Advierto que tiene lenguaje soez y escenas fuertes de violencia.
Así sin más, les dejo con:
SPOILER 6.
POV CANDY.
"La mercancía" está en pésimas condiciones, corre peligro en extremo, por lo que esta operación no puede demorar más de un mes para evitar alguna desgracia. Justo ahora estoy revisando los balances, sitios y posiciones donde la mercancía ha sido colocada estratégicamente, con los fines previstos y "otros".
Mientras revisaba la documentación alcancé a escuchar que el perro fiel le decía a uno de sus subordinados que irían a hacer un recorrido de rutina, así que, sin terminar lo que hacía, salí del despacho que me asignaron para tal acto, y me personalicé en el asunto.
–Yo también iré al recorrido. –Dije con voz decidida.
–Esto no es algo a lo que una "princesita" como usted está acostumbrada. –Dijo el tal Grandchester. –No quiero ser el responsable de un posible trauma.
Y el muy estúpido soltó una ronca carcajada, dejando ver sus bien cuidados y blancos dientes, seguro batea del otro lado, nadie puede ser tan metrosexual...
–Señor Grandchester, me parece que estamos en una operación seria como para caer en bromas estúpidas y sin sentido, ¿O es que su seriedad es sólo una careta como todo lo que sucede en este lugar?
Al fin tuve su atención, entrecerró los ojos, me pareció un felino dispuesto a atacar y acabar con su presa, y después borró la sonrisa de su rostro... Touché, predecible el hombre: maldito ego.
–Me apena que una persona como usted no tenga sentido del humor, me figura más a un androide que a una persona de carne y hueso, en fin, si lo que quiere es venir para disfrutar del espectáculo, adelante, hay gente que vive de eso.
Mi rostro permaneció imperturbable, pero por dentro me estaba imaginando la manera más eficiente para hacer sufrir a este estúpido inglés que se cree el verdadero jefe de la familia inglesa. Con todo lo que mi histrionismo me permitió, esbocé una forzada sonrisa y dije:
–Vayamos pues. –Al tiempo que me subí a la parte delantera de la camioneta.
Grandchester subió del lado del chófer y el otro tipo en la parte trasera, y comenzamos el viaje en un intenso silencio, el cual acentué al dedicarme a observar a través del cristal, ignorando al par de estúpidos que iban a mi lado, pero con todos los sentidos alertas para absorber cualquier detalle, especialmente la ruta.
Llegamos a la primera parada, supongo, un lugar completamente diferente al que esperaba... Precisamente en el barrio VIP de la ciudad. Ingresamos al estacionamiento subterráneo de lo que parecía un hotel de lujo, indirectamente me preparé colocando mi mano cerca de mi cintura, en donde tenía resguardada un arma de alto calibre. Cuando finalmente nos estacionamos, los hombres bajaron sin dirigirme la palabra, y yo detrás de ellos con cautela, no me dejaría amedrentar...
Caminamos hasta un pequeño cuarto desde donde tomamos un elevador hasta el último nivel, el cual nos conectó con una lujosa oficina en donde estaba un hombre alto, de cabello castaño y mirada alegre.
–Wow, Grandchester, qué gusto tenerte aquí, ¿qué milagro que decidieras honrarnos con tu visita?
¿Milagro? Me pregunté, ¿no se suponía que él acostumbraba a hacer estos rondines de rutina? Mis sentidos se pusieron aún más alertas.
–Nada, pues que me tocó dirigir el recorrido hoy, ya sabes, cuando el jefe manda, no hay quien se le oponga.
El hombre soltó una fuerte carcajada al tiempo que palmeaba el hombro del perrito de Leagan y me regalaba una mirada moviendo las cejas de arriba hacia abajo.
–Eso ni tú te lo crees, zorro, a mí no me engañas... en fin, como sea, es un gustazo tenerte aquí... ¿Y esta belleza que te acompaña? Cómo andas de suerte, perro, pásame un poco. –Dijo el hombre mientras volvía a carcajearse.
–Puras pendejadas hablas, Stevenson.
–Uy, qué delicada nena, pero no te preocupes, puedo presentarme solo. –El hombre se acercó a mí, con mucha galantería, y tomó mi mano depositando un sugerente beso en mi muñeca, yo permanecí inmutable. –Hermosa dama, el sólo regalo de su peligrosa mirada sobre mi acción ya vale el riesgo. –Lo miré fijamente aún más, y en ningún momento él dejó de sonreír, por lo que le devolví la sonrisa. –Wow, ¿qué han visto mis ojos? ¿Acaso es el sol saliendo desde tu deliciosa boca? Mátame con el resplandor de ella... Soy Tom Stevenson.
Ahora sí, este hombre tiene "ángel", y me ha robado una genuina carcajada, como pocas de las que suelo regalar, haciéndome liberar la tensión acumulada.
–Eres todo un perro adulador, pero me caes bien. –Dije extendiendo mi brazo para estrechar su mano. –Soy Alessia, italiana.
–¡Mierda! ¿Es en serio? Eres la famosa Alessia de hielo que viene a acabar con la familia inglesa?
El momento de camaradería terminó ipso facto, sumiéndonos en un tenso momento.
–No sé quién te haya dado esa descripción tan gráfica de mí, pero, quien haya sido... –Dije mirando a Grandchester. –Seguro es un lamebotas buscando ocupar un lugar privilegiado en "la familia" y ganarse la gracia de sus subordinados. –Finalicé sin dejar de mirar al perro fiel de Leagan. Él tampoco dejó de mirarme.
–Tranquila preciosa, todos lo dicen, que eres como una viuda negra dispuesta a acabar con la "familia" si no trabajan organizadamente, que quieres todo en su lugar y no admites disculpas de ningún tipo, no lo tomes personal, por el contrario, es un halago que hablen tan bien de ti. –Comentó Tom, yo simplemente cambié el tema.
–Será mejor ponernos a lo que vinimos.
Salí de la oficina con el corazón galopándome brutalmente, tenía que controlar mis emociones, haberme soltado tanto fue un error, uno que no debía suceder. Sin prestar atención a sus llamados, bajé las escaleras al siguiente piso y abrí la puerta más cercana, mi misión era esa... Contuve un exclamación para evitar ser vista y oída, pero lo que vi me causó asco e indignación.
En una amplia cama, con sábanas antes blancas, un tipo viejo y asqueroso, montaba a un chica que tenía el rostro inflamado y que bien podría ser su nieta... La chica contraía el rostro ante los embates que el vejete le daba, mientras la retenía, fuertemente del cabello y la azotaba, duramente, con una fusta, haciendo saltar la sangre sobre la cama.
La irá bulló en mi interior, y decidí intervenir, di un paso para abalanzarme y arrancar a esa bestia de la chica, cuando alguien, literalmente, me cargó y sacó de la habitación, cubriendo mi boca con su grande mano, y llevándome a otra habitación.
Presa del pánico, como estaba, apliqué un gancho al hígado de mi atacante, al tiempo que lo cargaba sobre mi hombro y lo dejaba caer al suelo de golpe, sacando mi cuchillo y clavándolo en el hombro del tipo, quien sólo maldijo y me neutralizó al darme un cabezazo, hecho que me desorientó un momento...
–¿Estás idiota? ¿Acaso no te dije que este lugar no era para una princesita? Estuviste a punto de exponerte y generar un mal momento con los clientes, sin contar que querías matarme.
–Los clientes y una mierda, ese bruto estaba violando a esa chica, "sin contar" que la tenía totalmente destrozada de rostro y cuerpo, esto no es lo que los italianos apoyamos, no es así, ustedes son unos malditos. –Grité al borde del colapso.
Grandchester colocó un pañuelo sobre su herida y, con el rostro tan serio como una roca, como nunca antes lo había visto en el tiempo que llevo en este lugar, me dijo:
–Más te vale dominar tus emociones si no quieres salir de este país en una caja... No eches a perder lo que sea que hayas venido a hacer... –Sentenció y salió del lugar haciéndome sentir expuesta, vulnerable, pendiendo de un hilo...