SEDUCIENDO AL VILLANO
GIANNY 17
CAPÍTULO 17
GIANNY 17
CAPÍTULO 17
El sonido de espadas se escuchaba en todo el campo de entrenamiento junto a la extraña charla que se estaba llevando a cabo entre los caballeros del ducado.
Unos estaban atónitos escuchando, mientras que otros fruncían el ceño incrédulos ante las palabras de sus compañeros.
---Te lo dije.- La voz jadeante del hombre llamó la atención de muchos en el campo.- El amor cambia a los hombres.
---Nuestro señor no está enamorado.- Bufó su oponente mientras golpeaba su costado.- Solo es un matrimonio por conveniencia.
---¡RAYOS!.- Se quejó el hombre herido.- Tu no miras lo que yo miro, él está enamorado, acaso no te diste cuenta aquella vez cuando estaba entrenando con nosotros.
---Estará hipnotizado por la belleza de la mujer…solo es deseo.- Volvió a atacar sin piedad.
---Sea solo deseo o amor, se casará con ella…será tu señora.- De pronto un enorme puño golpe el rostro del joven tumbándolo al suelo.- ¿Qué diablos fue eso, maldito loco?
---Estabas distraído con tus chismes de criadas. – El fornido hombre se limpió el sudor con la manga y guardando la espada se dio la vuelta.- No puedo creer que toda tu información venga de los que dicen las sirvientas.
---Ellas están al tanto de lo que sucede dentro de la mansión, es material serio.
---Serio va ser tu caso si el señor se entera que estas corriendo el chisme de su vida personal.
---No entiendo porque te enfadas tanto.- El joven se puso de pie y observó como su compañero se retiraba de la arena. – Albert, es por su Susana verdad.- Con esa afirmación hizo que el hombre se detuviera y lo mirara con enfado.- Esa chica no le conviene al duque, todos aquí lo saben pero se niegan a aceptarlo.
Sin decir más el caballero salió de la arena para dirigirse a la zona de descanso, desde que había escuchado junto a otros que el señor se iba a casar con una dama noble, un extraño sentimiento se había formado en su interior…traición.
“No puede ser verdad”
Se dijo mientras analizaba la conducta reciente del duque.
“ ¿Y qué pasa con la dulce Susy?”
Su señor, el duque de Grandchester era un hombre despiadado en el campo de batalla, no temía a la muerte y era el mejor guerrero de todos los tiempos. Pero también era un hombre piadoso, sincero y de buen corazón, todos los que habían luchado a su lado lo sabían, y aunque era llamado tirano o villano por su oscuro pasado, nadie mejor que sus hombres podían decir lo contrario, ya que habían compartido su día a día con él.
Esa era la razón por la que ahora, aquel extraño sentimiento de traición lo embargaba, no podía creer que su buen señor hubiera jugado con la pobre y dulce Susy.
“¿Se habrá enterado ella de esta noticia?”
Tal vez sí, y por eso no había regresado al ducado.
“¿Y si se lo prohibieron?”
Albert pensó que tal vez James ya le había hecho llegar la orden de no volver a visitar la mansión, con la prometida del duque viviendo ahora aquí ella no tendría permitido entrar siquiera.
---Esa mujer.- Soltó mientras apretaba los puños.- Como se atrevió a enredar al duque en sus sucias artimañas.- Recordó todo lo que había escuchado de la señorita Arlington.- No puede compararse a la vida impecable de Lady Susana.
---Dicen que durmió por una hora en las piernas de su prometida.- Albert frunció el ceño al escuchar las voces del otro lado de la puerta.
---Que todas las noches las mucamas deben desocupar el piso donde habita el duque.
---¿Por qué?.- Un golpe sonó del otro lado.
---¡Por qué crees, estúpido!
---Porque la señorita ya no es tan señorita que digamos. – Otra voz burlona se escuchó detrás.
“ Lo atrapaste con tu cuerpo”
Pensó Albert al escuchar las palabras de sus compañeros.
---Dejen de hablar así. - Una voz fría sonó entre las otras. - Si el señor se entera que están hablando de esa forma de él o su prometida, ni tu familia podrá reconocerte cuando encuentren tu cuerpo.
Un silencio se hizo presente y después de algunas toses disimuladas todos se despidieron.
---¿No piensas entrar?.- George llamó al joven caballero que estaba del otro lado.- Creo que ya tenemos mucho de andar escuchando detrás de puertas y paredes.- Albert ingresó al cómodo salón y se sentó sobre una de las camas.
---Creo que el señor no debe casarse con ella.- Habló Albert mientras miraba la cara del hombre mayor.
---Esa decisión no te corresponde a ti, sino al señor.
---Presiento que ella no es buena para él.
---¿Y quién si es lo es? ¿Susana? .- Los puños de Albert volvieron a cerrarse y después de un rato de pensarlo lo miro.
---Si.
--- La dama es hija de un conde rico y prometedor empresario, en cambio Susana…
---Es buena de corazón. - La defendió con entusiasmo.
---Ya, pero no tiene un título.
---Es hija de un barón.
---En quiebra, alcohólico y apostador…no te engañes hijo, es Susana quien no le conviene al señor.
---Pero ella confió en el…ella lo ama.- Albert miro con dolor a George.- Por eso se volvió su amante, con la promesa de casarse con él.
--- Ay hijo.- George se puso de pie y palmeo su espalda.- El señor nunca le prometió nada, ella se entregó por una ilusión que solo ella quiso creer, todos sabemos o al menos los que conocemos el corazón del duque, que para lograr su propósito nunca desposaría a alguien como Susana.- Se giró para salir de la habitación.- Si tiene suerte, el señor la seguirá manteniendo como su amante, sino, sería bueno que ordenes tus sentimientos y tengas el valor de cortejarla como se debe.
Georges salió del lugar dejando a un pensativo Joven.
Oooooooo//ooooooooo
Terrence se hallaba sentado en el suelo de su estudio, taciturno con la espalda apoyada en las hermosas paredes del lugar, mientras su mirada observaba la nada y los recuerdos llegaban a su mente como cascada en temporada de lluvia.
Hace una hora había abierto los ojos y lo primero que vio fue el sonriente rostro de Candy, por un minuto pensó que aún estaba soñando y en un impulso inconsciente había levantado la mano y acariciado el hermoso rostro.
La risa se oyó mientras los bellos ojos se cerraban ante su tacto y producto del contagioso sonido, sus labios formaron una curva galante.
---Bésame.- Dijo con voz ronca al ver los deliciosos labios de la mujer.-
De pronto Candy obediente se inclinó y tocó los labios masculinos.
“Es realmente bueno”
Pensó mientras sus lenguas se acariciaban y ambos alientos se mezclaban en uno solo, pero de pronto sus ojos se abrieron al sentir como la fría mano se metía a través de su camisa y tocaba su pecho desnudo.
---¡Qué rayos!.- Soltó mientras se paraba algo atontado y miraba a su alrededor.- ¿Qué estás haciendo?.- Increpó a la mujer que se hallaba aun sentada en el suelo.
---¿Qué?- Candy lo miró con expresión seria.- No me digas que te alteraste porque toque tu pecho…Bah.- Bufó al comprender la situación.- No le encuentro la equidad a esta situación.- Intentó pararse pero un gemido de dolor se escapó de sus labios.- Tú me tocas a tu santo antojo y yo solo dejo que lo hagas…sumisa y obediente.- Lo miró con ojos inquisidores.- Así deberías portarte a veces…sumiso y obediente.
Terry la vio pararse con mucho esfuerzo y luego sostenerse del tronco del árbol.
--- No veo el problema en que yo lo haga. - El quejido doloroso de Candy se escuchó por el lugar. - Pero ahí te vas…saltando como doncella virtuosa frente a un depravado…vaya que serás capullo Terry.
---¿Qué tienes?.- Le preguntó al verla agacharse y frotar sus piernas con cuidado.
---No siento las piernas.- Su voz sonaba dolorosa.- Este es el precio por dejarte dormir plácidamente en mis muslos.
---¡Cállate!- Soltó alterado Terry mientras miraba a todos lados nervioso. – No digas eso como si nada.
---Pero si eso es lo que paso. - Candy lo fulminó con la mirada.- Tú, duque de Grandchester dormiste agotado en mis piernas por casi una hora dejándolas adoloridas.
---Shhh Candy.- Terry corrió a taparle la boca.
Para ella fue divertido verlo de esa manera e intentando molestarlo más, se deslizo otra vez al suelo.
---¡Candy!.- Terry la tomó con cuidado.- ¿Estas bien?
---No, me cosquillean las piernas. – La rubia escondió la cabeza en el hombro de Terry mientras se mordía los labios para no reír.
---Bien.
De pronto los papeles se invirtieron y ella fue puesta sobre las piernas de Terry, Candy abrió los ojos cuando vio como los volantes de su vestido flotaban sobre el aire y dejaban sus piernas a la vista del castaño.
---¡TERRY!.- Gritó intentando taparse.- ¿Qué haces?
---Ayudándote con un masaje.
---No lo necesito. - Chilló Candy ya colorada.
---Claro que si.- Terry recorrió toda la suave pierna con su mano y con una sonrisa tocó juguetonamente el interior de sus muslos.
---Por favor...déjalo ya.- Candy pidió avergonzada.
---Admite que me estabas tomando el pelo.- Nuevamente su mano se deslizo por su piel expuesta.
---Estaba…estaba tomándote el pelo.
---DI que soy más listo, inteligente y el mejor de todos los hombres.
---Lo eres…¿contento?.
---Dilo. -Su mano subió más arriba casi tocando su zona prohibida.
---Terrence es el hombre más listo, inteligente y el mejor de todos los hombres…por favor. - Candy detuvo su mano con fuerza y rogó ser liberada. – Déjame ir.
---Solo si dices algo que me guste. - Acercó su rostro a su cuello y aspiró su delicioso aroma.
---¿Cualquier cosa?
---Si…cualquier cosa. - Beso con suavidad su cuello.
---Me gustas.
De pronto todos sus movimientos se detuvieron y con torpeza se alejó de ella, levantó la vista hacia el hermoso rostro y observó una mirada serena y tranquila.
Ella…¿no está jugando?
---Candy…
---Bah.- Pujó la rubia mientras se ponía de pie.- Veo que no te gusto escucharlo .- Se limpio la ropa y le dio la espalda.- Tranquilo, estaba jugando…soy consciente de nuestra situación.
Terry miró como se alejaba y con una extraña sensación en el cuerpo empezó su andar.
Tan pronto como ingresó a su hogar corrió al estudio y se encerró en el, no podía permitir que sentimientos tan mundanos interfirieran en su vida, no cuando había logrado poner nerviosa a la facción de la emperatriz.
“¡RAYOS!”
Golpeo con sus puños la dura pared, mientras el rostro de Candy invadía su mente.
Si se involucraba sentimentalmente con ella, generaría una puerta para que la emperatriz lo atacará y logrará al fin hacerlo caer.
“NO PUEDO DEJAR QUE ESTO CONTINUE”
Dijo mientras barría su castaño cabello y planeaba el plan de alejar a su futura esposa de él y así evitar convertirla en un punto débil.
“LAS COSAS DEBEN DE SER ASI”
El había aceptado ayudarla, pero en ningún momento le había prometido entregarle algo más que simple apoyo y protección, el cumpliría su promesa pero se encargaría de dejarle claro el lugar que ocupada en su vida…era necesario e importante que todos lo supieran, Candence Arlington sería su esposa, se convertiría en duquesa pero nunca la amaría como mujer, no podía permitir que ella pensara cosas extrañas.
A la mañana siguiente como de costumbre, Candy desayuno sola y suspiró al comprender que tendría que lidiar con un hombre difícil.
--- James.- Llamó al joven mayordomo.- ¿Dónde se encuentra el duque?
---El señor salió en la madrugada hacia la zona este del ducado.- Hablo con tranquilidad.- Está verificando el cerco perimétrico del rio, se acercan las lluvias y el no estará en el territorio para la supervisión.
---Oh.- Comprendido Candy la explicación.- Veo.
---Señorita el diseñador de la corte vendrá hoy .- James le entregó una pequeña hoja.- El rey lo manda para ver lo del vestido de boda, pido pueda recibirlo.
---Bien.
Candy dejo el papel sobre la mesa y suspirando intentó comer algo.
---También enviaran al cocinero real y al sumiller para que pueda escoger el menú y los vinos.
---¿Tengo que hacerlo?.- Preguntó Candy algo agobiada.- ¿No puedo dejar que tú lo hagas?
--- Generalmente es trabajo de la novia hacerlo.
---Si dependiera de mis gustos pediría que preparasen bollos suizos y sirvieran champagne rosada.- El joven mostró una divertida sonrisa antes sus palabras.- Creo que tu conoces mejor el gusto de sus majestades y del duque, confió en que lo harás mejor que yo.- James se quedó mirando la sonrisa de aquel rostro y por un momento no pudo decir nada.- Prometo hacerlo yo sola en una
siguiente ocasión.- Le guiñó uno de sus verdes ojos.- Estudiare diligentemente a cada uno de los miembros de la familia imperial y nobleza.-
James carraspeo algo incomodo y moviendo la cabeza soltó.
---No es necesario que lo haga, usted será la duquesa y la duquesa de Grandchester no tiene que rendir cuentas a nadie, señorita.
---¿Enserio?
---Se lo puedo asegurar. - El mayordomo le devolvió una sonrisa cómplice intentando darle credibilidad a sus palabras.
---Gracias.
Más animada continuo con su comida hasta que el plato quedo limpio.
“Creo que puede ser divertido casarme con Terry”
Se dijo mientras se ponía de pie y caminaba por los hermosos pasillos del lugar.
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