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CAPITULO 1 1
CAPITULO 2 2
CAPITULO 3 3
CAPITULO 4 4
EL SECRETO DEL ANILLO
CAPITULO 5
El incendio abarco aproximadamente tres pisos del edificio, los cuerpos bomberiles de la ciudad atendieron a las víctimas de la tragedia. Un cortocircuito en una de las lámparas del pasillo fue el detonante de aquel desastre que afecto a muchas personas, la prensa amarillista al saber que una de las victimas había sido Karen Claise no tardo en movilizarse para saber el terrible estado de la actriz, quien hizo todo lo posible por ayudar a una amiga, la cual había salido con vida de ese lugar, salvo por quemaduras en sus antebrazos. Aunque Karen era una historia muy distinta.
La actriz fue llevada rápidamente al New York Hospital Burn Center en Manhattan en mala condición, Candy reaccionó apenas salió del edificio y aun con sus heridas recientes, en ningún momento se separó de la actriz, quien solo balbuceo cosas extrañas y no dejaba de tomar la mano izquierda de Candy, intentando de alguna manera señalarle el anillo. Pero no pudo seguirle el paso cuando la dejaron a en una sala aislada donde no podía entrar ni siquiera para ver que todo esté bien con ella.
Una hora después de haber llegado al hospital y de que sus heridas fueran tratadas, Terry llego en su búsqueda. El alma se le fue al ver a la rubia llena de hollín, sus brazos cubiertos con vendas y con tanta tristeza que apenas lo vio, se fue en lágrimas.
—Candy ¡Candy! —Llamo Terry a su pecosa. La chica se bajo de su camilla para irse a los brazos de su amado, dichos brazos eran su refugio y salvación ante todo lo que había vivido esa noche —Mi amor por todos los cielos ¡Gracias a Dios que estas bien!
—Yo… No… no estoy bien. —Terry examino de pies a cabeza a su pecosa, se sorprendió al ver sus brazos envueltos en vendas, se había quemad.
—Por Dios… ¿Te duele?
—Un poco pero puedo soportarlo. Ahora quien me preocupa es Karen, ella esta muy mal, me salvo pero y… si ella se muere juro que no me dejare de culpar toda la vida por esto.
—Pero Candy fue un accidente… —El actor le tomo el rostro pecoso a la rubia, ese rostro que hacia que su corazón se encogiera al verlo tan triste ¿A dónde había ido esa niña que conoció en el Mauritania? —No te culpes pecosa, no me gusta verte asi tan triste y vacía.
—Yo… perdón. No se que me pasa, me siento terrible y… lo peor es que siento que todo esto que siento arrastra a quienes aprecio.
—Sshh, no digas eso, mi amor —Terry acerco su rostro al de Candy y lo lleno de besos y caricias —Eres increíble, eres una luz que atrae todo lo bueno. No deseo que te sientas asi, mi amor. Me rompes el corazón.
—¡No! —Susurro la rubia cerca de la boca de Terry —No te sientas triste, por favor. No en este momento… debemos velar por Karen en este momento, te lo pido.
—Así lo haremos, pecosa mía… no desahuciaremos a Karen en estos momentos tan críticos —Contesto el actor tomando a Candy entre sus brazos y llevándola a una camilla para que se acurrucara entre sus piernas.
Terry trato de soportar el dolor que le ocasionaba ver a su pecosa en ese triste estado, tenia los brazos quemados y el corazón deshecho, trato de consolarla acariciándole el pelo y dedicándole poemas amorosos a la rubia hasta que se quedo dormida. Terry se encargo de velar el sueño de su pecosa, para que no tuviera una noche mas de pesadillas, y que a la mañana siguiente todo fuera mejor para ella.
…..
La mañana siguiente las noticias solo podían hablar sobre el incendio de un conjunto departamental en sur de Broadway, las radios solo pudieron constatar el numero de victimas y los daños. Pero lo que mas resaltaron las noticias fue a una de las victimas principales, Karen Claise, la actriz de Broadway, sus heridas eran graves y no se sabia su estado.
Mientras se arreglaba para ir al teatro, Susana escuchaba claramente las noticias, recordando que Candy se quedaba con Karen en su departamento. Esperaba que esa mujercita se hubiera quemado y quedado irreconocible para todos, incluso para Terry, sus enemigos caían como hojas en el suelo y le satisfacía esa idea, de que pronto se harían de lado todos los que se interponían entre ella y Terry.
—¡Susana! El desayuno —Llamo su madre. La chica se arreglo rápidamente y salió para la cocina , quería irse al teatro con todas las energías para darle consuelo a Terry ante la inevitable muerte de su prometida. Porque a la mente de Susana, Candy había sido una víctima fatal de aquel incendio.
La rubia en sus pensamientos no se percato de que la mucama trasladaba una taza de agua hirviendo para el te, la chica tropezó con ella y el agua caliente cayo en sus brazos y pechos, provocando el grito de dolor de la actriz.
—¡Aaaaaaaah!
—¡Señorita! Lo siento mucho… no la vi… ¡Lo juro! —Exclamo con horror la mucama, quien no tardo en tomar de la cintura a Susana y llevarla hasta el lavaplatos y abrir el agua fría. —Señorita, debe echarse agua fría encima para tratar las quemaduras. Buscare vinagre para evitar que se infecten sus heridas.
—Mamá ¡Mamá! —Grito envuelta en pánico la rubia —Llévame al hospital en este momento… Me duele mucho ¡Me duele muchísimo!
—¡Ay por Dios, Susana! —Vocifero la madre de la actriz al llegar a la cocina y descubrir a su hija con los brazos rojos y con ampollas formándose en sus brazos sobre todo —Debemos irnos en este momento. No puede pasarte esto ahora, te pueden quedar cicatrices.
—¡A prisa, madre! Vamos en este momento.
Las Marlowe no tardaron en salir del departamento para buscar ayuda, para alguien como Susana la apariencia era importante y si quedaba con cicatrices su carrera peligraría. Sin embargo, durante el trayecto, con la mucama cubriendo sus heridas, sintiendo un dolor tan insoportable como nunca antes había tenido… abrió los ojos cuando recordó las palabras de aquella espantosa criatura que aun se aparecía entre sus sueños, reclamando el pago por el hecho de haber usado la maldición de aquel anillo.
—Si no obtengo el alma pura de esa chica, todo lo que le suceda a ella se te devolverá el doble. Y vendrás conmigo en su lugar como pago por la maldición.
…..
El New York Hospital Burn Center seguía abarrotado con las victimas del incendio de la noche anterior, se contabilizaron aproximadamente 8 victimas fatales y muchos heridos, Karen estaba entre las graves, Terry apenas si pudo ver a su amiga, la mitad de su rostro se había quemado y había perdido su hermoso cabello rojizo, gritaba de dolor y ni todos los calmantes disponibles podían mitigarlo. Terry prefirió salir de esa sala de aislamiento para no tener que derrumbarse ante la tragedia de su amiga, que si llegaba a sobrevivir, no sería la misma nunca más.
En su habitación, Candy se examinaba los brazos, sabia que quedarían cicatrices, pero no le importaba nada de eso, solo le preocupaba Karen, era la mejor amiga de su novio y le había demostrado a ella fidelidad en sus actos.
—Karen… me salvaste, pero no puedo hacer nada para ayudarte. Lo siento —La chica no quería seguir acostada esperando a que sus heridas cicatrizarán o que se recuperara de alguna manera. Porque todo a su alrededor estaba desmoronándose.
Y de nueva cuenta, esos sonidos que aturdían sus oídos, esas voces que la llamaban de algún lugar, volvió a mirar sus brazos, recordando la pesadilla que había tenido antes de iniciarse el fuego, una garra negra le ofrecía la mano envuelta en llamas… esas mismas llamas que afloraron a la realidad solo para atormentarla.
—¡No! —Exclamo horrorizada. En su examen minucioso vio el anillo de compromiso en su mano izquierda, no se lo habían podido quitar apenas llego al hospital, ese anillo precioso que cada que lo veía le decía que algo no andaba bien.
Curiosa, tomo el anillo con su otra mano, lo hizo girar en su dedo, pero aun con ese toque se estremeció, sabia que algo malo pasaba desde el día que se puso esa joya, intento quitarse el anillo para así tirarlo lejos de ella, pero se negaba a soltarse de su dedo, se había enraizado a su cuerpo. Una sensación de pánico la invadió mientras el anillo brillaba con una luz tenue en la penumbra de su habitación.
Aquello termino por encender ese miedo que ya se había formado en ella.
Salió de la habitación, debía buscar a Terry, debía decirle lo que había en ese anillo, aquello que la atormento desde el día que se lo puso. Recordó incluso que Karen había examinado su anillo y había notado algo antes de descubrir el incendio, deseaba que fuera el mismo quien le quitara el anillo si fuera necesario solo para que aquella pesadilla terminara.
—Terry ¡Terry! —Llamo la rubia incesantemente, en ese momento, Terry era el único que podía ayudarla, era el único que la bañaba con su amor y sus alegrías. Y el dueño de dichas alegrías atendió a su llamado.
—Pecosa ¿Qué haces fuera de la cama?
—Terry… por favor te pido que me quites esto… no me siento bien —Suplico la rubia con las manos temblorosas —Me duele mucho.
—Candy, tranquilízate, no deberías estar afuera de la cama. Debes recuperarte.
—Pero… —Candy de repente sintió algo fuera de lo ordinario, el dedo donde estaba el anillo comenzó a dolerle, como si no fuera suficiente con el dolor de las quemaduras ahora esa joya pareciera que se hubiera reducido en su dedo que incluso, podía jurar había adquirido vida propia, ya que una extraña fuerza hizo que su brazo se alzará hacia al frente y señalara a un punto exacto.
Esa misma fuerza la hizo avanzar unos pasos hasta la recepción, donde podía escuchar a una chica gritar con fuerza pidiendo ayuda. Era una chica que se había quemado los brazos y el pecho con agua hirviendo, y en seguida fue reconocida por Candy y por Terry que perseguía a su pecosa para evitar que se lastimara.
—¿Susana? ¿Qué te paso? —Pregunto Candy al descubrir a la actriz en ese lugar.
Susana se dio la vuelta y por un momento pensó que se iba a desmayar, Candy estaba viva, y estaba frente a ella de pie y en compañía de Terry, tenia los brazos heridos pero aun así, estaba a salvo. Las heridas de su propia piel comenzaron a dolerle otra vez ¿Por qué le dolían tanto y en cambio Candy parecía tolerar mas el hecho de tener la piel en carne viva?
Diviso el anillo en las manos de Candy, ese que ante la presencia de Susana se había tornado negro, a sabiendas de la presencia de aquella que había invocado la maldición en su interior… ese anillo que le recordaba que todo lo que le sucediera a Candy ella lo recibiría el doble si no conseguía su alma.
Continuara…
CAPITULO 1 1
CAPITULO 2 2
CAPITULO 3 3
CAPITULO 4 4
EL SECRETO DEL ANILLO
CAPITULO 5
El incendio abarco aproximadamente tres pisos del edificio, los cuerpos bomberiles de la ciudad atendieron a las víctimas de la tragedia. Un cortocircuito en una de las lámparas del pasillo fue el detonante de aquel desastre que afecto a muchas personas, la prensa amarillista al saber que una de las victimas había sido Karen Claise no tardo en movilizarse para saber el terrible estado de la actriz, quien hizo todo lo posible por ayudar a una amiga, la cual había salido con vida de ese lugar, salvo por quemaduras en sus antebrazos. Aunque Karen era una historia muy distinta.
La actriz fue llevada rápidamente al New York Hospital Burn Center en Manhattan en mala condición, Candy reaccionó apenas salió del edificio y aun con sus heridas recientes, en ningún momento se separó de la actriz, quien solo balbuceo cosas extrañas y no dejaba de tomar la mano izquierda de Candy, intentando de alguna manera señalarle el anillo. Pero no pudo seguirle el paso cuando la dejaron a en una sala aislada donde no podía entrar ni siquiera para ver que todo esté bien con ella.
Una hora después de haber llegado al hospital y de que sus heridas fueran tratadas, Terry llego en su búsqueda. El alma se le fue al ver a la rubia llena de hollín, sus brazos cubiertos con vendas y con tanta tristeza que apenas lo vio, se fue en lágrimas.
—Candy ¡Candy! —Llamo Terry a su pecosa. La chica se bajo de su camilla para irse a los brazos de su amado, dichos brazos eran su refugio y salvación ante todo lo que había vivido esa noche —Mi amor por todos los cielos ¡Gracias a Dios que estas bien!
—Yo… No… no estoy bien. —Terry examino de pies a cabeza a su pecosa, se sorprendió al ver sus brazos envueltos en vendas, se había quemad.
—Por Dios… ¿Te duele?
—Un poco pero puedo soportarlo. Ahora quien me preocupa es Karen, ella esta muy mal, me salvo pero y… si ella se muere juro que no me dejare de culpar toda la vida por esto.
—Pero Candy fue un accidente… —El actor le tomo el rostro pecoso a la rubia, ese rostro que hacia que su corazón se encogiera al verlo tan triste ¿A dónde había ido esa niña que conoció en el Mauritania? —No te culpes pecosa, no me gusta verte asi tan triste y vacía.
—Yo… perdón. No se que me pasa, me siento terrible y… lo peor es que siento que todo esto que siento arrastra a quienes aprecio.
—Sshh, no digas eso, mi amor —Terry acerco su rostro al de Candy y lo lleno de besos y caricias —Eres increíble, eres una luz que atrae todo lo bueno. No deseo que te sientas asi, mi amor. Me rompes el corazón.
—¡No! —Susurro la rubia cerca de la boca de Terry —No te sientas triste, por favor. No en este momento… debemos velar por Karen en este momento, te lo pido.
—Así lo haremos, pecosa mía… no desahuciaremos a Karen en estos momentos tan críticos —Contesto el actor tomando a Candy entre sus brazos y llevándola a una camilla para que se acurrucara entre sus piernas.
Terry trato de soportar el dolor que le ocasionaba ver a su pecosa en ese triste estado, tenia los brazos quemados y el corazón deshecho, trato de consolarla acariciándole el pelo y dedicándole poemas amorosos a la rubia hasta que se quedo dormida. Terry se encargo de velar el sueño de su pecosa, para que no tuviera una noche mas de pesadillas, y que a la mañana siguiente todo fuera mejor para ella.
…..
La mañana siguiente las noticias solo podían hablar sobre el incendio de un conjunto departamental en sur de Broadway, las radios solo pudieron constatar el numero de victimas y los daños. Pero lo que mas resaltaron las noticias fue a una de las victimas principales, Karen Claise, la actriz de Broadway, sus heridas eran graves y no se sabia su estado.
Mientras se arreglaba para ir al teatro, Susana escuchaba claramente las noticias, recordando que Candy se quedaba con Karen en su departamento. Esperaba que esa mujercita se hubiera quemado y quedado irreconocible para todos, incluso para Terry, sus enemigos caían como hojas en el suelo y le satisfacía esa idea, de que pronto se harían de lado todos los que se interponían entre ella y Terry.
—¡Susana! El desayuno —Llamo su madre. La chica se arreglo rápidamente y salió para la cocina , quería irse al teatro con todas las energías para darle consuelo a Terry ante la inevitable muerte de su prometida. Porque a la mente de Susana, Candy había sido una víctima fatal de aquel incendio.
La rubia en sus pensamientos no se percato de que la mucama trasladaba una taza de agua hirviendo para el te, la chica tropezó con ella y el agua caliente cayo en sus brazos y pechos, provocando el grito de dolor de la actriz.
—¡Aaaaaaaah!
—¡Señorita! Lo siento mucho… no la vi… ¡Lo juro! —Exclamo con horror la mucama, quien no tardo en tomar de la cintura a Susana y llevarla hasta el lavaplatos y abrir el agua fría. —Señorita, debe echarse agua fría encima para tratar las quemaduras. Buscare vinagre para evitar que se infecten sus heridas.
—Mamá ¡Mamá! —Grito envuelta en pánico la rubia —Llévame al hospital en este momento… Me duele mucho ¡Me duele muchísimo!
—¡Ay por Dios, Susana! —Vocifero la madre de la actriz al llegar a la cocina y descubrir a su hija con los brazos rojos y con ampollas formándose en sus brazos sobre todo —Debemos irnos en este momento. No puede pasarte esto ahora, te pueden quedar cicatrices.
—¡A prisa, madre! Vamos en este momento.
Las Marlowe no tardaron en salir del departamento para buscar ayuda, para alguien como Susana la apariencia era importante y si quedaba con cicatrices su carrera peligraría. Sin embargo, durante el trayecto, con la mucama cubriendo sus heridas, sintiendo un dolor tan insoportable como nunca antes había tenido… abrió los ojos cuando recordó las palabras de aquella espantosa criatura que aun se aparecía entre sus sueños, reclamando el pago por el hecho de haber usado la maldición de aquel anillo.
—Si no obtengo el alma pura de esa chica, todo lo que le suceda a ella se te devolverá el doble. Y vendrás conmigo en su lugar como pago por la maldición.
…..
El New York Hospital Burn Center seguía abarrotado con las victimas del incendio de la noche anterior, se contabilizaron aproximadamente 8 victimas fatales y muchos heridos, Karen estaba entre las graves, Terry apenas si pudo ver a su amiga, la mitad de su rostro se había quemado y había perdido su hermoso cabello rojizo, gritaba de dolor y ni todos los calmantes disponibles podían mitigarlo. Terry prefirió salir de esa sala de aislamiento para no tener que derrumbarse ante la tragedia de su amiga, que si llegaba a sobrevivir, no sería la misma nunca más.
En su habitación, Candy se examinaba los brazos, sabia que quedarían cicatrices, pero no le importaba nada de eso, solo le preocupaba Karen, era la mejor amiga de su novio y le había demostrado a ella fidelidad en sus actos.
—Karen… me salvaste, pero no puedo hacer nada para ayudarte. Lo siento —La chica no quería seguir acostada esperando a que sus heridas cicatrizarán o que se recuperara de alguna manera. Porque todo a su alrededor estaba desmoronándose.
Y de nueva cuenta, esos sonidos que aturdían sus oídos, esas voces que la llamaban de algún lugar, volvió a mirar sus brazos, recordando la pesadilla que había tenido antes de iniciarse el fuego, una garra negra le ofrecía la mano envuelta en llamas… esas mismas llamas que afloraron a la realidad solo para atormentarla.
—¡No! —Exclamo horrorizada. En su examen minucioso vio el anillo de compromiso en su mano izquierda, no se lo habían podido quitar apenas llego al hospital, ese anillo precioso que cada que lo veía le decía que algo no andaba bien.
Curiosa, tomo el anillo con su otra mano, lo hizo girar en su dedo, pero aun con ese toque se estremeció, sabia que algo malo pasaba desde el día que se puso esa joya, intento quitarse el anillo para así tirarlo lejos de ella, pero se negaba a soltarse de su dedo, se había enraizado a su cuerpo. Una sensación de pánico la invadió mientras el anillo brillaba con una luz tenue en la penumbra de su habitación.
Aquello termino por encender ese miedo que ya se había formado en ella.
Salió de la habitación, debía buscar a Terry, debía decirle lo que había en ese anillo, aquello que la atormento desde el día que se lo puso. Recordó incluso que Karen había examinado su anillo y había notado algo antes de descubrir el incendio, deseaba que fuera el mismo quien le quitara el anillo si fuera necesario solo para que aquella pesadilla terminara.
—Terry ¡Terry! —Llamo la rubia incesantemente, en ese momento, Terry era el único que podía ayudarla, era el único que la bañaba con su amor y sus alegrías. Y el dueño de dichas alegrías atendió a su llamado.
—Pecosa ¿Qué haces fuera de la cama?
—Terry… por favor te pido que me quites esto… no me siento bien —Suplico la rubia con las manos temblorosas —Me duele mucho.
—Candy, tranquilízate, no deberías estar afuera de la cama. Debes recuperarte.
—Pero… —Candy de repente sintió algo fuera de lo ordinario, el dedo donde estaba el anillo comenzó a dolerle, como si no fuera suficiente con el dolor de las quemaduras ahora esa joya pareciera que se hubiera reducido en su dedo que incluso, podía jurar había adquirido vida propia, ya que una extraña fuerza hizo que su brazo se alzará hacia al frente y señalara a un punto exacto.
Esa misma fuerza la hizo avanzar unos pasos hasta la recepción, donde podía escuchar a una chica gritar con fuerza pidiendo ayuda. Era una chica que se había quemado los brazos y el pecho con agua hirviendo, y en seguida fue reconocida por Candy y por Terry que perseguía a su pecosa para evitar que se lastimara.
—¿Susana? ¿Qué te paso? —Pregunto Candy al descubrir a la actriz en ese lugar.
Susana se dio la vuelta y por un momento pensó que se iba a desmayar, Candy estaba viva, y estaba frente a ella de pie y en compañía de Terry, tenia los brazos heridos pero aun así, estaba a salvo. Las heridas de su propia piel comenzaron a dolerle otra vez ¿Por qué le dolían tanto y en cambio Candy parecía tolerar mas el hecho de tener la piel en carne viva?
Diviso el anillo en las manos de Candy, ese que ante la presencia de Susana se había tornado negro, a sabiendas de la presencia de aquella que había invocado la maldición en su interior… ese anillo que le recordaba que todo lo que le sucediera a Candy ella lo recibiría el doble si no conseguía su alma.
Continuara…
Última edición por MaxineWinters19 el Jue Abr 18, 2024 9:16 pm, editado 4 veces