El sonido de la metralleta se escucho tan cerca que Stear supo que era imposible que saliera vivo de aquella batalla, amaba los aviones, no obstante no deseaba estar en ese momento ahi, piloteando aquella maquina que serviria, casi seguro, de ataud.
Vio caer uno tras otro de sus compañeros, no sabia como podia ayudarlos que no fuera disparando su arma, pero estaba consciente que desde las naves enemigas los soldados tenían el mismo pensamiento que él, debian salvar vidas y no morir en el intento.
En medio de las rafagas a su mente llego la imagen nitida de Candy, aquella sonrisa brillante que le ofrecía cada vez que le veía, pudo escuchar su voz despidiendose de él en el anden y observarla a través de la ventana del tren que partía hacía el futuro de ambos, asi era, porque al irse ella dejandolo atras el decidía su propio destino. Sonrio en su interior imaginando que ella bajaba del tren y tomaba la decisión de no partir, bajaba del tren, bajaba y corría a su encuentro después de haber abierto la caja musical que el le regalo, no solo por escuchar la musica si no por haber descubierto el compartimento secreto donde el confesaba sus sentimientos...
- ¿alguna vez lo encontrara? -se pregunto sin darse cuenta del avión que pasaba frente al suyo.
Entonces, ella se lanzaba a sus brazos, casí pudo sentir su ligera figura recargandose en su cuerpo, sus brazos rodeando su cuello y... tal vez era demasiado, posiblemente ella bajaria, se sentiria alagada, le diría cuanto lo quería y... no, eso no pasaria, a lo mejor ella se acercaria contrariada y le pediria perdon por no sentir lo mismo.
En ese momento la metralla sonó más fuerte y el recibia el impacto de las balas con una sonrisa en los labios, observando entre sus recuerdos el adios de Candy, al final termino viendola partir y se vio asi mismo dando la vuelta con las manos en los bolsillos mientras esperaba el tren que lo llevaba a su destino, al mismo destino que en ese momento estaba cumpliendo, mientras el avión se incendiaba con el dentro y el dolor desaparecía conforme iba perdiendo la conciencia, la vida... entonces, solo entonces vio en mente a Patty O'brien, su novia, aquella chica que seguro lloraría por el y de quien nunca se despidio.