RENUNCIO A TI
By Lady Flowers.
“No confíes en todo lo que ves, a simple vista la sal parece azúcar.”
Capítulo 2 primera parte
.
Cinco años antes.
La joven pareja de enamorados caminaban tomados de la mano por el bello portal de las rosas de la mansión perteneciente a la familia de la hermosa rubia, aunque Terrence Grandchester no era del todo aceptado por la familia de la chica debido a la dudosa procedencia del joven y la poca respetable carrera de la madre. Esto causaba escozor entre los más longevos y puritanos del clan Ardley, todo lo contrario pasaba del lado de la familia del castaño tanto su madre como la abuela adoraban a esa chiquilla que de una u otra forma había logrado que madre e hijo llegarán a entenderse y perdonarse. Aun así el clan acepto que el joven cortejara a la más pequeña de la familia, la joven perdió a su madre a solo dos días de haber nacido, su padre William se dedicaba a tiempo completo a trabajar y a preparar a Thomas su hijo mayor para que en un futuro tomará las riendas de los negocios de la familia, trataba de compensar el poco tiempo compartido con su hija menor, cumplíendo cada uno de sus caprichos, la chica era una ráfaga de juventud y alegría para la familia, pero desde que conoció a Grandchester en el internado del Real Colegio San Pablo, dónde ambos cursaron estudios en Inglaterra se había vuelto más rebelde y voluble que de costumbre, conocían muy bien su manera de actuar cuando alguien osaba llevarle la contraria, sabían que ella no permitiría que nada ni nadie se interpusiera en su camino, y para evitar que hicieran algo que manchara el honor de la familia aceptaron el cortejo.
Basto solo una mirada y unas cuantas palabras entre ellos en una noche de año nuevo sobre la cubierta del Mauritania para quedar prendida de él, la manera tan arrogante de tratarla lejos de molestarla la flecho completamente.
Era la primera vez que Terrence visitaba el hogar de la joven Ardley desde que habían regresado a América, a decir verdad era la primera vez que cortejaba a una chica. Mucho antes de conocerla, él solo se enredaba con mujeres mayores que él que trabajaban en los burdeles y bares que frecuentaba cuando se escapaba del colegio, y una que otra estudiante del internado que se ofrecía hacerle compañía. Aunque tácitamente ya se consideraban novios después de aquel beso robado en Escocia no lo eran oficialmente, que mejor momento para hacerlo que en los hermosos jardines de la mansión de Lakewood.
Terrence estaba más que decidido a pedirle esa tarde no solo que fuesen novios sino también la pediría en matrimonio, aunque las cosas se habían puesto algo difícil desde su regreso a América de no ser por los vientos de guerra en Europa, ambos aún estuviesen en el colegio, disfrutando de las escapadas que se daban para verse a escondidas en los establos del colegio, donde compartian apasionados besos que cada vez subían más de intensidad. Solo Dios sabe todo el esfuerzo de él para no sucumbir antes las insinuaciones de la rubia.
Terrence manipulaba con sus dedos una pequeña cajita de terciopelo rosa que se encontraba en el interior del bolsillo de su pantalón en ella había un anillo bañado en oro con una hilera de diminutos diamantes color granate.
Al acercarse al portal de las flores se sentaron en una banca dónde el olor a rosas impregnaba el lugar aún con las manos entrelazada ella cerró los ojos e inhaló el aire fresco del jardín,
La brisa de primavera revoloteaba sus rizos dorados y sentía el sol calentando su rostro él solo se limitaba a observarla, realmente amaba aquella pequeña damita.
--¿Esté es lugar del jardinero verdad!? -- pregunto el chico dándole un vistazo a su alrededor.
--Anthony su nombre era Anthony, no jardinero, y si esté era su lugar favorito, Anthony amaba esté lugar, amaba sus flores, am…
--Amaba a su prima—dijo Terry con un dejo de celos.
Ella solo embozo una ligera sonrisa.
--Parece mentira que ya hayan pasado tres años desde de su muerte siento su presencia cada vez que vengo a esté lugar, siento que me observa.
--¿Crees que nos esté viendo ahora?...si te beso crees que sería capaz de atacarme con una de sus rosas y clavarme una espina en el cuello o en el corazón hasta matarme? – decía Terry mientras movía la cabeza de un lado a otro.
-- Que tonto eres Grandchester....Deja de hablar y bésame, te deseo tanto--decía mientras lo atraía hacia ella y acercaba sus labios a los de él.
Continuara.
La joven pareja de enamorados caminaban tomados de la mano por el bello portal de las rosas de la mansión perteneciente a la familia de la hermosa rubia, aunque Terrence Grandchester no era del todo aceptado por la familia de la chica debido a la dudosa procedencia del joven y la poca respetable carrera de la madre. Esto causaba escozor entre los más longevos y puritanos del clan Ardley, todo lo contrario pasaba del lado de la familia del castaño tanto su madre como la abuela adoraban a esa chiquilla que de una u otra forma había logrado que madre e hijo llegarán a entenderse y perdonarse. Aun así el clan acepto que el joven cortejara a la más pequeña de la familia, la joven perdió a su madre a solo dos días de haber nacido, su padre William se dedicaba a tiempo completo a trabajar y a preparar a Thomas su hijo mayor para que en un futuro tomará las riendas de los negocios de la familia, trataba de compensar el poco tiempo compartido con su hija menor, cumplíendo cada uno de sus caprichos, la chica era una ráfaga de juventud y alegría para la familia, pero desde que conoció a Grandchester en el internado del Real Colegio San Pablo, dónde ambos cursaron estudios en Inglaterra se había vuelto más rebelde y voluble que de costumbre, conocían muy bien su manera de actuar cuando alguien osaba llevarle la contraria, sabían que ella no permitiría que nada ni nadie se interpusiera en su camino, y para evitar que hicieran algo que manchara el honor de la familia aceptaron el cortejo.
Basto solo una mirada y unas cuantas palabras entre ellos en una noche de año nuevo sobre la cubierta del Mauritania para quedar prendida de él, la manera tan arrogante de tratarla lejos de molestarla la flecho completamente.
Era la primera vez que Terrence visitaba el hogar de la joven Ardley desde que habían regresado a América, a decir verdad era la primera vez que cortejaba a una chica. Mucho antes de conocerla, él solo se enredaba con mujeres mayores que él que trabajaban en los burdeles y bares que frecuentaba cuando se escapaba del colegio, y una que otra estudiante del internado que se ofrecía hacerle compañía. Aunque tácitamente ya se consideraban novios después de aquel beso robado en Escocia no lo eran oficialmente, que mejor momento para hacerlo que en los hermosos jardines de la mansión de Lakewood.
Terrence estaba más que decidido a pedirle esa tarde no solo que fuesen novios sino también la pediría en matrimonio, aunque las cosas se habían puesto algo difícil desde su regreso a América de no ser por los vientos de guerra en Europa, ambos aún estuviesen en el colegio, disfrutando de las escapadas que se daban para verse a escondidas en los establos del colegio, donde compartian apasionados besos que cada vez subían más de intensidad. Solo Dios sabe todo el esfuerzo de él para no sucumbir antes las insinuaciones de la rubia.
Terrence manipulaba con sus dedos una pequeña cajita de terciopelo rosa que se encontraba en el interior del bolsillo de su pantalón en ella había un anillo bañado en oro con una hilera de diminutos diamantes color granate.
Al acercarse al portal de las flores se sentaron en una banca dónde el olor a rosas impregnaba el lugar aún con las manos entrelazada ella cerró los ojos e inhaló el aire fresco del jardín,
La brisa de primavera revoloteaba sus rizos dorados y sentía el sol calentando su rostro él solo se limitaba a observarla, realmente amaba aquella pequeña damita.
--¿Esté es lugar del jardinero verdad!? -- pregunto el chico dándole un vistazo a su alrededor.
--Anthony su nombre era Anthony, no jardinero, y si esté era su lugar favorito, Anthony amaba esté lugar, amaba sus flores, am…
--Amaba a su prima—dijo Terry con un dejo de celos.
Ella solo embozo una ligera sonrisa.
--Parece mentira que ya hayan pasado tres años desde de su muerte siento su presencia cada vez que vengo a esté lugar, siento que me observa.
--¿Crees que nos esté viendo ahora?...si te beso crees que sería capaz de atacarme con una de sus rosas y clavarme una espina en el cuello o en el corazón hasta matarme? – decía Terry mientras movía la cabeza de un lado a otro.
-- Que tonto eres Grandchester....Deja de hablar y bésame, te deseo tanto--decía mientras lo atraía hacia ella y acercaba sus labios a los de él.
Continuara.