Candy:
-Eres un estorbo para los planes de mi prima, y por consiguiente también para los míos, y necesito la pasta que ella me da y si no la hay me pongo de mal humor.
-Hablas demasiado, lo sabias -Una voz femenina a sus espaldas se escuchó y entonces lo comprendí; una rubia frentona, que ya conocía muy bien se aproximaba a mi con una rabia en su mirada de la que nunca podría olvidarme si es que lograba salir con vida de aquí.
-Pensé que ya te habías encargado de los estorbos -Dijo la rubia apretando sus dientes.
-Calma Susana, Supuse que querías ver como se escapa la vida de sus ojos, no es la primera vez -Su sonrisa diabólica me paralizo, pero entonces analice, ¿dijo estorbos?
Mire alrededor y me impacte al ver que no era la única atada a una silla y en un colchón a mi lado había un niño al parecer dormido, inspeccione su rostro de la mujer y sabía que también la había visto antes, a pesar de la sangre y sus golpes la reconocí, era Karen, la madre del hijo de Terry, entonces el niño en ese lugar era… ¡¡Por Dios!! Solté de pronto, la rubia a la que llamaban Susana y que estaba segura era la misma que había ido a buscar a Terry en aquella ocasión a su despacho fijo su vista en mí, Se acerca peligrosamente y toma mi mentón clavándome sus uñas en la piel.
-Tú princesita, serás con la que más me divertiré, te cobrare mi humillación, nadie me había rechazado antes y nadie me roba lo que es mío, porque Terry es mío me ¡Entiendes! -Sus ojos despedían maldad -Pero antes… miraras como me deshago de esta mujerzuela y su bastardito, -Me horroriza pensar en lo que está me imagino quiere hacer.
- ¡No por favor! Déjalos tranquilos, -Mis ruegos quedaron ahogados por el golpe que me dio, mi labio sangraba; intento zafarme de mis ataduras frotando sutilmente contra el estante que esta tras de mí, Susana Toma un balde con agua que había cerca y lo arroja a Karen, esta despertó de inmediato con un grito,
-Ahh, que pasa ¿Dónde estoy? -Se notaba que estaba asustada.
-¡¡Hay zorrita!!, te llego la hora de pagar, mira que hacerle todo eso a mí amorcito y querer volver ¿como si nada?, pero no te preocupes, seré piadosa, primero te matare a ti y luego a tu bastardo, ¡¡No le dolerá!! Lo prometo, además le daré todos los hijos que quiera a Terry, olvidará a ese mocoso en un dos por tres, en cuanto me deshaga de ustedes, volverá a mí en un suspiro y entonces formaremos la familia que él soñó siempre, y yo disfrutare de todo lo que merezco.
-Como supiste… pregunto Karen, incrédula ante toda la información que Susana tenía.
- ¡Qué como lo sé?, tu crees que no lo he investigado, que en todo este tiempo ¿no sé nada del hombre que amo?
-¡¡ESTAS LOCA!! -grita Karen.
-Tal vez, -Responde Susana -Pero tu estas muerta -Sin mediar más palabras apunta su arma y dispara en la cabeza de Karen, matándola al instante, el niño se despierta y empieza a llorar.
Estoy en shock, esta mujer esta desquiciada, intento mantener la calma para tratar de escapar, Pero entonces se dirige con paso firme hacia el niño.
-¡¡No!!, por favor mátame a mí, déjalo en paz, el no tiene la culpa -Le grito con lagrimas en los ojos, sus ojos me miran con el más puro odio - ¿Qué dicen muchachos? ¿La complacemos? -Pregunta Susana mientras sonríe.
Mientras da la vuelta para dirigirse a sus compinches, logro soltar mis ataduras y corro hacia el pequeño, ella se percata de mi movimiento y dispara hacia el aire.
-¡¡Alto!! -Grita ya fuera de sí, logro tomar al niño en mis brazos mientras observo que me apunta
-¡¡Mejor!!, dos pájaros de un solo tiro -Me dice mientras siento como empieza a apretar el gatillo, instintivamente me acurruco protegiendo al pequeño de todo, de pronto, se escucha no uno, si no varios disparos, todo paso tan rápido, varios hombres gritando e identificándose como oficiales de la policía luego una voz familiar, muy familiar.
- ¡Candy! – Es Terry que desde una esquina de la habitación me llama con desesperación, miro alrededor buscando a mis captores y veo a Susana con varios disparos tirada en el suelo y a sus cómplices heridos y siendo capturados por un mar de Oficiales que aparecieron sin yo darme cuenta.
Mantengo aferrado a mi pecho al pequeño en mí pecho, aún creo q estoy soñando, Terry se aproxima a mi corriendo no sin antes, ser consiente del cuerpo sin vida de Karen, me estrecha fuerte entre sus brazos y se presura a revisarnos al niño y a mí, su rostro se contrae de rabia, al ver mi labio inflamado porque golpe que me dio la loca de Susana, pero al verla tirada en el suelo sin vida aplaca su carácter.
Nos abraza una vez más, un oficial nos conduce a la salida donde ya se encuentra una ambulancia para revisarnos y llevarnos al hospital, mis amigos estaban ahí mas solo pude darles una mirada de agradecimiento.
El trayecto en la ambulancia fue silencioso, pero su mano nunca se separó de la mía y en su mirada solo estábamos su hijo y yo, una vez ahí nos sometieron a todo tipo de exámenes, tomografías radiografías y demás, afortunadamente el golpe en la cabeza no era grave y el corte en el labio era lo de menos, los detectives y oficiales me tomaron declaración. De lo ocurrido, relaté con todo detalle frente a Terry y sus padres la manera en cómo murió Karen y lo que tenía pensado hacer Susana y su obsesión con Terry.
Vi como su expresión cambiaba, de indignado a furioso conforme realizaba la indagatoria frente a los oficiales, una vez terminado ese penoso momento nos dieron el alta, Terry y sus padres insistieron en que me quedara en su casa para estar tranquilos, no querían que estuviera sola y la verdad lo agradecía por que tampoco quería estarlo, llevaron al dejaron al niño a descansar y nos dejaron a solas. Terry cerró la puerta y enseguida habló, sabía que tendríamos que hacerlo y el momento finalmente llego.
-Candy, lo siento tanto – se apresuró a decir Terry, sin volverse a verme, en dos pasos estuve sobre el abrazándolo por la espalda.
-No digas eso amor, tu no tienes la culpa, esa mujer estaba loca
-Si la tengo Candy, me la he pasado jugando con las mujeres, siempre he pensando que no pasaba nada si sentían decepcionadas de lo que no podía darles, ósea amor, quise pensar que estaba por encima de todo, mi maldito orgullo de hombre no permitió ver como desequilibraba a Susana, y mira lo que cause, por poco y te pierdo a ti y a mi hijo y cause la muerte de Karen, su madre, ¡soy un maldito! -Sus palabras me dolían como si me clavara puñales.
-No permitiré que te hagas esto Terry, tu no tienes la culpa – le dije firmemente - escúchame bien, esa mujer estaba loca pero no de amor, porque eso no es amor, además, por lo que escuche que le dijo Neil, no era la primera vez que lo hacía, así que en este momento te dejaras de culpar – su mirada era de incredulidad.
- ¡Te amo Candy!, cuando escuchamos el disparo yo corrí sin pensar en nada, vi cuando te apuntó, y cuando el oficial disparo a Susana. ¡Dios me perdone!, pero me alegro que esté muerta y que. Fueran ellos los que lo hicieran, porque si no, te juro que no habría quedado nada de ella – Lloraba profusamente, intentaba calmar su llanto, cuando me tomo fuerte en un abrazo, y entonces yo también llore y descargue toda la rabia, el dolor, el miedo y la frustración que me causó todo lo vívido.
- ¡Cásate conmigo – me dijo con desesperación en su rostro!
-Terry no me iré de tu lado, así que no tienes que pedir eso.
-Tu no entiendes Candy, eres lo que siempre espere, mi sueño hecho realidad, y estuve tan cerca de perderlo para siempre, que no pienso arriesgarme más, solo tu haces que pueda tocar el cielo con las manos., dime que sí, ¡por favor! – una lagrima nueva rodaba por sus mejillas y fue cuando supe que el hombre de mi vida estaba frente a mi y que no había nada que pensar, por lo tanto nada que esperar.
-¡¡SI!! – me levanto en sus brazos y luego me beso con pasión. Esa noche no hicimos el amor fueron demasiadas cosas en poco tiempo así que nos conformamos con dormir dándonos calor el uno al otro.
TERRY
-Mi conversación con el fue algo tensa, y en algunos momentos se torno exigente, al él manifestar su deseo de hacerse cargo de Henry, mi hijo, y le aclare lo más calmado que pude las razones por las que debía estar con su padre biológico, pero que él podía visitarlo y considerarlo su hijo, pues había formado también parte de su vida y al fin de al cabo, Brower no tenía culpa alguna de que su mujer le hubiera puesto los cuernos, su reacción al enterarse, había sido perfectamente normal. Se despidió de mí y de Henry prometiendo volver para su próximo cumpleaños.
Después de renunciar a la academia, dejamos salir nuestro secreto, ya nada nos podía detener así que ¿para que seguirlo ocultando?, sin contar que pronto la haría mi esposa, algunos se sorprendieron, otros No, como Albert, pero me importaba un rábano.
- ¿cuándo será el gran día? -Preguntaba Annie con la emoción a mil.
- ¿Si cuándo? Pregunté siguiendo el juego, provocando una mirada de advertencia de parte de Candy.
-Pronto cariño, pronto -Me sonrió, pero sabía que estaba cabreada, ella quería que eso lo habláramos en privado, pero siempre me daba largas, así que decidí acorralarla, Ya que tenía a sus amigas ahí mismo, insistiendo en una fecha.
- ¡Tengo una idea! – Dije emocionado y fingiendo inocencia – ¿Qué te parece en un mes?, mayo será el mes perfecto para nuestro matrimonio – Sus ojos se agrandaron.
- ¿Por qué? – preguntó ansiosa.
-Por qué fue el mes en que naciste – Estoy seguro que estaba sorprendida de saber que sabía su fecha de cumpleaños, Pero mi fijación por ella me llevo a saberlo todo, Así que investigué – ¿Qué te parece? – Insistí, sus ojos volaron de mi a sus amigas, y entonces dijo.
-Por mí. Lo haría mañana Mismo - Mi boca se curvó en una amplia sonrisa, la levante frente a sus amigas y la bese -Después te las cobraré todas cariño – Me susurro al oído, pero no me importaba, ella sería mi mujer dentro de un mes.
Candy por su parte. Se había encariñado con mi hijo Henry y él con ella a tal punto que él la llamaba mamá Candy, ella siempre le contaba historias “inventadas la mayoría” de Karen, nunca dejaría que su recuerdo muriera, decía que era por el bien de Henry, ella era magnífica
Dos meses después...
Habíamos organizado una ceremonia sencilla en la que nuestros amigos más íntimos y familiares hicieron parte de nuestra celebración, sus dos amigas fueron sus madrinas y sus amigos irónicamente mis padrinos, Albert como principal estaba a mi lado y aún me enviaba esas miradas que me ponían los pelos de punta, el decía que le gustaba ponerme incómodo, era su manera de bromear, pero a veces quería estrangularlo por lo que había hecho, así que le hice prometer que se lo llevaría a la tumba, por que si no si cumpliría mi promesa de matarlo.
En una capilla pequeña junto a un sacerdote muy modesto, nos dimos el si el 6 de mayo, junto a nuestros votos, hicimos la promesa de sinceridad, amor eterno y respeto por el resto de nuestras vidas.