WASHINGTON. D C.
—¿Qué haces? —preguntó Candy a su novio con curiosidad observando la gran cantidad de letras que iban apareciendo en la pantalla de su ordenador.
—Estoy accediendo al sistema. Respondió Anthony.
—¿En serio? —preguntó sorprendida.
—Por MS-Dos. Ella miró la pantalla unos segundos.
—Ah —sonrió —. No entiendo nada —admitió con una sonrisa. Anthony la miró de reojo mientras no dejaba de teclear.
—Hay que ir subiendo capas hasta llegar a... —Se quedó callado observando la pantalla—. Qué es esto... —Anthony susurró.
—¿Qué? —preguntó Candy.
—Estoy haciendo una triangulación para saber la ubicación de la terminal. —Miró la pantalla y tragó saliva—. Están aquí en Washington. Ella lo miró sin comprender.
—¿Quién está en Washington? —pregunto con algo de temor—. Oye, ¿a quién estás investigando?
—No puede ser... No puede ser... —siguió Anthony surrando mientras volvía a teclear con ansiedad. Normalmente las organizaciones Tenían sus conexiones en otro país, en Reinó Unido que era donde iban y benia las conversaciones, y que era donde según los mensajes se realizaban grandes cantidades de dinero, y desde ahí organizaban sus movimientos. Pero en este caso, no. El ordenador central desde el que operaba estaba en Washington —. Necesito una ubicación más preciosa... —dijo Anthony con urgencia. Candy lo miró fijamente, y luego volvió a desviar la mirada hacia la pantalla. La había llamado preciosa a ella o a la pantalla?.
—No entiendo cómo puedes comprender algo de esto...
—Es mi trabajo, preciosa, te daré clases—canturreó sin dejar de teclear. Aquel comentario le hizo sonreír a ella—. Bien, vamos... vamos. —Se giró un segundo para encender la impresora.
Elisa Legan depositó su bebida sobre la barra. No era la primera vez que los compañeros de trabajo iban despuésde terminar su jornada laboral. Muchas veces al concluir la jornada, varios del equipo de investigaciónes qedaban un rato para charlar y tomar algo, y así desconectar del trabajo. Era su momento para evadirse.
Anthony Brower entre ellos, por lo regular se iba directo a su piso, para estar con su novia, Candy. Sin embargo el último mes su rutina habia cambiado , su humor espontaneo y risueño, fue remplazado por el estrés y el miedo. Elisa vio cómo Anthony miraba pensativo su bebida.
—Estás distraído, ¿vas a decirme qué te ocurre? —preguntó acercándose a él un poco. Anthony la miró de reojo. Elisa era su familiar muy lejano, y su amiga. Anthony normalmente un chico divertido y de charla fluida. —Llevas varios días abstraído— insistió—, pero hoy ya es demasiado. Anthony suspiró y dio otro sorbo a su bebida, Se irguió el taburete intranquilo . Luego negó levemente.
—Es el trabajo... —susurró sin mirarla, con los ojos clavados en su bebida. Luego la miró y le sonrió intentando tranquilizarla—. Es algo sin importancia
—En nuestro trabajo no hay cosas sin importancia—susurró Elisa acercándose aun más. Anthony se pasó la mano por la frente y clavó sus ojos azulados en la mirada marrón de Elisa.
—Es complicado, Elisa—se encogió de hombros.
—Todo es complicado. — respondió Ella. Anthony sonrió
—Sí, por supuesto —susurró. Dio otro trago a su bebida y finalmente suspiró como si se rindiese—. He... encontrado algo que... puede ser... —Anthony guardó silencio. Elisa enarcó una ceja.
—¿Algo? ¿En el trabajo? —Anthony dudó un poco antes de responder.
—Sí. —Miró de un lado a otro. Dejó la frase sin acabar, ya sabían que se refería a algo ilícito. Anthony abrió el sobre que mantenía sobre sus manos.
—Seguro es una tontería.
—Dudo que sea una tontería —continuó Elisa mientras observaba los documentos en su mano, los mismos que Anthony había imprimido en el trabajo ese día. Los reconoció al instante, pero tenía que saberlo —. ¿No eran correos electrónicos personales? — Esta vez fue Anthony quién enarcó una ceja hacia ella y chasqueó la lengua, Pues él le dio esa explicación.
—Te he metido — dijo cohibido — Pero es una tontería,
—¿Qué son?
—Son correos con mensajes ocultos, pero... los correos provienen de un lugar de Inglaterra, después enviados a un lugar Árabe. Elisa puso su espalda recta mientras observaba los documentos.
—¿Has usado el doppler para mirar su ubicación?
—Lo he hecho esta tarde.
—¿Y?
—No me han autorizado seguir la búsqueda.
—Bueno, a veces sabes que pasa, quizá haya algo más prioritario a lo que...
—Si—Le cortó Anthony cogiendo los documentos que tenía Elisa en sus manos—. Ya te he dicho que es una tontería. Elisa dejó que le quitase los documentos mientras lo miraba fijamente. No le había dado tiempo a mirarlo mucho, pero lo suficiente para mirar que eran mensajes encriptados , mensajes que podía ser muy peligrosos. ¿Por qué los tenía Anthony? Que él tuviera esos documentos no era nada bueno .
—¿Has conseguido averiguar lo que dicen? Elisa parecía muy interesada. Anthony nego mientras guardaba los documentos en el sobre y miró de reojo a Elisa.
—No. —Dijo y cogió su bebida luego se encogió de hombros—. Pero ya te he dicho, será una tontería... No tiene importancia. Elisa lo contempló durante unos segundos, consciente de que no era una tontería, Anthony realmente estaba metido en un lío del que sólo se sale muerto. Anthony sostuvo la mirada de Elisa, como si le estuviese ocultando algo. Decidió no continuar con el tema, ella quería saber, pero él sabía que no podía explicarle. No quería más involucrados. Elisa puso su mano en su hombro y le sonrió de forma cariñosa. Le gustaba Anthony y mucho , y por él ella habia estudiado lo mismo que Anthony. Desde pequeña habia dado por sentado que llegaría hacer su novia y dejando volar más la imaginación su esposa. Ella habia estado junto a él en cada momento duro de su vida. Sin embargo para Anthony seguia siendo solo Elisa, su amiga. Aun así guardaba la esperanza hasta que supo que existía otra persona. Ahora estaba en sus manos salvarlo o perderlo para siempre. Pero sabía que significaba el hecho de que Anthony hubiese descubierto esos mensajes. Lo que no sabía era cómo él los había descubierto.
—No deberías seguír investigando eso. Anthony —dijo con una sonrisa. Intentando desviar la intrusión de Anthony de seguir indagando y desviar la conversación. Anthony cogió su cerveza y vio que el vaso estaba vacío.
—Vaya, ya se ha terminado —dijo alzando la mano para llamar la atención del camarero que se encontraba al otro lado de la barra atendiendo a otros clientes. Elisa observó a Anthony pensativa.
—Nos vemos mañana —. Dijo Elisa al ver a Anthony que pedía la cuenta.
—No puedo. Me iré dos semanas.
—¿Te irás? —susurró confusa. Pero entonces recordó y su corazón se rompió otro poco. Si había tenido alguna duda sobre los sentimientos de Anthony hacia Candy hasta ese momento, acababa de disiparse. Aquella última frase lo había dejado todo claro.
—Si, mañana es un día importante para mi.
Elisa vio alejarse el coche de Anthony. Durante unos segundos se quedó pensativa, pero se obligó a coger el móvil y marcar un número guardado en su lista de contactos. Justo cuando el coche de Anthony doblaba la esquina respondieron al otro lado de la línea.
—¿Sí? Elisa apoyó su nuca contra el reposacabezas y miró fijamente hacia delante, sin pestañear, en la oscuridad de aquel aparcamiento casi vacío del Bar, iluminado por la luz de farolas.
—Él lo sabe todo. Durante unos segundos el interlocutor no dijo nada, solo se escuchó una respiración.
—De acuerdo. Ya sabes lo que hay que hacer. Dicho esto, colgaron la llamada. Elisa se llevo su mano hacia su mejilla limpiando una lágrima que le cayó en ese momento. Era lo que tenía que hacer para seguir con su propia vida.
Anthony sintió cómo una corriente eléctrica lo atravesaba, cómo su corazón latía más rápido, preso del efecto de la adrenalina pura. Se giró y observó en la pantalla del ordenador "Esto es una mierda"—susurró. . Volvió a leer el documento. La conversación era corta, pero no necesitaba más para darse cuenta de que el hombre con el que había contactado aquel que se hacia llamar NLA desde un ordenador, y aquellos mafiosos seguían en comunicacion con los mensajes:
–NLA002r: Tansacción completa.
—HCI003: Envío órdenes. Adjuntadas.
—SAB0001 Recibidas.
—NLA :Recibirá noticias nuestra cuando halla concluido la entrega.
—HCI :De acuerdo.
—NLA: Todo de la misma manera
—HC:004 Si. No olvides ser discreto.
"Que mierda" dijo en un susurró, Tenía que averiguar quién era NLA.
Eran cerca de las tres de la madrugada, por lo que las calles estaban desiertas, a excepción de algún borracho que merodeaba aún alrededor de los restaurantes y bares de mala muerte cerrados hacía horas. Anthony Brower detuvo su automóvil al llegar a una explanada sin llegar a apagar el motor. No tardó ni un minuto cuando vio en la distancia un automóvil ocercándose. Tal como se decía en los mensajes encriptados. Aquello provocó que comenzase a removerse inquieto. Bajo del auto tratando de no hacer ningún ruido para poder ver mejor , miró a su alrededor, pero únicamente pudo distinguir la oscuridad. Necesitaba descubrir a todos los involucrados en la compraventa de drogas y armas de fuego ilegales. Anthony conocía el lugar en el que estaba, era increíble la cantidad de veces que había caminado por la orilla para ver el mar, y había visto los barcos en espera para ser cargados. Era todo tan distinto… las veces que había estado allí todo estaba lleno de vida y movimiento, pero en ese momento le recordaba a un cementerio. En ese momento pudo ver como un Audi negro con los vidrios polarizados llegaba. El coche que transportaba a uno de los involucrados. Miró como el coche dejó de avanzar para situarse a la espera de sus cómplices, una vez detenido, dos hombres, seguramente escoltas bajaron y esperaron mientras que el jefe aguardaba dentro del coche. Un par de minutos despues pudo identificar a la distancia a otro automóvil muy familiar, Anthony se quedó de piedra cuando reconoció el automóvil . No era comun llevar un escudo de los Andry en el costado de la puerta del pasajero , sus ojos vieron con incredulidad el rostro de Neil Legan . A continuación una extraña sensación comenzó a hacerse dueño de Anthony, parecía que sus facciones se habían transformado en piedra, ya que a cada parpadeo que daba se enfurecia por la rabia Una sensación de furia irracional comenzó a recorrer su columna cuando vio como la mano de uno de los escoltas tomaba el dinero y se lo daba a Neil, al tiempo que el otro sacaba la bolsa cargada de mercancía y se giraba hacia el Audi mostrándola. La ventanilla trasera del Audi comenzó a bajarse, pero la oscuridad no permitía ver al ocupante del coche. Neil Legan estaba traicionando y metido en el ajo hasta el fondo con mafiosos.
En este momento recordó que le había dicho a Elisa de los mensajes, ¿porqué había hecho eso?. Anthony sabía que en las investigaciones no podía confiar en nadie aparte de lo que significaba la confidencialidad. Aunque Elisa era su amiga . Neil era su hermano. Podria fiarse que Elisa se mantuviera en silenció?. Si, quizás y solo quizás Elisa no le había dado importancia a su conversión y puede que no lo recordara mañana.
— Nos seguiremos manteniendo en contacto de la misma manera— Termino de decir la voz del que estaba dentro del vehículo, Anthony sintió como la sangre lo bandonaba cuando reconoció la voz. Hansel Crowd, era él abogado de Richard Grandchester. Lo conocio en las oficinas de Seguridad Nacional. Su voz grave y el acento inglés eran su peculiaridad más atrayente sin duda. Anthony le tuvo desconfianza, desde el primer instante en que lo vio. Sabia que llevaba los negocios de Richard Grandchester. Hansel estaba actuando a sus espaldas. Richard confiaba en su abogado. Los mensajes encriptados que había acomulado y los traducidos un par de horas antes se lo dejaba bien claro.
—¿Por qué no me lo habías dicho? Anthony se pasó la mano por el cabello.
—No quería preocuparte más. Pensaba que sería mejor si no te decía nada —se sinceró—. Y de todos modos no puedes hacer nada—acabó con desagrado. Candy rodeó la mesa para ponerse a su lado.
—Estaría mucho más tranquila si me mantuvieses al corriente, si supiese que te preocupa. Deberías de dejar esa investigación.
—¿Crees que debo quedarme de brazos cruzados? Ella lo miró fijamente.
—No quiero ver como te pasas toda la noche buscando despierto información, o haciendo esto. —Cogió la cajetilla de cigarros y se lo mostró— Anthony se removió nervioso, sabía que no debía mentirle. Por otra parte su trabajo era confidencial. Pero Anthony no le ocultaba nada. Ella tenía derecho a saber lo que estaba haciendo que Anthony se mantuviera despierto, y nervioso todo el tiempo..— Has pasado un mes entero sin ser tú, inmerso en tus pensamientos, con pesadillas cada noche. ¿Crees que es fácil para mí verte así? Me duele verte así, ojalá… ojalá hubiese sido yo la que trabajara en el departamento de seguridad nacional, pero no es así. No quiero que vuelvas a pasar por eso. No soporto verte así.
—Cuando esto termine . No volveré a estar así, te lo prometo. Me retiraré del departamento de servicios especiales — dijo con convicción. Ambos se miraron durante unos segundos y finalmente aceptaron como si hubiesen firmado un acuerdo. Anthony se puso su jacket y miró al frente, observando a través de la ventana que había bastantes coches en ese momento.
— Dímelo — Candy insistió .
—Está bien —susurró dándose por vencido—. Tengo pruebas de que se estan realizando compraventas de drogas y armas ilegales en el departamento de seguridad.
—Qué?
— Tengo mensajes que hablan de las negociaciones.
—¿Has descubierto lo que dicen los mensajes encriptados?
—Sí.
—¿Como ? Él hizo un gesto de desagrado.
—Pude entrar en la cuenta personal de uno de aquellos tipos .— Candy abrió los ojos al máximo. —También he verificado y todo es cierto.
—¿Fuiste? ¿Has arriesgado tu vida tan valiosa para espiar?
—Está operación es muy importante —protestó rápidamente—. No quería que lo supieras. Candy rugió y le señaló con el dedo.
— ¡Deja de protegerme, Anthony!
—No puedo evitarlo. —La señaló con los brazos—. Me importas demasiado.
—No me hables de esa manera cuando estoy enfadada, haces que me sienta mal. —Él resopló ante la atenta mirada de ella—. Bien —Candy continuó cruzándose de brazos— ¿Has buscado a alguien que pueda ayudarte? Anthony suspiró y volvió quitárse la jacket arrojándola sobre la mesa.
—Sí.
—¿A quién?
—Richard Grandchester...
Continuará.