente no come para alimentarnos a nosotros, hay días en que no puedo dormir porque tengo demasiada hambre, Jimmy ni siquiera sabe lo que es haber probado un pastel en su vida, y yo, yo debo encargarme de ellos, ellos dependen de mí, nadie más va a ayudarnos…
Al seguía escuchando al muchacho. En esos momentos, y solo en esos momentos dudaba en regresar a su antigua vida para poder ayudar a esos niños y hacerse cargo de la hermosa Lilly, pero él sabía que ella a pesar de esa miserable forma de vivir, jamás aceptaría su ayuda menos su compañía, la dama en cuestión era noble de sentimientos y de reputación intachable.
Cuando escuchó bajo qué circunstancias era que apenas había quedado libre de su abusivo esposo, tuvo ganas de rastrear al maldito para hacer que todo el peso de la envergadura de su familia cayera sobre él, pero sería una total hipocresía de su parte el valerse de esos medios para hacerlo. Constantemente iba a que Lilly le arreglara su ropa, aunque siempre debía imaginar nuevas formas de rasgar o romper sus prendas para justificar la frecuencia con la que asistía.
Cuando por fin el niño acabó su discurso de porqué debería emplearlo, Al lo llevó a sentarse en un sillón que tenía en el taller, entró a la pequeña cocineta y sacó un sándwich de roastbeef y una Coca-Cola.
—Come James…— Al observo como los ojos del pequeño brillaron por un momento, pero se volvieron a endurecer como el alma vieja que lo representaba como si hubiera vivido demasiadas vicisitudes en su corta vida.
—Disculpa, tal vez no me entendiste, he venido a pedir trabajo—Podía ver claramente que el pequeño se debatía entre meter la comida a su boca o no, eso lo hizo respetarlo aún más supo entonces que debía intentar otro tipo de acercamiento para con él. Si bien era un niño, las circunstancias que le había tocado vivir muchas veces le hacía reaccionar como adulto, ahora mismo tomando las riendas de su familia como “el hombre” de la casa para ayudar en la precaria situación en la que se encontraban.
—Por supuesto que te entendí, y en un momento hablaremos, pero no pretendo emplearte sin antes asegurarme que estés bien alimentado, el trabajo aquí es rudo y requeriré de toda tu energía para poderlo llevar a cabo con prontitud y eficacia.
—El niño feliz, hizo ademán de querer guardar los alimentos en una servilleta para compartirlos en casa, pero Al, lo animó a comerlos en ese instante.
—Pero mamá y Jimmy…
—Cuando regreses a casa te daré unos sandwiches para que los compartas con ellos, ahora debemos hablar de negocios— Lo dijo con gesto serio, tratando de reprimir las ganas de llorar por la triste situación del muchachito y su familia — James, con gusto acepto tu propuesta de trabajar conmigo, pero tengo varias condiciones para aceptar.
—Sí dime— le daba otro bocado ansioso al sándwich, al mismo tiempo que trataba de controlar el temblor de sus manos.
—La escuela es el primer requisito, de ninguna manera puedes faltar, quiero las mejores calificaciones y mes con mes las revisaré.
—Sí Al…
—El segundo requisito es, saliendo de la escuela, vendrás directamente al taller y comerás aquí, harás rápidamente los deberes para empezar a trabajar y estarás en casa antes de las 7 de la noche — James lo miraba con sus ojos azules muy serio, pero con una chispa de esperanza, Albert sin saberlo, se convirtió en su salvador, en su mentor y en su mejor amigo…
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Fractura de la muñeca izquierda. señora Larson, es fundamental restringir el movimiento del hueso quebrado de la muñeca para que se suelde de manera adecuada. El yeso ayudará en esto. Y deberá de mantener la mano por encima del nivel del corazón tanto como pueda para reducir la hinchazón y el dolor. Su brazo deberá estar inmovilizado durante 6 semanas mínimo, le voy a prescribir antiinflamatorios.
—Pero doctor, yo soy costurera, ¿Cómo voy a trabajar? — respondió Lilly visiblemente preocupada.
—Lilly, haz caso del doctor, si no sigues las indicaciones, los huesos podrían moverse y quedar mal y no volver a trabajar nunca— le decía Patty mientras la tomaba de su mano, James le había pedido que acompañara a su madre al hospital.
—Dios mío, si apenas nos alcanza con lo que juntamos James y yo con nuestros trabajos.
Patty no pudo evitar ver a Lilly con mucha pena. Afuera escuchó voces fuertes y un poco alteradas, al asomarse vio con asombro a todos los primos Andley, menos a Archie. Anthony y Stear llevaban arrastrando al cobarde de Neil. Stear al ver a Patty paró en seco y sus ojos se iluminaron haciendo la más tonta de las sonrisas.
—Hola Patty, trajimos a Neil para que se hiciera responsable de sus estupideces ¿Sabes dónde está la madre de tu amigo?
—¡Stear! Ehh sí, justo estábamos por salir de la consulta— Patty contestó nerviosa y un poco emocionada de ver al castaño.
—Lilly salió del consultorio con el brazo inmovilizado y cuando vió a los tres chicos y se dió cuenta de la presencia del moreno, sintió un poco de miedo, él después de atropellarla fue muy grosero e intransigente con ella.
—Neil, discúlpate ahora con la señora —Anthony lo tomó violentamente del hombro y lo obligó a encararla.
—Ni loco ofreceré disculpas a esta sirvienta— Espetó con altanería.
Stear quitó su sonrisa boba de estar admirando a Patty, y volteó a ver a su primo, él normalmente era muy sereno, pero su primo Neil le colmaba los nervios. — Anthony, él y hasta el mismo Archie, habían tenido una seria plática con la Tía Elroy con respecto al comportamiento reprochable de Neil. La matriarca había al fin aceptado que Neil debía enmendar su error tan solo para no tener el buen nombre de la familia enredado en un escándalo mayor, pero había permanecido hablando con Archie por un largo rato a solas —
—Escúchame bien, pequeño imbécil — Stear era mucho más alto y fornido que Neil, tomándolo con ambas manos de la solapa de su costosísimo saco y estampándolo contra la pared — Vas a disculparte con la dama o tendré que borrarte lo que te queda de cara a golpes, es hora de que asumas la responsabilidad de tus estupideces, o en esta ocasión el hecho de que seamos familia no me detendrá de ponerte en tu lugar. — Neil lo veía aterrado como el cobarde que siempre ha sido, detrás de las faldas de su tía, de su madre o de su hermana.
—Señora, por favor reciba mis disculpas— logró decir Neil aterrado, ya suficiente tenía con su nariz rota. Lilly solo pudo asentir con la cabeza muy nerviosa, acostumbrada al maltrato se sintió muy extraña recibiendo disculpas de alguien, en especial de esos jóvenes de clase alta.
—Señora, Neil pagará esta consulta y dejará pagadas las subsecuentes— aclaró Anthony.
—Muchas gracias— contestó una aturdida Lilly.
—También va a requerir fisioterapia— aclaró Patty inmediatamente
—Patty, no…
—Lo siento Lilly, pero tú sabes que es verdad— replicó Patty.
—También quedará pagada, usted solo preocúpese de no faltar a sus citas— explicaba Anthony, mientras Stear observaba a una sonrojada Patty, Neil solo les lanzaba a todos miradas llenas de rencor, ese tal James se las pagaría tarde o temprano.
Al había estado muy pensativo esos días después del violento encuentro de James y la pandilla con los primos Andrey. Cuando escuchó ese nombre de los labios de Patty y James contándole todos los pormenores de la batalla, su estómago se hizo nudo y casi tuvo un ataque de ansiedad, sin él quererlo, el pasado parecía estarle buscando.
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Mansión Andrey, Memphis Tennessee 1944
La tía Elroy se encontraba de visita en esa casa que tanto detestaba en Memphis, una vieja casa sureña que había pertenecido a los primeros patriarcas de la familia Andrey, aunque fueron esclavistas, también fueron de las primeras familias en darles libertad y pagar salarios justos, pero a ella esa historia le importaba menos que poco y a ella definitivamente no le gustaba nada salir de Chicago. Tampoco entendía la necedad de William de permanecer en ese lugar y terminar ahí sus estudios universitarios. Él debía prepararse para tomar el control de las empresas Andrey muy pronto, ella pensaba que William estudiaba negocios, pero él le ocultó que estaba acabando la carrera de ingeniería mecánica en la Universidad de Memphis.
Se encontraban desayunando tranquilamente ese sábado muy temprano, Albert había quedado de ir con un compañero de la universidad con el que hizo una excelente amistad, le estaba enseñando todos los secretos del funcionamiento de los motores, si la tía se enteraba que él era una persona de color, seguramente le daba un colapso nervioso.
—William, estoy leyendo en el periódico que dejaron matricularse a unos negros en tu universidad, ¿Es eso cierto? — había un gesto de desagrado, casi de asco.
—Sí tía, yo no le veo nada de malo. —
—William ¿Cómo es que no puedes darte cuenta de semejante perversidad? ¿Qué no ves lo horrible de esta noticia? — la tía comenzaba a levantar la voz.
—No tía, realmente no lo veo, son personas como tú y como yo, lo único distinto es el tono de su piel.
—¿Estás de broma? Esos malditos animales jamás podrán ser gente decente, nunca podrán ser como nosotros.
—Tía, por favor no discutamos, no me vas a convencer de tu razonamiento anticuado y rascista— Albert intentaba seguir comiendo para no hacer más grande el enfrentamiento, él era una persona a la que no le importaban ni las clases sociales ni el color de la piel.
—¿¡Anticuada y rascista!? Escúchame bien William, la razón y los designios de Dios son los que me asisten, hay un orden natural de las cosas y Dios no lo no permita nunca, que chusma como esa puedan mezclarse con gente de bien como nosotros. A mí no me vas a hablar así, respétame. No puedo creer que por unos animales como ésta idiota— dio una bofetada a Bessie, una de las personas del servicio que era de color— te atrevas a ser tan ordinario conmigo.
Completamente descolocada la muchacha de 15 años sin poder contener sus lágrimas, intentó recoger los platos vacíos, Albert tomó su pequeña mano y con una seña le dijo que no lo hiciera, le dio una mirada de disculpa acompañada de vergüenza y dulcemente le pidió que se retirara. Después con la furia ardiendo en sus ojos y las mejillas encendidas, le se dirigió a su tía, con la voz muy calmada, pero profundamente afectado e indignado.
—Espero que hayas disfrutado mucho de tu despliegue de poder y pedantería ante esa inocente niña “queridísima” tía.
—William, no te permito que me hables así…
—Disculpa tía, el mundo está cambiando y a mí no me gusta la dirección que has dado a la familia Andrey, mucho menos la que pretende que le dé yo. Mi padre era un defensor de la libertad y el trato igualitario. Desgraciadamente él no está y el rumbo de nuestra familia no va de acuerdo a mis creencias y principios, tú no vas a cambiar nunca, entonces, lo mejor para todos será que yo abandone a la familia para seguir mi camino lejos de ti y lejos de toda esta sociedad hipócrita en la que he tenido que desenvolverme. Dejo a George Johnson a cargo de las cuestiones legales y él será mis ojos y oídos en las cuestiones más importantes y relevantes que tengan que ver con la familia. No trates de buscarme, tú y yo jamás podremos ponernos de acuerdo.— Acto seguido abandonó la habitación.
La tía Elroy quedó muda, ni siquiera pudo reaccionar cuando vio como William salía por la puerta principal de la mansión con equipaje ligero, para no volverle a ver. Al se mudó a un barrio en la periferia de Memphis, muy cerca de las vías del tren y con ayuda de su amigo Sam de la universidad puso un taller mecánico. Diez años desde entonces, sólo George sabía dónde encontrarlo.
Cuando estuvo de incógnito en la cabaña que se encontraba cerca de la casa de descanso de Lakewood, fue que conoció y salvó a esa pequeña de ahogarse en el río y terminó fascinado por su jovialidad y actitud positiva ante las adversidades.
Sus sobrinos escribieron para pedirle su intervención y él adoptó a esa alegre pecosita salvándola de la perversidad de los Leagan y fue por medio de George que trasladó a todos los jóvenes Andley a Memphis para de alguna manera poder estar más al pendiente de ellos. Aunque hubiera dejado su lugar, se sentía responsable de mantener un ojo en su formación bajo la influencia de la Tía ya que conocía su poder de persuasión especialmente en las mentes jóvenes.
Nunca, ni en sus peores pesadillas se hubiera imaginado que James conociera a Candy y que peleara con sus sobrinos. No quería admitirlo, pero muy en el fondo y muy a su pesar, quizás había llegado el momento de retomar sus responsabilidades.
—Al…¡Al! ¡¡¡ALBERT!! ¿Nos estás escuchando?!??— Patty le gritaba
—¿Patty?
—Llegamos hace 5 minutos, no sé en qué pensabas, pero ni cuenta te diste.
—¿Qué diablos pasó con su cabello???— Miraba a James sorprendido y a Patty
—Es lo que he intentado contarte, en la escuela, el señor Ferguson, el encargado de disciplina, mandó a todas las mujeres a que nos peináramos con estos horribles chongos de solteronas y a los hombres… pues ya viste— Volteó a ver con un poco de agobio a su amigo James que estaba tan encabritado que no había podido pronunciar palabra desde que ocurrió aquel crimen en contra de su persona.
—Pero no entiendo, ¿Por qué hizo eso? — Al no daba crédito a semejante decisión, en la escuela de los chicos ni uniforme usaban.
—Primero habíamos pensado que le había picado un bicho raro y por eso se volvió loco de repente, pero — Patty dudó un poco en seguir con el relato al ver los ojos enfurecidos de Terry – pues cuando salimos estaba Neil Leagan enfrente de la escuela en su coche, y solo le gritó a James que disfrutara de su nueva apariencia, huyendo como el maricón que es.
—¿Neil hizo esto a toda la escuela solo para vengarse de James? — Al no daba crédito a tanta estupidez, trataba con todo empeño no soltar una carcajada, sabía que James amaba su cabello más que a Theodora su moto.
James furioso y sin poder hablar solo se pasaba su mano por la nuca, su corte casi estilo militar le estaba jodiendo profundamente la vida.
—Bueno, por lo menos James se ve guapísimo, sin ese cabello alrededor de su cara se aprecia mejor su galanura y esos ojazos cobalto — Patty buscó la mirada de su amigo regalándole un guiño, él la ignoró olímpicamente —pero si vieras a los demás, Charlie, Cookie, Billy Boy parecen niños horrendos recién salidos del orfanato— soltó una sonora carcajada.
James al escuchar la palabra “orfanato” sintió una de esas extrañas migrañas que lo atacaban últimamente, más en presencia de Candy, trató de disimularlo, pero Al y Patty se percataron de su expresión de dolor, el semblante pálido y el breve sudor que surcaba su frente.
—¿Qué pasa James? — cuestionó Al con voz preocupada.
—No es nada, últimamente he tenido algunos dolores de cabeza, pero no tardan en quitarse. — decía llevando sus manos a sus sienes, dejando en evidencia que mentía sobre la “intensidad” de su malestar.
—James, te llevo al médico. — lo alentaba Al, ya que en todos los años que tenía de conocerlo el joven jamás se quejaba y menos por alguna aflicción de salud.
—¡No! Al, suficiente tengo con las medicinas de mi mamá, ella no puede trabajar y las pago yo. — contestó exasperado, su rudeza incrementada por el evidente dolor que lo atacaba.
—Sabes que yo te puedo prestar…— le respondió Albert muy serio.
—Albert deja de insistir, sabes perfectamente que no voy a aceptar— James ya se oía un poco fastidiado, jamás le llamaba a Al por su nombre completo. — Permíteme descansar 5 minutos antes de empezar a trabajar— James se alejó, Al y Patty solo se quedaron viendo uno al otro preocupados.
Esa tarde había transcurrido de manera tranquila, quizás demasiado tranquila. No había música en el taller, James había estado taciturno y malhumorado. El corte de cabello lo había puesto del peor humor posible, y no le había dirigido la palabra a nadie, ya era muy tarde y estaba muy concentrado tratando de bajar el motor de una pick up Ford que ya había visto pasar sus mejores días, cuando llegó toda la pandilla, oía que Charlie le hablaba emocionado, pero no entendía nada.
—James, ¡Esta podría ser una gran oportunidad!! ¡Vamos! Debes aceptar, inscríbete junto con esa chica rubia, ¡Serán invencibles! — Charlie manoteaba y gritaba, los demás mecánicos solo esperaban en silencio la reacción de James.
—¿De qué carajos me estás hablando Charlie? — respondió por fin James, intentando aflojar una tuerca que sostenía el motor para por fin comenzar a desarmarlo.
—El alcalde organizó un concurso de baile, el premio al 1er lugar será de dos mil dólares, tú y esa chica lo podrán ganar con facilidad. — le mostraba a James un panfleto, Cookie, Sandra, Patty y Billy Boy sólo esperaban por su respuesta en silencio, ellos sabían que, con la incapacidad de Lilly para trabajar, los Larson pasaban por graves problemas económicos. Aunque esos niños riquillos hubieran pagado todas las consultas médicas, las medicinas de Lilly eran caras.
—Trae acá— James se lo arrebató de mala gana — el primer lugar, dos mil dólares, mil dólares para cada quién, eso resolvería nuestra situación económica por un rato— pensó James — Quizás hasta logre hacer examen para la universidad buscando una beca— James seguía ensimismado en sus pensamientos cuando volvió a escuchar la voz de Charlie.
—¿Entonces James?
—Sí lo haré— dijo sin emoción, y le aventó el panfleto en la cara.
Un alboroto general se hizo en todo el taller incluso Cookie sacudía sus muletas en el aire como muestra de triunfo. Al los veía desde su oficina con una sincera sonrisa.
James debía hablar muy pronto con Candy, en su corazón sabía que ella aceptaría entrar al concurso, pero esa noche no sería. Al se ofreció a llevar la cena a su casa para celebrar lo del concurso. James no tuvo ni el humor ni la energía para negarse.
Pocas horas después Al tocó la puerta de la humilde casa, James le abrió con una sonrisa torcida, a él no podía engañarlo, sabía perfectamente que su amigo y mentor amaba profundamente a Lilly en secreto desde que tenía memoria.
—Buenas noches James, Lilly, Jimmy— dijo mientras dejaba sobre la mesa del viejo comedor las viandas que contenían pollo frito, puré de papas, panecillos de maíz y un delicioso pay de melocotón, los ojos de Jimmy bajo el libro que leía y casi se salen de sus órbitas y su pobre estómago comenzó a hacer ruidos de fiera.
—Jimmy, sólo espero que nos dejes probar la comida por lo menos — le dijo James con carcajadas mientras le revolvía el cabello.
—Cállate pelón— le contestó Jimmy burlonamente.
—Pequeño tonto, te moleré a golpes— le dijo a Jimmy mientras lo derribaba en el piso y le daba zapes.
Ver reír a ambos hermanos, era un espectáculo que no se veían con frecuencia.
Lilly sólo los veía con infinito amor. Mientras los chicos peleaban, Al se ofreció a ir por platos. La casa de Lilly aunque era pequeña y humilde siempre estaba muy ordenada y se respiraba calor de hogar, algo que el joven hombre jamás percibió en toda su estancia en las mansiones de Los Andrey.
Al como siempre, no pudo evitar notar los muebles desgastados y viejos, las paredes necesitaban urgentemente pintura nueva, las baldosas eran muy viejas y muchas estaban rotas. Jimmy era quien se encargaba de hacer las reparaciones de la vieja casa, pero para muchos de los arreglos se requería de presupuesto, y en el hogar de los Larson había otras prioridades. Sabía que James compraba la ropa de él y de su hermano en tiendas de saldos, los vestidos de Lilly, estaban visiblemente desgastados y ella misma los reparaba para evitar comprar nuevos y gastar dinero.
En la pequeña cocina se dio cuenta que había comida preparada para ese día, sólo un sencillo guiso con papas y una olla con guisantes. Al sacó la pequeña vajilla formada con platos de diversas formas, nada que combinara. Llevó los platos a la mesa y se sentó justo enfrente de la avergonzada Lilly, sin pronunciar palabra alguna, los dos se dieron una intensa mirada, lo diferente esta vez, es que los bellos ojos color oliva de Lilly no huyeron de esos ojos celestes llenos de amor, y ella tímidamente, puso la mano que no estaba inmovilizada encima de las manos de él, dando una caricia breve pero significativa, llena de amor y agradecimiento y por fin algo más. Al y Lilly entonces sintieron ese torrente de sentimientos queriéndose desbordar, tan absortos estaban en sus miradas reconociendo ese sentimiento que por años no dejaron aflorar, que no notaron que los dos chicos los miraban divertidos, Jimmy no quería interrumpir, pero sus tripas ya le reclamaban ruidosamente.
— Ejem, ejem…— Jimmy se aclaró la garganta — ¿Podemos comer? El pollo se va a enfriar.
James deseó con todo su corazón que Lilly se decidiera a rehacer su vida con su amigo, ella más que nadie merecía ser feliz, con un hombre bueno que la amara y la tratara como la reina que era.
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James no quiso dejar que pasara otro día sin hablar con Candy. Saliendo del taller muy tarde esa noche fue hasta el colegio, estacionó a Theodora afuera de la barda que lo bordeaba y con gran agilidad volvió a escalarla, el camino ya lo sabía, visualizó la ventana de Candy, era la única que estaba abierta, aunque ahora tenía la luz apagada.
—Espero que no te hayas dormido Pecas— se dijo mientras trepaba el árbol, para poder saltar hacia su balcón.
Una vez que hubo saltado al balcón, entró a la habitación de Candy intentando acostumbrar a sus ojos a la oscuridad, fue entonces que la vió…
Candy estaba recostada en su cama, se había puesto varios almohadones en la espalda, la luz de la descarada luna la bañaba. Había apartado las sábanas, era una noche calurosa, traía puesto un camisón sin mangas de lo más normal. El grave problema, era que los botones de ese conservador camisón estaban desabotonados un poco más abajo de sus senos, dejando muy poco a la imaginación. El camisón lo tenía enredado un poco más abajo de su cintura, con sus hermosas y torneadas piernas ligeramente abiertas, se alcanzaba a ver un poco de sus braguitas. James primero pensó que ella dormía, pero entonces la vio moverse.
Candy con sus ojos cerrados y labios entreabiertos acaricio su cuello, fue bajando poco a poco su mano hasta el nacimiento de sus bellos senos— James solo dejo de respirar y se aferró al marco de la ventana— su otra mano viajaba por sus hermosos muslos, cuando su mano iba decidida a desaparecer en su prenda íntima, El rebelde se relamía los labios mientras un calor se extendía por su entrepierna, pero decidió que había sido suficiente de su papel de mirón, si seguía viendo semejante espectáculo probablemente ambos perderían ese día su virginidad enfrentándose a problemas que en esos momentos no estaba dispuesto a afrontar.
Como si nada se acercó y se sentó de sopetón en la cama, disfrazaría su cara de excitación con una de desenfado, de nueva cuenta agradeció la oscuridad que reinaba en la alcoba.
—Veo que en las noches piensas en mí Pecas— con una mirada coqueta y esa sonrisa torcida muy conocida.
Candy se levantó como un resorte, tratando de bajar su camisón para cubrir sus piernas e intentando cerrar el escote de su camisón.
—Casi me matas de un susto James, ¡Carajo! Que puta costumbre la tuya de entrar de improviso en mi habitación— le dijo casi gritando, notablemente enfadada y espantada.
—Cariño ¡Qué lenguaje! ¿Con esa boquita besas a tu tía la amargada? — Sin darle oportunidad a la joven de responder, la tomó de la nuca y la acercó a sus labios, dándose un beso lento, profundo, húmedo, sus lenguas se acariciaban y sus almas se volvían a reconocer. James la sostenía con una mano de su nuca y con la otra de su mejilla, Candy trataba de acercarlo a ella asiéndose de su masculina espalda, entonces Terry haciendo uso de todo el auto control que en esos momentos no parecía encontrar, cortó suavemente el beso.
—Con mil demonios Candy ¿Qué me has hecho?— sostenía ahora la cara de ella con ambas manos, mientras la admiraba extasiado.
—Te extrañé James, pensé que no te volvería a ver después de la pelea — ella acariciaba la cicatriz que tenía en la ceja.
—Escúchame bien Pecas, sé que absolutamente todo está en nuestra contra, pero yo lucharé por ti, no volveré a renunciar a ti – lo dijo ¿ Por qué dijo eso? Esa extraña sensación que le venía antes de esas terribles migrañas le invadió, pero realmente necesitaba hablar con Candy, con determinación se obligó a recomponerse y no permitir que lo invadiera ese terrible dolor que en otras ocasiones le había provocado alejarse de ella. — Te…te amo Pecas—
—James… — Candy Lo miraba extrañada, tratando de descifrar lo que él había dicho, aunque él no la recordara, la comunión de sus almas era tan obvia y tangible como que el sol sale todos los días.
—Sólo sé que también te amo James.
Él la acercó a su pecho y la abrazó muy fuerte, ella con los ojos cerrados aspirando ese aroma que le parecía tan familiar, se dijo así misma que jamás renunciaría a él, así tuviera que abandonar a la familia que la adoptó.
De repente, advirtió algo en lo que no había reparado, se separó de improviso de James.
—James, ¡Tu cabello! ¿Porqué?
—Esa es una linda cuestión que le debo a tu primo Neil, después me ocuparé de eso, pero por ahora realmente necesito hablar contigo— la volvió a atraer a sus brazos — Candy, el alcalde organizó un concurso de baile, ¿Quisieras ser mi pareja? El premio es de dos mil dólares, obviamente lo dividiremos a la mitad.
—Haría cualquier cosa que tú me pidieras James, — CUALQUIER COSA— pensó traviesamente Candy — claro, me encantará ser tu pareja.
—Mañana vendré por ti, te espero a las 9 en la barda, debemos empezar a ensayar, sólo tenemos un mes.
—Ajá…
—Pero antes, necesito un último beso.
James y Candy se besaron por varios minutos, sus manos viajaban libres por sus cuerpos, sin querer James le hizo cosquillas a Candy cuando acarició su costado y ella lanzó una linda carcajada, y sin ningún aviso, él tuvo una visión, una colina con un enorme árbol y una pequeña de rubios rizos riendo, una punzada terrible en su cabeza y oscuridad…
—¡James¡ ¡James!!!!— alcanzó a escuchar a lo lejos, sólo el olor de alcohol debajo de su nariz logró que recobrara la conciencia.
—¿Dios mío James, te sientes bien? — casi se muere del susto, cuando se desvaneció en sus brazos.
—No es nada, por favor no te preocupes, hoy tuve un día muy pesado, debo irme.
—¡No! ¿Cómo te vas a ir así? ¿Y si te pasa algo mientras vas en la moto? — le preguntó realmente preocupada ante la mueca de dolor que percibía en su novio.
—Estoy bien, sólo necesito descansar — James se masajeaba el entrecejo — en serio Candy, deja de preocuparte, yo me sé cuidar solo— respondió con un tono seco, que no admitía replica alguna.
James se levantó de improviso, dio un breve beso a Candy y antes de saltar al árbol le dijo...
—Mañana a las 9 — y desapareció en el follaje del árbol.
Candy se quedó muy preocupada.
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Llevaban dos semanas de ensayos exhaustivos, Annie se quedaba aterrada en el colegio cada vez que veía como Candy escapaba en la noche y regresaba en la madrugada. Candy logró zafarse de la molesta presencia de su supuesto prometido alegando que estaba en periodo de exámenes y tenía que estudiar, incluyendo los fines de semana. Candy también se encontraba preocupada por las frecuentes migrañas de James, él trataba de ocultarlas, pero ella no era fácil de engañar.
Los ensayos los hacían en una bodega abandonada muy cerca del centro, armados con el tocadiscos Audiovox verde pistache que Patty les prestaba, botellas de Coca cola y bocadillos que Candy llevaba, bailaban sin descanso. Ese día James había tenido dos episodios de migraña. El día en la escuela había sido particularmente pesado, en el taller había mucho trabajo siempre que Al se ausentaba era así. El quedaba al frente y por lo general no tenía problemas para sacar los pendientes, pero en esta ocasión por más que se esforzó no había logrado terminar. Luego al regresar a su casa para cambiarse y ver a Candy, de nuevo tuvo esa sensación de ser observado por alguien, pero ahora no solo fue la sensación si no la seguridad de haber visto una silueta merodeando su casa. Un escalofrío recorrió su espalda, diciéndose que era producto de su imaginación y de su cansancio.
En ese día tan horrible, el ensayo estaba resultando muy malo. Se escuchaba la canción “Great balls of fire” paso, paso, Candy da dos vueltas en su eje, James desenvuelve el brazo para que ella al regresar tome vuelo para poder cargarla. La toma de la cintura para poder alzarla de cabeza, pero algo sucede, Candy de le resbala de sus manos y casi se estampa en el concreto, él logra atraparla en el aire, pero la fuerza de la acrobacia hace que él pierda el equilibrio caiga al piso y Candy encima de él. Sus ojos asustados revisan a Candy y le pregunta preocupado.
—Pecas, ¿Estás bien? ¿Te lastimaste? Discúlpame, fue un error mío imperdonable.
—No te preocupes James, estoy perfectamente, el que me preocupa eres tú, la escuela, trabajas tanto y esas migrañas. Yo sé que la vida casi nunca es lo que deseamos, te juro que lo sé— lo dijo con algo de tristeza y nostalgia — Pero… dime James ¿Qué sientes cuando bailas? no como ahora que ensayamos para un concurso, si no como la primera vez que nos vimos y bailamos, o cuando estás trabajando en el taller y pasan una canción en la radio que te gusta y sin pensarlo, tu cuerpo se mueve al compás de la música ¿Qué es lo que sientes?
—Yo…yo siento que soy libre, que mis problemas se disuelven en el aire, me siento tan ligero que creo que puedo volar, me siento feliz.
—Vamos James— ella le ofrece su mano — hoy solo bailemos, olvídate del concurso, de la coreografía, de la escuela y de los problemas en casa. Sólo baila conmigo, diviértete, sólo por hoy.
Se levantaron y comenzaron a bailar, Elvis Presley, Jerry Lee Lewis, Chuck Berry, Bill Haley. Bailaban y reían, por un momento James se pudo sentir sin preocupaciones y ligero de espíritu.
Un poco más tarde, él puso un disco de los Platters y comenzó a sonar “Smoke gets in your eyes” Tomó a Candy de la cintura y la acercó a su cuerpo, se balanceaban al ritmo de la música.
—Me dijiste que nunca bailarías una canción lenta conmigo— Candy se repegaba al cuerpo de James.
—Hay cosas que he hecho por primera vez contigo, y otras más que quisiera hacer en el futuro— le dijo al oído con voz seductora.
Sentir su tibio aliento muy cerca de su oreja hizo estremecer a Candy.
Al mismo tiempo que se movían al ritmo de la romántica balada, sus ojos se observaban, sus alientos se entremezclan. Candy no pudo más y acercó sus labios a los de James. Empezó un beso ávido, hambriento. La lengua de él se introdujo con violencia, estaba sediento de ella, ella respondió con urgencia, con lujuria. Al tiempo que se besaban con desesperación, Candy metió sus manos por debajo de la camiseta de James, el soltó una exhalación parecida a un bufido.
—Eres tan hermosa, Dios, me tienes hecho un idiota.
James pasó de besar sus labios rosas y suaves a su cuello, y de ahí su escote. Una de sus manos acariciaba uno de sus pechos por encima de la blusa, la otra mano ya se había perdido debajo de su falda, comenzó a acariciarla por encima de sus bragas. Tiernos gemidos salían de la boca de Candy, ella queriéndole corresponder a esa íntima caricia, bajó su mano hasta la entrepierna de él y también lo acarició por encima de sus jeans, James reprimió un gemido, cargó a Candy hasta la mesa en dónde ponían el tocadiscos y los bocadillos, la sentó frente a él, le arrancó la blusa y subió su falda hasta la cintura y solo se dedicó a darle placer con su boca y manos por todo su cuerpo, mientras Candy gemía y gritaba su nombre. De ninguna manera iba a permitir que la primera vez de ambos fuera en la mesa de una bodega abandonada.
James ya había dejado a Candy en el colegio, eran aproximadamente las 2 de la mañana, después de guardar a Theodora en el taller, iba caminando rumbo a su casa, Klin lo iba siguiendo mientras él bailaba y movía las caderas al ritmo de una de tantas canciones que bailó esa noche con su chica antes de disfrutarla. Iba feliz, casi eufórico cuando un olor a quemado llegó a su olfato, levantó la vista y vio un gran resplandor producido por llamas muy altas que salían de su casa, aterrado corrió y al llegar justo al frente de su puerta alcanzó a ver una persona que salía corriendo del patio trasero, sólo alcanzó a distinguir una silueta masculina que se desaparecía en la oscuridad.
—Neil Legan — alcanzó a decir antes de reaccionar — mamá… Jimmy…¡Mamá!! ¡ Jimmy!!!
James corrió a la toma de agua que se encontraba en el patio, y se empapó con agua, se quitó su chamarra de cuero, subió su camiseta hasta la nariz para protegerse del humo y usando su chamarra abrió la puerta de la entrada, con gran dificultad pudo ver los dos cuerpos tirados cerca de la puerta, Jimmy tosía violetamente mientras tomaba de la mano a Lilly tratando desesperadamente de sacarla esta yacía inconsciente. Como estaban dormidos al tiempo del incendio habían perdido el conocimiento por el humo. Sacó primero a Jimmy que se rehusaba a soltar a su madre y después como un autómata regresó por Lilly llevándola entre sus brazos.
Al se había despertado al escuchar cuando James guardó la moto, él mismo tenía poco de haber llegado de su viaje a Chicago. Un poco sobresaltado por la hora decidió asomarse fuera del taller y se pudo percatar del incendio, llamó desde ahí a los bomberos y se fue corriendo a casa de los Larson, al llegar observó a Jimmy que se encontraba aun sosteniendo la mano de una Lilly incosciente — ¡MAMÁ, MAMÁ! Gritaba el chico desesperado.
ella apenas empezaba a recuperar la consciencia de manera parcial, Al estaba por dirigirse hacia allá, pero por el rabillo del ojo alcanzó a ver a James, que se encontraba absorto con la mirada fija en las llamas que devoraban las pocas pertenecías que poseían, lo vio tomar su cabeza entre sus manos y derrumbarse en el suelo apretando sus párpados estaba teniendo una crisis. Estaba en el piso en posición fetal. Lloraba y gritaba.
—¡Mamá! ¡Por favor sal del coche! ¡Mamaaaá! ¡MAMAAAÁ! ¡No quiero irme sin tí!!! — gritaba el joven desesperado reviviendo el infierno que había pasado cuando a los cuatro años vio morir a su madre. Al intentaba tranquilizarlo sin tener éxito,
Lilly veía a Jimmy, su pequeño aferrándose a su mano y en el fondo a su otro hijo, el que el destino le había regalado para gozo de su alma, silenciosamente rezaba por sus hijos mientras esperaba la ayuda de los bomberos. Ella solo veía con profundo dolor como el fuego se llevaba las pocas pertenencias que poseían, y se sentía frustrada de no poder ponerse de pie y ayudar a que James se calmara posando una mano en su corazón para que pudiera salir de esa crisis como cuando era más pequeño.
James llamaba a gritos a su madre, y Lilly sabía que no se trataba de ella.
Continuara…
Fic escrito en conjunto por Las Divinas Místicas para la GF2020
Portada elaborada porLa Divina Mist \Byul Hye
Capítulo 7 “Delirio y Conmoción” por La Divina Kitri\ DTG
Intro por La divina Fedra\Elby8a
PST PST... Les digo un secretito?