Karen me había ayudado a escoger todo, ella se había convertido en mi mejor amiga al igual que mi hermano del suyo, en cierta forma era algo gracioso, pero ella coincidía que yo era lo mejor para su hermano, aunque no estaba de acuerdo en que fuera yo quien me declarara, pero no me importaba estábamos en el siglo XXI esto ya no es solo de ellos y yo no estoy dispuesta a esperar que el se decida, si Mahoma no va a la montaña….. el timbre me saca de mis pensamientos y voy a abrir, cuando veo quienes están en la puerta semblante cambia de apacible a felicidad extrema.
Ahí esta él, vestido con una camisa de lino blanca abierta solo lo preciso en su pecho dejando ver parte de su torso, un saco azul y unos pantalones del mismo color y por supuesto zapatos de diseñador, pero eso era poco para aspecto era un Dios y por poco y se me sale la baba y hasta sentí la humedad saliendo por mi intimidad, no sé cómo me pude controlar, sentí como el sonrojo llego a mis mejillas cuando su mirada pareció petrificada en mí, ¡¡SI!! Había logrado llamar su atención, se veía como su mirada ardiente recorría todo mi cuerpo y me dije a mi misma.
¡Que empiece la diversión!
Anoche no fue mas que desastre tras desastre eran a penas poco más de las nueve ósea muy temprano para llegar pero mi amigo me pidió ayuda para la fiesta, lo único que no me gustaba era que iba a estar Candy y mi hermana, pero nos habían amenazado con delatarnos si no las dejábamos ir después de que no se comieran el cuento de que pasaran una pijamada en mi casa ellas sabían que tramábamos algo, eran muy listas y saquearon el móvil de Albert mientras se bañaba, pero a quien se le ocurre tener de contraseña tu fecha de cumpleaños.
***Flashback ***
En fin, aquí estaba junto a mi hermana en la puerta de los Ardley esperando para que fuera la que se suponía una gran noche, pero nunca me imaginé que iba ser el infierno y que lastimaría a alguien a quien amaba, pero que por prudencia debía poner distancia.
9:12 pm
—espero que estés bien apartado de todos esos idiotas Karen- le advierto a mi hermanita para que no se gane un problema ni yo una sesión de golpes.
—Terry no exageres y toca el timbre.
Procedo a hacer lo que me pide y escuchamos pasos apresurados hacia la entrada, Candy abre la puerta y mi quedo boquiabierto.
La mujer que me recibe no es una niña, es toda una mujer y ¡qué mujer!, ese vestido le quedaba espectacular, si había notado sus cuervas antes, pero con este vestido parecía estar pronunciándose en los lugares indicados.
Sus pechos se veían llenos y apetecibles, sus piernas tan largas, esbeltas y torneadas, su cabello esta suelto pero con unas ondas definidas , usualmente era rebelde y la hacía ver aún más adorable pero ahora su rizos dorados y bien definidos daban un aspecto sensual traía una maquillaje ligero pero acentuaba sus hermosos verdes como el jade y su boca traía un brillo que decía muérdeme cómeme en un tono silencioso, nuestras miradas se encontraron y un sonrojo cursó por su cara, ahí estaba mi Candy, la Candy que me tenia embobado su inocencia estaba intacta, tuve que reprimir un pensamiento impuro, para evitar que mi amigo inseparable y viril hiciera presencia, y entonces caí en cuenta de algo, si yo había visto todo esto en ella, que haría los cientos de hombres que estaban invitados también, se le quedarían viendo y hasta le insinuarían cosas, un extraño sentimiento se alojó en mi corazón, una especie de rabia, de ganas de asesinar a quien siquiera posase sus ojos en ella, acaso esto eran ¿celos? , no , no y no, no debo pensar así de la hermanita de mi mejor amigo, debo mantener la calma.
—¡¡Terry!!- mi hermana me acababa de gritar, al parecer mis pensamientos volaron a otro lugar lejano en el cual ya no conectaba con mi cuerpo, eso me pasa por pervertido y por andar pensando en lo que no debo.
—Karen no me grites, ya te escuché, es que estoy pensando pues creo que olvide algo.
—si, ya lo creo, olvidaste tu cerebro hermanito
—no digas tonterías Karen
—bueno ya ustedes dos -grito Candy esta vez- parecen niños de primaria
—pero yo, ya me había vuelto a perder, mientras ella hablaba solo podía ver sus labios y pensar a que sabrían, como seria estar envuelto en sus brazos, sería tan fácil llevarla a un rincón subir ese vestido y hacer que sus piernas me envolvieran mientras la hacía mía embistiendo otra vez, ¡RAYOS! Debo dejar esos pensamientos.
—voy a buscar a Albert- debía escapar de ahí.
—Espera Terry - Candy me llamó, y mi nombre en sus labios eran gloria, como querría que lo repitiera mientras le provocaba múltiples orgasmos, Dios que me pasa.
—si dime princesa -era mi calificativo para ella, así era como ponía un alto a mis pensamientos, y me obligaba a recordar que ella solo tenia catorce años y era una niña, una princesa igual que mi hermana… mi hermana, Dios la pobre la paso tan mal por culpa de Michael, pero yo no iba a repetir la historia con Candy, no eso sí que no.
—Es que quería hablar contigo, hum a solas si es posible —intercambiaron miradas entre ella y mi hermana, si hubiera sabido lo que pasaría, no hubiera ido.
—claro cariño, cualquier cosa para ti – y ahí estaba yo complicando mas las cosas, ahora que lo pienso no soy si no un estúpido que no puede reprimirse.
—sígueme por favor, hablaremos mejor en el estudio, es mas privado y nadie nos molestara.
Un brillo extraño cruzó por sus hermosos ojos esmeralda, mas en mi embelesamiento y mantra interior diciéndome, no toques, no mires, esta prohibido, no mire más allá de lo evidente.
Cruzamos un pasillo largo y oscuro y llegamos al estudio de su padre, era bastante amplio y como ella dijo, privado, había estado ahí solo en un par de ocasiones, y siempre me llamaba la atención que fuera tan cómodo de hecho una de esas veces vi a Candy dormida a sus anchas en el amplio sofá luego de estar leyendo esos libros románticos que leen todas las mujeres. En cuanto entramos ella cerró la puerta detrás de mí.
—y bien que pasa princesa —sus ojos destellaban de una manera brutal, humedeció sus labios para comenzar a hablar, y por poco y tengo una erección debido a eso.
—Terry se que tal vez, no sepas el por que estoy aquí, ni tampoco el por que hago esto, pero mis sentimientos hacia ti son mas fuertes que yo, -que me parta un rayo esta mujer se estaba declarando y yo no sabía qué hacer.
—Terry mírame -tomo mi rostro en sus manos, y mi mente se debatía en, hazlo... no, no lo hagas…hazlo, no, no lo hagas, y entonces ella dijo e hizo algo que no me esperaba.
—soy una mujer Terry, una mujer que quiere darte todo de si misma, y que esta dispuesta a todo por ti – y sin pensarlo mas me beso, me beso desesperadamente y yo no podía mas así que le correspondí, ¡DIABLOS! Que podía hacer, no soy de palo y esta niña que en estos momentos no tenía nada de niña, me había provocado hasta los huevos.
Su lengua chocó con la mía y sus manos volaron hacia mi cabello, lo tomaba con fuerza mientras que su cuerpo se restregaba hacia el mío haciendo ya inevitable la erección que venía reprimiendo, mis manos empezaron a recorrer su maravilloso cuerpo, no sabia como una niña de catorce pudiera estar tan desarrollada pero así era mis manos se deslizaron por sus pechos llenos y redondos y un gemido salió de ella, me separe bruscamente , buscando que la razón volviera a mí, pero entonces ella hizo algo aún más impensable.
—Terry quiero ser tuya hoy, mañana y siempre - y con una sonrisa en los labios, retiro un lazo de su corto vestido y este cayo a sus pies dejándola solo con sus diminutas y transparentes bragas.
¡QUE DIOS ME HAGARRE CONFESADO!
Continuara….