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LAS ESTRELLAS DE BROADWAY // Están iluminando a Terry en Guerra florida 2021
AMOR como el nuestro.
Capítulo 7.
—Lo eres todo para mí. No puedo perderte —Dijo Terry mientras Candy lo acunaba entre sus brazos reteniéndolo, y él sentía la liberación del orgasmo más increíble y placentero que podía haber experimentado. Llevo sus labios al cuerpo de Candy, lamiendo su cuello y su hombro, saboreando maravillado por la suavidad de su piel, húmeda y perfecta. El ambiente estaba cargado de calor, pasión, felicidad, y un aroma intenso a rosas y velas de jazmín. Poco a poco volvieron a la realidad.
Candy ahogo una exclamación de sorpresa. Cuando se fijo en el sitio, un lugar que por venir con desesperación de amarse no había mirado. El apartamento de Terry estaba lleno de rosas en dos colores rojo y rosa distribuidas y perfectas por todos lados. Si pudiera describir el apartamento sería el sitio perfecto para una noche romántica llena de promesas. Candy detuvo sus pensamientos cayendo en cuenta de que él lo había planeado todo. Era como un sueño del pasado pero absolutamente real y en el presente. Terry observaba la cara de Candy con atención mientras ella lo miraba todo. Si, el sitio le había gustado, al igual que las mil rosas rojas y rosas rosas por todas partes. En el dormitorio había velas encendidas de los mismos colores que las rosas, era todo tan perfecto como el resto. Candy no pudo evitar que una lágrima desendiera por su mejilla. Nunca imagino que pudiera ver algo tan hermoso y además que fuera para ella.
—Vamos, no es para que llores— musito Terry acercándose.
—Terry... yo... — empezó a decir Candy. — Es todo tan hermoso, ¿ Lo habías planeado?
—Si, Candy. Todo lo qué quería cuando te hiciera el amor, es que fuera especial para los dos.
Habían transcurrido dos meses desde la fiesta de cumpleaños de Elynor. La misma noche en qué Candy se había entregado a Terry. Desde ese momento ambos lo habían pasado juntos todo el tiempo.
Una mañana de un domingo habían discutido. Candy estaba aún renuente a trabajar en la empresa GrandChester, en el departamento de finanzas. Se negó a estar en presidencia junto a Terry.
—Espero que no me hayas ofrecido el empleo porque estamos juntos y soy tú novia —le había dicho Candy, muy seria a Terry, apenas llegó al departamento de él.
Terry la miró con un brillo en los ojos, y un gesto posesivo.
—Novia — Respondió Terry acercándose a ella, Candy Sonrió abiertamente y él le guiñó el ojo.
— Claro que lo hice por eso. —Dijo Terry y levantó las manos, cuando vio que Candy estaba con el ceño fruncido, debido a su decisión —. Candy — Él se puso serio—. Aparte de ser mi mujer, estas preparada. A Candy no le gustó mucho la palabra " su mujer" pero bueno, tenían relaciones íntimas y no quiso discutir con él.
— Pensarán que me diste el trabajo por la relación que hay entre tú y yo..
—No me importa lo que piensen los demás, soy el dueño, al que no le guste, pues que se vaya y ya.
— Salió él macho de la manada, arrogante y posesivo. —Terry se rió abiertamente. Le encantaba el sentido de humor de Candy, era un jodido suertudo. Tenía a la mujer perfecta a su lado, estaba seguro de que con Ella no le faltaría nada en la vida. —Terry, no quisiera…
—Nena —interrumpió él—. Voy a necesitar ayuda y quiero aprovecharme de tu inteligencia. Necesito alrededor gente en la que pueda confiar.
—Si lo pones así. — Dijo Candy con un suspiro. Cada vez le era más difícil negarse a él. Había veces depender de Terry le daba un poco de miedo. El día anterior Terry le regaló un bonito portafolio, pero cuando vio la etiqueta enrojeció, era escandalosamente caro. No obstante Abi le había puesto ejemplos a lo que se iba a enfrentar en los días que trabajaría en la empresa GrandChester, y al recordar cómo la habían mirado en el cumpleaños de Elynor, la madre de Terry. Incluso como la habían tratado. Candy aceptó. Cobraban importancia las palabras dichas. “Si deseas ser tratada con el mismo respeto, viste como ellos”. Ella tendría mucho trabajo que hacer, por qué queria demostrar que estaba allí por qué estaba preparada y le gustaba trabajar, quería aportar cosas positivas, para lo que seguía preparándose y esforzándose. No para andar pensando si estaba o no convenientemente vestida.
Elynor de GrandChester, había conservado el apellido de su primer esposo por el prestigio de seguir teniendo lazos con la realeza, además de los beneficios que era ser un GrandChester. Estaba sentada detrás de su escritorio, como si fuera el mismo trono de la reina Victoria, cuando Fred entró sin anunciarse. Elynor lo había estado esperando. Un mes después de su fiesta de cumpleaños, Terry había llegado a la mansión GrandChester y Elynor no había evitado reclamarle que se fuera de la fiesta de cumpleaños, como si no fuera mucho le había pedido una explicación de Candy, advirtiéndole que esa jovencita no estaba calificada para trabajar en la empresa GrandChester. Argumentando que aún no se había graduado. Terry que no toleraba que le gritaran, no había contenido su temperamento. Candy iba a trabajar con él, le gustase a su madre o no.
—Mami, ¿aquí estoy? Fred saco a Elynor de sus recuerdos.
—Necesitare ayuda una vez más de ti, Fred.
—Oh, sabes que puedes contar conmigo, para bien o para mal, soy un hijo para ti. Fred se acomodó en una silla frente a Elynor.
—Mi hijo me da los dolores más horribles de cabeza. Gracias Fred, por qué no me has dado tú ninguno.
—Fuiste tú quien se encargo de mi cuando mi madre murió —dijo de pronto Fred aburrido de la charla. Detestaba a los GrandChester por creerse que tenían el mundo a sus pies.
—Tengo planes para Terry —explicó Elynor, afable, levantando la mirada zafiro para podarla en la mirada gris de Fred—, y entre ellos no está el emparentar con gente arribista.
— Por supuesto, mami, —señaló Fred en tono burlón. Sabía que se refería a la hermosa Rubia de ojos verdes.
—Necesito que esta tal Candy esté a dispocisión en cuanto empiece a trabajar en el corporativo GrandChester. Si es lo suficientemente inteligente, no le dirá nada a Terry, Él estará tan ocupado en los asuntos de la empresa, que lo más seguro es que no le ponga atención a su novia. —Fred asintió. —Primero quiero que averigües todo sobre esa niña. De que posilga viene, quizás tenga hermanos delicuentes, o el padre sea un alcohólico.
—Te voy a facilitar la información, mami — Interrumpió Fred, ansioso por decir lo que sabía de Candy White. —La Rubia de ojos verdes es hija de nadie. Elynor lo miró frunciendo el gesto. Fred puso los ojos en blanco —Es huérfana.
—¡ ¿Qué?! Exclamo Elynor levantándose de su cómoda asiento.
—¿Sorprendida? Pues sí, la misma Candy White me lo dijo. Elynor negó con la cabeza.
—No, no, no.... no puedo permitir que algo así perjudique la reputación de la Familia —Volvió a tomar asiento— ¿No es mentira? Quizás estaba bromeando contigo. —No aceptaba que Terry fuera tan idiota para fijarse en una huérfana. Eso la horrorizaba.
—No parecía ser esa clase de mujer. Pero para tu tranquilidad voy averiguar todo de Candy White.
"Le vendería mi alma al diablo contal de destruir al idiota de mi hermanastro"
—Necesito que rescates, a la familia , quizás que te ganes la confianza de Candy. Si lo consigues hay aparecerá la primera brecha entre su ridículo amorío. Haremos lo que tengamos que hacer para que a mi hijo no le queden ganas de volver a enamorarse de esa clase de arribistas.
—Olvidas que Candy es muy hermosa, y es encantadora.
—No hables estupideces. — Elynor miró a su hijastro molesta— Quiero toda la información de la chica, Quizás hay alguien en el área de seguridad en quien puedas confiar, quiero que averigüe cosas de la familia, y que la hagan vulnerable. Candy White no se quedará con lo que es de la familia GrandChester. Tú en eso eres muy bueno.
Terry meditaba sobre reuniones que tendría en horas de la mañana. La relación con Candy había avanzado, no podían separarse el uno del otro, Terry la deseaba más que al principio, el deseo irrefrenable que sentía crecía con cada encuentro, pasaban todo lo más posible juntos, Candy se había quedado en su apartamento desde la primera noche. Estaban loco por ella deslumbrado por lo que descubría cada día. Terry había terminado la carrera y hoy tomaba su lugar en la empresa GrandChester. Era un duro camino el que le esperaba, Había esperando muchos años para ese momento. Por qué muchas cosas cambiarían. Tenía grandes proyectos para la empresa que su padre había logrado levantar no sin muchos esfuerzos y de noches despierto. Era justo lo que él iba hacer. Si el camino era pesado, pero si tenía a Candy podría lograrlo.
—Todo saldrá bien —señaló Terry mientras le tomaba la mano a Candy, iban dentro del automóvil, ya estaban llegando al corporativo GrandChester.
—Sí. Soltó un suspiro en cuanto Terry entró al aparcamiento.
—Hemos llegado —dijo él en cuanto aparcaron en el único estacionamiento con garaje y elevador privado, Candy se bajó del auto, en el momento que Terry le abría la puerta. Él, pícaro, Admiró las piernas blancas de su mujer. Tuvo el loco pensamiento de hacerle el amor dentro del elevador.
—Gracias —dijo ella, se enderezó la falda que le llegaba un dedo arriba de la rodilla. Se veía hermosa, con el conjunto negro y la blusa verde limon, agarró el portafolio en la mano derecha y Terry agarro su mano izquierda. Dos años, pensó Terry, para tratar de calmar sus pensamientos calientes, mientras caminaba al elevador con Candy, para llevar la empresa a la cima. Dos años para pedirle a Candy White que sea mi esposa.
Elynor esperaba en su oficina una llamada de seguridad. Mantenía una sonrisa en sus labios. Terry se llevaría una sorpresa, pensó malvada. Quizás Terry la odiaría en un principio, pero cuando viera que era lo mejor para él volvería a ser el hijo cariñoso y cercano con ella como había sido de pequeño muchos años. Agarró su móvil de su escritorio y mando un mensaje de texto.
"¿Estás preparada?" Envío y espero a recibir la contestación.
”Lista y feliz, Ely" — Recibió al momento el texto.
—En recursos Humanos, ya está tu contrato, Adán Taylor te estará esperando —le dijo Terry acariciándole el rostro a Candy antes de besar discretamente sus labios rosados— Segura que no quieres que te acompañe — Ella negó con la cabeza—, está bien, Taylor ya tiene el papeleo listo, cariño, espero que tu primer día sea brillante. Ve y demuestra quien es mi chica. —Candy sonrió brillante de emoción —cualquier cosa que necesites puedes decirme en cualquier momento, no tienes que anúnciarte con mi secretaria.
—No te preocupes por mí, estaré bien.
—Esa es mi chica.
Terry entro a su oficina en el último piso de las oficinas GrandChester , se encontraba en el décimo piso. Llevaba una sonrisa, que borró en cuanto abrió la puerta y entro en su espacio personal de trabajo.
—¡Bienvenido, Terry! Grito Susana, lanzándose a sus brazos.
Terry con un gesto amable, separó a la chica que parecía renuente a separarse de él.
—Susi... Eh... gracias —Dijo algo aturdido, no esperaba encontrar a Susana el primer día en la empresa. ¿Que estaba haciendo aquí de todos modos? Seguramente su madre estaba detrás de esta jugarreta. Susana tenía una sonrisa en si rostro y lo estaba observando sin borrarla— ¿ Que haces aquí, Susi? — pregunto contenido las ganas de correrla.
—¿No me vas a decir que olvidaste que voy a trabajar en la empresa GrandChester, junto a ti?
Terry no podía creer lo que su madre habia hecho. ¿ Cómo se lo iba a decir a Candy?
— Susana, ¿ cuál es la oficina ocupas?— Ella sonrió más todavía. Todo salió perfecto al plan de Elynor. Iba a estar junto a Terry.
— La de alado. Terry hizo una mueca.
—Me lo imaginé — murmuró. Tendría una plática con Elynor.
—Bueno. Susi, te agradezco tu ayuda, yo te haré saber cuándo te necesite.
Con mucha delicadeza la sacó de su oficina. Pero después le advirtió a su secretaria, Paty O' Bryan, que no le permitiera la entrada. Sin embargo aun qué intentó hablar con su madre, pero al ver todos los papeles en su mesa supo que estaría ocupado durante todo el día.
Candy llegó a recursos humanos. Al minuto la hicieron pasar a la oficina de Taylor. Un hombre, delgado, con gafas, le dio la bienvenida.
—He leído su currículo universitario, y veo que estás preparada aún cuando te falta un año por terminar, sin duda el corporativo GrandChester será beneficiario por tener a alguien como tú. El señor GrandChester desea que te ocupes del departamento financiero. —El hombre guardo silencio un momento, y Candy entendió que había más y qué no le iba a gustar —Pero, La señora Elynor GrandChester — siguió el hombre— Nuestra presidenta en la actualidad quiere que la visites, al parecer tiene otros planes, Candy disimulo su decepción que las palabras de Taylor le causaron, pero reaccionó enseguida. No importaba, ella estaba dispuesta a demostrar que estaba preparada.
—No deseo ninguna deferencia debido a mi relación con Terry, quiero estar donde ustedes consideren correcto. El hombre la observó con una expresión impenetrable.
—Me alegra ver que estamos de acuerdo, preséntate en el octavo piso. Te está esperando Elynor GrandChester.
—Perfecto. Taylor le dio algunas indicaciones, pero primero firmó una serie de papeles y después de cuarenta minutos, Candy salió de la oficina de Taylor, un poco nerviosa, rumbo a donde se pondría a las órdenes de la madre de Terry..
Elynor sabía que tener a Candy como su empleada, le iba a traer problemas cuando Terry se enterara de la jugarreta. No tenía nada para Candy de trabajo, por eso la había puesto de su asistente personal y mensajería. Candy al no amilanarse ante sus ridículos pedidos, Elynor vió a una chica que peligrosa y eso sí la preocupaba. Siempre supo que su hijo al llegar a adulto sería el blanco de las mujeres interesadas. Elynor nunca le había prestado importancia al hecho, hasta que Terry presentó a Candy. Ella no creía en el amor romántico, ni las almas gemelas, era más bien de un matrimonio convencional, el hombre se casaba cuando necesitaba hacerlo, la mujer que se cruzara en el camino, solo si era la indicada perfectamente podría ser la esposa. Candy había tenido la suerte en cruzarse en el camino de Terry en un momento de la vida. Elynor Consideraba a Terry joven para el matrimonio, tenía apenas veinticinco años, por Dios, pero prefería mil veces verlo casado con Susana Marlow, de la que conocía todo su estatus social y familiar, a qué Candy White se llevara la lotería, además era huérfana, así se lo había hecho saber a Fred ¡huérfana por Dios! Lo más probable era que Candy fuera una cazafortunas, al no haber tenido nada en su vida, era lista y debajo de su apariencia inteligente, comedida y profesional se escondiera una mujer interesada. Pero allí estaba ella para salvar a Terry de mujeres como Candy. Esperaba que Fred volviera pronto con noticias, antes de que Terry descubriera lo que había hecho con Candy en la empresa GrandChester. Hasta ahora la chiquita se había mantenido callada, seguramente quería ganarsela a ella, pero Elynor GrandChester no caería ante Candy White
Había transcurrido el primer día que Candy sintió la humillación por parte de Elynor, no le había dicho nada a Terry. El tenía mucho en la cabeza, como para que ella fuera con tonterías. Elynor le había dado una una lista de labores, y Candy pensó que se desocuparía alrededor de las tres de la tarde. Leyó el papel. En principio tuvo un fuerte impulso de irrumpir en la oficina de Terry, para decirle la situación. Logró contenerse a puras penas, cuando presintió que su suegra le estaba haciendo una clase de examen: No molestaría a Terry con algo tan tonto como que a Elynor se le hubiera ocurrido enviarla por la última crema nocturna para los párpados que saldría al mercado el mes siguiente, una crema que le habían regalado como muestra, además de ir a recoger un abrigo de piel que había estado en la torería para limpieza de la delicada piel del abrigo.
Continuará...
Gracias por esperar cada capítulo. Saludos JillValentine.x
AMOR como el nuestro.
Capítulo 7.
—Lo eres todo para mí. No puedo perderte —Dijo Terry mientras Candy lo acunaba entre sus brazos reteniéndolo, y él sentía la liberación del orgasmo más increíble y placentero que podía haber experimentado. Llevo sus labios al cuerpo de Candy, lamiendo su cuello y su hombro, saboreando maravillado por la suavidad de su piel, húmeda y perfecta. El ambiente estaba cargado de calor, pasión, felicidad, y un aroma intenso a rosas y velas de jazmín. Poco a poco volvieron a la realidad.
Candy ahogo una exclamación de sorpresa. Cuando se fijo en el sitio, un lugar que por venir con desesperación de amarse no había mirado. El apartamento de Terry estaba lleno de rosas en dos colores rojo y rosa distribuidas y perfectas por todos lados. Si pudiera describir el apartamento sería el sitio perfecto para una noche romántica llena de promesas. Candy detuvo sus pensamientos cayendo en cuenta de que él lo había planeado todo. Era como un sueño del pasado pero absolutamente real y en el presente. Terry observaba la cara de Candy con atención mientras ella lo miraba todo. Si, el sitio le había gustado, al igual que las mil rosas rojas y rosas rosas por todas partes. En el dormitorio había velas encendidas de los mismos colores que las rosas, era todo tan perfecto como el resto. Candy no pudo evitar que una lágrima desendiera por su mejilla. Nunca imagino que pudiera ver algo tan hermoso y además que fuera para ella.
—Vamos, no es para que llores— musito Terry acercándose.
—Terry... yo... — empezó a decir Candy. — Es todo tan hermoso, ¿ Lo habías planeado?
—Si, Candy. Todo lo qué quería cuando te hiciera el amor, es que fuera especial para los dos.
Habían transcurrido dos meses desde la fiesta de cumpleaños de Elynor. La misma noche en qué Candy se había entregado a Terry. Desde ese momento ambos lo habían pasado juntos todo el tiempo.
Una mañana de un domingo habían discutido. Candy estaba aún renuente a trabajar en la empresa GrandChester, en el departamento de finanzas. Se negó a estar en presidencia junto a Terry.
—Espero que no me hayas ofrecido el empleo porque estamos juntos y soy tú novia —le había dicho Candy, muy seria a Terry, apenas llegó al departamento de él.
Terry la miró con un brillo en los ojos, y un gesto posesivo.
—Novia — Respondió Terry acercándose a ella, Candy Sonrió abiertamente y él le guiñó el ojo.
— Claro que lo hice por eso. —Dijo Terry y levantó las manos, cuando vio que Candy estaba con el ceño fruncido, debido a su decisión —. Candy — Él se puso serio—. Aparte de ser mi mujer, estas preparada. A Candy no le gustó mucho la palabra " su mujer" pero bueno, tenían relaciones íntimas y no quiso discutir con él.
— Pensarán que me diste el trabajo por la relación que hay entre tú y yo..
—No me importa lo que piensen los demás, soy el dueño, al que no le guste, pues que se vaya y ya.
— Salió él macho de la manada, arrogante y posesivo. —Terry se rió abiertamente. Le encantaba el sentido de humor de Candy, era un jodido suertudo. Tenía a la mujer perfecta a su lado, estaba seguro de que con Ella no le faltaría nada en la vida. —Terry, no quisiera…
—Nena —interrumpió él—. Voy a necesitar ayuda y quiero aprovecharme de tu inteligencia. Necesito alrededor gente en la que pueda confiar.
—Si lo pones así. — Dijo Candy con un suspiro. Cada vez le era más difícil negarse a él. Había veces depender de Terry le daba un poco de miedo. El día anterior Terry le regaló un bonito portafolio, pero cuando vio la etiqueta enrojeció, era escandalosamente caro. No obstante Abi le había puesto ejemplos a lo que se iba a enfrentar en los días que trabajaría en la empresa GrandChester, y al recordar cómo la habían mirado en el cumpleaños de Elynor, la madre de Terry. Incluso como la habían tratado. Candy aceptó. Cobraban importancia las palabras dichas. “Si deseas ser tratada con el mismo respeto, viste como ellos”. Ella tendría mucho trabajo que hacer, por qué queria demostrar que estaba allí por qué estaba preparada y le gustaba trabajar, quería aportar cosas positivas, para lo que seguía preparándose y esforzándose. No para andar pensando si estaba o no convenientemente vestida.
Elynor de GrandChester, había conservado el apellido de su primer esposo por el prestigio de seguir teniendo lazos con la realeza, además de los beneficios que era ser un GrandChester. Estaba sentada detrás de su escritorio, como si fuera el mismo trono de la reina Victoria, cuando Fred entró sin anunciarse. Elynor lo había estado esperando. Un mes después de su fiesta de cumpleaños, Terry había llegado a la mansión GrandChester y Elynor no había evitado reclamarle que se fuera de la fiesta de cumpleaños, como si no fuera mucho le había pedido una explicación de Candy, advirtiéndole que esa jovencita no estaba calificada para trabajar en la empresa GrandChester. Argumentando que aún no se había graduado. Terry que no toleraba que le gritaran, no había contenido su temperamento. Candy iba a trabajar con él, le gustase a su madre o no.
—Mami, ¿aquí estoy? Fred saco a Elynor de sus recuerdos.
—Necesitare ayuda una vez más de ti, Fred.
—Oh, sabes que puedes contar conmigo, para bien o para mal, soy un hijo para ti. Fred se acomodó en una silla frente a Elynor.
—Mi hijo me da los dolores más horribles de cabeza. Gracias Fred, por qué no me has dado tú ninguno.
—Fuiste tú quien se encargo de mi cuando mi madre murió —dijo de pronto Fred aburrido de la charla. Detestaba a los GrandChester por creerse que tenían el mundo a sus pies.
—Tengo planes para Terry —explicó Elynor, afable, levantando la mirada zafiro para podarla en la mirada gris de Fred—, y entre ellos no está el emparentar con gente arribista.
— Por supuesto, mami, —señaló Fred en tono burlón. Sabía que se refería a la hermosa Rubia de ojos verdes.
—Necesito que esta tal Candy esté a dispocisión en cuanto empiece a trabajar en el corporativo GrandChester. Si es lo suficientemente inteligente, no le dirá nada a Terry, Él estará tan ocupado en los asuntos de la empresa, que lo más seguro es que no le ponga atención a su novia. —Fred asintió. —Primero quiero que averigües todo sobre esa niña. De que posilga viene, quizás tenga hermanos delicuentes, o el padre sea un alcohólico.
—Te voy a facilitar la información, mami — Interrumpió Fred, ansioso por decir lo que sabía de Candy White. —La Rubia de ojos verdes es hija de nadie. Elynor lo miró frunciendo el gesto. Fred puso los ojos en blanco —Es huérfana.
—¡ ¿Qué?! Exclamo Elynor levantándose de su cómoda asiento.
—¿Sorprendida? Pues sí, la misma Candy White me lo dijo. Elynor negó con la cabeza.
—No, no, no.... no puedo permitir que algo así perjudique la reputación de la Familia —Volvió a tomar asiento— ¿No es mentira? Quizás estaba bromeando contigo. —No aceptaba que Terry fuera tan idiota para fijarse en una huérfana. Eso la horrorizaba.
—No parecía ser esa clase de mujer. Pero para tu tranquilidad voy averiguar todo de Candy White.
"Le vendería mi alma al diablo contal de destruir al idiota de mi hermanastro"
—Necesito que rescates, a la familia , quizás que te ganes la confianza de Candy. Si lo consigues hay aparecerá la primera brecha entre su ridículo amorío. Haremos lo que tengamos que hacer para que a mi hijo no le queden ganas de volver a enamorarse de esa clase de arribistas.
—Olvidas que Candy es muy hermosa, y es encantadora.
—No hables estupideces. — Elynor miró a su hijastro molesta— Quiero toda la información de la chica, Quizás hay alguien en el área de seguridad en quien puedas confiar, quiero que averigüe cosas de la familia, y que la hagan vulnerable. Candy White no se quedará con lo que es de la familia GrandChester. Tú en eso eres muy bueno.
Terry meditaba sobre reuniones que tendría en horas de la mañana. La relación con Candy había avanzado, no podían separarse el uno del otro, Terry la deseaba más que al principio, el deseo irrefrenable que sentía crecía con cada encuentro, pasaban todo lo más posible juntos, Candy se había quedado en su apartamento desde la primera noche. Estaban loco por ella deslumbrado por lo que descubría cada día. Terry había terminado la carrera y hoy tomaba su lugar en la empresa GrandChester. Era un duro camino el que le esperaba, Había esperando muchos años para ese momento. Por qué muchas cosas cambiarían. Tenía grandes proyectos para la empresa que su padre había logrado levantar no sin muchos esfuerzos y de noches despierto. Era justo lo que él iba hacer. Si el camino era pesado, pero si tenía a Candy podría lograrlo.
—Todo saldrá bien —señaló Terry mientras le tomaba la mano a Candy, iban dentro del automóvil, ya estaban llegando al corporativo GrandChester.
—Sí. Soltó un suspiro en cuanto Terry entró al aparcamiento.
—Hemos llegado —dijo él en cuanto aparcaron en el único estacionamiento con garaje y elevador privado, Candy se bajó del auto, en el momento que Terry le abría la puerta. Él, pícaro, Admiró las piernas blancas de su mujer. Tuvo el loco pensamiento de hacerle el amor dentro del elevador.
—Gracias —dijo ella, se enderezó la falda que le llegaba un dedo arriba de la rodilla. Se veía hermosa, con el conjunto negro y la blusa verde limon, agarró el portafolio en la mano derecha y Terry agarro su mano izquierda. Dos años, pensó Terry, para tratar de calmar sus pensamientos calientes, mientras caminaba al elevador con Candy, para llevar la empresa a la cima. Dos años para pedirle a Candy White que sea mi esposa.
Elynor esperaba en su oficina una llamada de seguridad. Mantenía una sonrisa en sus labios. Terry se llevaría una sorpresa, pensó malvada. Quizás Terry la odiaría en un principio, pero cuando viera que era lo mejor para él volvería a ser el hijo cariñoso y cercano con ella como había sido de pequeño muchos años. Agarró su móvil de su escritorio y mando un mensaje de texto.
"¿Estás preparada?" Envío y espero a recibir la contestación.
”Lista y feliz, Ely" — Recibió al momento el texto.
—En recursos Humanos, ya está tu contrato, Adán Taylor te estará esperando —le dijo Terry acariciándole el rostro a Candy antes de besar discretamente sus labios rosados— Segura que no quieres que te acompañe — Ella negó con la cabeza—, está bien, Taylor ya tiene el papeleo listo, cariño, espero que tu primer día sea brillante. Ve y demuestra quien es mi chica. —Candy sonrió brillante de emoción —cualquier cosa que necesites puedes decirme en cualquier momento, no tienes que anúnciarte con mi secretaria.
—No te preocupes por mí, estaré bien.
—Esa es mi chica.
Terry entro a su oficina en el último piso de las oficinas GrandChester , se encontraba en el décimo piso. Llevaba una sonrisa, que borró en cuanto abrió la puerta y entro en su espacio personal de trabajo.
—¡Bienvenido, Terry! Grito Susana, lanzándose a sus brazos.
Terry con un gesto amable, separó a la chica que parecía renuente a separarse de él.
—Susi... Eh... gracias —Dijo algo aturdido, no esperaba encontrar a Susana el primer día en la empresa. ¿Que estaba haciendo aquí de todos modos? Seguramente su madre estaba detrás de esta jugarreta. Susana tenía una sonrisa en si rostro y lo estaba observando sin borrarla— ¿ Que haces aquí, Susi? — pregunto contenido las ganas de correrla.
—¿No me vas a decir que olvidaste que voy a trabajar en la empresa GrandChester, junto a ti?
Terry no podía creer lo que su madre habia hecho. ¿ Cómo se lo iba a decir a Candy?
— Susana, ¿ cuál es la oficina ocupas?— Ella sonrió más todavía. Todo salió perfecto al plan de Elynor. Iba a estar junto a Terry.
— La de alado. Terry hizo una mueca.
—Me lo imaginé — murmuró. Tendría una plática con Elynor.
—Bueno. Susi, te agradezco tu ayuda, yo te haré saber cuándo te necesite.
Con mucha delicadeza la sacó de su oficina. Pero después le advirtió a su secretaria, Paty O' Bryan, que no le permitiera la entrada. Sin embargo aun qué intentó hablar con su madre, pero al ver todos los papeles en su mesa supo que estaría ocupado durante todo el día.
Candy llegó a recursos humanos. Al minuto la hicieron pasar a la oficina de Taylor. Un hombre, delgado, con gafas, le dio la bienvenida.
—He leído su currículo universitario, y veo que estás preparada aún cuando te falta un año por terminar, sin duda el corporativo GrandChester será beneficiario por tener a alguien como tú. El señor GrandChester desea que te ocupes del departamento financiero. —El hombre guardo silencio un momento, y Candy entendió que había más y qué no le iba a gustar —Pero, La señora Elynor GrandChester — siguió el hombre— Nuestra presidenta en la actualidad quiere que la visites, al parecer tiene otros planes, Candy disimulo su decepción que las palabras de Taylor le causaron, pero reaccionó enseguida. No importaba, ella estaba dispuesta a demostrar que estaba preparada.
—No deseo ninguna deferencia debido a mi relación con Terry, quiero estar donde ustedes consideren correcto. El hombre la observó con una expresión impenetrable.
—Me alegra ver que estamos de acuerdo, preséntate en el octavo piso. Te está esperando Elynor GrandChester.
—Perfecto. Taylor le dio algunas indicaciones, pero primero firmó una serie de papeles y después de cuarenta minutos, Candy salió de la oficina de Taylor, un poco nerviosa, rumbo a donde se pondría a las órdenes de la madre de Terry..
Elynor sabía que tener a Candy como su empleada, le iba a traer problemas cuando Terry se enterara de la jugarreta. No tenía nada para Candy de trabajo, por eso la había puesto de su asistente personal y mensajería. Candy al no amilanarse ante sus ridículos pedidos, Elynor vió a una chica que peligrosa y eso sí la preocupaba. Siempre supo que su hijo al llegar a adulto sería el blanco de las mujeres interesadas. Elynor nunca le había prestado importancia al hecho, hasta que Terry presentó a Candy. Ella no creía en el amor romántico, ni las almas gemelas, era más bien de un matrimonio convencional, el hombre se casaba cuando necesitaba hacerlo, la mujer que se cruzara en el camino, solo si era la indicada perfectamente podría ser la esposa. Candy había tenido la suerte en cruzarse en el camino de Terry en un momento de la vida. Elynor Consideraba a Terry joven para el matrimonio, tenía apenas veinticinco años, por Dios, pero prefería mil veces verlo casado con Susana Marlow, de la que conocía todo su estatus social y familiar, a qué Candy White se llevara la lotería, además era huérfana, así se lo había hecho saber a Fred ¡huérfana por Dios! Lo más probable era que Candy fuera una cazafortunas, al no haber tenido nada en su vida, era lista y debajo de su apariencia inteligente, comedida y profesional se escondiera una mujer interesada. Pero allí estaba ella para salvar a Terry de mujeres como Candy. Esperaba que Fred volviera pronto con noticias, antes de que Terry descubriera lo que había hecho con Candy en la empresa GrandChester. Hasta ahora la chiquita se había mantenido callada, seguramente quería ganarsela a ella, pero Elynor GrandChester no caería ante Candy White
Había transcurrido el primer día que Candy sintió la humillación por parte de Elynor, no le había dicho nada a Terry. El tenía mucho en la cabeza, como para que ella fuera con tonterías. Elynor le había dado una una lista de labores, y Candy pensó que se desocuparía alrededor de las tres de la tarde. Leyó el papel. En principio tuvo un fuerte impulso de irrumpir en la oficina de Terry, para decirle la situación. Logró contenerse a puras penas, cuando presintió que su suegra le estaba haciendo una clase de examen: No molestaría a Terry con algo tan tonto como que a Elynor se le hubiera ocurrido enviarla por la última crema nocturna para los párpados que saldría al mercado el mes siguiente, una crema que le habían regalado como muestra, además de ir a recoger un abrigo de piel que había estado en la torería para limpieza de la delicada piel del abrigo.
Continuará...
Gracias por esperar cada capítulo. Saludos JillValentine.x
cuanto aguantara?? 
