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Capítulo 1 Capítulo 9
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 10
Terry estaba estupefacto, hubiera querido desviar la mirada y pasar de largo, sin embargo, en el primer instante que sus ojos se cruzaron con los de aquella joven supo que tendría que dar una explicación.
̶ Arq. ¿Qué está haciendo aquí? ̶ Candy trato de disfrazar su curiosidad con el tono serio de sus palabras.
̶ Lo mismo que usted, Arq. White ̶ respondió Terry. Miro a la joven rubia quien tenía una expresión interrogante dibujaba su rostro ̶ solo vine a distraerme.
̶ ¿Sabía usted que yo estaría aquí? ̶ Candy era directa con sus interrogantes.
̶ Es una simple casualidad, solo eso ̶ Terry respondió indiferente, debía evitar ser descubierto.
Candy casi creyó en su argumento al notar la seriedad del joven, sin embargo, le pareció demasiada coincidencia la presencia de él justo dónde ella se encontraba.
̶ No sé porque no le creo ̶ inquirió la dama con la mirada.
En ese momento una gota de lluvia golpeo el rostro de Terry, la expresión de ella solo hizo que el hombre se irritara, nunca antes una mujer lo había retado con una simple mirada.
̶ Ese no es mi problema, si me creo o no, es cosa suya ̶ su respuesta fue dura y tajante.
̶ Creo que debo de cambiar mi pregunta, ¿está usted siguiéndome? ̶ lo directo de la pregunta tomo por sorpresa a Terry.
̶ Es demasiado pretenciosa, Srta. White, ¿no lo cree?, el que tenga a varios hombres detrás de usted no significa que yo sea uno de ellos ̶ Terry la miro altivo.
«¿Me habré equivocado?» El rigor en la postura de Terry hizo dudar a Candy, aun así, ella no iba a permitir que la llamara pretenciosa.
̶ Es usted un grosero e engreído ̶ la dama la miro con recelo.
̶ Y usted una mujer muy curiosa y pretenciosa.
Terry y Candy estaban tan sumergidos en su discusión que siquiera notaron que habían llamado la atención de los tipos que cuidaban la puerta.
̶ Seguro que le soltara una bofetada, se lo merece por creído ̶ dijo el tipo que en un principio no dejo pasar a Terry.
̶ 20 dólares a que el pleito terminará en una cama ̶ aposto el hombre que había dejado pasar a Terry.
Un ligero ruido capto la atención de aquel par de malandrines, los hombres de inmediato se pusieron en guardia, el destello de una placa plateada los puso en alerta, mientras tanto Terry y Candy seguían discutiendo.
̶ Sabe que, debería volver al salón con su amigo y dejar de meterse en asuntos que no le incumben, además yo no tengo porque darle explicaciones, nunca se las he dado a nadie, ni siquiera a…
̶ A su novia…
Esas palabras tomaron a Terry desprevenido, miro a Candy, atónito, cuestionándose internamente como es que ella sabía eso, finalmente lo dedujo.
«¡La correspondencia!»
El joven ingles lanzo una mirada intimidante y hostil a la chica, le habría encantado reclamarle por fisgonear en sus cosas, pero no podía hacerlo, ya que él estaba en la misma e incómoda situación que ella, pues se había atrevido a seguirla y espiarla, solo que Candy eso no lo sabía.
̶ No le permito que…
En ese momento se escuchó un grito de quienes se encontraban dentro de las ruinosas instalaciones.
̶ ¡Redada!
Los hombres que custodiaban la puerta no tuvieron tiempo de cerrarla, así que lo único que les quedo fue salir huyendo.
Terry y Candy voltearon para ver que ocurría, casi de inmediato se escuchó un estruendo, era la policía entrando al lugar.
̶ Qué ocurr… ̶ Candy no termino de hablar, solo sintió un jalón en su brazo desnudo.
Todo pasó tan rápido que cuando reacciono ya se encontraba en un pequeño rincón entre cosas viejas y apiladas debajo de una escalera de hierro.
En ese espacio tan estrecho apenas y cabía alguien, Candy levanto la vista, al frente se encontraba Terry, la miraba con sus brillantes ojos aguamarina, sus cuerpos estaba demasiado cerca el uno del otro.
Para ese punto las primeras gotas de lluvia que golpearon el rostro de Terry se habían intensificado, tanto que el agua comenzó a caer por las aberturas en los escalones que estaban sobre ellos.
Terry se estiro tal cual alto era, esperaba ver lo que ocurría por sobre encima del montón de objetos que los resguardaba.
Alcanzo a ver que el acompañante de Candy fue detenido, se resistía a irse, y con la mirada buscaba algo, para Terry era muy obvio que estaba preocupado por la dama con la que había asistido a esa fiesta, el joven se soltó de los guardias, casi de inmediato lo sostuvieron y golpearon su rostro por oponerse al arresto, quedando inconsciente en el suelo.
Terry desvió la mirada pues necesitaba encontrar una forma de salir sin ser descubierto, a la distancia observo como uno de los maleantes que vigilaban la puerta huía por un hueco que había detrás de varios contenedores de metal.
Los gritos y maldiciones de las personas a su alrededor resonaron en los oídos de Candy, acto seguido se escuchó un disparo muy cerca, en ese instante el joven Arq. sintió como algo se aferraba a las mangas de su saco, bajo la vista y miro a la chica.
Candy no podía articular palabra alguna, solo temblaba como un cachorro indefenso y asustado.
Terry la miro, se percató de que los ojos de Candy estaban húmedos, el delineador negro trazo una línea recta por su mejilla, no supo si fue pintada debido a las lágrimas o a la lluvia.
Candy abrió muy grandes los ojos cuando sintió como los brazos de Terry rodearon su cuerpo, aparentándolo contra él.
̶ No tengas miedo Candice, yo voy a protegerte.
Una de las manos de Terry estaba en la espalda de la joven, la otra sostenía su nuca, acerco el rostro de ella a su pecho, quería evitar que escuchara todo el vocerío que había en su entorno.
El objetivo fue cumplido, ya que lo único que Candy podía oír era el acelerado corazón de Terry y después el propio, ella rodeo la cintura de él aferrándose al calor de su cuerpo, la dama esperaba que él no pudiera escuchar los latidos de su corazón, sin embargo, para los dos era tarde, algo en su interior se había encendido y ninguno comprendía esa sensación.
La lluvia había disminuido al igual que el ruido, ni Terry, ni Candy tenían idea de cuánto tiempo habían permanecido abrazados, repentinamente ella rompió el contacto, él se desconcertó por la manera tan súbita en que Candy lo soltó, se miraron solo un segundo, pero con eso basto para marcar los límites entre ambos.
Eran pocos los policías que se encontraban rondando por el lugar ya resguardado, un hombre alto y corpulento supervisaba a la
gente.
«Ese debe ser el comandante»
Terry prefirió enfocar sus pensamientos en alguno modo de poder escabullirse, miro a su alrededor y conto cuantos oficiales rondaban cerca su escondite. Volvió sus ojos a los contenedores metálicos, tenían que llegar ahí sin ser vistos.
̶ Ya no hay nada adentro y se han revisado todos los rincones de esta pocilga ̶ un joven uniformado daba su reporte.
En ese momento se escuchó un fuerte ruido, los policías corrieron hacia el interior del club, incluyendo al alto mando. Cuando salieron del lugar llevaban consigo a dos tipos que había intentado escapar por una de las azoteas, el jefe miro hacia las escaleras.
̶ ¿Ya revisaron ahí? ̶ al parecer el uniformado intuyo algo.
Los subordinados se miraron, fue ahí que el hombre comprendió que no habían inspeccionado a fondo, camino hacia las escaleras, vio el monto de cosas apiladas y ordeno que las movieran, para decepción del tipo el lugar estaba vació, con un solo ademán ordeno retirarse del lugar, dejando solo a un par de policías vigilando la propiedad.
Candy y Terry caminaban aprisa por la calle, ella se había quitado los tacones para evitar hacer algún ruido que los delatara. Terry aprovecho el momento de distracción de la policía para correr hacia los contendores y poder escapar, por fortuna dejo su auto lo suficientemente lejos para evitar ser descubiertos.
Una vez estuvieron dentro del auto, Terry se cercioro de que no había policías alrededor que pudieran detenerlos, mientras esperaba pensaba en el modo de disculparse con Candy por haberla llamado pretenciosa y también por haberla abrazado sin su consentimiento, la miro de reojo, ella estaba en el asiento del copiloto, su peinado y maquillaje se había arruinado por la lluvia, él joven noto que su acompañante tiritaba, muy probablemente de miedo, aunque también de frío. Terry se estiro y del asiento trasero saco su abrigo.
̶ Tomé, o se resfriara ̶ La voz de Terry saco a Candy de sus cavilaciones, lo miro atónita, extendió la mano y sujeto el abrigo.
̶ Gracias ̶ musitó, al tiempo que se sobreponía la prenda en los hombros.
̶ La llevare a su casa en cuanto sea conveniente ̶ Terry había tomado una postura de seriedad después de lo ocurrido, no quería incomodar a la dama, para su sorpresa Candy se soltó a llorar.
̶ ¡Dios, Thom! ̶ Candy hundió el rostro en sus manos, no había visto la escena sin embargo alcanzo a escuchar la voz de su amigo cuando la policía se lo llevaba, ella sabía bien la brutalidad con la que eran arrestados los que rompían la ley seca.
̶ Siento mucho lo de su amigo ̶ Terry no encontraba palabras para consolarla, quiso abrazarla, no obstante, se contuvo.
̶ ¡Vámonos! ̶ Candy seco sus lágrimas, la mirada que le lanzó a Terry parecía más una orden que una súplica.
Él arranco el auto, no le pareció prudente entablar una conversación, manejo en silencio, por breves periodos miraba de reojo a la joven, su actitud revelaba su lucha interna.
«Debe estarse culpado, aunque la verdadera responsable es su amiga, que por cierto nunca llego»
Las destellantes luces de la ciudad iluminaron por momento el rostro de Candy, que seguía enmudecida, y no era para menos, lo vivido era una experiencia que nunca más deseaba experimentar, solo hablaba para indicarle a Terry por donde debía ir.
El edificio donde vivía Candy se encontraba en una de las principales avenidas de la ciudad, no muy lejos de donde estaba el departamento de Terry.
«¿Así que aquí vives?»
̶ Fue muy amable por traerme hasta aquí ̶ la voz entrecortada de la joven delataba su estado de ánimo.
̶ No iba a dejarla sola, mucho menos en un lugar como ese ̶ Terry la volteo a ver, a pesar de su estropeado atuendo, ella se miraba linda.
̶ Y yo… me alegro de que usted estuviera ahí ̶ Candy clavo sus verdes ojos en los de él. Terry sintió un ligero sobresalto por lo dicho, se miraron fijamente por unos segundos.
̶ ¿Esa no es su amiga ̶? Terry rompió el contacto visual, agradeció haber visualizado en la entrada del edifico a la joven Britt.
Candy volteó a la entrada del edificio, en efecto como lo había dicho Terry, Annie estaba discutiendo con el portero.
La joven rubia salió del auto lo más rápido que pudo y Terry salió detrás de ella, iba a alcanzarla, pero se detuvo antes de cerrar la portezuela, comprendió que su deber había terminado ahí, así que entro al auto y espero a que la Candy entrara al edificio.
̶ ¡Annie, Annie! ̶ La joven Britt volteo al escuchar la voz de su amiga.
̶ Candy, por Dios me alegro de ver que estas bien ̶ abrazó a su amiga y la miro de pies a cabeza.
̶ ¿Por qué no llegaste? ̶ recriminó
̶ Lo siento tanto tuve un contratiempo, mírate estas horrible ̶ Annie acomodó el humedecido cabello de su amiga ̶ ven, vamos al departamento para que te cambies o enfermaras.
«Tengo que decirle lo de Thom, pero no aquí, donde hay testigos»
̶ Fue todo un caos, así que…
̶ Annie espera ̶ Candy se frenó en seco frente a los elevadores, Annie la miro, Candy se acercó a ella y le hablo al oído ̶ el club al que me enviaste era clandestino, y hubo una redada, Thom fue arrestado ̶ el desconcierto se plasmó en el rostro de Annie Britt.
̶ ¿Que hacia Thomas contigo? ̶ la noticia le había caído como balde de agua fría a la cantante.
̶ El vino por mí, creí que tú los había invitado ̶ Candy no comprendió la reacción de su amiga.
̶ ¿Y tú como escapaste? ̶ la voz de Annie se endureció.
̶ Yo…
Candy se mordió el labio, no podía decirle a Annie que por salir a buscar a Terence dejo solo a Thom.
Annie le echo un vistazo de nueva cuenta a su amiga, llevaba puesto un abrigo de caballero, y por la talla y la calidad de la tela era evidente que el dueño no era su hermano.
̶ Me alegro que no te pasara nada, perdóname por favor ̶ Annie envolvió a su amiga en un fuerte abrazo ̶ ve a tu departamento, podrías por favor hablar con Archie y decirle que voy para su casa, tenemos que sacar a Thom de la estación de policía antes de que cualquier cosa.
̶ Te acompaño ̶ Candy no quería dejar sola a su amiga, se sentía culpable.
Annie Britt dio la vuelta y negó con la mano, Candy no insistió, miro como su amiga abandonaba el edificio, fue ahí que recordó a su compañero de trabajo, el auto ya no estaba estacionado.
«No le di ni las gracias»
La puerta del elevador se abrió, subió a su departamento con miles de pensamientos revoloteando en su cabeza.
Lo primero que hizo fue llamar a Archie, lo que le contó lo tomo por sorpresa ya que no sabía que Annie tendría una presentación y menos en un lugar así, en cuanto a Thom le dijo que de inmediato llamaría a un abogado y sobre Annie, hablaría con ella para que le diera una explicación de porqué se expuso y la expuso a ella de esa manera.
Candy le pidió a su amigo no ser muy severo con Annie, debían de escuchar primero la versión de ella para tener un juicio y aun que no se lo contó a Archie para fortuna de ella Terence estuvo ahí para protegerla.
La culpa la invadió de nuevo por Thom, le había pedido a Archie acompañarlos a la estación de policía, solo que él aseguro que no era prudente ya que alguien podría reconocerla y decir que estuvo en esa fiesta.
Resignada a no poder hacer nada para ayudar, se quitó el abrigo y lo colgó en el perchero que estaba en su recamara, acaricio la solapa con delicadeza, lanzó un suspiro hondo.
Se sentó en el banco frente a la cómoda, un gran espejo la coronaba, Candy miro su reflejo, con una esponja se sacó el maquillaje, quito las horquillas que apenas y sostenían su estropeado peinado, se puso una bata y fue al baño. Una vez dentro de la tina, tomo la esponja y la paso por su cuerpo tibio, acariciando su terso cutis, cerró los ojos y se mordió el labio inferior.
«Aun siento que me quema» Paso la esponja por su cintura, exactamente donde Terence había puesto su mano.
Terry había llegado a su departamento, dejo las llaves en la mesa y se quitó el saco que prácticamente ya se había secado, lo aventó en el respaldo de una silla, aflojo su corbata, como no quería resfriarse decidió darse un baño de agua caliente.
Por su cabeza pasaban un sinfín de pensamientos, que, a pesar de él mismo lo abrumaban, nunca imagino pasar por una experiencia como esa.
«¡Eso estuvo cerca!»
Encendió un cigarro mientras relajaba su cuerpo con el agua caliente de la tina, dio una larga fumada, después de unos instantes expulso el humo por sus labios, con suavidad. Tomó el cigarro entre sus dedos, ahí miro sus manos.
«Aun siento el calor de su cuerpo y ¡quema!» Terry recargó la cabeza en la tina y clavo su mirada en el techo, quedando como perdido en el limbo.
Ninguno de los dos había tomado consciencia de lo ocurrido entre ellos, hasta que la soledad de su alcoba los había abrazado.
Ambos tumbados en sus respectivas camas no podían dejar de pensarse, de sentirse, de recordarse, incluso de añorar verse, sin sospecharlo siquiera ahora eran presas de una flama que comenzaba a encender una hoguera y, que sin imaginarlo quemaría su alma y todo aquello que encontrase a su paso.
Continuará...
No sé si mañana pueda poner el siguiente capítulo, así que lo más probable es que nos veamos hasta el lunes.
