Capítulo 2
Ambas despertaron, tenían un fuerte dolor de cabeza y vieron a su alrededor, estaban en un bunker solo una batería de carro era la que promocionaba la luz en ese lúgubre lugar, había un viejo televisor y un radio de transistores y un viejo colchón donde yacían ellas una junto a la otra la pequeña.
La puerta de aquel oscuro lugar se abrió y ese hombre entró, Katherine lo reconoció y Maria pudo ver su mirada de terror.
—Veo que ya despertaron —aventó unas botellas de agua al mullido colchón—. Ya verán que nos divertiremos mucho, si se portan bien conmigo —dijo lascivamente, tal vez puedan comer algo —soltó una carcajada burlona y salió de ahí.
Después de unas horas la niña después de muchos intentos como pudo se desamarro he hizo lo mismo con la monja.
Escucharon la voz del hombre que se acercaba. él traía una botella de licor ya estaba medio borracho en la otra mano traía un cuchillo y en el cinturón también traía una pistola que dejó en una caja que servía como trastero y mesa para ambas.
—Si se portan bien conmigo no les pasara nada —la niña tenía mucho miedo y la hermana le hizo señas de que se calmara solo con el movimiento de sus labios sin pronunciar palabra.
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Mientras tanto en el hogar la señorita Pony estaba muy preocupada por ellas porque los chicos habían encontrado el carro con las cosas y las llaves pegadas al encendido del motor, no había ningún rastro de ellas es como si la tierra se las hubiera tragado.
Se dio aviso a la policía y una exhaustiva búsqueda comenzó, rancheros aledaños se unieron a la búsqueda.
No muy lejos del hogar se encontraban ellas en el búnker, estaba a unas siete millas del hogar por donde corría un riachuelo cubierto por la vegetación, troncos, ramas estaba totalmente camuflado en el bosque, nadie que pasara por ahí se daría cuenta que debajo de ese montón de vegetación estaban ellas.
El hombre era un degenerado violador que tenía varias cuentas pendientes con la justicia, él era el padrastro de Katherine la niña lo reconoció, anteriormente había tratado de propasarse con la niña y esta vez le dijo que no se escaparía de las manos.
Maria en todos sus intentos lo persuadió de que no le hiciera nada a la pequeña solo a ella. Ella se sacrificó por la pequeña sabía que lo soportaría ya lo había vivido más joven y no quería que Katherine viviera esa monstruosidad. El las volvió a amarrar después de que ellas hicieran el intento de escapar.
Habían transcurrido tres días que él salía muy temprano de su casa y llegaba de noche, estaba viendo las noticias la foto de ellas estaba por todos lados, estaba planeando pedir un rescate no sin antes abusar de de las dos solo le faltaba la pequeña.
Les llevo comida y la pequeña le pidió:
—Por favor suéltame a mi y a mi mamá, no trataremos de huir.
El hombre las desamarro por completo, estas descansaron un poco sus manos, tenían las marcas de la cuerda en sus muñecas.
Esa noche, la cuarta desde su desaparición el se quiso abusar de la niña, la monja le dijo que no se atreviera a hacerle nada ya que ella ya había sufrido mucho. El le dio un golpe muy fuerte haciendo que ella cayese en el colchón, el tipo miraba con lujuria la niña en esos momentos Katherine pidió hacer del baño.
—Ve ahí afuera, está oscuro y no puedes ir a ningún lado si lo haces matare a tu mamita.
Él sabía que estaba muy oscuro, ella no podría escapar pues no se veía absolutamente nada, la niña salió para darse una idea donde estaban.
El aprovechó para saciar sus instintos con la monja ella se encontraba muy mal y llorando, cuando la niña entró al búnker se dio cuenta que su mamita estaba muy lastimada, lo vio abrochado el cinturón.
—Más te vale que no trates de huir y no te pasará nada.
Katherine quería escapar pero no se veía nada, ella sería paciente esperaría a que se emborrachara.
La niña ya se había hecho a la idea que escaparía; cuando él se salió para dejarlas solas esta corrió al lado de la monja y la abrazo pidiéndole perdón por haberla dejado sola, la llenó de besos y la acurrucó en su regazo
—Mami perdóname-perdóname…
La hermana Maria maltrecha la abrazó.
—No tengo nada que perdonarte mi pequeña.
Maria ya no sabía si era de noche o de dia
El les daba cualquier cosa para comer
Había pasado ya una semana desde el que viera en el noticiero las fotos de ellas. La señorita pony ya había recibido la visita de Terry Granchester este había puesto a su equipo y todo su empeño en encontrarlas vivas sabía que cada minuto que pasara era valioso y las posibilidades de encontrarlas vivas disminuían.
Ordenaron el equipo más sofisticado para encontrarlas, el tiempo se estaba agotando y mientras más pasara podría haber la posibilidad de algo fatal.
En el búnker se escucharon voces a lo lejos sabían que las estaban buscando, él les apuntó con la pistola
—Si gritan o hacían el más mínimo ruido vaciare las balas de la pistola sobre ustedes —amenazó
Katherine abrazó a la hermana, la pequeña temblaba de miedo pasaron unos minutos y el ruido cesó, la hermana se sintió aliviada al ver que él bajaba el arma.
Pero tuvo esperanza sabía que las estaban buscando.
Entre ella y Katherine habían planeado que la próxima vez que saliera al baño iría a buscar ayuda.
El hombre volvió a tomar hasta emborracharse, se estaba poniendo violento otra vez. La niña pidió salir a hacer sus necesidades y este a regañadientes la dejó ir.
Todavía no oscurecía, la niña agradeció al cielo y corrió lo más rápido que pudo no supo cuánto tiempo lo hizo hasta que vio luces en una cabaña fue a tocar en esa casa para pedirles ayuda.
Mientras tanto en el bunker el hombre hacía con María lo de hace varios días, se había puesto muy violento porque la niña no llegaba, golpeó con saña en la pared, amenazandola con el cuchillo en la otra mano. Ella sacó fuerzas de donde pudo, no era hora de morir tenía mucho que hacer por todos sus pequeños jamás permitiría que le hicieran lo que a ella, empezó correr en el derredor del cuarto le aventaba los platos de comida y en uno de esos golpes él soltó el cuchillo ella lo tomó y con todas su fuerzas se abalanzó con todo su cuerpo contra él, se lo enterró en el corazón esté en su agonía trato de alcanzar la pistola pero ella arremetió contra él una y otra vez encajando el cuchillo en su cuerpo una irá acumulada era soltada en esos instantes, imágenes de aquellas personas debían protegerla terminaron haciéndole daño, venían a su mente.
—¡Oh Dios perdóname! Se que has dicho que perdonemos y amemos al prójimo pero escrito está que también se debe pagar ojo por ojo, pie por pie quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe. —mencionaba gritando, poco a poco sus
sus fuerzas fueron disminuyendo hasta que quedó al lado del cuerpo inerte y ensangrentado.
Katherine había llegado al rancho Smith, la familia de ese rancho llevó a la niña al hogar de Pony, ahí se encontraba Terry, se cercioró que la niña recibiera atención médica, ella les describió cómo era el lugar donde las habían tenido secuestradas, después de esa información fue el primero que salió con la niña y su equipo en busca de la hermana Maria, el sheriff que comandaba el equipo de secuestros salió detrás de ellos.
Al llegar al lugar le pidió a Katherine se quedará en una de las patrullas. Terry quedó estupefacto al entrar a aquel lugar, encontró a la monja llorando con la mirada perdida sus hábitos desgarrados y manchados de sangre, ella estaba golpeada del rostro y en sus manos sostenía el cuchillo. Él se quitó su saco y la cubrió, le quitó el arma punzo cortante, la abrazo y declaró:
—Todo estará bien, la pesadilla ha terminado.
Ella al darse cuenta de su presencia se desmayó.
La pobre mujer estaba muy mal herida, el joven detective la cargó y salió con ella en brazos, ordenó que abrieran paso, los paramédicos iban llegando y al ver la escena corrieron a auxiliarla.
La religiosa estuvo en terapia intensiva pues había perdido mucha sangre resultó herida en el forcejeo, el abogado Neal Leagan no permitió que ningún reportero se atreviera a entrevistar a la hermana Maria, este era amigo de Terrance Grandchester, ambos eran los mejores abogados del gremio judicial policíaco, cuando la hermana estuvo lista para dar su declaración pidió que estuviera el chico de ojos azul zafiro. Él le había prometido a la señorita Pony que la hermana no sería juzgada ni enjuiciada pues todo había sido en defensa propia. Todos los ahí presentes habían visto cómo se habían suscitado las cosas y que el agresor tenía ya antecedentes.
Dadas las pruebas presentadas por Terrence Granchester y su equipo la pena se conmutó un arresto domiciliario de dos semanas mientras se aclaraba todo lo sucedido
Maria estaba sentada en su mecedora mirando hacia la colina de Pony.
<> pensaba mientras Katherine le daba todo su amor a su mamá, la llenaba de besos.
Maria Lane, siempre estaría al pendiente del hogar de Pony, eso nunca cambiaría, decidió dejar sus hábitos porque no se sentía digna de llevarlos. Y también porque había seguido los pasos del señor Flanagan aquel que quería llevarse un gran roble de la
Colina, cuando lo conoció, reconoció inmediatamente su mirada hacia los niños.
—Si he de volver a matar, siempre será con una razón y que sea Dios el que me juzgue.