AMOR como el núestro.
Capítulo 4.
—¡Ahí está! Terry dirigió la mirada donde señalaba Andrés.
Era un jodido sueño ver a Candy allí, estaba jodidamente hermosa, sexy y tan sensual.
Algo lo frenó en su cabeza de pronto.
—La Rubia es tu amiga? La pregunta le salió con dificultad. Terry sintió miedo, sabía que Andres estaba interesado en alguien, pero moriria allí mismo si le decía que era Candy.
—No. Mí amiga es la morena. Se llama Abi.
—Las conozco. La sangre regreso a su sistema.
—Ahora fue Andrés quien se preocupó.
—Abi? Terry entendió lo que pensaba su amigo.
—Estoy interesado en la rubia. Andrés sonrió abiertamente.
—Bien. Caminaron como si estuvieran en una competencia de ver quién era más rápido, pero si llegar a correr. Ambos se detuvieron cuando las chicas empezaron a bailar con movimientos muy sensuales.
Por culpa del licor Candy y Abi empezaron a moverse siguiendo el ritmo de la música. Candy cerró los ojos y se dejó llevar, Sus movimientos eran sensuales, no pretendía llamar la atención, cada movimiento que de su cuerpo era natural.
Si que es una delicia, pensó Terry antes de mirar que varios chicos empezaban a ver al par de chicas, no podía culparlos por qué cualquier idiota caería a los pies de tremendo espectáculo, y tremenda mujer. Candy llevaba una falda, no era minifalda, pero si lo bastante corta para crear fantasías, botas de tacón hasta la rodilla y la blusa abrazaba su pequeña cintura. Dios..., el escote lo iba a matar, antes de que algún idiota pensará en acercarse, hizo acto de presencia.
—¡Perdón por llegar tarde! El baile se detuvo. Candy estaba alucinando, y es que por un momento escucho la voz que la volvía tonta y que la regresaba a la edad de quinceañera.
—¡Andrés! ¡Pensé que ya no ibas a venir! —dijo Abi con toda la cara de sorpresa, Dirijio la vista a Candy al ver quién estaba detrás de ella. Era una sorpresa ver que el amigo de Andrés era Terry. A Candy se le iba acelerando el pulso con cada segundo que pasaba.
—Hola, hermosa —Terry susurró en su oído al tiempo que le deslizaba las manos por la cintura. Hasta su nariz llegó el olor de su cabello y sintió el impulso loco de retirarlo a un lado, para besarle el cuello, y controlo otro impulso de dejarle una mordida para que todos lo vieran, era de locos. Ella se volteó con los ojos brillantes de sorpresa, para luego formar una sonrisa.
—¿Cómo es que estás aquí? Él sonrió, y sin soltarla empezó a bailar con ella, disfrutando del contacto de tenerla cerca.
Candy llevó las manos a su pecho y luego ascendieron hasta envolver su cuello.
—¿Sorprendida? —preguntó a centímetros de su rostro, con el corazón retumbando en el pecho.
—Sí. —Se mordió el labio inferior—. Me gusta ver a mi profesor más Sexy. Tú me vuelves loca. En cuanto las palabras salieron, se dio cuenta de lo que había dicho. —No acabo de decir eso, ¿verdad? Terry asintió sonriendo. La tomó de la mano y atravesó la pista de baile, a lo lejos vio a Andrés charlando con Abi. Sin soltar la mano de Candy, la llevó por un pasillo, abriéndose paso entre una docena de personas.
Estaba borracha, de otra manera no habría soltado aquello. Terry quería besarla, saboreó la anticipación de probar sus labios, colocó las manos entre la cinturilla de la falda, sintió la energía al contacto. Se pegó más a ella, Candy soltó un gemido cuando sintió su cadera contra él. Empezó a moverse siguiendo el ritmo de la canción que retumbaba por todo el Night Club.
Con un rápido movimiento Terry la arrinconó contra la pared sin importarle nada más, ni las parejas bailando, ni las voces que llegaban a ellos, ni la música que vibraba por todas partes, todo desapareció, fue como entrar en un lugar lleno de Luz y de paz, pero el deseo creciendo con cada caricia.
—¿Tú también me vuelves loco, Candy? — Terry esperaba que no fuera su estado lo que hiciera a Candy portarse así con él. Se moría por probarla, por tenerla, pero corría el riesgo de que a la luz del día Candy pensara que se había aprovechado de su embriaguez. Entonces sí perdería toda oportunidad con ella. Ella se preguntaba por qué tardaba en besarla, mientras disfrutaba de su esencia, su cuerpo empezó a sentir calor, se giro dándole la espalda y se atrevió otra vez a rodearlo por el cuello con sus brazos mientras se movía al ritmo de la música.
—Candy… Dijo, ambos con las respiraciones agitadas, calientes, y la corriente de energía que se sentía podría iluminar todo el sitio. Candy pensó que era ahora o nunca. Se giro otra vez y se alzó de puntillas para llevar los labios a la boca de Terry . Sintió que se lanzaba al paraíso, mientras sentía como el autocontrol de Terry desaparecía. La aferró por la cintura, profundizando el beso. Terry saboreó la dulzura y tersura de su piel, su lengua intrusa recorrió la boca femenil, conociendo cada rincón, y cuando un gemido salió de la boca de ells Terry enloqueció. Su mano aferró la nuca de ella mientras la seguía besando. La sensación fue exquisita y jodidamente deliciosa, Superaba las fantasías de como creía que sería. Detuvo el besp para mirarla, y saber que ella estaba con él, al ver qué sí era ella. Ella lo miró sensual y atrevida.
— Bésame Terry.
"Dios... si".
La besó nuevamente, sin miedo, parecía no saciarse nunca, era como si estuviera en el desierto y ella fuera el milagro de saciar su sed. La besó como quiso hacerlo desde la primera vez que puso sus ojos en ella. Pero se llevó una sorpresa. Y es que quería más, Había pensado que un beso calmaría el deseo que tenía por ella, pero acababa de descubrir que Candy White era la droga más adictiva y el su consumidor insaciable...
— Sabía que sería increíble, pero este momento supera mi fantasía.
—Terry... Candy susurró sin separar sus labios, las manos de Terry acariciaban la pequeña cintura, se moría por acariciar los campos, valles y montañas, cada lugar hermoso de la naturaleza que era toda ella. Candy presionó su cuerpo pidiendo más.
— Eres tan hermosa— Le aferró la nuca — eres jodidamente hermosa, tan única, y mía. Candy, por qué después de hoy, te quiero solo para mi.
"Quiero que todos sepan que eres mía y no quiero algún tipo rondándote, y que cada día que pasa te necesito más, pero si te digo todos mis sentimientos tendrías las armas de acabar con migo".
Ella estaba en un lugar placentero, su sentidos estaban bien lejos. La adrenalina de su cuerpo iba en una carrera turbo, y su mente... su mente estaba atontada. Nunca la habían besado de esa manera, tan... tan intensa, tan posesiva, tan pasional, con tanta entrega, y con querer recibir de la misma manera.
Se había negado durante mucho tiempo; ya estaba harta de ser la buena y la inocente, merecía toda la diversión que pudiera lograr. Además cada vez le era más difícil sustraerse al embrujo que Terry ejercía en ella.
—Nena. Te.he echado de menos... un montón, desde la primera vez que te vi —dijo besándola en el cuello, con Pasión, con deseó, también amor. Por qué el estaba seguro de que lo que sentía por Candy era más que deseo. A ella se le escapó un gemido y Terry gruñó contra sus labios.
—Quiero... —dijo Candy de pronto .
—¿Qué? ¿Que quieres?. Él le daría todo.
—Quiero..., ya sabes... —De pronto la iba invadiendo la vergüenza.
—Ah —dijo Terry, regresando a la realidad. La miró a los ojos. Parecía estar librando una batalla contra sí mismo. Recurrió a un doloroso y feroz autocontrol,
—Yo... no sé si es buena idea...
—¿Qué sucede? —preguntó ella con la respiración agitada.
—Escúchame. Sé que has bebido mucho, por lo que debo ser un caballero y darte la oportunidad de dejar las cosas aquí. Te puedo llevar a tu casa y lo retomamos en cuanto estés sobria, ¿te parece?
«¿Qué?»
—¿Creía... ? —Dijo, Candy apartándose.
—No... no, nena. Me refiero a hacerlo precisamente esta noche. La rodeó con los brazos, pero ella se negaba a mirarlo, de pronto se sentía humillada.
—Eh, mírame —dijo Terry, sujetándole la barbilla—. Quiero hacerlo, joder, no sabes cuánto lo deseo. Más que nada en el mundo, créeme. Llevo deseando sentirte así desde que te conocí, pero creo... creo que no estás en tus cinco sentidos, y... Sólo quiero que estés lista. Lista del todo, porque cuando lo hagamos, estará hecho. Y no habrá marcha atrás.
La humillación se disipó en Candy que se quedó mirándolo, sabia que él tenía razón, sabía que tenía que pensarlo bien, pero no creía que mañana la respuesta fuera otra. Tenía que pensarlo mejor cuando no estuviera bajo la influencia del alcohol en su sistema. Pero la anticipación que sentía ahora mismo era peor que el alcohol corriendo por sus venas.
Terry se moría por tenerla, por hacerla suya, pero la quería en sus cinco sentidos, no que recordara ese episodio como un error en medio de una noche de borrachera. Necesitaba tener la seguridad de que no era el alcohol el que hablaba por ella.
Ella sonrió más calmada, le acarició el rostro y él le devoró la boca de nuevo, volviendo a encender la llama, cuando se separó, las respiraciones agitadas de los dos casi lo hacen claudicar.
—Eres mi caballero.
Terry sonrió, apesar de tener el cuerpo excitado..
—Yo no estaría tan seguro, mis pensamientos en este momento no son los de un caballero, créeme.
Esa noche se divirtieron mucho. Bailaron, platicaron, bromearon. Más tarde Terry y Andre's llevaron a su residencia a las chicas casi al amanecer. Los días siguientes vivieron en la burbuja del enamoramiento, Candy y Terry se dedicaron a conocerse y a compartir tiempo juntos. En la universidad se separaban a fuerzas, Candy se dio cuenta que eran el tema principal en todo el campus y de que las chicas no estaban nada contentas cuando se enteraron del romance entre Candy y Terry, y aunque Candy no era del tipo celosa, se sorprendía al experimentar incomodidad cuando las chicas coqueteaban con Terry aún en su presencia. Terry y Candy no querían separarse nunca, se encontraban a la hora del almuerzo, Terry la recogía después de terminar su turno los días que tenía que trabajar. Candy pasaba los días libres en su departamento. Aún no habían tenido relaciones sexuales, por el momento. Pero ambos lo querían, lo deseaban. Pero deseaban que fuera especial, planeado y con todos los detalles para hacerlo inolvidable.
Amor como el nuestro..., no hay dos en la vida, por más que sé busque..., por más que se esconda.
José, Jose.
Hablaban de todo, lo que le permitía conocerse, Candy conoció de Terry cosas que ni siquiera hubiera sospechado. El circulo social al que pertenecía Terry, También le contó algunas de las peores discusiones con su madre, y Candy se percató de que la mayoría de las peleas eran en relación con el negocio de su padre, también que su madre no le daba el apoyo que Terry necesitaba.
—Eres la primera persona, a la que le puedo contar mis cosas. Me gusta la sensación, me brindas tranquilidad —le había dicho en una de esas ocasiones.
Pero a pesar de que llevaba dos meses con Terry, no sabía para dónde iban y su mente ya empezaba a imaginar las peores situaciones..
Terry no le había pedido oficialmente ser su novia, Aún que para muchas chicas
ese detalle había dejado de existir, ella seguía deseando ese momento, Candy se había entregado a Terry de manera libre, sin esperar nada, porque lo deseaba y se empezaba a dar cuenta de que tal vez también lo amaba. Tenían sus peleas de ves en cuando, Candy imponía su independencia, muchas veces Terry le pidió que no trabajará más, le insistía en que podía pagarle todo. Candy se molestaba y se negaba, hasta que Terry se dio cuenta de que para ella era importante ser independiente y él la dejó tranquila.
A Terry no le gustaba ver qué su novia era mesera en un restaurante Bar. Odiaba que otros vieran lo que él veía. La rabia que sentía al imaginarse todo los pensamientos que su novia provocaba en la cabeza de otros, era bastante para querer matar. Candy empezó a sentirse insegura. Quizás fuera el miedo por todo lo que sentía. Miedo por querer más de Terry. Aunque en el fondo de su corazón, ella sabía que aquello no podía durar, los separaban demasiadas cosas. Se dio cuenta de que Terry había atravesado su muro desde ase bien mucho. Podían terminar mañana, y ella tenía que estar preparada.
La celebración del cumpleaños de Elynor se acercaba. Era la única fiesta a la que Terry no podía negarse asistir, Era un evento por todo lo alto y se celebraba en la mansión GrandChester a finales del mes. Deseaba presentarse con Candy oficialmente como su novia. Por eso el miércoles Terry fue a su trabajo como un cliente más, el lugar estaba a reventar, se sentó en la barra desde allí podía verla. Le pidió una botella de agua al Barman en la barra sin dejar de observarla. Candy se sorprendió de verlo a esa hora. Estaba ocupada y no pudo acercarse para saludarlo como deseaba hacerlo. Terry lo comprendió, pero solo con estar allí y verla era mucho para su corazón. Un par de chicas que ya lo habían visto, apesar de estar algo pasadas de bebidas, le invitaron a una copa. Para colmó de Candy le pidieron a ella llevársela. Cuando ella se acercó con el licor en una bandeja, él la miró con el ceño fruncido.
—Sabes que no bebo entre semana. Dijo con una sonrisa.
—Las chicas de la mesa dos te la enviaron. —Dijo mirando una mesa y dejó el vaso con algo de fuerza en la barra. Terry miró a la bebida y luego miró a Candy, era fácil ver qué estaba molesta.
" Celosa"
—¿Estás de broma? —preguntó.
—Por supuesto. Me encanta servirte lo que otras te dan. La observó soltar un suspiro. Terry ni siquiera miró a las chicas de la mesa dos y con semblante serio le contestó:
—Diles que no me interesa.
Salieron media noche después de que Candy terminará su turno. No sin antes abrigarse, pues la temperatura en Nueva York empezaba a descender. Terry le puso el brazo en el hombro y caminaron hasta el auto, en completo silencio.
—¿Qué fue eso de adentro? —preguntó, cuando ya no pudo contenerse. —Candy no dijo nada, sabía que Terry se refería a la bebida de las chicas en la mesa dos — ¿Por qué presiento que era una especie de jodida prueba?— Volvió a preguntar ante el silencio de Candy.
—Cumplía con mi trabajo. Además no sabía si las conocías, quizás alguna te interesaba. Terry se río, pero no de gusto.
— Estoy contigo, Candy. ¿Crees que estoy divirtiéndome con otras?.
—¿No lo se? Terry frenó en seco y se paró frente a ella ofendido. Ya estaban frente al automóvil de Terry, Candy se recostó en la parte trasera del automóvil. El hecho de que Terry no volviera a intentar tener sexo con ella, le había hecho pensar que quizás él se divertía con otras.
—¡Tenemos algo juntos! ¡¿Verdad! —Ella no contestó. —Espero no estés saliendo con nadie más. —Le rodeó el cuello sin lastimarla, y la miró furioso, un gesto que nunca le había visto, luego pegó su frente a la de ella—. No te voy a compartir con nadie más. —Se quedó callado unos segundos, mirando fijamente sus ojos y acariciando con el pulgar sus labios—. Esto que estamos construyendo, me gusta, me gusta estar contigo y conocernos, me gusta como me haces sentir a tu lado, me encanta como te entregas en cada uno de mis besos, a la expectativa del toque de mis labios, eso me enloquece. Candy.
Ella se perdió en la profundidad de sus ojos. La sed por Candy lo volvía loco, La envolvió entre sus brazos para pegarla a su cuerpo, y con ansia le atrapó los labios, con los dientes y delicadeza le mordisqueó cada uno. Candy sintió escalofríos de placer, él intensificó el gesto, sus lenguas se enredaron y ella perdió su capacidad de pensar. Le acarició el cabello, enterró los dedos en su pelo, las mariposas revoloteando no le daban tregua en su estómago. Asustada como nunca en su vida, supo que se había enamorado.
—¿Cumpleaños de su mamá? Vaya con el chico guapo. Quiere darte la bienvenida a su familia por la puerta Grande. Espera— Abi entró al navegador en su portátil. Candy la miró alzando una ceja.
—¿Qué haces? Abi no respondió enseguida. —¿Abi?
— Mira en las páginas de farándula. Candy observó, pero ella ya sabía lo que iba a encontrar.
—Sí, así es. Su madre está preparando una fiesta por todo lo alto.
—¡Debes verte impresionante! Tenemos que salir de compras ahora mismo.
La mujer que salió de la residencia que el visitaba casi a diario no era la misma chica que veía en el día a día en la universidad, ni la que trabajaba en un bar para sostenerse, ni la joven sencilla a la que le llevaba de la mano a todas partes. La mujer que salió era la más bella que había visto en su vida. El cabello deslumbrante con un peinado moderno y en ondas hasta su cintura, maquillaje discreto, los labios que había besado un montón de veces, brillaban en un tono rosado. El cuerpo que lo volvía loco envuelto en un vestido de noche negro con escoge provocativo, pero sin llegar al descaro definía las curvas en un exquisito gusto. El tono de su piel parecía irreal. Era un jodido suertudo.
—Soy un bastardo con suerte. ¡Estas... Dios, Candy. Hermosa!
—Gracias, tú también estás muy guapo —dijo Candy con una sonrisa.
—¿Nos vamos? —preguntó Terry embobado. Gimió cuando le ayudó a ponerse un abrigo. Deseó olvidarse de la fiesta y llevar a Candy a su departamento. Habla preparado una inolvidable sorpresa para ella.
A medida que se acercaban a la casa GrandChester Candy sentía los nervios creciendo en su interior. Terry la miró de reojo, ella miraba por la ventana, con la espalda recta y las manos en el regazo, Terry escucho la profundidad de su respiración cuando entro en el camino iluminado y la mansión apareció ante ellos.
— Un joven en la entrada les recibió. Terry ayudo a Candy a desprenderse del abrigo. Con un discreto movimiento rozó la piel descubierta, La sintió temblar de placer. Esa era su intención para lo que tenia planeado para esa noche.
Candy supo enseguida quién era la mujer hermosa y elegante que se acercaba a ellos. Era Elynor, la madre de Terry. La mujer llevaba un vestido entallado azul oscuro, En su cuello un colgante zafiro que Candy no había visto en su vida, la mujer conocía lo que era el glamour.
—Terry has venido acompañado —Elynor miró a Candy de arriba abajo.
—Madre, feliz cumpleaños —saludó Terry dándole un beso en la mejilla—.
—Gracias, y por el regalo también, tienes un gusto exquisito.
—Quiero presentarte a mi novia, Candy White. Ambas se miraron asombradas pero por razones diferentes. Candy de felicidad.
"Su novia. Me presento como su novia".
—Pero qué sorpresa. Bienvenida a mi casa.
—Es un placer conocerla, le deseo un feliz cumpleaños —contestó Candy comuna brillante sonrisa.
—Terry mira quién acaba de llegar. —Elynor miró a Candy—. Es Susana. Terry y ella se conocen desde que eran unos adolescentes. Los Marlowe son los dueños de la más importantes cadenas hoteleras de Chicago.
—Elynor —interrumpió Terry tomando la mano de Candy—. Cariño, bailamos. Se alejaron mientras Elynor miraba con desprecio a Candy.
— Eso fue...
—Nada importante. Respondió Terry indiferente.
— ¿Quién es Susana?
—Sud padres son amigos de Esteban el segundo marido de mi madre, pero Elynor cree que son sus amigos.
—Me pareció entender que Susana y tú..
—Solo tengo ojos para ti, Candy. Eres lo más hermoso de mi vida.
—¿Novia, eh?
—Por supuesto. Acaso no me consideras tu novio.
—El novio más guapo del mundo —contestó Candy feliz.
—Terry, Susana desea saludarte. Dijo Elynor interrumpiéndo su baile.
Candy miró discretamente a Susana. La joven era hermosa, Rubia de mediana estatura era más delgada que Candy, y se veía la clase y educación que había recibido, era la que ofrecen internados de categoría. Llevaba el cabello en un peinado wet, lacio hacia atrás, el vestido color rosa le resaltaba sus ojos azules.
Susana se acercó para dejar un beso en la mejilla a Terry.
—Susana nos tiene noticias que te van a encantar hijo.
—Se lo digo yo, Ely —dijo Susana mirando a Candy de arriba abajo—. Me he venido a vivir a Nueva York para incorporarme en las empresas GrandChester junto a ti, Terry.
Terry le dirigió una mirada interrogativa a su madre y luego le sonrió educadamente a Susana.
—Oh, vaya sorpresa. Te agradezco el gesto Susana, pero ya tengo a la persona que me va ayudar. Aunque estoy seguro de que mi madre estará encantada de tenerte a su lado. Por cierto —Dijo llevando su mano a la cintura de Candy y acercándose a ella en un gesto protector. —La señorita es Candy White, mi novia y mi ayudante.
Continuará...
Guerra Florida. Hola a todos. Espero que les guste como se va dando la historia, el siguiente capítulo va a tener actividad sexual, por eso lo pondré en el Foro oscuro, para los que desean leerlo, pero para las personas que quieren seguir la historia evitando esa parte les comunico que el Capitulo siguiente solo es activo sexual. Después seguiré el otro CAPÍTULO aquí. Sin perder el relato de la historia. Vale.
Capítulo 4.
—¡Ahí está! Terry dirigió la mirada donde señalaba Andrés.
Era un jodido sueño ver a Candy allí, estaba jodidamente hermosa, sexy y tan sensual.
Algo lo frenó en su cabeza de pronto.
—La Rubia es tu amiga? La pregunta le salió con dificultad. Terry sintió miedo, sabía que Andres estaba interesado en alguien, pero moriria allí mismo si le decía que era Candy.
—No. Mí amiga es la morena. Se llama Abi.
—Las conozco. La sangre regreso a su sistema.
—Ahora fue Andrés quien se preocupó.
—Abi? Terry entendió lo que pensaba su amigo.
—Estoy interesado en la rubia. Andrés sonrió abiertamente.
—Bien. Caminaron como si estuvieran en una competencia de ver quién era más rápido, pero si llegar a correr. Ambos se detuvieron cuando las chicas empezaron a bailar con movimientos muy sensuales.
Por culpa del licor Candy y Abi empezaron a moverse siguiendo el ritmo de la música. Candy cerró los ojos y se dejó llevar, Sus movimientos eran sensuales, no pretendía llamar la atención, cada movimiento que de su cuerpo era natural.
Si que es una delicia, pensó Terry antes de mirar que varios chicos empezaban a ver al par de chicas, no podía culparlos por qué cualquier idiota caería a los pies de tremendo espectáculo, y tremenda mujer. Candy llevaba una falda, no era minifalda, pero si lo bastante corta para crear fantasías, botas de tacón hasta la rodilla y la blusa abrazaba su pequeña cintura. Dios..., el escote lo iba a matar, antes de que algún idiota pensará en acercarse, hizo acto de presencia.
—¡Perdón por llegar tarde! El baile se detuvo. Candy estaba alucinando, y es que por un momento escucho la voz que la volvía tonta y que la regresaba a la edad de quinceañera.
—¡Andrés! ¡Pensé que ya no ibas a venir! —dijo Abi con toda la cara de sorpresa, Dirijio la vista a Candy al ver quién estaba detrás de ella. Era una sorpresa ver que el amigo de Andrés era Terry. A Candy se le iba acelerando el pulso con cada segundo que pasaba.
—Hola, hermosa —Terry susurró en su oído al tiempo que le deslizaba las manos por la cintura. Hasta su nariz llegó el olor de su cabello y sintió el impulso loco de retirarlo a un lado, para besarle el cuello, y controlo otro impulso de dejarle una mordida para que todos lo vieran, era de locos. Ella se volteó con los ojos brillantes de sorpresa, para luego formar una sonrisa.
—¿Cómo es que estás aquí? Él sonrió, y sin soltarla empezó a bailar con ella, disfrutando del contacto de tenerla cerca.
Candy llevó las manos a su pecho y luego ascendieron hasta envolver su cuello.
—¿Sorprendida? —preguntó a centímetros de su rostro, con el corazón retumbando en el pecho.
—Sí. —Se mordió el labio inferior—. Me gusta ver a mi profesor más Sexy. Tú me vuelves loca. En cuanto las palabras salieron, se dio cuenta de lo que había dicho. —No acabo de decir eso, ¿verdad? Terry asintió sonriendo. La tomó de la mano y atravesó la pista de baile, a lo lejos vio a Andrés charlando con Abi. Sin soltar la mano de Candy, la llevó por un pasillo, abriéndose paso entre una docena de personas.
Estaba borracha, de otra manera no habría soltado aquello. Terry quería besarla, saboreó la anticipación de probar sus labios, colocó las manos entre la cinturilla de la falda, sintió la energía al contacto. Se pegó más a ella, Candy soltó un gemido cuando sintió su cadera contra él. Empezó a moverse siguiendo el ritmo de la canción que retumbaba por todo el Night Club.
Con un rápido movimiento Terry la arrinconó contra la pared sin importarle nada más, ni las parejas bailando, ni las voces que llegaban a ellos, ni la música que vibraba por todas partes, todo desapareció, fue como entrar en un lugar lleno de Luz y de paz, pero el deseo creciendo con cada caricia.
—¿Tú también me vuelves loco, Candy? — Terry esperaba que no fuera su estado lo que hiciera a Candy portarse así con él. Se moría por probarla, por tenerla, pero corría el riesgo de que a la luz del día Candy pensara que se había aprovechado de su embriaguez. Entonces sí perdería toda oportunidad con ella. Ella se preguntaba por qué tardaba en besarla, mientras disfrutaba de su esencia, su cuerpo empezó a sentir calor, se giro dándole la espalda y se atrevió otra vez a rodearlo por el cuello con sus brazos mientras se movía al ritmo de la música.
—Candy… Dijo, ambos con las respiraciones agitadas, calientes, y la corriente de energía que se sentía podría iluminar todo el sitio. Candy pensó que era ahora o nunca. Se giro otra vez y se alzó de puntillas para llevar los labios a la boca de Terry . Sintió que se lanzaba al paraíso, mientras sentía como el autocontrol de Terry desaparecía. La aferró por la cintura, profundizando el beso. Terry saboreó la dulzura y tersura de su piel, su lengua intrusa recorrió la boca femenil, conociendo cada rincón, y cuando un gemido salió de la boca de ells Terry enloqueció. Su mano aferró la nuca de ella mientras la seguía besando. La sensación fue exquisita y jodidamente deliciosa, Superaba las fantasías de como creía que sería. Detuvo el besp para mirarla, y saber que ella estaba con él, al ver qué sí era ella. Ella lo miró sensual y atrevida.
— Bésame Terry.
"Dios... si".
La besó nuevamente, sin miedo, parecía no saciarse nunca, era como si estuviera en el desierto y ella fuera el milagro de saciar su sed. La besó como quiso hacerlo desde la primera vez que puso sus ojos en ella. Pero se llevó una sorpresa. Y es que quería más, Había pensado que un beso calmaría el deseo que tenía por ella, pero acababa de descubrir que Candy White era la droga más adictiva y el su consumidor insaciable...
— Sabía que sería increíble, pero este momento supera mi fantasía.
—Terry... Candy susurró sin separar sus labios, las manos de Terry acariciaban la pequeña cintura, se moría por acariciar los campos, valles y montañas, cada lugar hermoso de la naturaleza que era toda ella. Candy presionó su cuerpo pidiendo más.
— Eres tan hermosa— Le aferró la nuca — eres jodidamente hermosa, tan única, y mía. Candy, por qué después de hoy, te quiero solo para mi.
"Quiero que todos sepan que eres mía y no quiero algún tipo rondándote, y que cada día que pasa te necesito más, pero si te digo todos mis sentimientos tendrías las armas de acabar con migo".
Ella estaba en un lugar placentero, su sentidos estaban bien lejos. La adrenalina de su cuerpo iba en una carrera turbo, y su mente... su mente estaba atontada. Nunca la habían besado de esa manera, tan... tan intensa, tan posesiva, tan pasional, con tanta entrega, y con querer recibir de la misma manera.
Se había negado durante mucho tiempo; ya estaba harta de ser la buena y la inocente, merecía toda la diversión que pudiera lograr. Además cada vez le era más difícil sustraerse al embrujo que Terry ejercía en ella.
—Nena. Te.he echado de menos... un montón, desde la primera vez que te vi —dijo besándola en el cuello, con Pasión, con deseó, también amor. Por qué el estaba seguro de que lo que sentía por Candy era más que deseo. A ella se le escapó un gemido y Terry gruñó contra sus labios.
—Quiero... —dijo Candy de pronto .
—¿Qué? ¿Que quieres?. Él le daría todo.
—Quiero..., ya sabes... —De pronto la iba invadiendo la vergüenza.
—Ah —dijo Terry, regresando a la realidad. La miró a los ojos. Parecía estar librando una batalla contra sí mismo. Recurrió a un doloroso y feroz autocontrol,
—Yo... no sé si es buena idea...
—¿Qué sucede? —preguntó ella con la respiración agitada.
—Escúchame. Sé que has bebido mucho, por lo que debo ser un caballero y darte la oportunidad de dejar las cosas aquí. Te puedo llevar a tu casa y lo retomamos en cuanto estés sobria, ¿te parece?
«¿Qué?»
—¿Creía... ? —Dijo, Candy apartándose.
—No... no, nena. Me refiero a hacerlo precisamente esta noche. La rodeó con los brazos, pero ella se negaba a mirarlo, de pronto se sentía humillada.
—Eh, mírame —dijo Terry, sujetándole la barbilla—. Quiero hacerlo, joder, no sabes cuánto lo deseo. Más que nada en el mundo, créeme. Llevo deseando sentirte así desde que te conocí, pero creo... creo que no estás en tus cinco sentidos, y... Sólo quiero que estés lista. Lista del todo, porque cuando lo hagamos, estará hecho. Y no habrá marcha atrás.
La humillación se disipó en Candy que se quedó mirándolo, sabia que él tenía razón, sabía que tenía que pensarlo bien, pero no creía que mañana la respuesta fuera otra. Tenía que pensarlo mejor cuando no estuviera bajo la influencia del alcohol en su sistema. Pero la anticipación que sentía ahora mismo era peor que el alcohol corriendo por sus venas.
Terry se moría por tenerla, por hacerla suya, pero la quería en sus cinco sentidos, no que recordara ese episodio como un error en medio de una noche de borrachera. Necesitaba tener la seguridad de que no era el alcohol el que hablaba por ella.
Ella sonrió más calmada, le acarició el rostro y él le devoró la boca de nuevo, volviendo a encender la llama, cuando se separó, las respiraciones agitadas de los dos casi lo hacen claudicar.
—Eres mi caballero.
Terry sonrió, apesar de tener el cuerpo excitado..
—Yo no estaría tan seguro, mis pensamientos en este momento no son los de un caballero, créeme.
Esa noche se divirtieron mucho. Bailaron, platicaron, bromearon. Más tarde Terry y Andre's llevaron a su residencia a las chicas casi al amanecer. Los días siguientes vivieron en la burbuja del enamoramiento, Candy y Terry se dedicaron a conocerse y a compartir tiempo juntos. En la universidad se separaban a fuerzas, Candy se dio cuenta que eran el tema principal en todo el campus y de que las chicas no estaban nada contentas cuando se enteraron del romance entre Candy y Terry, y aunque Candy no era del tipo celosa, se sorprendía al experimentar incomodidad cuando las chicas coqueteaban con Terry aún en su presencia. Terry y Candy no querían separarse nunca, se encontraban a la hora del almuerzo, Terry la recogía después de terminar su turno los días que tenía que trabajar. Candy pasaba los días libres en su departamento. Aún no habían tenido relaciones sexuales, por el momento. Pero ambos lo querían, lo deseaban. Pero deseaban que fuera especial, planeado y con todos los detalles para hacerlo inolvidable.
Amor como el nuestro..., no hay dos en la vida, por más que sé busque..., por más que se esconda.
José, Jose.
Hablaban de todo, lo que le permitía conocerse, Candy conoció de Terry cosas que ni siquiera hubiera sospechado. El circulo social al que pertenecía Terry, También le contó algunas de las peores discusiones con su madre, y Candy se percató de que la mayoría de las peleas eran en relación con el negocio de su padre, también que su madre no le daba el apoyo que Terry necesitaba.
—Eres la primera persona, a la que le puedo contar mis cosas. Me gusta la sensación, me brindas tranquilidad —le había dicho en una de esas ocasiones.
Pero a pesar de que llevaba dos meses con Terry, no sabía para dónde iban y su mente ya empezaba a imaginar las peores situaciones..
Terry no le había pedido oficialmente ser su novia, Aún que para muchas chicas
ese detalle había dejado de existir, ella seguía deseando ese momento, Candy se había entregado a Terry de manera libre, sin esperar nada, porque lo deseaba y se empezaba a dar cuenta de que tal vez también lo amaba. Tenían sus peleas de ves en cuando, Candy imponía su independencia, muchas veces Terry le pidió que no trabajará más, le insistía en que podía pagarle todo. Candy se molestaba y se negaba, hasta que Terry se dio cuenta de que para ella era importante ser independiente y él la dejó tranquila.
A Terry no le gustaba ver qué su novia era mesera en un restaurante Bar. Odiaba que otros vieran lo que él veía. La rabia que sentía al imaginarse todo los pensamientos que su novia provocaba en la cabeza de otros, era bastante para querer matar. Candy empezó a sentirse insegura. Quizás fuera el miedo por todo lo que sentía. Miedo por querer más de Terry. Aunque en el fondo de su corazón, ella sabía que aquello no podía durar, los separaban demasiadas cosas. Se dio cuenta de que Terry había atravesado su muro desde ase bien mucho. Podían terminar mañana, y ella tenía que estar preparada.
La celebración del cumpleaños de Elynor se acercaba. Era la única fiesta a la que Terry no podía negarse asistir, Era un evento por todo lo alto y se celebraba en la mansión GrandChester a finales del mes. Deseaba presentarse con Candy oficialmente como su novia. Por eso el miércoles Terry fue a su trabajo como un cliente más, el lugar estaba a reventar, se sentó en la barra desde allí podía verla. Le pidió una botella de agua al Barman en la barra sin dejar de observarla. Candy se sorprendió de verlo a esa hora. Estaba ocupada y no pudo acercarse para saludarlo como deseaba hacerlo. Terry lo comprendió, pero solo con estar allí y verla era mucho para su corazón. Un par de chicas que ya lo habían visto, apesar de estar algo pasadas de bebidas, le invitaron a una copa. Para colmó de Candy le pidieron a ella llevársela. Cuando ella se acercó con el licor en una bandeja, él la miró con el ceño fruncido.
—Sabes que no bebo entre semana. Dijo con una sonrisa.
—Las chicas de la mesa dos te la enviaron. —Dijo mirando una mesa y dejó el vaso con algo de fuerza en la barra. Terry miró a la bebida y luego miró a Candy, era fácil ver qué estaba molesta.
" Celosa"
—¿Estás de broma? —preguntó.
—Por supuesto. Me encanta servirte lo que otras te dan. La observó soltar un suspiro. Terry ni siquiera miró a las chicas de la mesa dos y con semblante serio le contestó:
—Diles que no me interesa.
Salieron media noche después de que Candy terminará su turno. No sin antes abrigarse, pues la temperatura en Nueva York empezaba a descender. Terry le puso el brazo en el hombro y caminaron hasta el auto, en completo silencio.
—¿Qué fue eso de adentro? —preguntó, cuando ya no pudo contenerse. —Candy no dijo nada, sabía que Terry se refería a la bebida de las chicas en la mesa dos — ¿Por qué presiento que era una especie de jodida prueba?— Volvió a preguntar ante el silencio de Candy.
—Cumplía con mi trabajo. Además no sabía si las conocías, quizás alguna te interesaba. Terry se río, pero no de gusto.
— Estoy contigo, Candy. ¿Crees que estoy divirtiéndome con otras?.
—¿No lo se? Terry frenó en seco y se paró frente a ella ofendido. Ya estaban frente al automóvil de Terry, Candy se recostó en la parte trasera del automóvil. El hecho de que Terry no volviera a intentar tener sexo con ella, le había hecho pensar que quizás él se divertía con otras.
—¡Tenemos algo juntos! ¡¿Verdad! —Ella no contestó. —Espero no estés saliendo con nadie más. —Le rodeó el cuello sin lastimarla, y la miró furioso, un gesto que nunca le había visto, luego pegó su frente a la de ella—. No te voy a compartir con nadie más. —Se quedó callado unos segundos, mirando fijamente sus ojos y acariciando con el pulgar sus labios—. Esto que estamos construyendo, me gusta, me gusta estar contigo y conocernos, me gusta como me haces sentir a tu lado, me encanta como te entregas en cada uno de mis besos, a la expectativa del toque de mis labios, eso me enloquece. Candy.
Ella se perdió en la profundidad de sus ojos. La sed por Candy lo volvía loco, La envolvió entre sus brazos para pegarla a su cuerpo, y con ansia le atrapó los labios, con los dientes y delicadeza le mordisqueó cada uno. Candy sintió escalofríos de placer, él intensificó el gesto, sus lenguas se enredaron y ella perdió su capacidad de pensar. Le acarició el cabello, enterró los dedos en su pelo, las mariposas revoloteando no le daban tregua en su estómago. Asustada como nunca en su vida, supo que se había enamorado.
—¿Cumpleaños de su mamá? Vaya con el chico guapo. Quiere darte la bienvenida a su familia por la puerta Grande. Espera— Abi entró al navegador en su portátil. Candy la miró alzando una ceja.
—¿Qué haces? Abi no respondió enseguida. —¿Abi?
— Mira en las páginas de farándula. Candy observó, pero ella ya sabía lo que iba a encontrar.
—Sí, así es. Su madre está preparando una fiesta por todo lo alto.
—¡Debes verte impresionante! Tenemos que salir de compras ahora mismo.
La mujer que salió de la residencia que el visitaba casi a diario no era la misma chica que veía en el día a día en la universidad, ni la que trabajaba en un bar para sostenerse, ni la joven sencilla a la que le llevaba de la mano a todas partes. La mujer que salió era la más bella que había visto en su vida. El cabello deslumbrante con un peinado moderno y en ondas hasta su cintura, maquillaje discreto, los labios que había besado un montón de veces, brillaban en un tono rosado. El cuerpo que lo volvía loco envuelto en un vestido de noche negro con escoge provocativo, pero sin llegar al descaro definía las curvas en un exquisito gusto. El tono de su piel parecía irreal. Era un jodido suertudo.
—Soy un bastardo con suerte. ¡Estas... Dios, Candy. Hermosa!
—Gracias, tú también estás muy guapo —dijo Candy con una sonrisa.
—¿Nos vamos? —preguntó Terry embobado. Gimió cuando le ayudó a ponerse un abrigo. Deseó olvidarse de la fiesta y llevar a Candy a su departamento. Habla preparado una inolvidable sorpresa para ella.
A medida que se acercaban a la casa GrandChester Candy sentía los nervios creciendo en su interior. Terry la miró de reojo, ella miraba por la ventana, con la espalda recta y las manos en el regazo, Terry escucho la profundidad de su respiración cuando entro en el camino iluminado y la mansión apareció ante ellos.
— Un joven en la entrada les recibió. Terry ayudo a Candy a desprenderse del abrigo. Con un discreto movimiento rozó la piel descubierta, La sintió temblar de placer. Esa era su intención para lo que tenia planeado para esa noche.
Candy supo enseguida quién era la mujer hermosa y elegante que se acercaba a ellos. Era Elynor, la madre de Terry. La mujer llevaba un vestido entallado azul oscuro, En su cuello un colgante zafiro que Candy no había visto en su vida, la mujer conocía lo que era el glamour.
—Terry has venido acompañado —Elynor miró a Candy de arriba abajo.
—Madre, feliz cumpleaños —saludó Terry dándole un beso en la mejilla—.
—Gracias, y por el regalo también, tienes un gusto exquisito.
—Quiero presentarte a mi novia, Candy White. Ambas se miraron asombradas pero por razones diferentes. Candy de felicidad.
"Su novia. Me presento como su novia".
—Pero qué sorpresa. Bienvenida a mi casa.
—Es un placer conocerla, le deseo un feliz cumpleaños —contestó Candy comuna brillante sonrisa.
—Terry mira quién acaba de llegar. —Elynor miró a Candy—. Es Susana. Terry y ella se conocen desde que eran unos adolescentes. Los Marlowe son los dueños de la más importantes cadenas hoteleras de Chicago.
—Elynor —interrumpió Terry tomando la mano de Candy—. Cariño, bailamos. Se alejaron mientras Elynor miraba con desprecio a Candy.
— Eso fue...
—Nada importante. Respondió Terry indiferente.
— ¿Quién es Susana?
—Sud padres son amigos de Esteban el segundo marido de mi madre, pero Elynor cree que son sus amigos.
—Me pareció entender que Susana y tú..
—Solo tengo ojos para ti, Candy. Eres lo más hermoso de mi vida.
—¿Novia, eh?
—Por supuesto. Acaso no me consideras tu novio.
—El novio más guapo del mundo —contestó Candy feliz.
—Terry, Susana desea saludarte. Dijo Elynor interrumpiéndo su baile.
Candy miró discretamente a Susana. La joven era hermosa, Rubia de mediana estatura era más delgada que Candy, y se veía la clase y educación que había recibido, era la que ofrecen internados de categoría. Llevaba el cabello en un peinado wet, lacio hacia atrás, el vestido color rosa le resaltaba sus ojos azules.
Susana se acercó para dejar un beso en la mejilla a Terry.
—Susana nos tiene noticias que te van a encantar hijo.
—Se lo digo yo, Ely —dijo Susana mirando a Candy de arriba abajo—. Me he venido a vivir a Nueva York para incorporarme en las empresas GrandChester junto a ti, Terry.
Terry le dirigió una mirada interrogativa a su madre y luego le sonrió educadamente a Susana.
—Oh, vaya sorpresa. Te agradezco el gesto Susana, pero ya tengo a la persona que me va ayudar. Aunque estoy seguro de que mi madre estará encantada de tenerte a su lado. Por cierto —Dijo llevando su mano a la cintura de Candy y acercándose a ella en un gesto protector. —La señorita es Candy White, mi novia y mi ayudante.
Continuará...
Guerra Florida. Hola a todos. Espero que les guste como se va dando la historia, el siguiente capítulo va a tener actividad sexual, por eso lo pondré en el Foro oscuro, para los que desean leerlo, pero para las personas que quieren seguir la historia evitando esa parte les comunico que el Capitulo siguiente solo es activo sexual. Después seguiré el otro CAPÍTULO aquí. Sin perder el relato de la historia. Vale.