—Pecosa acaso nunca vas a confiar en mí, ¿verdad? ¿Por qué siento que estoy pagando por los pecados de tu padrastro?
Ya en la limusina que aguardaba fuera del hotel, Candy sintió que había vuelto a estropear las cosas. Un incontenible sollozo escapó de su garganta.
—Vamos, no seas tonta —dijo Terry a la vez que la estrechaba entre sus brazos con tal fuerza que casi la dejó sin aliento—. No tienes motivos para llorar.
—Puede que haya sido una estúpida... ¡pero estaba convencida de que te habías acostado con ella! —Candy volvió a sollozar—. No sabía qué hacer porque no quería renunciar a Tyleri... ¡no podía!
Terry la apartó un momento de su lado para mirarla.
—Eso es algo por lo que no tendrás que volverá preocuparte.
— ¿Qué quieres decir?
—Quiero demasiado a Tyler como para utilizarlo para controlarte. Tenías razón. No debería haberlo implicado en nuestro acuerdo. Eso fue inexcusable —dijo Terry, muy serio—. Suceda lo que suceda entre nosotros, compartiré la custodia de Tyler contigo. Es obvio que lo quieres y que el te quiere a ti, y he comprobado lo bien que se encuentra bajo tus cuidados. Nunca trataré de separarte de el y siempre contaras con mi apoyo económico.
Candy estaba asombrada por lo que acababa de escuchar y por la convicción y firmeza del tono de Terry.
— ¿Por qué me dices eso ahora? ¿Por qué has cambiado de opinión después de hacerme firmar ese ignominioso acuerdo?
—Reconozco que lo que hice estuvo mal de principio a fin; utilizar a Tyler como cebo para atraparte, forzarte a firmar el acuerdo... Mi abuelo tenía razón en lo que dijo, y ni siquiera conoce la mitad de mis imposiciones. Y lo peor es que, incluso mientras lo hacía, sabía que lo que estaba haciendo estaba mal... —Terry bajó la cabeza, apesadumbrado, algo que Candy jamás le había visto hacer.
— ¿Pero por qué? ¿Por venganza? —preguntó, desesperada por entender sus motivos. Un tenso silencio siguió a sus palabras mientras la limusina entraba en el aeropuerto—. ¿Terry...? —Insistió Candy —. Necesito saberlo.
—Me dije que era un mero acto de venganza, pero no era así. La verdad suele hallarse en la respuesta más sencilla, y la respuesta más sencilla es que simplemente te quería, y ese acuerdo te ataba de pies y manos y me aseguraba que no volverías a dejarme. Pero ahora he comprendido que no quiero que sigas a mi lado sólo porque tengo la custodia de tu hijo.
—De manera que, si quisiera recuperar mi vida en New York ... —susurró Candy —, ¿dejarías que me fuera y me llevara a Tyler conmigo?
—Dejarlos ir me mataría, pero no pienso echarme atrás en mi palabra —declaró Terry en tono enfático a la vez que el conductor abría la puerta de la limusina.
Caminaron por el aeropuerto en silencio, rodeados por el equipo de seguridad de Terry. «Simplemente te quería". Aquellas tres palabras suponían una gran diferencia para Candy, que no dejó de repetirlas en su mente como un mantra de esperanza. A pesar de todas las demás opciones que sin duda había tenido, Terry había regresado a su pasado y la había chantajeado para que mantuviera una relación con él. Sin duda había significado mucho más para él de lo que Candy había imaginado. No quería perderla a ella ni a Tyler, pero estaba dispuesto a dejarlos ir si eso era lo que ella quería.
Mientras esperaban en la sala VIP, Candy fue muy consciente del intenso escrutinio de Terry. Sabía que estaba desesperado por saber qué decisión iba a tomar. Ya no necesitaba quedarse con él para conservar a Tyleri… Se encaminaban hacia el helicóptero manteniendo una respetuosa distancia entre ambos cuando Candy alargó repentinamente una mano para tomar la de Terry.
—Quiero quedarme contigo — dijo con voz firme.