Parte VI aquí" L E A L T A D "
El Secreto de las Sombras.
Parte VII
Era evidente que todo lo que le había pasado a su amiga le indignaba enormemente. La dejó que se desahogara cuanto quiso, hasta que terminó dormida en el sofá; sólo la cubrió con una manta y se fue a su recamara a descansar. Desde su lugar ve el resplandor de la luna la cual está pronto a ser llena.
Recuerda las noches en que su madre le contaba historias antes de irse a dormir, un beso en la frente y decirle << “Mi pequeña, tú eres la mejor, tienes todo lo que necesitas para conseguir lo que quieres ¡Ser una diosa! La jefa”>>* y como efecto de un hechizo, soñó con su madre toda la noche.
Al día siguiente cuando se levanta para desayunar se encuentra que Hanna ya está despierta revisando su teléfono.
-Hola, bueno días
-Hola Dulce
-¿Qué haces?
-Mira esto, acabo de encontrar varias clínicas donde pueden reconstruirme el himen… dime ¿Qué te parece?
Le pregunta mostrándole el aparato. Dulce se sorprende y se disgusta instantáneamente
-¿Todavía estás con eso Hanna? Pasa de él… Laurus es un hombre que no vale la pena. No caigas en su juego. No supo valorarte, y eso no está ligado a si eres o no virgen. Déjate de tonterías y vamos a desayunar, sino llegaremos tarde al trabajo.
La joven lo piensa un segundo y luego acepta de mala gana lo que le dice su amiga y hace lo que le pide. Cuando finalmente llegaron al trabajo, desde un coche estacionado al otro lado de la acera se encuentra Benoit Laurus observando a las chicas, cierra su puño y da un golpe en la guantera debido al disgusto.
Se había acercado a Hanna Brighton por error, se precipitó al acecho para conquistarla debido a que no era el único que estaba rondando a la joven. En más de una ocasión estuvo a punto de conseguirlo, pero siempre era interrumpido por sus enemigos. Pero no era lo peor, Hanna era gran amiga de su verdadero objetivo y es muy seguro que ahora es conocedora de lo que sucedió la noche anterior, eso dificultaría algún tipo de cortejo.
Benoit había sido un completo idiota, se subestimó a sí mismo y a su rival, y ahora tenía muy pocas cartas a su favor para poder acercarse a Dulce… salvo… salvo que lo haga de otra manera, muy poco convencional y muy arriesgado.
Los días pasaron y parecía que todo volvía a la normalidad: el trabajo, comer con las compañeras de trabajo y quedar los fines de semana para ir al cine o compras con Hanna, Mary Jane y Flammy Hamilton; quienes poco a poco se han ido acercado a la rubia por su simpatía y carisma.
Aunque lo que a veces sentía que necesitaba era un poco de soledad, pronto se cumplirían seis meses de la muerte de su madre y casualmente había visto una oferta; el alquiler de una cabaña por cuatro días casi gratis. Estaba tentada en coger la ganga pues sentía que necesitaba un poco de aire de las montañas, su vida en la ciudad a veces la agobia.
Flammy se enteró de las intenciones de Dulce y audazmente le propuso ir con ella, para que no sufriese ni un inconveniente como la última vez que estuvo por esos lugares, por lo que la joven terminó por aceptar.
Finalmente se encontraba en las montañas, Dulce sentía que se revitalizaba a cada momento que pasa entre los árboles, el aire limpia sus pulmones y la briza acaricia sus pensamientos, parecía que sería una salida placentera. Es noche de viernes y la rubia va al pueblo a comprar provisiones a pedido de su amiga, que necesitaba ciertos ingredientes para preparar la comida.
Tras pagar los suministros toma la bolsa de papel marrón y se despide del cajero, empieza a caminar rumbo a la cabaña y de presto se encuentra con un par hombres que le bloquean el camino y dos más que vienen por detrás. Inmediatamente se pone en alerta e intenta pasar de éstos, pero no se lo pondrá fácil
-Ey, preciosa… ¿Qué haces sola por estos lados?
-¿Necesitas ayuda para llevar la bolsa? Ven acá y pasemos un buen rato juntos
-Déjenme en paz, no tengo nada que hacer con ustedes
-No te hagas la difícil, si realmente estás deseando poder pasar el rato con nosotros, te vamos a enseñar cómo es estar con un hombre de verdad
-¡Suéltame, no me toques! Desgraciado
Exigía al darle un golpe en la mano del sujeto que había osado en poner sobre ella, las cosas cayeron al suelo y se desparramaron, una lata rodaba alejándose del grupo cuando es detenida por un chico, todos se giran y ven que es un hombre de cabellos rubios, con las manos en los bolsillos de los pantalones y mastica chicle; lo escupe y dice
-Cuatro chicos presionando a una dama… eso es poco inteligente… ¿Por qué no se meten con uno de su tamaño?
-Eh tú… vete de aquí si no quieres que te corte en pedazos
-Eso sería interesante de verlo
Se burló el joven a la vez que deslizaba el pulgar por su labio inferior como quien se relame que puede disfrutar de repartir unos cuantos puñetazos.
Dulce está nerviosa por todo lo que está presenciando, pero a la vez siente un poco de alivio de saber que al menos existen hombres dispuestos a salvar a una dama en apuros. Los chicos que estaban rodeando a la joven por atrás son los primeros que se dirigen al intruso dispuestos a pelear, creyendo ser lo suficientemente fuertes para vencerle.
Pero rápidamente terminaron en el suelo, el joven rubio les dio un par de puñetazos que los dejó sin dientes, y unas cuantas costillas rotas. Entonces los otros deciden ir a atacarlo tras ver cómo terminaron sus compañeros; uno de ellos saco una navaja de su bolsillo, pero no fue lo suficiente listo y en uno de sus movimientos recibió un golpe y su brazo fue doblado de manera sobrenatural terminando fracturado, luego con su misma arma le realizó un corte de la mejilla y terminó incrustada en la pierna del otro.
Dulce observaba la escena violenta estupefacta, incapaz de mover un dedo. Finalmente ve cómo el joven se sacude las manos y los otros gimotean de dolor o estén casi inconscientes en el suelo. El rubio, toma la lata que estaba cerca a sus pies y se acerca hasta donde ella para entregársela
-Esto es suyo ¿Se encuentra bien? ¿Lograron hacerle daño esos infelices?
-Eh… este…
-Si es así voy a partirles los brazos y piernas para que no se les ocurra volver a hacer semejante tontería en un futuro
-No… no hace falta. Gracias
Le dice finalmente mientras se recompone de la impresión, es entonces que puede ver bien el rostro de su salvador y descubre que es el mismo hombre que había visto en la gala del museo.
-Yo… yo le he visto antes
El joven estaba por contestar cuando se escuchó otra voz dirigirse a ellos
-Antoine, ¿Te falta mucho o todavía vas jugar a las manitas calientes con esa mujer?
-¡Jefe!
Contesto sorprendido el joven, todo su ser se estremece al percibir el disgusto de él; Dulce lo reconoce perfectamente, esa voz grave, tono despectivo, aspecto fornido y mirada desdeñosa. Ve que le da un par de patadas de advertencia a uno de los hombres que yace en el suelo y le dice con voz amenazante
-¿A qué esperas? ¡Lárgate! Si no quieres que la policía venga y te corte los huevos
Acto seguido, como pueden se ayudan entre ellos para salir huyendo de ese lugar. El hombre termina de acercarse hasta donde están los jóvenes y recibe el saludo despectivo de Dulce
-Señor Dubois… usted por aquí
-Señorita Winter… es usted otra vez… por lo visto es, o una persona muy propensa a ser atacada por desconocidos o esconde algo de sumo valor y no quiere entregarlo
-Tampoco se crea… podría ser que tengo tantas deudas por apuestas y soy muy mala pagando… qué más da, aquí lo importante sería ¿Qué tiene que ver con usted?
-Qué lengua tan audaz… cualquiera creería que es inocente. Pero es todo un inconveniente tener que encontrarla en éste tipo de situaciones y tener que salvarla
-¿Salvarme? Querrá decir que él me salvó, porque usted no ha movido ni un dedo
-Antoine ha actuado porque se lo he permitido, es casi como si yo lo hubiese hecho
-Claro… porque usted es demasiado arrogante para decidir mover un dedo por ayudar a alguien
-Me parece que aquí la única arrogante es usted, señorita Winter… le hemos salvado la vida y aún sigue sin agradecer
-Jmmm
Bufa la joven molesta porque ese hombre quiere imponerle un agradecimiento cuando él no ha movido ni un dedo, y por su tono tan arrogante, por lo que decide actuar, pero sin dar su brazo a torcer
-Está bien… tiene toda la razón… pido perdón por mi soberbia, y le agradezco muchísimo su valentía, fuerza, estoicismo y heroísmo al momento de enfrentarse a cuatro hombres para salvarme… señor… Antoine
El joven se había sorprendido en un principio por acceder y la cantidad de halagos, pero casi se cae de nalgas y su rostro se enrojece al escuchar su nombre; se había dirigido a él. Dubois estaba furibundos y todos los bellos del rubio se enchinaron
-Muy bien… muchas gracias por todo… adiós y buenas noches
Puntualiza a la vez que se da la vuelta y se dispone a regresar a su cabaña. Es entonces que siente unos pasos tras de ella, cuando gira su rostro se da cuenta de que ellos le acompañan.
-¿Se puede saber por qué me siguen los pasos?
-Se cree demasiada cosa señorita Winter, para suponer que tengo ganas y tiempo para andar tras sus pasos
-¿Ha sí? ¿Entonces por qué me persigue?
-Nada más lejos de la realidad… da la casualidad que usted va en mi misma dirección, sólo que cuatro pasos delante
-¿De verdad? ¡Qué casualidad!
-Así es… mi residencia queda en esa dirección
Dulce bufa del disgusto y continúa caminando; desde un rincón oscuro lejano a ellos Benoit ha observado todo lo sucedido y sus dientes rechinan de la rabia, no ha salido las cosas como él lo había planeado. Cuando finalmente la joven llega a la cabaña su amiga Flammy se sorprende al verla llegar y mucho más después de escuchar lo sucedido.