La suave brisa acaricia mi rostro, lo elevo al cielo y siento el calor de los rayos del sol calentarme, entonces se acerca Mary Jane y me dice -Vamos Flammy, el hospital está cerca - Tranquila Mary Jane, todo está bien - le digo para tranquilizarla, pero no lo consigo.
Entonces, sin darme cuenta muy bien cómo, me encuentro tumbada en una camilla, los doctores me dicen que respire y que puje cuando ellos me lo indican, pero no siento dolor alguno. De presto colocan en mi regazo un pequeño bulto... siento mi corazón correr a mil por horas, no me lo puedo terminar de creer ¡Soy Madre!
Tengo una mezcla de emociones y sensaciones, mi corazón late feliz y alocado, más cuando ese bebé se prende de mi pecho y de éste fluye su alimento ¡Lo estoy haciendo! Percibo como si algo saliera de mi, entre cosquillas y dolor lo sigo amamantando.
Lo mimo y consiento a mi hijo que está en mis brazos, sé que juntos aremos un hogar feliz y dichoso. Pero de presto me percato de algo... nadie pregunta y no hace falta que digan nada... no está aquí, pero sé muy bien quien es el padre. Eso me lleno mucho más de dicha al saber mi buena suerte, pues estoy con el hombre que amo y qué mejor evidencia que lo que descansa en mi regazo.
Le acaricio los mofletitos con el dorso de mi mano y entonces el pequeño abre sus ojos y los veo... son como los de él, azules... y me sonríe curvando sus labios de igual manera, todo un coqueto. Entonces escucho el eco de unos pasos que se acercan y mi corazón me dice que mi amado viene a mi encuentro. Me remuevo en mi sitio de la emoción, y que si es un sueño, todavía no me vaya a despertar...
Es entonces que abro los ojos y veo mi triste realidad.
Me doy un par de palmadas para espabilarme y reacomodo mi uniforme cuando escucho que alguien está a mi espalda, me giro para saludar y mi corazón casi lo termino escupiendo... respiro y en cuanto logro recuperar el control lo saludo.
-Buenos días señor Archivalt Corwell
-Hola señorita Flammy ¿Cómo está?