EL AROMA DEL CIELO.
CAPÍTULO 2 -Parte II
Por Odda Grandchester y MaxineWinters19
CAPÍTULO 2 -Parte II
Por Odda Grandchester y MaxineWinters19
LINK CAP 1 PARTE I
LINK CAP 1 PARTE II
LINK CAP 1 PARTE III FINAL
LINK CAP 2 PARTE 1
>>POV TERRY
Su expresión al ver los biciclos fue como si, cualquier tonta niña de la sociedad con las cuales mi madre había intentado emparejarme, hubiese visto un automóvil de la más alta gama. Eso sí me sorprendió, mi desconcierto por ella iba en aumento por esos pequeños pero muy significativos detalles. Reía emocionada feliz de poder desplazarse y hacer actividad física.
Fue una sorpresa para mí que le hiciera mantenimiento a las bicis, era de manos ágiles y esas manos a pesar de ser toscas eran suaves, eran gráciles. No quería dejar de tocarlas.
—¿Qué tanto miras? Aristócrata engreído —Me pregunta Candice al mismo tiempo que se recoge el pelo, trago en seco al ver su cuello desnudo... está mujer no lo sabe, pero me está volviendo loco.
—Nada... es solo que temo pasar vergüenza. Las bicicletas no son mi fuerte a estas alturas.
—¿En serio? ¿Un hombre que ronda los treinta que no se mantiene en equilibrio? Si, apuesto a que debe ser vergonzoso.
—Pero ahora tengo a la maestra ideal —Digo en son de broma. Supongo que hacerme el torpe para atraer su atención es algo tonto, pero ella lo vale.
—Bien, espero que al menos recuerdes una sola cosa —Se acercó y por instinto le miro a los ojos, esos ojos verdes que eran para mí lo más hermoso del mundo —Siempre mira al frente.
Doy un suspiro lento, debía conservar la calma delante de ella, el deseo de tocarla, sobre todo, o sería demasiado evidente. Mentalmente me daba bofetadas porque actuaba como un completo idiota... ¿Pero qué idiota no se quedaría así por una mujer como Candice?
—Entiendo... mirar siempre adelante... Siempre adelante —Me repetía al mismo tiempo que sujetaba los manubrios con fuerza.
Nos preparamos y ya listos para partir, insisto que ella debía usar otra clase de ropa, pues se va a congelar con ese condenado vestido exponiendo sus piernas y aunque me perdería de esa excelente vista, ya siento la necesidad imperiosa de protegerla; sin embargo, ella dice sentirse cómoda.
Empezamos a pedalear lentamente a través del campo, ella iba a la delantera para descubrir obstáculos y examinar el camino. Voy detrás de ella para no accidentarme, me he tomado muy en serio esto de usar bien la bicicleta y más con una persona como Candice, y tomándome muy a pecho su consejo de mirar adelante, por supuesto, con ella como primera vista de todo estaba ella, me mordía los labios al verla incluso maniobrar sin manos la bicicleta, su pelo rubio ondear con el viento frío de Escocia, su alma parecía estar conectada con esta tierra, y mi corazón ahora se unía con ella.
Al llegar a la colina desde donde se divisa la feria ya hemos creado algún vínculo especial, donde es cómodo bromear y hasta discutir, se siente tan natural, como si no hiciera falta conocernos, nuestra interacción es como una hermosa dinámica aprendida desde hace mucho tiempo.
Me reacomodo la bufanda para encararla, ella me veía con esa coquetería que era propia en ella, y que personalmente empecé a adorar.
—¿Lista, señoritas pecas?
—Por supuesto, aristócrata engreído. Y descuida, evitare que te mates.
—Suena convincente.
Nos miramos y con picardía emprendemos a toda velocidad este loco viaje como niños en una nueva aventura; bajamos la colina y damos giros coordinados, ella extendió sus piernas a ambos lados y se dejó ir a toda velocidad, yo pedaleo para lograr alcanzarla... Si, mirando hacia adelante.
Por un instante pensé que nos mataríamos, sobre todo cuando un camión se nos atraviesa de frente, yo por supuesto no puedo evitar gritar, mientras Candice hace maniobras intrépidas para que evitemos acabar como estampilla en el suelo, y creo que mi drama es más que evidente como para sacarle carcajadas a ella.
—No es gracioso ¡No es gracioso! —Respondo aterrado.
—Descuida, salve tu trasero real —Me bromea sin desviar su vista del frente.
—Si me mato no vas a conocer Escocia en su estado puro.
—¡Tranquilízate, Grandchester! —Reitera ella, y la forma como me llamo hizo que algo dentro de mi me estremeciera. Ella vuelve a reírse de mi, y aunque aún sigo asustado, me deleitó con la fabulosa vista trasera.
Aun así, en medio de un susto monumental logramos llegar en una sola pieza al pueblo y para así adentrarnos al evento, el cual presiento algo tiene que ver con nosotros y esta colisión asombrosa que nos está ocurriendo.
Continuará...