Hasta la próxima chicas!!!
LEA AQUI CAP 1 PARTE 1
Fic: Casate conmigo
Art: Betty Graham
- Señorita Ardley, la están esperando en el evento. – Se acercó Mauricio, el chofer y ayudante de su madre Margaret.
Candice, lanzó un profundo respiro, limpió sus lágrimas, y apresuró sus pasos, no tenía tiempo de derrumbarse en esos momentos, hacer enojar a su madre, empeoraría la situación.
Candice se posicionó al lado de su madre en el estrado, para dar inicio al evento.
- Empieza la subasta, primera oferta: Esta pintura, fue elaborada, por la talentosa Candice Ardley, quien cuido perfectamente cada trazo, una pintura al óleo, titulada: Bosque rosa. – Fue la voz escuchada detrás del micrófono, que pronunciaba, la persona encargada de dirigir la subasta.
- 500 dólares.
- 600 dólares.
- 600 dólares por acá, ¿Quién da más?
- ¡700!
- 700 por este lado, ¿alguien más? – Gritaba el encargado, golpeando el pequeño martillo, como señal de aviso de cierre de la oferta.
- ¡Momento! ¡Esa pintura es una copia! – Reclamó Eloísa Montero, quien momentos atrás había admirado las pinturas de Candice.
- ¿Qué estás diciendo Eloísa? Esta pintura pertenece a mi hija Candice. – Interfirió Margaret, aparentando sorpresa.
- No es verdad. ¡Señores procedan a examinar la pintura! – Gritó Eloísa, haciendo llamar a unos hombres, que vestían de traje negro.
- ¡Esta pintura es una copia! Vean este lado superior izquierdo por la parte de atrás, el color demuestra, que no es la pintura original. – Replicó uno de los hombres, que examinaba la pintura.
- ¡Revisen las demás pinturas! – Se adelantó un guardia, quien momentos antes, había recibido una llamada, para acudir al evento.
- ¡Madre que hacemos! – Preguntó Candice nerviosa, sus manos temblaban.
- No hay nada que hacer Candice, tienes que confesar la verdad. – Margaret aparentaba desconsuelo, pero por dentro, se sentía satisfecha, de que su plan diera resultado.
- Pero madre, la idea de pintar esas pinturas, ¡fue tuya!, yo solo hacía lo que me pedías, no creí, que esto se fuera mal interpretar. Lo que hago es a beneficio de esta galería, y no con otra intención. – Candice temblaba por dentro, pues sabía que todo lo que había hecho era para complacer a su madre.
- ¡No te atrevas a echarme la culpa Candice! Cuando tu padre se entere, no sé cómo lo va a tomar, recuerda que William no se ha sentido bien últimamente.
- ¡Pero madre, yo no he hecho nada malo! – Candice lloraba desconsoladamente, no podía creer que su madre, le hubiera tendido una trampa, para deshacerse de ella.
- Candice, tienes que entregarte, prometo que contrataré al mejor abogado de este país, para que pueda ayudarte, y limpiar tu nombre. – Margaret trataba de consolar a Candice, aunque estaba decidida, en hundir en la cárcel a su hija.
- ¡Yo no quiero ir a la cárcel! ¡No hice nada! – Candice echó a correr a toda prisa, tropezando con las personas que estaban en su camino.
- ¡Candice ven acá!, ¡si huyes, complicarás más las cosas! – Gritó Margaret, sorprendida al ver como Candice, por primera vez huía de un problema.
- ¡No puede ser! ¡Esto no me está pasando! Primero lo de Neal y ahora esto, ¡tengo que salir de aquí! – Candice corría sin parar, de modo que tropezó con un hombre, que se encontraba parado en la entrada. - ¡Auch! Lo siento señor, llevo prisa.
- ¡Puedo ayudarle señorita! – Dijo el joven preocupado, al ver el estado en el que se encontraba Candice.
- ¡Por favor! Si alguien le pregunta si me vio, solo diga que no – Candice pidió sin siquiera detenerse a mirar a el hombre que la miraba preocupado.
El hombre de apariencia joven y porte distinguido, siguió con la mirada a la mujer, que acaba de tener frente a frente, hasta que la perdió de vista.
- Señor ¿ha visto a una mujer rubia por aquí? – Preguntaron los guardias, que perseguían a Candice.
- No, por aquí no ha pasado ninguna mujer. – Afirmó el, con tono firme.
- ¡Vamos! ¡sigan buscando por otro lado! – Los guardias, no dudaron de la respuesta del joven, pues su voz, sonó decidida.
- ¡Mamá! ¿Qué pasó? ¿Dónde está mi hermana? – Preguntó Susana, al ver el revuelo de personas, que no dejaban de murmurar, ante semejante escándalo.
- Se ha escapado, Susi y ahora es prófuga de la justicia. – Margaret, ocultó una sonrisa de satisfacción.
- ¿Qué? ¡Eso no puede ser! Candice es incapaz de hacer algo malo. – Neal exclamó defendiendo a Candice, ya que, a pesar de no estar enamorado de ella, él sabía que Candice, era una persona noble y de buenos sentimientos, jamás se atrevería hacer algo indebido.
- ¡Ay tu cállate Neal! No sabes como es mi hermana en realidad. – Susana replicó molesta al ver como Neal que pesar de confesarle, que era a ella a quien amaba, el no dejaba de defender a Candice.
Candice subió a su auto y pisó el acelerador. Conducía a toda prisa sin rumbo fijo, las lágrimas le nublaban la vista. De nuevo se sintió sola y abandonada a su suerte, tal y como lo habían hecho cuando apenas tenía 6 años de edad.
Su mente no deja repasar, todo lo que había sucedido minutos antes. Ver como Neal miraba a su hermana Susana, con devoción y le repetía que la amaba, le estrujó el corazón.
No es que ella estuviera profundamente enamorada de Neal, pero en el veía esa persona, con la que podía compartir sus penas y alegrías, sabía que eso no era amor, pero estaba segura de que, con el tiempo, ella podría enamorarse de él.
Ahora entendía, porque Neal, nunca le había exigido más en su relación, si no más que un simple roce de labios de vez en cuando, y nulas caricias. ¡Neal estaba enamorado de su hermana!
Pero no era eso lo que más le dolía, si no el saber que a quien ella veía como una madre, la había traicionado. Aún no podía creer, que fue capaz de urgir todo un plan, con la intención de meterla a la cárcel.
- ¿Por qué me odias tanto Margaret? ¿Por ser una huérfana? ¿Por no llevar tu sangre? – Candice se preguntaba, sin dejar de llorar y acelerando más su vehículo.
Los recuerdos vinieron a su mente, y recordó el día en el que Margaret apareció en la casa hogar. Ese día sus madres del hogar, les habían avisado a todos los niños que compartían con ella el orfanato, en que una mujer estaba en busca de un niño, para poderlo adoptar.
Candice se vistió lo mejor que pudo y atendió muy amablemente a Margaret. Sus esfuerzos valieron la pena, ya que ese día fue la niña elegida para ser adoptada.
Cuando Candice, se instaló en su nuevo hogar, conoció a quien sería su ahora padre, William Albert Ardley y su hermana mayor Susana Ardley.
Candice se sentía muy feliz de al fin tener una familia, y le emocionaba tener su propia recámara.
Se imaginó una habitación de una princesa, tal como las que veía en las caricaturas y películas. Pero sus ilusiones se vinieron abajo, cuando fue instalada en una pequeña habitación, toda austera.
Así fue su nueva vida, careciendo de todas las comodidades, de las cuales su hermana Susana gozaba en demasía. Igual el cruel trato que tenían hacia a ella, ya que nunca recibió ninguna muestra de afecto y cariño.
Aún seguía sin entender el motivo, por el cual había sido adoptada, ya que nunca se sintió, como parte de esa familia.
Sus ojos se nublaron de lágrimas, mientras recordaba con dolor, todo lo que había pasado. De repente sintió un fuerte golpe a un costado de su carro, y solo vio con terror como era arrastrada por otro vehículo.
Sus ojos se cerraron, y unas lágrimas recorrieron su rostro pensando en su triste final.
Continuará...........