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¡Buenas tardes!
Les dejo la parte 4 del Songfic ¡Cuanto te quiero!
¡Gracias por leer y comentar!
LEA AQUÍ PARTE 3
Songfic : Cuanto te quiero
Art: Betty Graham
Candy se aferró al cuello de Terry, correspondiendo al beso, en el depositaba todo el amor reprimido, de todo ese tiempo en el que estuvieron separados.
Terry al sentir que su pecosa le correspondía, subió la intensidad del beso, pidiendo permiso con su lengua, para poder explorar su dulce boca.
Candy lanzó un gemido y ese fue el permiso que Terry necesitó, para que sus labios abandonaran su boca, y siguieran por su cuello.
Terry se incorporó y Candy sintió un vacío cuando el dejó de besarla, abrió los ojos, y vio a Terry parado frente a ella, ofreciéndole su mano, para invitarla a ponerse de pie.
Terry la atrajo hacia él, la abrazo por la cintura para pegarla a su cuerpo y le susurró al oído cuanto la quería.
Sólo tú y yo conocemos la historia
Porque tú y yo la escribimos
Y no permitas que nadie te venga a decir otra cosa
Porque aún existe la gente que odia a quien toca la gloria
Sólo tú y yo aceptamos el viaje
Desde que nos conocimos
Que venga el mundo a juzgar al que ama a quién necesitaba
Y que no tiene remedio de ser lo que no se esperaba.
Candy suspiró emocionada, y se dejó conducir por él. Terry la colocó delicadamente en el centro de la cama y se posicionó encima de su cuerpo, sosteniéndose con ambos brazos, para no dejar caer todo su peso.
Terry comenzó a repartir besos en ese bello rostro pecoso que tanto amaba.
- Desearía contar una a una, esas traviesas pecas, que adornan tu dulce rostro. – Le dijo sin parar de besarla.
Candy suspiró, Terry la hacía sentir amada, y comprendió que era ahí donde quería estar, al lado de ese hombre que le demostraba, que era a ella, a quien el necesitaba.
Terry, acarició cada espacio de piel blanca que iba descubriéndose para él, con besos y lentas caricias, hasta que la ropa de ambos, acabó en el suelo.
Candy descubrió una forma nueva de amar. Terry despertó en ella, sensaciones que jamás antes había sentido.
Lentamente Terry se fue adentrando en ese espacio, que antes nadie había explorado, pero un gemido de dolor lo hizo detenerse.
- ¿Estas bien mi amor? – Preguntó Terry preocupado y comenzó a repartir besos en el rostro de la mujer, que en ese momento le entregaba su inocencia, para calmar su dolor.
- Si mi amor, todo bien, no te detengas- Respondió Candy con voz entrecortada, el dolor que experimentó en esos momentos, no se comparaba, con la dicha, que sentía al saber que se entregaba a su único y verdadero amor.
Terry siguió moviéndose, al ver que su pecosa se relajaba.
Poco a poco el dolor que Candy sentía, se fue desvaneciendo, y una lágrima rodo por sus mejillas, cuando una maravillosa sensación de placer, le invadió en todo su ser.
Terry al darse cuenta, entro en ella de una sola estocada, rompiendo por completo esa barrera virginal. Se sintió dichoso al saberse el único dueño de su amada, pues de ahora en adelante, ella le pertenecía, ya que jamás le permitiría alejarse de su vida.
Juntos alcanzaron la cima del cielo, repitiéndose una y otra vez lo mucho que se amaban.
Lentamente se acomodó y se colocó a un lado de quien de ahora en adelante era su mujer y la atrajo a su cuerpo. Candy recostó la cabeza en su pecho, mientras Terry le prodigaba besos y caricias, dedicándole tiernas palabras.
Respira lento
Regresa el tiempo
Que yo de amarte
No me arrepiento
Lo que vivimos
Fue tan sincero
Cuánto te quise
Cuánto te quiero
Cuánto te quiero.
- ¿Qué haremos ahora Terry? – Candy preguntó, al darse cuenta de lo que acababa de ocurrir entre ellos. No podía creer se había entregado a Terry, pero no se arrepentía, sino todo lo contrario, se sentía la mujer más dichosa.
- ¡Casarnos inmediatamente! – Dijo Terry firmemente.
Candy se sorprendió y se tensó ante lo que acaba de proponerle Terry.
- ¿Qué acaso no quieres pecosa? – Terry colocó un dedo en la barbilla de Candy para alzar su rostro y poder ver esos ojos verde esmeraldas que tanto adoraba, temeroso por una respuesta negativa.
- No es eso Terry, pero ¿Qué pasará ahora con Susana? – Candy se sentía culpable, ya que Terry era a lo único que se aferraba Susana, para continuar con su vida.
CONTINUARÁ......
Les dejo la parte 4 del Songfic ¡Cuanto te quiero!
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Songfic : Cuanto te quiero
Art: Betty Graham
Candy se aferró al cuello de Terry, correspondiendo al beso, en el depositaba todo el amor reprimido, de todo ese tiempo en el que estuvieron separados.
Terry al sentir que su pecosa le correspondía, subió la intensidad del beso, pidiendo permiso con su lengua, para poder explorar su dulce boca.
Candy lanzó un gemido y ese fue el permiso que Terry necesitó, para que sus labios abandonaran su boca, y siguieran por su cuello.
Terry se incorporó y Candy sintió un vacío cuando el dejó de besarla, abrió los ojos, y vio a Terry parado frente a ella, ofreciéndole su mano, para invitarla a ponerse de pie.
Terry la atrajo hacia él, la abrazo por la cintura para pegarla a su cuerpo y le susurró al oído cuanto la quería.
Sólo tú y yo conocemos la historia
Porque tú y yo la escribimos
Y no permitas que nadie te venga a decir otra cosa
Porque aún existe la gente que odia a quien toca la gloria
Sólo tú y yo aceptamos el viaje
Desde que nos conocimos
Que venga el mundo a juzgar al que ama a quién necesitaba
Y que no tiene remedio de ser lo que no se esperaba.
Candy suspiró emocionada, y se dejó conducir por él. Terry la colocó delicadamente en el centro de la cama y se posicionó encima de su cuerpo, sosteniéndose con ambos brazos, para no dejar caer todo su peso.
Terry comenzó a repartir besos en ese bello rostro pecoso que tanto amaba.
- Desearía contar una a una, esas traviesas pecas, que adornan tu dulce rostro. – Le dijo sin parar de besarla.
Candy suspiró, Terry la hacía sentir amada, y comprendió que era ahí donde quería estar, al lado de ese hombre que le demostraba, que era a ella, a quien el necesitaba.
Terry, acarició cada espacio de piel blanca que iba descubriéndose para él, con besos y lentas caricias, hasta que la ropa de ambos, acabó en el suelo.
Candy descubrió una forma nueva de amar. Terry despertó en ella, sensaciones que jamás antes había sentido.
Lentamente Terry se fue adentrando en ese espacio, que antes nadie había explorado, pero un gemido de dolor lo hizo detenerse.
- ¿Estas bien mi amor? – Preguntó Terry preocupado y comenzó a repartir besos en el rostro de la mujer, que en ese momento le entregaba su inocencia, para calmar su dolor.
- Si mi amor, todo bien, no te detengas- Respondió Candy con voz entrecortada, el dolor que experimentó en esos momentos, no se comparaba, con la dicha, que sentía al saber que se entregaba a su único y verdadero amor.
Terry siguió moviéndose, al ver que su pecosa se relajaba.
Poco a poco el dolor que Candy sentía, se fue desvaneciendo, y una lágrima rodo por sus mejillas, cuando una maravillosa sensación de placer, le invadió en todo su ser.
Terry al darse cuenta, entro en ella de una sola estocada, rompiendo por completo esa barrera virginal. Se sintió dichoso al saberse el único dueño de su amada, pues de ahora en adelante, ella le pertenecía, ya que jamás le permitiría alejarse de su vida.
Juntos alcanzaron la cima del cielo, repitiéndose una y otra vez lo mucho que se amaban.
Lentamente se acomodó y se colocó a un lado de quien de ahora en adelante era su mujer y la atrajo a su cuerpo. Candy recostó la cabeza en su pecho, mientras Terry le prodigaba besos y caricias, dedicándole tiernas palabras.
Respira lento
Regresa el tiempo
Que yo de amarte
No me arrepiento
Lo que vivimos
Fue tan sincero
Cuánto te quise
Cuánto te quiero
Cuánto te quiero.
- ¿Qué haremos ahora Terry? – Candy preguntó, al darse cuenta de lo que acababa de ocurrir entre ellos. No podía creer se había entregado a Terry, pero no se arrepentía, sino todo lo contrario, se sentía la mujer más dichosa.
- ¡Casarnos inmediatamente! – Dijo Terry firmemente.
Candy se sorprendió y se tensó ante lo que acaba de proponerle Terry.
- ¿Qué acaso no quieres pecosa? – Terry colocó un dedo en la barbilla de Candy para alzar su rostro y poder ver esos ojos verde esmeraldas que tanto adoraba, temeroso por una respuesta negativa.
- No es eso Terry, pero ¿Qué pasará ahora con Susana? – Candy se sentía culpable, ya que Terry era a lo único que se aferraba Susana, para continuar con su vida.
CONTINUARÁ......
Última edición por Marlene el Vie Abr 26, 2024 9:49 pm, editado 1 vez
pecosa testaruda 
