Escocia.
Entre las Penumbras
del Deseo.
Relato Inedito.
Escrito por: An Le Mun "Aylina Leen"
&
Sr.MacFaber
Entre las Penumbras
del Deseo.
Relato Inedito.
Escrito por: An Le Mun "Aylina Leen"
&
Sr.MacFaber
Bienvenidas sean ustedes, a una nación ardiente. Donde la cuna de la patria, se encuentra en el centro del erotismo
Escocia 1923.
Frente al portón de la gran mansión, un elegante auto había aparcado; en cuanto una de las jóvenes del servicio, vio quien desciende del auto, corrió a toda prisa en busca de la ama de llaves.
Con un andar desgastado, la recién llegada se adentro a la residencia. Su desgano por la vida misma, hacía mella en su delgado cuerpo. La joven miró hacia uno de los costados de la casa y su panorama fue más desalentador, al mirar todas las escaleras por las que había que ascender.
Al llegar a la segunda planta, se condujo hacia una enorme puerta, la cual deslizó con suavidad. Ella atravesó el umbral, adentrándose a la oscura y espaciosa habitación. Poco a poco, su mirada se fue acostumbrando a una tenue luz, que se colaba por una ranura de la cortina, que cubría el gran ventanal. Ni la blancura de las paredes, podían dominar la oscuridad de su entorno.
A tientas, se encaminó hacia el interruptor de luz, no se sentía tan cómoda rodeada de su propia soledad.
Sus labios se curvaron, queriendo igualar una incipiente sonrisa. Le era cruelmente gracioso, ver los muebles de la habitación tapados con mantas blindadas de polvo, se le hacía tan familiar este cuadro; parecía que cada uno de los antiguos muebles, quisieran ser escondidos, tal cual ella lo hiciera ahora.
Mientras tiraba de las sábanas, para dejar al desnudo cada uno de los enseres, salió expulsado el polvo remanente, de los estragos ocasionados por el paso de los años. Tanto las paredes como los muebles, se les veía deteriorados, habían perdido la belleza de su blancura, en medio del descuido por el olvido.
Mientras avanzaba hacia el gran ventanal, todo se torno nubiloso y en su garganta se anidaba un estrangulante y doloso nudo.
…En medio del silencio sepulcral, un fuerte, sonoro y desgarrador grito, salió expulsado de la garganta de Eliza, dando paso a un desolador llanto. Perdiendo toda fuerza su lastimado y cansado cuerpo, se desplomó sobre el suelo del salón. Todo y cada uno de sus años, que había dedicado a la búsqueda del amor, fueron en vano. Se sentía cansada, triste… desecha, tal cual como la misma habitación donde se encontraba. Su nubilidad, se le escapaba de las manos.
一¡Señorita, Eliza! ¿Qué hace usted en esta habitación? 一La ama de llaves, hecha un manojo de nervios, continuó diciendo 一. La esperábamos hasta la siguiente semana. Sentimos mucho que haya encontrado el lugar hecho un desorden.
La mujer inclinó su cuerpo hacia Eliza y tomándola por el antebrazo, la instó a levantarse del suelo. Con el cuerpo aun temblando, la joven accedió y comenzó a ponerse en piel.
Al ver su reflejo en uno de los espejos del gran salón, pudo observar su caótico estado, provocando que al instante y de manera grotesca, se soltará del agarre que la mujer mayor le daba.
一Retírate. 一ordenó, Eliza, en un modo tajante. Retomando su postura hostil, con la que siempre se conducía hacia las personas del servicio.
La ama de llaves, asintió y sin réplica alguna, salió del salón.
Eliza, se limpió rápidamente sus lágrimas, no deseaba que la vieran vulnerable, así que, se afianzó a toda la rabia y recelo que la invadía; sentimientos cultivados en su alma desde años atrás, donde las negativas y rechazos, fueron alimentados.
Aún no comprendía ¡que lo hacía tan prohibido para ella! que lo mantenía en esa lejanía, sin siquiera demostrar un ápice de soledad. Porqué no juntar sus vidas, si él, al igual que ella, se encontraban en la mejor edad de sus vidas y sin ningún compromiso.
Aquella mujer, a la que le había dado su corazón, ya se había marchado y su paradero era incierto, jamás nadie había dado noticias de ella 《¡así como era de atolondrada! seguro tomó camino por algún campo minado ¡y bumm!!!》pensó, y su mezquina mirada se iluminó. Tiro de un arnés y las cortinas se corrieron hacia sus costados, el bello sol de verano entró con toda su magnitud, aclareciendo cada rincón del gran salón blanco.
Las horas habían transcurrido sin que la joven se percatara, sumergida en su soleda. Ni la llegada de la correspondencia, la había persuadido a bajar.
A pesar del esplendoroso sol de mediodía, el anuncio de un nubarrón pudo grisear todo el cielo, oscureciendo casi todos los espacios. Una juguetona y danzante flama, se reflejaba con gran insistencia sobre el cristal del ventanal. Aún y que se tornaba lejana, era lo suficientemente brillante e imponente, extrayendo toda la atención de Eliza; la cual, hipnotizada por tal esplendor, en modo autómata se aproximo hacia el ventanal.
Sumergida en su propia realidad, hizo a un lado toda lógica, dejándose arrastrar a las penumbras inciertas de Escocia…
一¡Me ha escuchado! ¡ha oído mis advertencias! sabía que estabas allí, solo era cuestión de verme decidida a irme 一gritaba la joven con suma emoción, dejando volar su rojiza y rizada cabellera, mientras bajaba a toda prisa por las escaleras一. ¡Él está aquí para mí!
一¡Señorita Eliza! ¡deténgase!!! no puede salir, se avecina una tormenta 一gritaba a todo pulmón la ama de llaves, la cual, se mantenía varada a un costado del magno portón. Súbitamente la señora mayor dio la vuelta y descendió la escalinata, llegando con suma presura al salón blanco; la incertidumbre carcomía sus pensamientos, así que, sigilosamente se aproximo hacia el ventanal, al comprobar lo que los ojos de Eliza, había descubierto, apretó con fuerza el telegrama que mantenía entre sus mano. Entre un murmullo sibilante, espero: 一que dios tenga piedad y de consciencia, a las almas arrebatada por las penumbras del deseo…
Impulsada por los latidos de su corazón, en fracción de minutos había acortado la distancia. Ni el torrente que caía sobre la joven , pudo detenerla. Sus ropas se encontraban empapadas, adhiriéndose a su cuerpo, dejando a la vista sus bien torneadas curvas, enmarcando la candente excitación de sus pechos. Ella, ajena a la sensualidad del mundo, se sentía próxima al paraíso.
Sin inhibición alguna, ajustar más su talle, deseaba ser amada, quería ofrecer en todo su esplendor, el más apetitoso de los manjares, servido sobre su cuerpo. Su acelerado pulso martillaba sin desenfreno sobre su húmedo deseo.
一Hombre mio ¿Que clase de poder ejerces sobre mi?一. masculló la joven señorita, tratando de ocultar su descarada sonrisa.
A segundo de tocar la campanilla para anunciar su llegada, la duda y la incertidumbre la embargaron, tratando de disipar su arrebatado pensamiento. Miles de cuestionamientos, corrieron por su mente, pero, aún recordaba las advertencia, que había lanzado a grito abierto en aquel lobby de hotel...
“Terry, sé que me estás escuchando, así que, pon mucha atención… yo soy la mujer que te conviene, deja ya de buscar niñitas sosas, esas que te aman por el simple hecho de ser actor. Yo no te amo por eso, he tenido la oportunidad de haberte comparado, con miles de pretendientes y me he decidido por ti… no logro entender como no te enorgullece eso. Deja de esperar a aquella que alguna vez te dejó, en las garras de un capricho. Ya no vendré a incordiarte, no, esto se acabó. Si me quieres me buscas… no debería… pero, te la pondré fácil ¡y esto para no ser como tu!… voy. a… me. voy. a… estaré en Escocia”.
Incitada por su realidad, empuño con fuerza la manija y tiró de ella. Su sorpresa fue mayor al ver que la manija no tenía seguro 《como años atrás… sabías que vendría ¿verdad? 》pensó y sus pasos se adentraron al castillo Grandchester.
一¡Caramba Terry! 一murmuró Eliza, expectante al ver tantas velas encendidas 一Ahora me siento cohibida por tal recibimiento.
Confusa por qué camino tomar, para llegar con su amado, decidió seguir el que había sido armado con velas 《nada más romántico para el momento》se decía a sí misma, mientras veía como tras ella se iban apagando algunas velas, dejando algunos espacios en penumbras.
Al elevar su mirada y visualizar con énfasis el camino, se sintió como si hubiera entrado en una cámara del tiempo, todo estaba igual, solo que, en aquella ocasión no había velas pero sí silencio. Su corazón arremetía contra su pecho con tal fuerza, su andar se había tornado titubeante y una súbita angustia, recorría toda su piel. El ruido sordo de la pasión invadía sus oídos, comenzando a hacer mella en su realidad.
Próxima a la puerta de aquella estancia, que tanto recordaba, su expectativas se iban disipando al mirar que se encontraba entreabierta y tras ella, resonaban risas tontas y murmullos empalagantes 《ella está muerta, lo dijeron en los diarios. ¡No! Tal vez sea su hermano que trajo alguna campirana 》se decía así misma, tratando de convencerse en lo opuesto a lo que escuchaba.
Sus pasos giraron en su mismo eje, había decidido regresar a su Villa; no deseaba incomodar o ser incomodada por quien fuera, que fuesen los presentes.
一Tal Vez sea el Duque con alguna conquista 一bromeo entre un tenue murmullo, atajando con la mano su boca, deseaba ahogar sus carcajadas.
一T.e.rry ¡ah! 一gimió una dulce y suave voz, proveniente de aquella estancia.
Las piernas de Eliza se paralizado , la tensión se había alojado en su mandíbula, provocando que sus finos rasgos se transfiguraran, en sus entrañas comenzaba a arder el más turbio de los fuegos cruzados. Manejada por la ferocidad de su instinto, se aproxima a la puerta, resguardándose entre la oscuridad de las penumbras.
Mírala, mírala, mírala
Diosa vestida de saliva y sal
Los ojos muertos en blanco gimiendo
En el suelo de salón
Eliza, no podía creer el escenario que tenía frente a ella, era evidentemente doloroso mantenerse en pie y enfrentar su realidad. La envidia y el deseo, que sentía por no ser aquella mujer, a la que él amaba, le impedía apartar su mirada. Cuántas noches logró enardecer su piel, tan solo de imaginar estar con él, de esa manera.
Mientras Eliza, trataba de contener su furia, dos cuerpos recostados a un costado de la chimenea encendida, se besaban con súbito placer, la danzante lengua de aquel anhelado hombre, saboreaba la dulce y blanquecina piel de su amada; provocando calientes gemidos, expulsados de los labios su amante.
Gemidos tortuosos, que erizaban la piel de la pelirroja, incitando a ser testigo mudo de la pasión ajena.
Míralo, míralo, míralo
Ángel desnudo bañado en sudor
Subiendo las montañas de su cuerpo
No te pares por favor
Al calor de mediodía
Combate salvaje
Las manos de Terry, exploran y acarician el cuerpo de su acompañante; embriagando sus sentidos con sus palabras cargadas de deseo y sensualidad. El ronroneo audaz de la voz del actor, viaja hasta el erguido centro de Eliza, despegando un súbito placer.
Involuntariamente la señorita Leagan, recargo su cuerpo contra la pared y apretó los muslos de su entrepierna, tratando de aquietar su húmedo placer. La intimidad iba acrecentando entre los amantes, con presura se despojaron de sus prendas, sus cuerpos habían entrado a un enervante calor.
El cuerpo del actor se encontraba perlado por el sudor, su punto excitado era demasiado evidente. Eliza, invadida por el frenesí del instante, deslizó la palma de su mano dentro de sus bragas《no te pares… por favor 》pedía suplicante en su mudo pensamiento, mientras miraba cómo la joven rubia, cautivada por la euforia pura, arqueaba su cuerpo, exponiéndose más a aquel hombre.
Mírala, mírala, mírala
Como se agita, como pide mas
Muere y renace de entre las cenizas
Volviéndolo a encelar
El fuego de la chimenea comenzaba a descender, la tenue luz, reflejando la siluetas de los amorosos sobre la pared; para la vista de Eliza, era un cuadro demasiado excitante, ver como la varonil excitación de Terry, jugueteaba en la húmeda y ardiente, entrada de su amante. Los movimientos de las caderas de Terry, eran tortuosamente excitantes, aun no había descendido dentro de la rubia y su respiración ya era caótica.
Eliza, mordía con fuerza su labio inferior, mientras su imaginación volaba, creando un escenario donde ella es la privilegiada de esas caricias. Sus experimentados dedos, no dejan de trazar infinitos círculos, sobre su humectado febril candor.
Los dedos de Terry se clavaron en las caderas de la amante, con delicadeza la atrajo hacia él, acortando la distancia entre sus anhelantes pasiones, despacio y sin prisa, el castaño deslizó su ardiente erección, dentro de su amada rubia.
La excitación emergida del cuerpo de Eliza, obnubilo sus movimientos, perdiendo por un instante el equilibrio.
El oxígeno de la joven rubia, había salido expulsado de sus pulmones, en medio de un alarido. La palpitación de los tres cuerpos, se torno a un mismo ritmo.
一¡Oh… Dios! 一musita la joven, en medio de placenteros gemidos
一¡Te amo pecosa! 一seseo Terry.
Eliza, renació de entre las cenizas al familiarizar aquella voz, su furia animal comenzaba a apropiarse de sus sentidos.
Los cuerpos recostados sobre la alfombra, inertes de su entorno, comenzaron a danzar en un mismo ritmo, el sonido que forman sus labios al unirse, rasgaban los sentimientos de Eliza.
Ella sacudió ligeramente su cabeza, intentando disipar sus pensamientos. Decidida a satisfacer su doloso deseo, nuevamente Eliza, deslizó sus manos debajo de su falda,sin remilgo se deshizo de sus bragas, dejando al desnudo su excitante candor. Instó a sus dedos a moverse con singular ahínco sobre su erecta y febril pasión.
Cada movimiento satisfactorio que se otorgaba, lo hacía al ritmo de las estocadas, que Terry le daba a su rubia. Con una habilidad pasmosa, se comenzó a otorgar las mas deleitante auto tortura, cargada de placer.
Ambas mujeres gimieron de placer en un unísono cantar, Eliza imaginaba como su dispuesta feminidad era acariciada, chupada, mordido sin piedad alguna, por los labios de Terry, sus dedos dibujaban sobre su punto erecto, la silueta del actor enmarcada en la pared. Un puñado de minutos más, el auto masaje dio frutos y el cuerpo de la pelirroja se tenso, dejando a sus sentidos firmemente entregados al placer.
Eliza, había llegado al castillo sin avisar, guiada por las penumbras de una pasión, se encontró con una hoguera humana, encendida por la pasión, la cual, la guió hasta el centro de sus propias pesadillas. Donde ella con firmeza agitaba el polen de su libélula.
Mírala, mírala, mírala
Se desenreda, se vuelve a enredar
Una medusa bajo la marea
A punto de naufragar
Se desenreda, se vuelve a enredar
Una medusa bajo la marea
A punto de naufragar
La joven pelirroja, enredado sus dedos sobre su puente excitado, se había permitido desfogar su pasión bajo su propio puño, mientras miraba con suma vehemencia, cómo el cuerpo de Candy colapsaba al ritmo de sus propios espasmos, dejado escapar un torrente de lava sobre el dotado mástil de Terry.
Eliza, aún mantenía un súbito temblor en sus piernas, pero eso no la disuadió para dejar de mirar la sensualidad con la Terry, enredaba su cuerpo al de Candy; mientras afianzaba una de sus pierna a su caderas, la otra la elevaba hasta la altura de su hombro. La virilidad de Terry, se volvió a deslizar dentro de Candy, con movimientos lentos pero cadenciosos, entraba y salía al compás de sus musitadas palabras, en el corazón de Eliza, se forma una profunda grieta .
Míralo, míralo, míralo
Tan orgulloso tan sentimental
Pidiendo música rosa, lo mismo
Que a mí me hace cantar
Tan orgulloso tan sentimental
Pidiendo música rosa, lo mismo
Que a mí me hace cantar
《Preso en los campos de la lujuria, Terry, se sigue manifestando el más bellos de los adoni》
Bello, bello, bello
Más que una puesta de sol
Ángel desnudo
Bañado en sudor
Bello, bello, bello
Peligroso y bello
Oh, no por qué me haces esto dímelo
Bello, bello, bello
Más que una puesta de sol
Lo veo y no puedo creerlo
Bello, bello, bello
Demasiado bello oh
Más que una puesta de sol
Ángel desnudo
Bañado en sudor
Bello, bello, bello
Peligroso y bello
Oh, no por qué me haces esto dímelo
Bello, bello, bello
Más que una puesta de sol
Lo veo y no puedo creerlo
Bello, bello, bello
Demasiado bello oh
Eliza contemplaba a Terry con gran vehemencia.
《Es tan varón, tan asediado por las mujeres, es fácil que caiga en las redes de cualquiera. Me quedaré a esperar, se que vino por mi y yo, lo esperare 》Eliza, manifestó en un hermético silencio, antes de salir de castillo.
…..
一¡Señorita Eliza! estábamos muy preocupados por usted 一exclamó la ama de llaves 一pero mire como viene ¡vamos, suba a su habitación! esa ropa mojada la puede enfermar. Necesita darse un baño, para que caliente su cuerpo.
La sonrisa de Eliza, abultó sus mejillas, en sus chispeantes ojos, aún se podía vislumbrar su excitado pensamiento.
Sin poner objeción alguna , la joven se encaminó hacia su habitación, pero, un elegante sobre colocado sobre la mesita del recibidor, atrajo su atención.
一¿Quién trajo ese sobre? 一pregunto la pelirroja.
一¡Ah! esto… no, no es nada 一la respuesta titubeante de la señora, extrajo mas la atencion de Eliza. La ama de llaves, apresuradamente resguardo el sobre bajo su mandil.
一¡Entrégame ese sobre 一inquirió. Su tono de voz se había agravado.
一Tal vez… Sería mejor que lo leyera mañana 一sugirió la señora mayor, apresando sus miedos.
Eliza la fulminó con su hostil mirada, así que, sin ser capaz de llevarle la contra, la ama de llaves, entregó el sobre en la mano de Eliza. La joven pelirroja, abrió el sobre sin el menor de los cuidados. Su semblante se tornó confuso, inerte por unos instantes. En cuanto retomó la cordura, Eliza. corriendo hacía su habitación.
一¡Señorita Eliza! ¿está usted bien? 一Sabía que esa pregunta tampoco tenía ningún sentido, pero algo dentro
de ella suplicaba por escuchar un «bien».
一Vete al diablo 一respondió en un hilo de voz, Su desolado llanto, logran invadir los espacios con una gran tristeza.
La ama de llaves, tomó la invitación entre sus manos y la volvió a leer:
“Señora Kerr, como bien es sabido, mi hija Eliza, va en camino para Escocia. Le pido de la manera más atenta, suma discreción y en lo referente al enlace matrimonial, que hubo entre el Duque de Grandchester y la señorita Ardley. Espero que esta indicación, sea expandida entre todo el personal. Sin más por el momento, reciba mis saludos. ATTE. Sir Leagan”
Continuará…
Agradecemos enteramente a las niñas que tengan la amabilidad de leernos.
Esperamos que, cada uno de estos párrafos, cumplan su cometido
Esperamos que, cada uno de estos párrafos, cumplan su cometido
Última edición por an le mon el Vie Abr 28, 2023 8:07 pm, editado 3 veces