"Céanna agus Difriúil"
By Cherry
Capítulo XVII
Cuando ella se despertó, se había reincorporado en su cama con ayuda, sintió que le dolía todo el cuerpo, sus extremidades gritaban que están entumecidas.
- ¿Cómo te encuentras Candy?
- Juummm… ¿En dónde estoy?
- Estas en el “Hospital Santa Johana” … ¿Recuerdas algo de lo que te ha pasado?
La rubia entorna un poco los ojos como queriendo recordar; imágenes confusas vienen a su mente: Neil… ella atada… fuego… unos hombres que la amordazan porque no paraba hablar… agua llenando sus pulmones… el dolor en su costado… unos ojos verdes… y ahora el hospital.
El doctor le explica cómo llegó a ese lugar, sus lesiones, la gravedad de estas y el tiempo que estuvo inconsciente. Y luego habla de la forma como serás las sesiones para ayudarle a recuperar su movilidad. Pasaron los días y el doctor le dijo que estaría mejor y más cómo en la residencia de los Dwyer; al saber que ese era el apellido de la persona que la había rescatado accedió de buena gana.
La enfermera era su fiel compañía, y los caballeros que siempre estaban en esa casa era muy amables con ella. Poco a poco el doctor le fue comentando quién era el dueño de ese lugar, lo que sin duda hizo que recordara que su amigo Albert estaba desaparecido y sin memoria ¡Tenía que salir a buscarlo! Lo intentó en varias ocasiones, pero Mancuernas siempre la pillaba en plena huida y le insistía que volviera. Al enterarse esto su doctor decidió revelarle que Rin era su salvador y que al día siguiente regresaba a la ciudad que una vez que hablasen podrían ver de buscar juntos al tal Albert.
Mientras paseaba por una de las estancias encontró una fotografía, no pudo evitar sorprenderse hasta la médula, de seguro estaría viendo mal y le preguntó al Cookie que si sabía quién era la persona de la foto, éste le dijo sin maldad ni pericia que el caballero de la foto era “El jefe Bill y su hija” la rubia se desmayó después de escuchar esas palabras y cuando vino a recuperar la consciencia estaba en su habitación, por lo que no dudó ni un segundo en colarse por la ventana, no sería la primera vez.
Empleó toda su energía para realizar semejante hazaña, una vez que se encontraba lejos de la casa, intenta recomponerse, pues siente que las piernas le tiemblan… minutos después empieza a caminar rumbo a la estación, mientras en el cielo ya despuntan los primeros rayos del sol. Cuando estaba a un par de calles para llegar a la estación de trenes, ve una figura que le parece familiar, como si fuese parte de un espejismo… una rubia camina hasta donde ella, su corazón late con tal fuerza que amenaza con romperle las costillas, es tan intenso que es imposible de creer que eso es un sueño… sus piernas le fallan y cae de rodillas al suelo, esas esmeraldas la observan tan detenidamente que la estremecen, entonces ella se le acerca y con voz suave le pregunta
- ¿Estás bien Candy?
-.- -.- -.- -.- -.- -.-
Una vez que sienten que sus corazones palpitan con regularidad ella le dice a Candy que lo mejor será regresar a la casa, sabe que tiene muchas dudas, preguntas y que ha llegado el momento de hablar, cuando el caballero que acompañaba la joven llega hasta donde ellas, llama a un carruaje para las lleve; cuando los caballos se detienen y la portezuela de la carroza se abre, la primera en subir es Candy, cuando está a punto de hacerlo la otra mujer es interceptada
- ¡Alto ahí, policía!
- ¿Qué sucede?
Se gira la rubia para saber de qué iba todo eso, es entonces que reconoce al inspector Blumenthel junto a otros oficiales más que han llegado hasta donde ella ¿La habían estado persiguiendo?
- Señorita Ardley, queda usted detenida, viene con nosotros a la delegación como principal sospechosa de los homicidios de Sara Legan, Elisa Legan y Neil Legan
- Pero ¿Qué está diciendo inspector?
- por favor, acompáñenos
Esto último que dijo, parecía más una orden que una opción; uno de los oficiales le agarra de su brazo con intención de esposarla, cuando un hombre con gabardina en color beige y sombrero se acercan hasta donde ellos, atacando con un arma a los policías, como acto reflejo, el inspector y otro hombre lograron liberarse de una bala al esconderse e intentado responder al ataque, pero el intruso utilizaba el cuerpo de la rubia como escudo.
El chirrido de unos neumáticos frenando llamaron la atención de todos, este se detiene, un hombre se asoma por la ventana del copiloto y empieza a disparar mientras introducen a la fuerza a la rubia, acto seguido el coche arranca y se va. El inspector sube a su coche patrulla y emprende la persecución.
Candy asoma por la ventana y le dice al hombre que estaba frente a la puerta con el arma desenfundada porque había respondido al ataque
- Pero ¿Qué estás esperando? ¡¡Sube, tenemos que alcanzarlos!! ¡¡COCHERO, SIGA ESOS VEHÍCULOS!!
- N-ni hablar señorita ¡Yo no p-pienso seguir a esos coches! Es muy p-peligroso ¿Q-qué no ve que están disparando?
Contesta el conductor agazapado en su lugar, por miedo que le fuesen a herir, la mujer desciende desesperada por el hombre, pero le entiende
- Baja del carruaje si no quieres que te vuele los sesos
Ordenó el hombre con su arma apuntándole; al ver eso la rubia se horrorizó y se dispuso a intervenir
- ¡No seas tonto! Él no tiene la culpa, busquemos otra manera de seguirlo
Tira de su agarre para que baje el arma
- Está bien cailín… vamos
Ambos corren en la dirección que habían cogido los coches, cuando están por cruzar la calle otro vehículo frena bruscamente para evitar el impacto
- ¡Más cuidado. Es que ¿No ven por dónde van!?
- Lo siento, lo siento mucho
- ¡¡¿Candy?!! Pero ¿Qué haces?
- ¡Albert!
Se sorprende la joven al ver a su amigo tras el volante; como si fuese un ángel para ayudarle en ese momento… entonces llama al otro hombre y se acercan al coche para subir a él y pedirle que les ayude a alcanzar a los otros
- Vamos Albert, ¡Arranca!
- ¿Qué sucede Candy?
- Muchas cosas, pero lo más importante es que me ayudes… venga ¡Acelera!
Lo sacude la rubia para que haga lo que le pide, este acepta y empieza a conducir por donde ella le dice… el otro hombre intenta visualizar por donde se han ido, todos tienen los nervios a flor de piel.
Mientras tanto en el primer vehículo, la joven intenta liberarse de sus captores, su reacción ha sido muy lenta, de seguro por haber estado aun con la emoción del reencuentro. El hombre a su lado dispara al coche patrulla mientras que el conductor intenta buscar una calle que lo saque de la ciudad
- Leathcheann* date prisa o nos alcanzaran de un momento a otro
- ¿Y qué crees que estoy haciendo imbécil?
Le espeta el conductor a su acompañante, haciendo que la rubia abra sus ojos de par en par ante el descubrimiento
- ¿Qué es lo que quieren?
- Tranquila pequeña, simplemente vamos a tomar dioltas** por nuestro clan
- Pero ¿De qué hablan? ¿Qué clan?
- Hahaha no hace falta que te hagas la amadán*** con nosotros, te venimos siguiendo desde New York
Cuando escuchó eso, el aire se escapó de sus pulmones… no quiere ni pensar qué habría pasado si la hubiese cogido un par de minutos antes… empoderada de un nuevo vigor que le vibra desde su centro: empuja al hombre que está a su lado para que salga por la venta, este se resiste, pero ella le hace un fuerte empellón logrando que caiga; el copiloto al percatarse de eso intenta girarse para poder someterla, entonces flexiona sus dedos y le pega con la eminencia de su palma para destrozarle su tabique nasal. Éste se queda de dolor, inmediatamente la sangre baña su rostro.
El hombre intenta arremeter otra vez contra ella y este la estampa su mano en el rostro y con su izquierda intenta arrebatarle el arma. El conductor con intención de que la rubia suelte a su amigo, da un par de volantazos, haciendo el que el coche zigzaguee por la calzada y en el interior, ellos moviéndose como veletas… de presto se oye un disparo y la rubia abre los ojos en su totalidad.
El inspector Blumenthel tiene tan presionado el acelerador que, si sigue así, terminará haciendo un hoyo con su pie; por la radio han solicitado a la delegación que le manden refuerzos. Ha esquivado como pudo los disparos del vehículo que persigue, hasta que de presto ven que uno de sus ocupantes sale despedido por la ventana… el coche empieza a dar volantazos… cuando escuchó otro disparo, agacho su cabeza como instinto para evitar que le den… pero lo que sus ojos vieron fue que los fugitivos se estampaban contra un muro.
Jason teme por la seguridad de la señorita Ardley, se detiene a escasos metros del accidente y con su arma desenfundada se aproxima para ver si hay sobrevivientes. Cuando se acerca escucha ciertos quejidos y ruidos de cristales moverse. Apunta con su arma listo para disparar si hace falta. Es entonces que su rostro ve descender a la rubia con las manos en alto y un poco desorientada.
- Soy yo… no voy armada
- Señorita Ardley ¿Está bien?
Blumenthel baja su arma con intención de acercarse para socorrerla, cuando un hombre desciende del vehículo y la sujeta del cuello por la fuerza
- ¡Alto, suelte el arma!
- ¡Aléjense si no quiere que la mate!
- ¡No! ¡Baja tú el arma! No tienes escapatoria
El intruso intenta observar a su derredor, tiene un poco la vista borrosa por el golpe del accidente y el dolor de su nariz. Entonces escucha como otro vehículo se detiene cerca de ellos y como el inspector les grita que se mantengan alejados. La mano que está sobre el cuello de la rubia se cierra sobre este para hacerle ver que no está para juegos; ella gime del dolor.
Albert estaba sorprendido ante la escena, y más de ver que Candy desciende el coche y se acerca hasta donde está la patrulla de policía… llevado por la curiosidad y su sentido de protector se acerca hasta donde ella y escucha la negociación entre el policía y los otros… es entonces que se percata de la imagen, vuelve a ver su rostro sobre la mujer a su lado y la que tiene el agresor, una, dos y hasta tres veces… cuando Candy le habla
- Albert por favor ¡Haz algo!
- ¿Qué significa todo esto Candy?
- ¿Es que no me ha oído? ¡Ayúdala!
¡BANG!
Fue el estruendo que estremeció sus cuerpos de solo imaginar quién podría ser el herido. Los rubios giran sus rostros hacia el otro coche y ven cómo el raptor cae al suelo y ella se refugia en el hombre que había llegado con ellos en el coche. Instintivamente Candy corre hacia ella e intenta ver cómo está.
Se ha desvanecido y de seguro tiene alguna lesión debido al accidente, le pide al hombre y a Albert que le ayuden a subirla al coche para llevarla al hospital
- Pero ¿A dónde creen que se la lleva?
Inquiere Blumenthel cuando se acerca a ellos después de cerciorarse del estado del otro cuerpo dentro del coche
- ¡A un hospital! ¿Dónde sino?
- Pero es que…
- ¡No hay peros que valgan señor! ¡Su vida está en peligro! ¿Cómo pretende dejarla, así como si nada? ¿Es acaso usted un insensible? No hay tiempo que perder
Le espeta Candy molesta, Blumenthel aún no sale de su confusión y sin duda tiene muchas preguntas que hacerles a esas mujeres. Pero la mirada esmeralda decidida de la joven no le dio pie a seguir retrasando su partida. Cuando llegaron al hospital santa Johana, el doctor Jackson y el doctor Claisse se encargaron de atender a la rubia.
Después de las horas infernales de espera, Jackson se acerca donde los Ardley, al verlo Candy se levanta para hablar con él
- ¿Cómo está ella doctor?
- Está estable, el peligro ya pasó
- Ohh…
Fue el suave susurro que se escapó de sus labios a la vez que las fuerzas la abandonaban, tanta tensión contenida le había pasado factura. Con la ayuda de las enfermeras la llevan hasta una camilla en la misma habitación.
Minutos después Candy recupera la conciencia y ve al doctor y Albert que la están observando
- ¿Te encuentras bien cailín?
- Mmmm Ssí, ya me siento mejor
- Eso es bueno, has aguantado mucha tensión…
- Lo sé…
La rubia suelta un suspiro de alivio, Albert que había intentado mantener la calma todas esas horas, finalmente estalla
- Alguien me puede explicar ¿Qué es lo que está pasando aquí?
- Por supuesto señor Ardley, con gusto le explicaré
*Leathcheann= Idiota, en gaélico
** Dioltas= Venganza
*** Amadán= Tonta
Y ahora es cuando os aconsejo que leáis el post "Orígenes" aquí