¡Hola a todas, chicas!
Acá Karlina se reporta al campo de batalla con su 1er aporte
Llevaba como una semana con la Pc dañada y por eso no había entrado antes en el foro, pero ahora que ya se arregló, vengo a defender mi flanco en Pecocitas jejejeje.
Mi 1er aporte no podía ser dedicado a otro, sino a mi querido bribón inglés: Terry
Les dejo un fragmento del diario que sospecho Terryto lleva consigo para deshogar los muuuchos y complejos sentimientos que a nadie se atreve a contarle. Éste peque fragmentin corresponde a los momentos previos de su encuentro con Eleanor Baker en América. Sin más, las invito a leerlo y disfrutarlo
Acá Karlina se reporta al campo de batalla con su 1er aporte
Llevaba como una semana con la Pc dañada y por eso no había entrado antes en el foro, pero ahora que ya se arregló, vengo a defender mi flanco en Pecocitas jejejeje.
Mi 1er aporte no podía ser dedicado a otro, sino a mi querido bribón inglés: Terry
Les dejo un fragmento del diario que sospecho Terryto lleva consigo para deshogar los muuuchos y complejos sentimientos que a nadie se atreve a contarle. Éste peque fragmentin corresponde a los momentos previos de su encuentro con Eleanor Baker en América. Sin más, las invito a leerlo y disfrutarlo
19 de Diciembre, 1911
Ansiedad.
Una simple palabra de ocho letras. Un sustantivo común al cual no estaba especialmente familiarizado…hasta hoy.
Pues bien, ya lo he escrito. Soy Terruce G. Grandchester, hijo del más alto noble inglés, y estoy sufriendo un ataque de ansiedad en éste momento. ¡Y cómo no tener ansiedad! No todos los días uno cruza el océano para reunirse con su madre por primera vez en su vida, ¿o sí?
Pues bien, esa es justamente la causa de mi crisis ansiosa.
Después de tantos años de inmerecido silencio, finalmente conseguí arrancarle al Duque el paradero de la mujer que me trajo al mundo. Y no, no es que yo esperara que me dijera que mi madre era la señora cara de cerdo—NO. Definitivamente no me lo creería ni aunque lo jurara delante del mismísimo rey de Inglaterra—, pero desde luego no esperaba saber que aún estaba con vida, y que se hallaba justo en América.
Obviamente, el Duque no esperaba que yo empacara mis pertenencias y partiera en el primer barco rumbo a América. ¿A dónde iría, sino es con mi madre? ¿Pensaría él que ha sido agradable para mí convivir todos estos años con él y su perfecta familia aristocrática? ¿Que he disfrutado siendo conocido por todos como el hijo ilegítimo—Bastardo— del Duque de Grandchester? ¿Que ha sido ameno ser el hijastro de una mujer que me recuerda a diario la deshonra que hay en mi pasado por haber nacido fuera del matrimonio? ¡No, señor! Hay que estar bastante desquiciado para concebir todo eso como una infancia memorablemente dichosa.
Pero en realidad, lo que piensa ahora el Duque no está entre mis principales preocupaciones….
Mi madre. Después de tantos años de preguntarme quién es, o cómo será…finalmente, voy a verla.
En mi memoria aún conservo escasos recuerdos de una hermosa y rubia mujer sonriéndome, riendo incluso junto a mi padre, ambos felices celebrando estar conmigo. Después…nada. Sólo un breve destello, que creo más parte de mi imaginación. Esa misma hermosa mujer aparece en mi mente, corriendo detrás de mí, hasta caer y sin poder alcanzarme.
Un mal sueño, sin duda. Mi madre no tendría razón para correr tras de mí. No es como si el Duque me hubiera arrancado de sus brazos, ¿cierto? Él mismo confesó haberme traído a Inglaterra después de que ella aceptara dejarme a su cuidado. Después de todo, era lo mejor que yo me educara como un caballero inglés-
Pero, ¿y si aquello no era lo más recomendable? ¿Y si lo mejor no era lo adecuado para mí?
En fin. Fuera como fuera, estoy muy lejos de ser aquel pequeño niño sobre el que sus padres tomaron decisiones. Ahora puedo hacer mi propia elección.
Es por eso que ahora estoy aquí, a bordo de un trasatlántico rumbo a América.
Deseo…necesito verla, hablarle, saber por qué pensó en algún momento que yo estaría mejor con él. Y tal vez…quizás, pueda recuperar a mi madre.
¡Dios sabe que tengo más en común con ella que con el Duque!
Ahora que sé que la famosa actriz Eleanor Baker es mi madre, puedo entender más la evidencia.
Las obras dramaturgas con su nombre. La fotografía artística firmada con amor para mí.
Todo ello me señalaba desde siempre el origen—quizás no tan noble como el Duque, pero sí célebre y prestigioso— artístico de mi madre.
Si, definitivamente, tendría más en común con ella que con el Duque…
La sirena del barco ha empezado a sonar, anunciando sin dudas el momento de zarpar.
Sé que lo normal es estar arriba en la cubierta, aprovechando el momento para decir adiós, pero en mi caso no hay ninguna familia amorosa despidiéndome y deseándome un viaje feliz. De modo que no veo sentido a subir a cubierta. Es más factible para mí quedarme aquí abajo, desahogando las emociones que no me atrevo a confesar en unas cuantas hojas de esta vieja agenda que recibí como obsequio cuando ingresé al Real Colegio San Pablo.
Sonrió sin poder evitarlo. El estar lejos de esa prisión por las vacaciones de invierno es algo por lo que vale la pena sonreír.
Quizás, con un poco de suerte, no tenga que regresar a ese lugar. Quizás, Eleanor se alegre tanto de verme que desee que me quede a su lado, que seamos una familia de verdad y…
No te hagas ilusiones. En la vida real, no existen los finales felices.
Da igual. Sea como sea, ahora estoy a sólo cinco días de distancia de ella, y finalmente podré saber qué piensa de mí, si le intereso un poco al menos, si ella me quiere…
Probablemente pueda pasar con ella el día de navidad. No es que me importe demasiado, pero sería bonito pasar la navidad con alguien a quien le importo, sólo para variar. Sería la primera vez para mí.
Cinco días. ¡Que exasperación! La espera se me hará eterna, pero mientras puedo consolarme con la idea de que cuando por fin llegue a América, mi vida realmente podría cambiar.
Ansiedad.
Una simple palabra de ocho letras. Un sustantivo común al cual no estaba especialmente familiarizado…hasta hoy.
Pues bien, ya lo he escrito. Soy Terruce G. Grandchester, hijo del más alto noble inglés, y estoy sufriendo un ataque de ansiedad en éste momento. ¡Y cómo no tener ansiedad! No todos los días uno cruza el océano para reunirse con su madre por primera vez en su vida, ¿o sí?
Pues bien, esa es justamente la causa de mi crisis ansiosa.
Después de tantos años de inmerecido silencio, finalmente conseguí arrancarle al Duque el paradero de la mujer que me trajo al mundo. Y no, no es que yo esperara que me dijera que mi madre era la señora cara de cerdo—NO. Definitivamente no me lo creería ni aunque lo jurara delante del mismísimo rey de Inglaterra—, pero desde luego no esperaba saber que aún estaba con vida, y que se hallaba justo en América.
Obviamente, el Duque no esperaba que yo empacara mis pertenencias y partiera en el primer barco rumbo a América. ¿A dónde iría, sino es con mi madre? ¿Pensaría él que ha sido agradable para mí convivir todos estos años con él y su perfecta familia aristocrática? ¿Que he disfrutado siendo conocido por todos como el hijo ilegítimo—Bastardo— del Duque de Grandchester? ¿Que ha sido ameno ser el hijastro de una mujer que me recuerda a diario la deshonra que hay en mi pasado por haber nacido fuera del matrimonio? ¡No, señor! Hay que estar bastante desquiciado para concebir todo eso como una infancia memorablemente dichosa.
Pero en realidad, lo que piensa ahora el Duque no está entre mis principales preocupaciones….
Mi madre. Después de tantos años de preguntarme quién es, o cómo será…finalmente, voy a verla.
En mi memoria aún conservo escasos recuerdos de una hermosa y rubia mujer sonriéndome, riendo incluso junto a mi padre, ambos felices celebrando estar conmigo. Después…nada. Sólo un breve destello, que creo más parte de mi imaginación. Esa misma hermosa mujer aparece en mi mente, corriendo detrás de mí, hasta caer y sin poder alcanzarme.
Un mal sueño, sin duda. Mi madre no tendría razón para correr tras de mí. No es como si el Duque me hubiera arrancado de sus brazos, ¿cierto? Él mismo confesó haberme traído a Inglaterra después de que ella aceptara dejarme a su cuidado. Después de todo, era lo mejor que yo me educara como un caballero inglés-
Pero, ¿y si aquello no era lo más recomendable? ¿Y si lo mejor no era lo adecuado para mí?
En fin. Fuera como fuera, estoy muy lejos de ser aquel pequeño niño sobre el que sus padres tomaron decisiones. Ahora puedo hacer mi propia elección.
Es por eso que ahora estoy aquí, a bordo de un trasatlántico rumbo a América.
Deseo…necesito verla, hablarle, saber por qué pensó en algún momento que yo estaría mejor con él. Y tal vez…quizás, pueda recuperar a mi madre.
¡Dios sabe que tengo más en común con ella que con el Duque!
Ahora que sé que la famosa actriz Eleanor Baker es mi madre, puedo entender más la evidencia.
Las obras dramaturgas con su nombre. La fotografía artística firmada con amor para mí.
Todo ello me señalaba desde siempre el origen—quizás no tan noble como el Duque, pero sí célebre y prestigioso— artístico de mi madre.
Si, definitivamente, tendría más en común con ella que con el Duque…
La sirena del barco ha empezado a sonar, anunciando sin dudas el momento de zarpar.
Sé que lo normal es estar arriba en la cubierta, aprovechando el momento para decir adiós, pero en mi caso no hay ninguna familia amorosa despidiéndome y deseándome un viaje feliz. De modo que no veo sentido a subir a cubierta. Es más factible para mí quedarme aquí abajo, desahogando las emociones que no me atrevo a confesar en unas cuantas hojas de esta vieja agenda que recibí como obsequio cuando ingresé al Real Colegio San Pablo.
Sonrió sin poder evitarlo. El estar lejos de esa prisión por las vacaciones de invierno es algo por lo que vale la pena sonreír.
Quizás, con un poco de suerte, no tenga que regresar a ese lugar. Quizás, Eleanor se alegre tanto de verme que desee que me quede a su lado, que seamos una familia de verdad y…
No te hagas ilusiones. En la vida real, no existen los finales felices.
Da igual. Sea como sea, ahora estoy a sólo cinco días de distancia de ella, y finalmente podré saber qué piensa de mí, si le intereso un poco al menos, si ella me quiere…
Probablemente pueda pasar con ella el día de navidad. No es que me importe demasiado, pero sería bonito pasar la navidad con alguien a quien le importo, sólo para variar. Sería la primera vez para mí.
Cinco días. ¡Que exasperación! La espera se me hará eterna, pero mientras puedo consolarme con la idea de que cuando por fin llegue a América, mi vida realmente podría cambiar.
¿Qué les pareció, chicas? ¿A poco no creen que este inglesito estaba emocionado por ver a su mamá? Una lástima que el encuentro no terminara como él había esperado
Si les gustó y les interesa saber más de Terry y sus pensamientos me avisan y hasta puedo compartirles algún otro fragmentito de algún punto de su vida (acepto sugerencias incluso, jejeje)
Hasta entonces, me despido para ir a frabricar otro ataque, jejeje
¡Saluditos!
Si les gustó y les interesa saber más de Terry y sus pensamientos me avisan y hasta puedo compartirles algún otro fragmentito de algún punto de su vida (acepto sugerencias incluso, jejeje)
Hasta entonces, me despido para ir a frabricar otro ataque, jejeje
¡Saluditos!