Fue en el fragor de una batalla en las tierras altas donde sus caminos se cruzaron por primera vez. Terry, montado en su imponente corcel blanco, luchaba con fiereza contra los invasores. Entre el estruendo de las espadas y los gritos de guerra, sus miradas se encontraron brevemente, y en ese instante, algo cambió en sus corazones.
Terry quedó cautivado por la valentía y la gracia de Candy en la batalla, mientras que ella se vio atraída por la determinación y el coraje de Terry. A medida que la batalla se calmaba y los enemigos se retiraban, sus ojos se encontraron de nuevo, esta vez en un silencio cargado de significado.
El destino los unió en ese momento, y aunque pertenecían a mundos y culturas diferentes, el amor empezó a florecer entre ellos. Las miradas furtivas se convirtieron en conversaciones secretas al caer la noche, donde compartían sus sueños, temores y esperanzas.
El romance entre el noble guerrero inglés y la mujer vikinga se convirtió en una leyenda susurrada en las montañas. A pesar de las diferencias y los desafíos que enfrentaban, su amor se fortalecía con cada amanecer y cada atardecer, como si las montañas mismas fueran testigos y cómplices de su historia de amor prohibido.