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**RECUERDOS INTERMITENTES**
One shot YAOI por Fedra\Elby8a[/color
]One shot YAOI por Fedra\Elby8a[/color
DEFINITIVAMENTE ABSTENTE DE LEER SI NO QUIERES ARDER EN EL INFIERNO. LEMON-YAOI LENGUAJE PECAMINOSAMENTE DESCRIPTIVO.
Precuela del mini fic AMISTADES PELIGROSAS
¿Cuando sabes que has tocado fondo? Los más románticos dicen que cuando tocas fondo solo te queda subir, ¡puras estupideces!, ¿qué tal que tocas fondo y sigues ahí bajando aún más?. Los titulares de los periódicos anunciaban la muerte de la Diva Eleonor Baker, sin saber que se trataba de mi madre. Precisamente nos cuidamos de nunca trabajar juntos ya que no queríamos que nos asociaran por nuestro evidente parecido. Apenas hace unos días o ¿acaso eran semanas ya? La enterré. Mis recuerdos acuden de manera intermitente, aunque yo desearía que ya no regresaran jamás, que dejaran de atormentarme, de mofarse de mí.
“La diva muere a causa de las fuertes nevadas a las afueras de Chicago” obviamente fotografías del accidente acompañan la noticia. Justo cuando pensé que libraría el día sin recordarla.
¿Qué tal que cuando piensas que has tocado fondo lees que te ponen del amante de tu propia madre? ¡Cretinos sin imaginación!
“El famoso Actor Terrence Graham hundido en la depresión por la muerte de la diva”, ¡Bueno, ahí sí que tienen razón!
Así van cambiando los titulares con el tiempo que transcurre no tan rápido como desearía. Rondando en la inmundicia, cubro mi rostro, afortunadamente es tiempo de frío y la maldita helada que cae me enfría el culo, pero permite que cubra mi rostro sin parecer un maleante, aunque por mi estado inconveniente muchos crean que sí lo soy.
Quiero arrancarme ese rostro que lo único que significa para mí es mi incapacidad de verme al espejo. La veo a ella y quiero reprocharle el haberme dejado solo. ¡Maldito regalo de cumpleaños que me has dejado! Recuerdo la carta que dejó explicando que iría a Lakewood determinada a traerme mi presente de cumpleaños que este año sería inolvidable. ¡Vaya elección de palabras y qué manera de cumplirlas Eleonor!
Ya no recuerdo si en algún momento fue que pase un cumpleaños feliz. Lo que sí recuerdo es aquella pelea en el bar a las afueras de Londres, ¡ah cierto! si terminé herido y entrando en la habitación equivocada. Apreté la armónica en mi bolsillo. ¡ese sí que fue un buen cumpleaños!, el tenerla tan cerca, el recibir sus caricias, aunque a la muy pesada se le pasara la mano con la presión sobre mi pierna. Es la única cicatriz a la que le tengo cariño.
Reí y volví a beber del ánfora que llevaba dentro de mi gabardina.
Vagaba sin rumbo, no tenía a qué llegar ni a donde. Una chica se me acercó mostrándome su escote y me encontré tomándole los labios.
–Mona Pecas, ¡te amo! – le he dicho y ella no se aguantó la carcajada ante mi cariñoso apodo. la veo con desagrado y me doy la media vuelta.
¿Dónde demonios estoy? No tengo ni puta idea, aunque sonrío ante la ironía.
Con mi rostro en la primera plana de cada periódico, debo cubrirlo. Sigo caminando no sé ni qué día es, observo un coche que se detiene a unos metros de donde me encuentro.
Otra mujer se me acerca – guapo, ven, estaría contigo, aunque tú no me pagaras – me dice al tiempo que pretende meter su mano en mis pantalones.
– ¡Déjame en paz! – le digo haciéndola a un lado. Desearía ser invisible ¿es eso lo que realmente quiero?
Un hombre baja del carruaje, en su porte más que en su vestimenta se nota su formación. Le siguen por el conductor y alguien otro tipo de apariencia intimidante. El hombre pasa su mirada por las tres prostitutas y en tono petulante le escucho decir…
–iL n'y a personne ici pour attirer mon attention c'est très maigre, cela a une trop grande poitrine. (aquí no hay nadie que me llame la atención ésta, está muy flaca, esta tiene pechos demasiado grandes)
– Pouvez-vous savoir ce que vous cherchez? (¿se puede saber qué es lo que anda buscando?) – le pregunto en perfecto francés. El hombre pasa de largo a las chicas que están a mi alrededor y se dirige hacia mí.
–¿Eres tu quien cuida les prostituées? – negué con la cabeza. – Entonces ¿estás aquí buscando du plaisir sus servicios? – de nueva cuenta negué. Él se acercó más a mí, se me quedó viendo fijamente.
– Mais quel jeune homme intéressant, (pero que joven tan interesante), ¿Y tú quieres venir conmigo?
Me causa gracia, piensa que soy un prostituto, le sigo la corriente, ¿qué más da? Es lo que piensa mi obnubilada mente. No sé dónde me he dejado la cartera y mi botella se acabó así que puedo utilizar el tener un lugar tibio donde pasar la noche. Me parece que me dormí en el vehículo, cuando abro los ojos ya me están ayudando a bajar y el guardaespaldas del francés me lleva del brazo para que no caiga mientras atravesamos el lobby del hotel.
El botones me mira con algo de pena, busca mi mirada y yo le rehúyo, trata de verme bien el rostro ¡con un demonio!, me quiere reconocer, me vuelvo a cubrir con la bufanda y finalmente llegamos al ascensor. El hombre es bien parecido, las canas cubren sus sienes, tiene la edad para ser mi padre, solo él y yo entramos a la habitación y en cuanto la cierra me aprisiona, mi espalda contra la pared y sus brazos a los costados de mi cara. Es ligeramente más bajo que yo, pero su personalidad lo hace ver más alto. Yo lo dejo, no soy estúpido, sé muy bien a que me ha llevado ahí, pero no siento nada, como con las últimas mujeres con las que estuve estoy entumecido, desensibilizado nada logra perforar el escudo que llevo puesto. Simplemente ya no hay nada más que me pueda lastimar. Lo único malo es que la armadura funciona para ambos lados tampoco logro derribarla.
¡Maldita sea! la cura que encontró mi corazón fue anestesiarse a sí mismo,
– Voyons ce que nous avons ici (veamos que tenemos aquí) dijo alargando su mano para retirar la bufanda descubriendo mi rostro. Vi en sus ojos, la sorpresa y el deseo. Pareciera que acabara de abrir un regalo. Me besa, abre la boca y siento que introduce una píldora en la mía. Con su lengua la empuja haciéndome tragarla.
– Date un baño – Me ordenó.
¡ja! Estúpido, no le discuto lo hago, me quito la ropa y abro la llave, ¡ah! el agua caliente corre por mi cuerpo calentándome un poco el frío que me calaba los huesos. Me empiezo a relajar y cuando estoy por olvidar en donde me encuentro escucho la puerta del baño abrirse, está desnudo, con su erección al tope, No, definitivamente no ha sido una buena idea el venir aquí, se mete a la regadera y me empuja de cara contra la pared siento su miembro detrás de mí rosando mi trasero mientras besa la base de mi nuca. Cierro los ojos no sé qué mierda me dio me puse duro como una roca. Me siento torpe y desorientado. Pasa su mano por enfrente acariciando mis pezones, baja por mi vientre recorriendo el camino de los vellos que llevan a mi ombligo, no quiero pensar en lo que sigue, juro que le partiré la cara si..
¡Ah! Espera, no se supone que esto se sienta así de bien, su lengua está en mi oreja, sus labios besan y mordisquean mi lóbulo. Su mano sigue bajando pretende tocar mi miembro. De repente me doy la vuelta y Pongo mi mano en su muñeca, retirándole la mano con enojo. Lo veo bajar la mirada y sorprenderse al ver mi tamaño, vaya, no solo sucede con las chicas, Veo como se relame los labios, su mirada se torna lasciva y siento nauseas.
– ¡Oh Mon dieu! cambio de planes. Eres un manjar para disfrutarse con toda calma. – Sin decir nada más me besó, introdujo su lengua en mi boca, era un beso salvaje, pero deleitable. Su lengua acariciaba la mía y en momentos la succionaba de una manera qué ni si quiera me di cuenta cuando ya estrujaba mi miembro entre sus manos, juro que lo que sentí me hizo estremecer. Su toque no era como el de una mujer, a veces tosco o demasiado tímido, como no queriendo lastimar, no, su toque era firme sus manos grandes, yo me quería retirar, no podía. En mi rostro se reflejaba la batalla interna que estaba librando. ¡De nuevo estaba tocando fondo! Era renunciar por completo a quien pensaba que yo era. A quien engañaba en realidad, eso ya lo había hecho desde hace tiempo. Lagrimas acudieron a mis ojos y él se detuvo apiadándose de mí por el momento.
– Enfer, pourquoi ne m'as-tu pas dit que tu étais nouveau? (demonios ¿por qué no me dijiste que eras nuevo en esto?) – pregunta, pero contrario a lo que pudiera pensar no lo hace en tono molesto. Algo cambia en su mirada.
Yo me derrumbé en el suelo, abrazándome las piernas, no solo para ocultar mi desnudez sino también mi rostro que me quemaba. El agua de la regadera se llevaba mis lágrimas.
– Mon beau garçon, je m'occuperai de toi (mi niño guapo yo cuidaré de ti) dijo saliéndose de la regadera, yo no levanté la mirada hasta que escuché que se cerraba la puerta del baño. Me quedé ahí solo, no sé cuánto tiempo. El agua seguía cayendo sobre mi cabeza. Esto definitivamente no era tocar fondo era una caída libre hacia el abismo.
Al fin me puse de pie, estaba algo aturdido por la maldita droga en combinación con el alcohol que ya era parte de mi sangre. Los dedos de mis manos estaban arrugados. Al salir todo estaba apagado mi idea inicial fue largarme así que me dirigí a la puerta, la abrí y el guardaespaldas estaba ahí montando guardia, no fue hasta que vi su mirada de sorpresa que caí en la cuenta de que estaba frente a él con las bolas al aire. Como ya lo mencioné no estaba en mis cinco sentidos. Le azoté la puerta en la cara y agradecí el hecho de que estuviera él ahí para impedir que deambulara desnudo por el hotel. Dirigí mi mirada a la cama y ahí está él, dormido. La mitad de la cama vacía tenía las cobijas hechas a un lado, esperándome. Estoy demasiado cansado e intoxicado para siquiera buscar otra opción al menos fue decente y me dio mi espacio. Me metí en la mullida cama cubriéndome con las cobijas.
Desperté sintiendo una agradable sensación, mmm… era maravilloso, sentía como crecía mi erección ¡ah! una lengua me recorría mi miembro. Mi excitación se incrementaba y mi pulso se aceleraba. Podía sentir las palpitaciones en mi pene. De repente cuando estaba a punto de venirme sentí una mano hurgar entre mis nalgas. Definitivamente no estaba soñando, abrí los ojos y lo vi sonreírme con sus ojos mientras me chupaba el pito, pero reaccioné ante la invasión a mi trasero dándole una patada en el ojo. Acto seguido soltó un grito con algún improperio en su lengua materna. El guardaespaldas apareció tomándome por sorpresa atestándome un buen golpe en la quijada. Apenas alcance a escuchar que su jefe le reclamó por golpearme antes de caer knockeado.
Desperté no sé después de cuanto tiempo, mis muñecas al igual que mis piernas abiertas estaban atadas a la cabecera y parte posterior de la cama respectivamente con una suave pero resistente tela. Seguía desnudo y duro como roca. Cubierto solamente con una sábana que se levantaba como tienda de campaña, pero mi entrepierna me empezaba a doler.
–No son circunstancias normales bajo las que nos conocimos mon beau, primero déjame explicarte, que más allá de una perversión mía, -y no niego mi naturaleza-pero, debemos actuar rápido si es que quieres poder seguir teniendo erecciones por el resto de tu vida.
Ayer en pro del juego y el placer, te dí una droga que .. bueno no se mezcla bien con el alcohol y como resultado tenemos a cette magnifique bête à toi (esa magnífica bestia tuya) dura y dispuesta, pero llevas así varias horas y debemos bajarla a como dé lugar, era lo que pretendía cuando te despertaste, ahora, aunque se me ocurren mil y un maneras de disfrutar de esa condición tuya, prefiero aclararte el punto antes de recibir otra patada de tu parte.
te daré a elegir, tu te branles (te haces una paja) obviamente aquí frente a mí, o me dejas terminar lo que había empezado.
Yo no sabía que decir, era una puta locura esta situación. Me sentía aturdido. Quise zafarme de los amarres, pero no lo logré creo que todavía no podía pensar bien.
– Ya veo, todavía estas bajo el influjo de la droga, mm bueno, en ese caso retomo. – Me dijo al tiempo que descubría mi falo hinchado y se acomodaba entre mis piernas.
Extrajo un aceite de una botella de vidrio, juntó sus palmas para distribuirlo. Lo vi tomar mi falo erecto entre sus manos y lo esparció en mi miembro su toque me incomodó, pero hasta cierto punto reconfortante, después con una mano tomó mis testículos levantándolos; Con la otra me empezó a masajear el tramo de piel entre mi cavidad y mis bolas.
–¡HIJO DE PUTA !–, le grité pero él no cesó, todo lo contrario, me sonrió y siguió con movimientos rítmicos, después procedió a acariciarme la erección debo admitir que empecé a sentir algo de alivio aunque la desesperación que sentía se extendió a todo lo largo y ancho de mi miembro. El dedo con el que masajeaba mi perineo se perdía de repente entre mis nalgas yo quería aullar, me sentía ultrajado, todas las palabrotas que me sabia acudieron a mi boca gritándole una y otra vez que mes soltara, estaba sudando profusamente, sentía como si tuviera temperatura, pero todo el calor se acumulaba en un solo punto, mi pene erecto. Muy a mi pesar debía admitir que el masaje en mi ano estaba resultando algo agradable. Las caricias eran sumamente placenteras, pero por más que quería no lograba desahogarme.
– Mi hermoso joven, mucho me temo que esto no está resultando, pasamos a la fase dos y créeme que no te mentiré, de alguna manera deseaba que esto sucediera. – Me dijo mientras se separaba de mí. Se quitó el pantalón del pijama, estaba en buena forma a pesar de su edad madura. Sus bíceps estaban algo delineados. Lo vi distribuir el aceite en su pene que ya estaba más que dispuesto y entre sus nalgas. Acto seguido se me acercó a horcajadas y de nueva cuenta me besó desarmándome de mi ataque verbal. Yo me di cuenta que jalaba aire desesperadamente. Me chupó los pezones y sentí un cosquilleo hasta mi vientre. Después sentí que tomó la cabeza de mi miembro y la dirigió a su cavidad. Entré en él y no puedo describir lo jodidamente placentero que me resultó, era deliciosamente estrecho quería empujarme instintivamente contra él, introducirme más, él se apoyaba en sus manos, adoptó una pose como de araña con las caderas sobre mí, pero echado hacía atrás. Estaba encima de mí con sus pies a los lados de mi cadera, balanceándose y marcando el ritmo del sexo dejándome tumbado con el pene erecto a su merced y se veía que lo estaba disfrutando al máximo al igual que yo. Lo es cuchaba jadear o ¿era yo quién lo hacía? Mis piernas y muñecas buscaban desesperadamente liberarse al igual que mi extremadamente inflamado falo. El hacía movimientos circulares sobre mí y me estaba volviendo loco, Finalmente lo sentí, toda la tensión acumulada salió con una intensidad que jamás pensé posible. Me vacié y lo escuché gritar, más bien sus gritos se mezclaron con los míos en total desahogo. Sentí algo caliente bañarme el pecho. De nueva cuenta no supe más de mí.
– Armand Toussaint, Un plaisir de te connaitrete. (un placer conocerte)–
A lo que yo conteste – je suis Terry Gandchester – más bien fue un balbuceo antes de quedarme dormido, exhausto.
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Despierto y ahora Armand está en el baño, escucho la regadera. No sé cómo describir mi sentir. Al fin me había liberado, ya no estaba atado y no sentía ese aturdimiento como de estar bajo el agua con la presión en mi cabeza, pero tampoco me sentía del todo bien. Me muevo en la cama y me acomodo de lado, las cobijas resbalan al suelo.
– Vous avez un cul divin! (tienes un trasero divino) – Me dijo devorándome con la mirada al darme la vuelta. Lo siento levantar las cobijas y me regala una mirada traviesa al tiempo que me cubre con estas. Su cabello es negro como el ala de un cuervo Tiene unas pestañas espesas y para mi puta mala suerte sus ojos son verde esmeralda y me recuerdan a alguien.
Armand le da la vuelta a la cama y Se acuesta detrás de mí abrazándome por la espalda restregándome su duro miembro por encima de las nalgas, yo estoy temblando y no sé si es por la falta de licor o algo más. El besa mi espalda, se acerca a mi oído.
– Êtes-vous prêt pour votre "autre" initiation Terry? (¿estás listo para tu “otra” iniciación?) me pregunta al tiempo que baja su mano para apretarme la nalga. Después la pasa para enfrente acariciando mi vientre y bajando cada vez más, lentamente, dejando evidentes sus intenciones. Mi cuerpo responde por mí, ya estoy más allá de reaccionar indignado así que se lo permito, Me he inflamado aun antes de que la experta mano de Armand me tocara.
– J'adore attraper ton membre, j'aime le mettre dans ma bouche (me encanta agarrarte tu miembro, me encanta meterlo en mi boca) – Sus palabras me encienden, me dan una idea y una posible salida.
–Pues hazlo, o mejor aún enséñame como hacértelo, me volteo para encararlo y lo beso como él lo ha hecho antes, de igual manera bajo mi mano para acariciarle las bolas. Él me sonríe en la boca y asiente.
–Bien, lo haremos a Tú modo, pero deberás permitirme que te de masaje. – yo ya le estoy besando el cuello Cuando me toma por la cintura para alentarme a subirme sobre él. Su erección se topa con la mía es extremadamente raro para mí. Así que me encontré metiéndome entre sus piernas, le elevé las caderas y paseé mi erección por su entrada. La mirada que me regaló fue de total adoración, estiró su mano, y del buró tomó el aceite que una vez más esparció en todo mi miembro. Yo lo tomé como lo habría hecho con una chica, excepto que no lo era y la estreches que me rodeaba era desquiciante. Justo al momento en el que estaba a punto de venirme él pasó su mano a mis nalgas y sentí su dedo traicionero acariciarme, introduciéndose no sé qué fue lo que sucedió, era como si hubiera presionado un botón mágico dentro de mí, me vine casi de inmediato. El esbozaba una sonrisa triunfante. Todavía estaba dentro de él cuando lo vi tomar su miembro, restregó su erección contra los vellos de mi vientre y su semilla salió disparada de manera escandalosa.
Los siguientes días ni siquiera nos preocupamos en vestirnos. Armand me dio clases intensivas sobre cómo utilizar la lengua en lugares que bueno…
Él le llamó beso negro, yo le llamé “explosion soudaine” (súbita explosión). Él me permitía penetrarlo de todas las maneras imaginables, y después de recuperarnos, venía lo que él llamaba cariñosamente masaje de entrenamiento.
– tout simplement se détendre (relájate) mon beau jeune homme (mi hermoso joven)
–Tu es exquis (eres exquisito)– esto lo decía cada vez que hacía una degustación de cualquier parte de mi anatomía.
Honestamente debo decir que vaya que sí disfrutaba de esos “masajes”. Era toda la parte de entrenamiento la que no me terminaba de convencer. Yo sabía a lo que pretendía llegar, pero no estaba muy seguro de querer hacerlo.
Por algunas llamadas que realizó, me enteré que Armand era un diplomático francés. Que su viaje duraría tres días, pero por algún extraño motivo su partida se postergó a cinco. Supe que provenía de una familia de alcurnia, su abuelo cuyo nombre él había heredado era un reconocido escultor y amante de la anatomía humana en especial la masculina. Me contó que había heredado sus libros de bosquejos encontrando en estas verdaderas joyas descriptivas. En contraste, el casi no me preguntaba de mi vida, fue un gesto que yo agradecí.
Lo intenté en varias ocasiones, Armand, me acariciaba hasta el punto de querer sentir más de él, hasta el punto de pedirle que lo hiciera, pero cada vez me veía a los ojos y desistía dirigiendo sus caricias hacia otras partes, permitiéndome adoptar la posición dominante. Me había prometido a mí mismo que ese sería su regalo de despedida, permitirle entrar en mi con algo más que su maravillosa lengua o su dedo, pero por algún motivo no pude hacerlo. Era la armadura que mi corazón había creado, no me permitía tener total intimidad tanto física como de sentimientos. Me daba cuenta que para esas alturas Armand ya tenía otro tipo de sentimientos para conmigo, incluso llegó a invitarme para que fuera con él a Francia. Yo me negué, en el viejo continente había solo recuerdos que prefería quedaran en el olvido.
La noche antes de su partida al fin me decidí, empezamos con las caricias, yo practiqué con mi lengua mientras él me daba masaje. Esta ocasión fue mucho más minucioso y profundo. Ya Estaba yo boca abajo Con medio cuerpo recargado en el borde de la cama las piernas separadas y los pies en el suelo. Armand continuaba con su masaje, buscaba algo, ese botón dentro de mí, me había dicho que era como una nuez. Mientras me acariciaba podía sentir su erección en mi espalda. No sabía cómo iba a poder soportarlo, ya estaba yo a punto cuando dejó de acariciarme y se agachó para preguntarme si en verdad lo quería a él dentro de mí. Esto lo preguntó, acariciando con la cabeza de su miembro los alrededores de mi cavidad. De pronto sentí asco, algo que en todos esos días de estar juntos no había vuelto a sentir desde el episodio en la regadera. Mi memoria me jugó una mala pasada. La carta de mi madre, asegurándome que regresaría con un gran regalo que me haría feliz. La promesa de Candy de ser felices, aunque no estuviéramos juntos, todo llegó de repente. Yo lo aparté de mí y apenas fui consiente que lágrimas volvían a inundar mis ojos. Como un estúpido salí corriendo a refugiarme en el baño. Alcancé a ver una sonrisa, era una extraña mezcla entre empatía y tristeza en su rostro. Me metí a bañar, estaba claro que ya no podía seguir allí.
Al salir me encontré con que la habitación estaba vacía.
Me dejó un sobre con una buena cantidad de dinero en él. Se aseguró de largarse el muy imbécil sin que yo me diera cuenta, bien me había dicho que odiaba las despedidas. “Por sus servicios mi Lord Grandchester, deberías regresar al teatro vos interprétations sont magistrales (tus interpretaciones son magistrales)” Por supuesto déjaselo a la maldita rana francesa para decirme que hacer. Mi idea original había sido aprovecharlo para un nuevo inicio, tal vez en algún país de Sudamérica. A la mierda, me tiré el dinero en bebida y en mujeres en un intento de venganza contra Armand. No me duró mucho tan solo un par de meses. Al final me había tratado como a un prostituto. Juré que jamás volvería a estar en una situación así. Si me cogía a alguien sería por placer, ya fuera hombre o mujer.
Un encabezado más, con alegría veo que ya no es referente a mí o a Eleonor, pero reconozco a la pareja de la foto. “El magnate William Albert Andrey anuncia su compromiso matrimonial con La señorita Candice White” me devoro la nota, la boda será en unas semanas.
¡Todo se va a la mierda! Recuerdos intermitentes. Bocas sobre mí, la mía sobre indistintas pieles desnudas le doy rienda suelta a mis rabiosos deseos sexuales. La armadura hace su labor.
Me siento en la banca de un parque a tocar mi armónica. ¡Estaba harto y cansado de vivir una mentira!
Al terminar la melodía volteo y observo un letrero “Dulces Recuerdos” suelto una carcajada ante la genialidad del nombre.
¿Qué si sé lo que es tocar fondo? Estas hablando con un experto en todos los sentidos de la materia.
Muchas veces he dicho que no me arrepiento de nada en mi vida, todo son experiencias no diría que buenas o malas, pero definitivamente te dejan un gran aprendizaje. Agradezco a mi buena fortuna el haber entrado a esa cantina justamente ese día.
FIN
Nenas espero que con este ardiente relato su curiosidad haya quedado más que satisfecha.
**Infinitas gracias por su apoyo**
¡Nos seguimos leyendo!
Última edición por Elby8a el Sáb Mayo 16, 2020 11:54 am, editado 1 vez
🤯
Me encanta tú escritura, es genial. 
mil gracias por compartir. 
¿Cómo no quieres que llore? Me transportaste a ese lugar, en ese momento, es como estar de pie en una esquina viendo su miseria.
sigo en espera del siguiente capítulo. 
:buxca:es un sucio.
