Hace 6 años desde aquella reunión en la colina de Pony. Todos construyeron sus vidas al lado de la persona que mas quieren. Annie y Archie contrajeron matrimonio hace 4 años y La pareja esperan a su primer hijo que nacerá dentro de 2 meses. Albert conoció a su alma gemela durante un viaje a Francia. La había conocido cuando se había perdido en la cuidad de la luz y le pidió el camino correcto a una jovencita que estaba en una banca mientras estaba leyendo.
FLASHBACK
-Creo que si me perdí...debería pedir ayuda a alguien.-
Dejando a algún lado el mapa, Albert buscaba con la miraba si alguien estaba libre para ayudarlo. Se fijo en una mujer pelirroja aproximadamente de su edad que estaba leyendo abajo de un árbol. Albert avanzo por donde estaba ella.
-Bonjour, désoler de vous déranger mademoiselle, mais je me suis perdu. Pouvez-vous m'indiquer où se trouve le musé du Louvre s'il vous plait?- (Buenos días, disculpe si le molesto señorita, pero creo que me perdí. ¿Me puede indicar donde se encuentra el museo du Louvre por favor?)
-Bien sûr monsieur! Je peux même vous y conduire s'il vous le voulez?- (Por supuesto señor. Hasta podría llevarlo si quiere.)
-Euh...attendez moi s'il vous plait.-(Euh...espereme un momento por favor.)
Mientras buscaba a en su diccionario Francés-Español lo que la señorita le habia dicho.
-Ah lo siento señor pero hablo su idioma.- Le dijo la jovencita con una sonrisa cautivadora que fascino al rubio.
-Que alivio que sepa hablar español. Me llamo Albert.- Y besó el dorso de la mano de la joven. -¿Y tengo el placer de encontrarme con...?-
-Con Madeline señor.-
-Llámame de tu.-
-De acuerdo Albert. Venga, lo llevare en el museo y si quiere le haré visitar todo París.-
-Acepto tu proposición querida Madeline.-
-Vamos.-
Y así en un encuentro inesperado, dos personas se van queriendo poco a poco hasta que termina el viaje para Albert. Los dos se han tomado un gran cariño y no quieren dejar a la persona que tienen al frente. El rubio se declaró al igual que la pelirroja. Entonces Albert ya no aguanto más y le pidió sí quería irse con el a Chicago y por supuesto que le respondió que si.
Fin FLASHBACK
Y pues nuestra rubia querida se casó con el actor más guapo de Estados Unidos. Así es, Candy y Terry se casaron después de un reencuentro que tuvieron en una reunión de los Andrew.
FLASHBACK
-Albert, sabes que no me gustan esos tipos de eventos sin un motivo alguno.-
-Lo sé pequeña pero ya sabes muy bien como es la tía abuela y me prometio que será la última del año.-
-Bueno, si es así esta bien.-
-Estas hermosa como siempre querida hija.- Dijo bromeando Albert con su joven protegida.
-Gracias papito.- Siguiéndole el juego a su tutor. Y Albert tiene la razón, Candy viene vestida con un hermoso vestido que llegaba abajo de las rodillas de color celeste al igual que su moño en su cabello medio recogido. Lleva puesto unos tacones blanco que hacia resaltar su vestido y su color de cabello oro. Unos aretes y un collar color plata.
-Hola Candy, hola mi amor.- Llegaba a saludar la prometida de Albert.
-Hola Madeline, ¿Cómo estas?- Preguntaba la rubia a la pelirroja.
-Muy bien, gracias. Luces hermosa, Candy.-
-Muchas gracias Madeline. Tu también estas espléndida .-
-Candy tiene toda la razón cariño, estas espléndida.- Dándole un beso a la mejilla de su futura esposa.
-Bueno yo los dejo tranquilos.- Dijo alejandose para dejarlos solos.
La rubia se aburría en la fiesta como en las demás. Así que decidió subir a su habitación para estar tranquila y poder terminar de leer un libro que había comenzado a leer hace una semana. Candy subió las escaleras teniendo cuidado de no pisar su hermoso vestido. Llegando a la habitación se encontró de que su puerta del patio estaba abierto y se acordaba de que la había cerrado. Salió a su patio y vio la sombra de un joven viendo el jardín de las rosas. La rubia avanzo donde el hombre estaba parrado. Mas avanzaba, mas temía que sea el que se imaginaba. Avanzo lentamente deseando que no fuera verdad pero a la vez esperaba de toda su alma que fuera el. Con el que soñó tantas veces y imaginandose situaciones distintas a la que ocurrió en esa noche de invierno.
–¿Terry...Eres tu?- Pregunto con una voz temblorosa.
El joven hombre se voltio lentamente hacia la voz que le llamaba. Su larga cabellera seguía el movimiento de su cabeza y cuerpo. Cuando pudo ver esos ojos azules como el profundo del mar supo que su imaginación no jugaba con ella y que de verdad era el.
-Candy...- Respondió aquel joven hombre. Como anhelaba en que sucediera ese reencuentro. Y aquí la tiene, justo delante de sus ojos, no la volvería a dejar ir por nada en el mundo.
Después de ese reencuentro, se dieron una nueva oportunidad como pareja ya madura. Un día de agosto, Terry pidió en matrimonio a Candy y la pecosa obviamente acepto la propuesta del joven actor. 4 meses después, la pareja contrajeron matrimonio en una ceremonia donde solo los cercanos estaban presentes. Meses después del matrimonio comenzaron los problemas con Terry...
-¿Terry, mi amor? ¿Dónde estas metido otra vez?-
-¡Por acá!-
La joven casada quien regresaba tarde del trabajo entro en el baño donde se encontró a su esposo en la tina con unas cuantas botellas de cerveza tiradas por el piso del baño.
-Terry...¿Qué es eso?-
-¿Quieres tomar conmigo?- Alzo una botella al aire y unas cuantas gotas fueron manchando el lindo vestido color crema que se había comprado recién. Su esposo hacia esa escena cada semana desde que lo despidieron de la compañía Stratford hace 1 mes de eso. En vez de buscar un nuevo trabajo, prefiere ahogar su dolor en los vicios. No hace falta decir que el actor volvió a fumar. La rubia ya estaba al borde de la paciencia, el tenia que hacerse responsable. Todavía es joven y es el mejor actor de New-York, puede encontrar una buena compañía que va ha querer contratarlo.
-Terry, deja de tomar por favor. Si quieres vamos ahorita a ver algunas compañías de teatro si te quieren en la tropa.-
-¡No me mandes! Hago lo que se me antoja hacer y no quiero buscar trabajo.- Le lanzo la botella de cerveza pero como estaba tan borracho la botella aterrizo a los pies de la rubia. Si su esposo continuaba así...tendría que tomar decisiones drásticas. La pecosa al ver que su esposo se quedo dormido en la tina, comenzó al desvestirlo y preparo el baño bien frío para que se relaje. Mañana tendría que hablar seriamente con el. Terminando de bañarlo, lo vistió y hizo lo posible para llevarlo a la cama pero no pudo. Entonces lo acomodo al piso con unas almohadas y algunas sabanas para que duerma bien. Eran las once de la noche y mañana le tocaba trabajar y se dispuso a dormir cuando de repente suena el teléfono. La pecosa da un brinquito al escuchar el teléfono y va a contestar.
-Buenas noches.-
-Buenas noches Candy, ¿Como estas?-
-¡Albert! Pues diría que bien y tu?-
-Estoy bien pequeña, pero me preocupas mucho Candy.-
-¿Yo, porque?-
-No he recibido novelas de ti hace un mes, dime ¿Pasa algo?-
-Albert, Terry perdió su trabajo y esta deprimido. Sus vicios volvieron a tomar control sobre el...- Dijo la pecosa con algunas lagrimas que se le escaparon y viajaban sobre sus mejillas.
-Candy...¿Quieres que vaya a hablar con el?- Pregunto algo preocupado.
-No, esta bien, gracias Albert por tu preocupación pero estoy bien.-
-Esta bien Candy. Sabes que eres bienvenida cuando quieres en la mansión.-
-Si lo se Albert. Cuando esta situación se arregle iré a visitarlos.-
-Cuando quieras pequeña. Te dejo, mañana seguro trabajas. Llamame cuando lo necesites Candy.-
-Lo intentare, gracias.-
-Buenas noches pequeña.-
-Buenas noches Albert.-
Colgó la llamada y se seco las cuantas lagrimas que se habían secado sobre sus mejillas. Se fue a su cuarto preparandose para dormir que mañana será un día muy difícil. La mañana siguiente Candy se levanto para preparar el desayuno para su aunque difícil amado esposo. Pero cuando salió del cuarto y vio donde había dejado dormido a Terry, simplemente no vio nada. Las almohadas y sabanas estaban todavía ahí, pero el no. Reviso toda el departamento para ver si estaba en algún lugar pero en vano. Decido esperar un poco para ver si llegaba al rato. La pecosa estuvo esperando una hora pero en vano. Se alisto para el trabajo y se fue sin saber de su amado. Estuvo preocupada todo el día sin noticias de Terry y sus compañeras lo notaron y le dieron la tarde libre para que se relaje. Cuando la rubia estuvo cerca del departamento vio el coche del joven actor recién despedido. Corrió alegremente donde su dulce hogar queriendo ver a su querido esposo. Abrió la puerta y vio sus zapatos pero también había un par de tacones ¿tacones? Se dirigió al cuarto y vio lo que nunca se hubiera esperado ver.
-¡Terry! ¿Que es eso?-
-¡Candy! No es lo que tu piensas.-
-¿Y que estoy viendo?-
La pecosa al abrir la puerta vio como la mujer le quería quitar la prenda que le dejaba ver su parte intima. Candy vio mejor a la mujer que esta arrodillada frente a su esposo y se dio cuenta que era una de las compañeras de teatro de Terry. Imaginando que esto no sucedia solamente hoy y que ha habido algunas que otras aventuras comenzó a llorar y se fue se ahí. No le importo llevar nada encima que solamente su cartera. Decidió tomar el primer tren para Chicago.
Unos días después...
Llegando a Chicago, la pequeña pecosa fue en busca de su protector en la mansión de los Andrew en aquella cuidad. Tomo un carruaje y se fue en busca de paz.
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-George, necesito que lleves a Archie en el banco en Chicago para unos informes.-
-De acuerdo.-
-Archie, confío en ti.-
-No te preocupes Albert.-
-Señor William, alguien lo busca.-
-Ya voy, Elaine.-
El jefe del clan Andrew se dispuso a salir y cuan fue su sorpresa al encontrarse con Candy. Y cuando ella lo vio salir de la oficina, corrió a sus brazos y comenzó a llorar como nunca.
-Pequeña, mirame.- Seco las lagrimas de su pequeña protegida y la miro a los ojos.
-Terry...me engaño...- Volvió a llorar como nunca el rubio la había visto llorar.
-Candy...se que es pronto, pero ningún hombre tiene el derecho a hacerte daño como Terry lo hizo. Si quieres ahorra mismo hacemos los transmites para los papeles del divorcio.-
-Si...esta bien...¿Pero no nos va a perjudicar el divorcio? Digo, para los Andrew.-
-Eso a mi no me importa, lo sabes mas que todos. Solo quiero tu felicidad Candy.-
-Gracias Albert. Si no te molesta quiero ir a descansar.-
-Esta bien pequeña. Mas tarde hablaremos. Anda descansa.-
Así la joven fue a su recamara asignada cuando todavía Anthony estaba con ellos. Volvió a pensar en lo que sucedió en tan poco tiempo. Ella solamente quería que la amara como ella lo amaba a el. Pensó en que tal vez el amor no era hecho para ella. Sin embargo, en ese momento pensó en alguien que nunca la hubiera traicionado. Aquel príncipe de las rosas que hubiera dado la vida por ella, por verla feliz.
-Anthony...¿Siempre estuviste conmigo? ¿Porque siempre tengo que sufrir?- La pecosa volvió a llorar recordando la fuerte traición de su esposo. El sueño la venció y se quedo dormida con unas cuantas lagrimas secas sobre su rostro lleno de lindas pecas.
Los días que siguieron, Albert consiguió los papeles del divorcio. Terry no contribuyo, quiera tener una segunda oportunidad con su esposa. El rubio tuvo que recordarle que tuvo varias ocasiones de hacer feliz a Candy y no lo hizo. Lo que ayudo para el divorcio fue las varias pruebas de adulterio que la actriz aporto.
Pasaron varios meses desde aquel día...
-Albert, hay alguien que quiere verte. Preparate, a mi me causo un shock volver a verlo.-
-Si es Terry dile que podemos hablar pero no aquí.- Dijo de un tono seco y frío.
-No es Terry. Es alguien que ni te imaginas.-
-Bueno entonces déjalo entrar por favor George.-
La envidia es un signo de admiración, odiar es el epítome de la destrucción
George dejo pasar al misterioso joven quien quería tener una larga platica con el Tío abuelo William. El joven entro al despacho...
-Buenos días...¿Tío?-
-¡Anthony, no puede ser!-
-¿Como estas tío?- Respondió un poco confuso. Se esperaba ver al Tío abuelo y no su tío.
-Al ver tu cara supongo que te esperabas encontrar con un anciano.-
-Bueno, para serte sincero tío, si.-
-Hablame de Albert, sobrino. Anthony, ¿Como es que tu...bueno, estas vivo?-
-Siempre estuve vivo tío. Cuando paso el accidente, la Tia Elroy me envío a Escocia ya que estuve mucho tiempo sin el uso de mis piernas. Estuve en rehabilitación y cuando pude caminar, correr y cabalgar de nuevo fue cuando recobre la memoria.-
-¿Tuviste amnesia?-
-Por un tiempo, si. Cuando la recobre, volví a enamorarme de mi dulce Candy. Supe que se había casada con un actor, su amor de juventud. No quiero que reciba un shock cuando me vea, solamente dile que estoy vivo y que deseo lo mejor para ella.-
-Anthony, tendré que hablar con la Tia Elroy sobre tu desaparición de esta mansión. Por lo de Candy, ya no esta casada. Si quieres puedes verla al jardín. Ahora que ha vuelto se ocupa de tus rosas con mucho amor. Se levanta de madrugada para regarlas y darles el mejor cuidado que por mucho tiempo no recibieron. ¿Sabes?, habla a las rosas sobre ti.-
-¿Elle hace eso? Yo también lo hacia cuando todavía estaba aquí.-
-Vaya, si que ustedes tienen mucho en común.- Sintiendo un poco de celos. No era un secreto para nadie que el patriarca del clan Andrew esta enamorado perdidamente de Candice.
-¿No le molesta que la vaya a ver tío?-
-No me hables tan formalmente Anthony, hablame de tu. Mañana hablaremos con claridad y con la Tia abuela.-
-De acuerdo Albert, muchas gracias.-
Antes de salir Anthony se acerco a su tío para darle un abrazo lleno de sinceridad, miedo, preocupación pero aun así sintió mucho cariño de parte del hijo de su querida hermana Rosemary.
-Necesitaba de ese abrazo.-
-No te preocupes, yo también Anthony.-
El chico de las rosas salió del despacho de su tío. Al cerrar la puerta escapo un suspiro.
-Ya no esta casada...Candy, ¿sufriste en tu matrimonio?-
Pensando en varias circunstancias de que tal vez la rubia ya no este casada, se dio cuenta que ya estaba en su jardín. Ahí la vio, regando con cuidado las Dulces Candy. La belleza de su pecosa le corto el respirar. Su cabello dorado ya no tenia esas coletas que solía usar cuando niña, lo tenia suelto y le llegaba hasta su cadera. Su piel blanca y adornada de algunas pecas en su rostro. Sus piernas largas y esbeltos pero tonificados. Su cuerpo delgado pero con curvas. Llevaba puesto un vestido color rosado claro, dejaba ver una parte de sus rodillas. Tenia unas mangas que dejaban al descubierto los brazos de su dulce niña. Pero lo que le hacia enloquecer era sus enormes ojos color esmeralda y su sonrisa encantadora. Esa sonrisa con la que soñaba todas las noches en sus sueños preguntándose de quien era. Cuando por fin pudo ver ese rostro angelical en sus sueños, recobro la memoria. Lo primero que hizo fue contactarse con su padre aunque los de la mansión hacían todo para que Anthony no se comunicara con nadie. Pero un fiel servidor del rubio lo ayudo aunque los otros empleados lo amenazaron con que no lo hiciera.
Dejando su pasado atrás, avanzo a donde su querida pecosa estaba. Sus manos temblaban al acercarse mas y mas y sentía que sus piernas flaqueaban. Candy escucho unos pasos detrás de su espalda. Volteo y lo miro ahí parado justo frente a ella. Dejo caer el rociador de flores a sus pies mojandolos.
-Seguro es un ángel. No puede ser mi Anthony. El esta muerto. Pero se ve tan real.- Tenia un semblante pálido. No lo podía creer. Tantos pensamientos vinieron en la mente de Candy.
-Candy, soy yo, Anthony.-
Lo único que hizo Candy en ese momento fue avanzarse hacia él. Levanto su brazo y con la palma de su mano toco el pecho del hombre que le esta cortando el respirar. No, no es un fantasma ni un ángel. En ese momento Candy se desmayo pero Anthony fue veloz y la atrapo antes de que tocara el suelo.
La llevo a su habitación y vio a la servidumbre haciendo el aseo.
-Disculpe la molestia pero podrían avisar al señor Albert que Candy sufrió un desmayo y que la estoy llevando a su habitación. Podrían también ayudarme con la señorita Candy por favor.-
-Esta bien señorito, ahorita le avisaremos.-
Y así pasaron la tarde entre cuidando a Candy y esperar que se despertara. Albert y Anthony estuvieron al tanto de que la pecosa estuviera bien. Aun así tuvieron que esperar al día siguiente. La pecosa se levanto calmada y dispuesta a hacer su rutina habitual.
-Que sueño raro el de anoche. Soñar no cuesta nada ¿verdad?- Mirándose al espejo, hablando a su reflejo. De pronto la mucama salió del baño, venia con una servilleta mojada.
-Señorita Candice, despertó. ¿Se siente bien? Le sugiero que descanse un poco en la recamara y enseguida le traigo su desayuno. También le avisare al señor William y al joven Brower.-
-Espere Margot, ¿que dijo? ¿Acaso estuve mal? ¿Brower?-
-¿No se recuerda señorita? Ayer al ver al joven Brower se desmayo y estuvieron aquí toda la noche pero me ofrecí a cuidarla durante la madrugada ya que estaban cansados. Vendrían a verla a las siete.-
-¿Anthony esta aquí? ¿Anthony? No es posible...- Se levanta de su asiento y se va corriendo como si su vida entera dependiera de esa persona.
Tal parece, que mi amor crece y crece
Su corazón latía demasiado rápido de lo normal. Sentía unas gotas de sudor frío que resbalaban sobre su frente hasta sus mejillas. Corría, aun cuando se iba a tropezar siguió corriendo. Nada ni nadie podría detenerla. Llego a la habitación donde su querido rubio solía dormir ahí. Con sus manos temblorosas se dispuso a tocar la puerta.
-Es imposible, seguramente es un sueño. Si es un sueño, no querido despertar Anthony.-
-Adelante.- Oyó una voz dentro de la habitación. ¿Será el? ¿Porque ahora? Después de tantos años. Abrió la puerta lentamente, no quería que todo desapareciera al instante. Ahí lo vio, parado frente al ventanal. La rubia avanzo, cada paso su respiración se entrecortaba. Anthony al oír que había unos pasos pero nada de sonido, entonces se volteo. La vio parada justo al frente de el. Vio sus hermosos ojos con unas cuantas lagrimas. Al fin podría decirle su verdad, su historia y su amor por ella.
-Candy...-
-Anthony...-
Meses después
-Les agradezco de que estén aquí todos reunidos para celebrar nuestro compromiso oficial. Ayer le propuse que si quería ser mi acompañante de la vida. Con la que construiremos un futuro feliz. No todo será perfecto pero algo se y es que te ame, te amo y te amare siempre Candice.-
-Anthony, amado mío. Si acepte tu propuesta tan rápidamente después de mi pasado es por que desde niña soñé con casarme contigo y con nadie mas. Aunque la vida jugo en contra de nosotros, saldremos victoriosos de la soledad. Ella nunca nos vencerá cariño mío.-
-Brindemos por esta pareja que da envidia. ¡Salud por la nueva pareja!- Exclamo el patriarca de la familia Andrew tomado de la mano de su ahora esposa Madeline. Todos celebraban el futuro inesperado pero seguramente feliz de los ahora prometidos.
Candy y Anthony se casaron en una ceremonia elegante pero sencilla como invitados solamente la familia mas cercana y algunos amigos de la familia. Pero como los Andrew son una familia ejemplar y poderosa, no faltaban periodistas para criticar el día. Lo que significo que en la mañana siguiente salió en las portadas de los periódicos de todo Estados Unidos. A lo que no falto que un actor de Nueva York leyera la gran noticia que le causo un dolor inmenso en el pecho. Sentía que en el momento le quitaban la vida. Cierto, nunca hizo nada para recuperarla después de la advertencia que le dio Albert. Pero es que nunca pensaba que su amada se volviera a casar con otro. Y cual fue su sorpresa cuando leyó el nombre de Anthony Brower como el ahora esposo de su pecosa. ¿El jardinero? ¿Aquel que se cayo de caballo y murió? Es imposible que sea el. Tenia que verlo de sus ojos. Dos meses después, el joven actor tomo el tren dirección Chicago. Le tomo dos días para llegar en la estación de tren donde tendría que esperar un carruaje para llevarlo a Lakewood.
-Amor, ¿me ayudas a regar las flores en esta linda mañana?- Pregunto muy de temprana hora a su esposo.
-Claro cariño, solo déjame ponerme unos pantalones y voy.-
Candy salió de la habitación no sin antes de darle un beso furtivo en los labios de su amado esposo. Al rato estaban los dos quitando las malas hierbas y regando las rosas de Anthony.
-Ahora si tus rosas están contentas de que regresaste.-
-No Candy, estas rosas son tuyas desde el día que decidiste cuidar de ellas.- Dandole un beso en la mejilla de su querida rubia.
-Lo hice por ti, en memoria a ti Anthony.-
-Y te lo agradezco de todo corazón linda.- Besando, ahora si, sus labios rosas que pedían ansiosamente ser besados.
El recién casado tomo la cintura de su esposa y la atrajo hacia el. Introdujo con dulzura su lengua en la boca de Candy, explorandola tanto que lo hacia enloquecer. Una danza de intercambio nació en ese momento. Sus lenguas se exploraron, jugaron, gozaron de su encuentro. Lentamente el beso se convirtió en apasionado de tal grado que ninguno de los dos se sentía satisfecho con lo que recibían. Deseaban tener mas y mas. No importaba el lugar donde estaban. Sin percatarse que un par de ojos azul profundo como el mar los estaba viendo. No le importaba si iba a interrumpir el momento mágico de ellos. Tenia que hablar con ella.
-Te amo y nunca deje de amarte Candice White Andrew.-
-Yo también te amo y te amare siempre Anthony Brower.-
-Y yo espero que no interrumpo.- Declaro un desconocido con voz ronca. Sorprendiéndolos, se separaron rápidamente como dos niños traviesos. La rubia viendo quien era abrió los ojos de par en par. Claro que se imaginaba verlo algún día pero pensó que la iba a venir a buscarla tiempo después que se fue de Nueva York. No después de un año y cuando ya estaba casada.
-Terry, ¿que haces aquí?- Dijo con una voz temblorosa que no fue desapercibida por Anthony.
-Candy, ¿lo conoces?-
-Fui su esposo.-
-Ahhh eres aquel que la engaño.-
-Estaba ebrio, no sabia lo que hacia.-
-Aun así, tenias a la mujer mas maravillosa del mundo y la menospreciaste de tal forma.-
-Anthony por favor, ya basta.- Dijo con calma la pequeña rubia. -Y tu, no tienes nada que hacer aquí.-
-Por favor Candy, vine para hablar contigo. Para aclarar una cosas.-
-Terry, ya no hay que aclarar. Estoy felizmente casada con Anthony.-
-Tristemente ya lo se...-
Pero tú desvaneces
Y me ofreces tu amistad sin otra excepción
Y me ofreces tu amistad sin otra excepción
-No me puedes hacer eso ahorita. Además, estoy embarazada.-
-¿Que? ¿Ya tan pronto?-
Sé que hay otro hombre
Que ha logrado lo que yo jamás a ti te di
Un hogar, una familia, un buen porvenir
Perdón por hacerte daño
Que ha logrado lo que yo jamás a ti te di
Un hogar, una familia, un buen porvenir
Perdón por hacerte daño
-Si Terry, vamos a formar una linda familia.-
-Lo odio, me quito lo que mas valoraba. No, yo lo arruine todo con esa infidelidad. La podía conquistar de nuevo, que me perdonara por todo. Pero este apareció y lo echo todo a perder. Como me dan celos. Ya esta embarazada y yo nunca le pude hacer un niño que tanto quería. Le decía que no porque quería estar estable en mi trabajo. Ahora ya es tarde... - Pensó el actor. -Sinceramente estoy feliz por ti, Candy.-
-¿Podría hablar a solas con usted?- Pregunto el rubio.
-Por supuesto.-
-Te espero en el recibimiento, mi amor.-
-Ahorita voy cariño.-
-Nos vemos al rato Terry.-
Y por ti, vivo aniquilado en el despecho
Reprimido ardiendo por los celos
Lo odio aunque él te haga feliz
Reprimido ardiendo por los celos
Lo odio aunque él te haga feliz
El joven Duque de Grandchester siguió al rubio. Miro al su alrededor, vio todo tipo de rosas. No lo quería admitir pero el jardinerito a hecho un trabajo muy hermoso. Cuando se caminaba en el jardín, uno sentía paz al interior de uno. Siguieron caminado un poco mas hasta salir del jardín. Al frente de el vio un portal adornado con unas rosas blancas. Nunca en su vida vio una estirpe de rosa igual que esa.
-No quise decírtelo, ahora menos que veo ese portal con esa estirpe de rosa. Pero, hiciste un maravilloso trabajo con esas rosas.- Admitió el joven actor.
-Gracias, pero de no ser por mi mama quien comenzó a hacer esta magnifica creación y por Candy quien continuo el trabajo, no hubiera estado aquí ese rosedal.-
-Ya veo. ¿Porque me trajiste hasta aquí?-
-Bueno, fue aquí que conocí a una pequeña pecosa quien lloraba y luego se lleno el rostro de barro. Desde ese día, no he podido sacarla de mi mente. Siempre andaba pensando en ella. Luego, ese sentimiento de protección por ella se convirtió en amor. Éramos inseparables cuando el tío abuelo William la adopto como su hija. Hasta que una cruel mentira nos separo y no hace mucho nos volvimos a encontrar. Tuve amnesia, por lo cual no me acordaba de ella. Ahora nos casamos, era nuestro sueño cuando éramos unos niños jovencitos. Por favor Terrence, no hagas cosas que después te arrepentirás.
A mí, nada me intimida pero entiendo,
Que él gano la guerra hace tiempo
Y se me olvida que ya te perdí
Que él gano la guerra hace tiempo
Y se me olvida que ya te perdí
-Tienes que saber que a mi nada me intimida ni me mandan. Pero te entiendo, es tu esposa.-
-Gracias Terrence. Sabes, cada uno tiene su propio destino. Solo tienes que avanzar, haciendo lo que mas te gusta. De eso va a depender tu felicidad. La felicidad no te lo da la persona que mas amas. Tu felicidad comienza por ti, solo tu. De ahí, vas a encontrar a una persona que también compartirá su felicidad contigo. Ahí, te enamoraras perdidamente de ella. Terrence, de verdad deseo que encuentres tu felicidad.-
-Vaya, que bonitas palabras del jardinerito. Si no te molesta quiero hablar a solas con Candy.- Dijo el joven duque pero aun odiandolo. Ahora el esta con el amor de su alma.
-No hay problema. Vamos.-
Así los dos hombres volvieron a la mansión. Entraron al recibidor y la pequeña pecosa fue a recibir su esposo con unos besos empalagosos delante del actor de Broadway. Terry se les quedaba viéndolos. Candy nunca lo había besado así con tanto ardor.
Celo sus besos
Sobre tu cuerpo
La envidia se apodera así de mí
Y te quiero aquí
Sobre tu cuerpo
La envidia se apodera así de mí
Y te quiero aquí
-¿Todo bien señores?- Pregunto la pecosa a los dos hombres que estaba parados al frente de ella.
-Todo bien querida.-
-¿Podría hablar contigo a solas, tarzan pecoso?-
-¿Tarzan pecoso?-
-Un apodo que Terry me dio cuando estábamos en el colegio real. Me dice así desde que me vio trepar arboles para llegar al cuarto de Stear y Archie.-
-Nunca cambiaras amor y nunca lo hagas.-
-Que pena amor. Bueno me voy con Terry. Ven, vamos a la biblioteca.-
Llegando a la biblioteca, Terry cerró la puerta con llave sin que la rubia lo notara.
-Bueno Terry, se que estuvimos casados y nos amamos.-
-Todavía te amo Candy. No sabes lo arrepentido que estoy de haberte traicionado así. Todos los días pienso que hubiera pasado si no hubiera caído en la tentación. Probablemente estrías en la cocina preparando el desayuno y yo estaría arreglando la mesa para comer juntos. Sueño todas las noches con que nuevamente te hago mía Candy. Fui tu esposo, el que te amo primero con todo el corazón...-
-Terry, tu sabes que te ame con todas mis fuerzas. Me dolió mucho tu infidelidad. Por mucho tiempo tuve el corazón roto, pero Anthony apareció y sano mis heridas. Nunca podré olvidarte Terry. Fuiste mi esposo, mi primer esposo. Pero ahora tengo a alguien quien me ama, quien vela por mi, que me va a dar una familia amorosa y que se que nunca me traicionara.-
-Candy se que te he fallado...
Y por ti, vivo aniquilado en el despecho
Reprimido ardiendo por los celos
Lo odio aunque él te haga feliz
A mí, nada me intimida pero entiendo,
Que el gano la guerra hace tiempo
Y se me olvida que ya te perdí.
Reprimido ardiendo por los celos
Lo odio aunque él te haga feliz
A mí, nada me intimida pero entiendo,
Que el gano la guerra hace tiempo
Y se me olvida que ya te perdí.
-Terry...
-Se que lo amas, mas que a mi me amaste. Lo se, tus ojos brillan mas cuando estas con el que cuando estabas conmigo. Necesitaba decírtelo para sacarme un peso de encima. Todo lo que dije, lo dije con el corazón. No me arrepiento de nada de lo que te acabo de decir Candy. Te deseo lo mejor. Cuidate mucho.- Dijo Terry con mucha sinceridad. Su plan había fallado. Tenia fe en que volviera a sus brazos, pero no fue así.
Yo fui el llanto, el es tu sonrisa
Y lo nuestro desplomo sobre un volcán
Muy de prisa
Cuando salieron de la biblioteca, Anthony los estaba esperando recostado sobre la pared al frente de la puerta. De inmediato volteo discretamente para ver a su tarzan pecoso. Y si, su mirada venia a confirmar todo lo que había dicho anteriormente. Amaba mas al jardinero que a el. Aunque odia a Anthony Brower, le deseaba mucha felicidad con su futura nueva familia.
Y por ti, vivo aniquilado en el despecho
Reprimido ardiendo por los celos
Lo odio aunque él te haga feliz
Reprimido ardiendo por los celos
Lo odio aunque él te haga feliz
Terrence Grandchester se va de la mansión, lleno de sabiduría por las palabras que le brindo el ahora esposo de Candy. Anthony gano lo que mas apreciaba en la vida y que no supo valorar el precio de esa joya. ¿Porque cambiaría una piedra preciosa por una simple piedra? Por tonto, por no apreciar lo que la vida le daba. Pero ahora no iba a cometer el mismo error dos veces. Ya no. Ahora iba en busca de su propia felicidad para encontrar con quien compartirla.
Ahh mí, nada me intimida pero entiendo,
Que el gano la guerra hace tiempo
Y se me olvida que ya te perdí...
Fin
Que el gano la guerra hace tiempo
Y se me olvida que ya te perdí...
Fin
Bueno, aquí les dejo mi primer aporte para mi bello Anthony Acepto criticas de todo tipo Lancen los tomates despacito por favor Ahí nos veremos