PRELUDIO A UNA BODA DE ENSUEÑO EN ESCOCIA
El sol despuntaba al alba sobre las montañas, ésas que eran tan distintivas en el horizonte y que para esta época, estaban cubiertas de flores. En efecto, para finales de abril, las numerosas especies de flores silvestres adornaban las distintivas montañas escocesas que en otro tiempo son cubiertas con diversos tonos ocres.
Este día no era uno cualquiera, ya que se trataba de uno que traería al Candy-Mundo la más esperada boda del año: la de Soraya y George.
Así que una vez que el castillo Dunrobin fue cobrando vida, numerosos preparativos se fueron dando, no solamente en los suntuosos jardines, sino también en varias de las habitaciones en donde muchos de los invitados más importantes estaban alojados.
¡Ni qué hablar de los novios mismos! Tanto Soraya como George estaban por estar a las carreras, ya que el día que tanto habían anhelado (y de cierta forma, temido por los nervios) por fin había llegado.
Así que cuando la novia fue despertada por un gran séquito de profesionales para ayudarla en su arreglo personal, la chica ni siquiera no pudo tomarse su tiempo en su acostumbrado café para despabilarse el sueño; no señor, su día especial había llegado.
-¿Por qué me despiertan tan temprano?- preguntó ella con un bostezo.
-Tienes que levantarte ahora- la apuró Lady Reyna -hay que empezar con la rutina de arreglase.....-
-Pero si la boda es hasta en la tarde, quiero dormir un ratito más- la interrumpió con otro bostezo y con ganas de volver a la cama y seguir durmiendo. En sí por los nervios, no había podido conciliar el sueño sino hasta la madrugada.
-Tienes cita con el masajista, luego con la cosmetóloga para tu facial- y leyéndole la lista de las cosas por hacer en la carpeta que traía, continuó diciéndole -luego vendrá el maquillaste, el peinador, la sastre para hacer ajustes....etc, etc, etc....-
-¿Todo eso?- preguntó totalmente despierta con sorpresa.
-Pues sí, está es tu boda y tienes que lucir radiante.-
-Ahora entiendo porque uno se casa una sola vez....ojalá y terminemos pronto con todo esto- comentó Soraya poniendo los ojos en blanco.
-Ah, y eso no es todo- agregó Lady Reyna.
-¿Acaso hay más?-
-Uhhhh.....eso ni es la mitad. Una vez que estén casados tú y George, habrá que hacer la acostumbrada sesión de fotos, para eso tendrás que ir de nuevo con el maquillista y peinador para retoques. Luego, habrá que posar con todos los invitados para el video y fotos, también posar para la revista que se publicará en el Candy-Mundo para aquellos que no pudieron asistir. Luego, cortar el pastel.....-
-¡Basta!- dijo ella exasperada más por los nervios que por otra cosa -¿Segura que no podíamos hacer algo más íntimo? Digamos, algo sencillo y no tan ostentoso....-
-Bueno, es que aparte de los grupos de Alquelarre y Terrylocas, están los demás grupos y como ahora están todos juntos en el Foro, hubiera sido muy descortés no invitarlos.-
-.....- boquiabierta, Soraya preguntó lo que ni siquiera podía imaginarse en es momento -¿de cuántos invitados estamos hablando?-
-Las invitaciones se enviaron y se estima que seremos más de.....déjame ver la lista.-
-¡Olvídalo! Será mejor no saberlo.-
Y diciendo esto, la feliz pero preocupada novia, se puso de pie y mientras se colocaba su bata, miró por la ventana. En efecto, había mucha gente en el jardín corriendo de un lado al otro para poder completar todo a tiempo para la ceremonia. No fue hasta entonces que cayó en la cuenta de lo que realmente estaba por suceder.
Así que después de cambiarse y seguir a Lady Reyna que la condujo hacia otra parte del castillo para hacer sus tratamientos, en otra parte se desarrollaba otra escena similar.
Se trataba de George que estaba recibiendo instrucciones del Bisabuelo para que estuviera al tanto de lo que lo que pasaría después. Esto era un tanto extraño para el hombre que estaba acostumbrado a hacer los preparativos él mismo. Pero como en esta ocasión se trataba de su propia boda, no tuvo más remedio que seguir las indicaciones que se le daban, ya que ésta había sido una orden dada por el mismísimo Albert.
Conociendo bien a su mano derecha, Albert tuvo que tomar cartas en el asunto y en esta ocasión decidió confiar al experimentado y afamado Bisabuelo Torkuato, todos los preparativos que de otra manera, el mismo George hubiera querido llevar a cabo. Como se trataba la boda de su querido amigo, Albert no escatimó en absoluto en los gastos y conociéndolo bien, seguramente quería echar la casa por la ventana.
Así que George en silencio y sin contradecir nada, estaba mentalmente tomando nota de todo lo que se le decía y al final, fue entonces que el Bisabuelo le preguntó,
-¿Está claro todo lo que haremos?-
-....- un simple asentimiento de cabeza fue su respuesta.
-Bien, entonces llamaré a los peluqueros y el sastre para que vengan a ayudarte.-
-Disculpe, Sr. Bisabuelo, ¿no cree usted que es muy temprano para hacerlo? La boda será hasta en la tarde.-
-¡Qué va! Apenas y nos dará tiempo....recuerda que tú estarás en la entrada recibiendo a los invitados. ¿O prefieres que lo haga la novia?-
-Eh....no, creo que no- respondió nervioso.
-Entonces, no te preocupes que yo estoy aquí para apoyarte y todo salga bien- le dijo con un guiño para que supiera que más que un coordinador de eventos, era su amigo.
Conforme fue avanzando el día, los numerosos asistentes de Eventos Terrylocas, ya daban por fin los toques finales a todos y cada uno de los detalles y justo a tiempo pudieron terminar antes de que llegara el primero de los muchos convidados. Por lo que muy pronto, un ejército de empleados comenzaron a recibir a los innumerables invitados que se dieron cita en el lugar.
Sin embargo, desde el estudio en la planta principal, una persona miraba atenta todo lo que se desarrollaba en los exteriores. William Albert Ardley, vistiendo un regio smoking negro que resaltaba aún más sus rubias facciones, seguía con detenimiento a los numerosos invitados que para ese momento ya eran más de cien y que estaban dispersos por todo el jardín, platicando amenamente mientras saboreaban aperitivos y la champaña que se ofrecía.
Tan concentrado estaba en eso, que no se dio cuenta de que Aleh, Gwen y Adriana llegaron al salón para ponerlo al tanto de lo que estaba por suceder.
-Buenas tardes- dijeron Gwen y Aleh al unísono, mientras que Adriana lo saludaba más familiarmente,
-¡Hola Tío!- a lo que él solamente respondió con una sonrisa. En verdad que le daba mucho gusto que su sobrina favorita también fuera participe del evento.
-Sr. William- llamó su atención Aleh -ya todo está listo y solamente estamos esperando que la novia termine con unos cuantos retoques para comenzar con la ceremonia, no nos llevará más de quince minutos.-
-En ese caso, iré a ver si George ya ha terminado de arreglarse....-
-No se preocupe- Aleh lo interrumpió -ya Bisabuelo nos informó que el novio está listo y en este momento se encuentra recibiendo a los invitados. Para poder comenzar con la ceremonia, estamos a la espera de que usted nos dé la orden.-
-Por lo que veo ustedes tienen todo previsto, ¡vaya que si son profesionales!... pues me alegro. En ese caso, no hay razón para demorar más, comencemos.-
Entonces las chicas hicieron una pequeña caravana y salieron inmediato de ahí dejando a un muy pensativo Albert,
-¡Me alegra que por fin se decidiera a sentar cabeza! Ya me estaba preocupando el que jamás se animaría a proponerle a Soraya.... pero creo, que la espera valió la pena. Estoy seguro de que serán muy felices...-
Y diciendo esto, salió del estudio hacia el salón en donde un séquito de damas de honor ya estaban en fila, esperando a que la novia bajara para acompañarla. Verlas a todas luciendo sus largos vestidos de satín rosa, adornadas con hermosos ramos de blancas Dulces Candy traídas nada menos que desde Lakewood para la boda, hicieron que el joven Patriarca se sintiera feliz por lo que estaba por suceder.
Pasando entre ellas, era más que obvio que varias sintieran desmayarse al verlo tan guapo y deslumbrante, y hasta algunas trataron de llamar su atención, pero Albert para nada se fijó en ellas, su mente en lo único que estaba concentrada era que todo saliera perfecto y que su querido amigo recordara para siempre este día, uno que jamás olvidaría.
Así que cuando William Albert Ardley dio la señal a los organizadores, desde la gran escalera del salón, se vio bajar a la novia que lucía simplemente radiante. Todas las chicas abajo, se volvieron a verla y aplaudieron emocionadas para recibirla. ¡En verdad que estaba hermosa!
Después, con paso firme, Soraya salió a los jardines para ser recibida por una gran ovación mientras que una pieza musical era tocada para anunciar su llegada: se trataba de un conocida melodía, la Rapsodia de Paganini.
Al son de los violines y del piano, Soraya fue bajando poco a poco las escaleras bajo la intensa mirada del novio que no cabía de felicidad unos escalones abajo. Al verla tan bella y sonriéndole, George sintió que el mundo desaparecía a su alrededor y que sólo Soraya y él estaban ahí presentes.
Por su parte, a Soraya le ocurrió algo similar y la emocionada novia ni siquiera se fijó en las centenas de miradas que la miraban detenidamente. Definitivamente el haber esperando tanto había valido la pena, ya que jamás se imaginó que su boda con George sería mucho más de lo que jamás soñó.
Sin embargo, no era lo ostentoso de la fiesta lo que ella estaba disfrutando en esos momentos, sino la promesa de un futuro juntos que les aguardaba. Al ver a George tan emocionado como ella significaba sólo una cosa: que los dos estaban más que listos para una nueva aventura que compartirían el uno al lado del otro . Una que afortunadamente para todos, estaba por comenzar....
Dedicado con cariño a Tía Soraya!
Adriana
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El sol despuntaba al alba sobre las montañas, ésas que eran tan distintivas en el horizonte y que para esta época, estaban cubiertas de flores. En efecto, para finales de abril, las numerosas especies de flores silvestres adornaban las distintivas montañas escocesas que en otro tiempo son cubiertas con diversos tonos ocres.
Este día no era uno cualquiera, ya que se trataba de uno que traería al Candy-Mundo la más esperada boda del año: la de Soraya y George.
Así que una vez que el castillo Dunrobin fue cobrando vida, numerosos preparativos se fueron dando, no solamente en los suntuosos jardines, sino también en varias de las habitaciones en donde muchos de los invitados más importantes estaban alojados.
¡Ni qué hablar de los novios mismos! Tanto Soraya como George estaban por estar a las carreras, ya que el día que tanto habían anhelado (y de cierta forma, temido por los nervios) por fin había llegado.
Así que cuando la novia fue despertada por un gran séquito de profesionales para ayudarla en su arreglo personal, la chica ni siquiera no pudo tomarse su tiempo en su acostumbrado café para despabilarse el sueño; no señor, su día especial había llegado.
-¿Por qué me despiertan tan temprano?- preguntó ella con un bostezo.
-Tienes que levantarte ahora- la apuró Lady Reyna -hay que empezar con la rutina de arreglase.....-
-Pero si la boda es hasta en la tarde, quiero dormir un ratito más- la interrumpió con otro bostezo y con ganas de volver a la cama y seguir durmiendo. En sí por los nervios, no había podido conciliar el sueño sino hasta la madrugada.
-Tienes cita con el masajista, luego con la cosmetóloga para tu facial- y leyéndole la lista de las cosas por hacer en la carpeta que traía, continuó diciéndole -luego vendrá el maquillaste, el peinador, la sastre para hacer ajustes....etc, etc, etc....-
-¿Todo eso?- preguntó totalmente despierta con sorpresa.
-Pues sí, está es tu boda y tienes que lucir radiante.-
-Ahora entiendo porque uno se casa una sola vez....ojalá y terminemos pronto con todo esto- comentó Soraya poniendo los ojos en blanco.
-Ah, y eso no es todo- agregó Lady Reyna.
-¿Acaso hay más?-
-Uhhhh.....eso ni es la mitad. Una vez que estén casados tú y George, habrá que hacer la acostumbrada sesión de fotos, para eso tendrás que ir de nuevo con el maquillista y peinador para retoques. Luego, habrá que posar con todos los invitados para el video y fotos, también posar para la revista que se publicará en el Candy-Mundo para aquellos que no pudieron asistir. Luego, cortar el pastel.....-
-¡Basta!- dijo ella exasperada más por los nervios que por otra cosa -¿Segura que no podíamos hacer algo más íntimo? Digamos, algo sencillo y no tan ostentoso....-
-Bueno, es que aparte de los grupos de Alquelarre y Terrylocas, están los demás grupos y como ahora están todos juntos en el Foro, hubiera sido muy descortés no invitarlos.-
-.....- boquiabierta, Soraya preguntó lo que ni siquiera podía imaginarse en es momento -¿de cuántos invitados estamos hablando?-
-Las invitaciones se enviaron y se estima que seremos más de.....déjame ver la lista.-
-¡Olvídalo! Será mejor no saberlo.-
Y diciendo esto, la feliz pero preocupada novia, se puso de pie y mientras se colocaba su bata, miró por la ventana. En efecto, había mucha gente en el jardín corriendo de un lado al otro para poder completar todo a tiempo para la ceremonia. No fue hasta entonces que cayó en la cuenta de lo que realmente estaba por suceder.
Así que después de cambiarse y seguir a Lady Reyna que la condujo hacia otra parte del castillo para hacer sus tratamientos, en otra parte se desarrollaba otra escena similar.
Se trataba de George que estaba recibiendo instrucciones del Bisabuelo para que estuviera al tanto de lo que lo que pasaría después. Esto era un tanto extraño para el hombre que estaba acostumbrado a hacer los preparativos él mismo. Pero como en esta ocasión se trataba de su propia boda, no tuvo más remedio que seguir las indicaciones que se le daban, ya que ésta había sido una orden dada por el mismísimo Albert.
Conociendo bien a su mano derecha, Albert tuvo que tomar cartas en el asunto y en esta ocasión decidió confiar al experimentado y afamado Bisabuelo Torkuato, todos los preparativos que de otra manera, el mismo George hubiera querido llevar a cabo. Como se trataba la boda de su querido amigo, Albert no escatimó en absoluto en los gastos y conociéndolo bien, seguramente quería echar la casa por la ventana.
Así que George en silencio y sin contradecir nada, estaba mentalmente tomando nota de todo lo que se le decía y al final, fue entonces que el Bisabuelo le preguntó,
-¿Está claro todo lo que haremos?-
-....- un simple asentimiento de cabeza fue su respuesta.
-Bien, entonces llamaré a los peluqueros y el sastre para que vengan a ayudarte.-
-Disculpe, Sr. Bisabuelo, ¿no cree usted que es muy temprano para hacerlo? La boda será hasta en la tarde.-
-¡Qué va! Apenas y nos dará tiempo....recuerda que tú estarás en la entrada recibiendo a los invitados. ¿O prefieres que lo haga la novia?-
-Eh....no, creo que no- respondió nervioso.
-Entonces, no te preocupes que yo estoy aquí para apoyarte y todo salga bien- le dijo con un guiño para que supiera que más que un coordinador de eventos, era su amigo.
Conforme fue avanzando el día, los numerosos asistentes de Eventos Terrylocas, ya daban por fin los toques finales a todos y cada uno de los detalles y justo a tiempo pudieron terminar antes de que llegara el primero de los muchos convidados. Por lo que muy pronto, un ejército de empleados comenzaron a recibir a los innumerables invitados que se dieron cita en el lugar.
Sin embargo, desde el estudio en la planta principal, una persona miraba atenta todo lo que se desarrollaba en los exteriores. William Albert Ardley, vistiendo un regio smoking negro que resaltaba aún más sus rubias facciones, seguía con detenimiento a los numerosos invitados que para ese momento ya eran más de cien y que estaban dispersos por todo el jardín, platicando amenamente mientras saboreaban aperitivos y la champaña que se ofrecía.
Tan concentrado estaba en eso, que no se dio cuenta de que Aleh, Gwen y Adriana llegaron al salón para ponerlo al tanto de lo que estaba por suceder.
-Buenas tardes- dijeron Gwen y Aleh al unísono, mientras que Adriana lo saludaba más familiarmente,
-¡Hola Tío!- a lo que él solamente respondió con una sonrisa. En verdad que le daba mucho gusto que su sobrina favorita también fuera participe del evento.
-Sr. William- llamó su atención Aleh -ya todo está listo y solamente estamos esperando que la novia termine con unos cuantos retoques para comenzar con la ceremonia, no nos llevará más de quince minutos.-
-En ese caso, iré a ver si George ya ha terminado de arreglarse....-
-No se preocupe- Aleh lo interrumpió -ya Bisabuelo nos informó que el novio está listo y en este momento se encuentra recibiendo a los invitados. Para poder comenzar con la ceremonia, estamos a la espera de que usted nos dé la orden.-
-Por lo que veo ustedes tienen todo previsto, ¡vaya que si son profesionales!... pues me alegro. En ese caso, no hay razón para demorar más, comencemos.-
Entonces las chicas hicieron una pequeña caravana y salieron inmediato de ahí dejando a un muy pensativo Albert,
-¡Me alegra que por fin se decidiera a sentar cabeza! Ya me estaba preocupando el que jamás se animaría a proponerle a Soraya.... pero creo, que la espera valió la pena. Estoy seguro de que serán muy felices...-
Y diciendo esto, salió del estudio hacia el salón en donde un séquito de damas de honor ya estaban en fila, esperando a que la novia bajara para acompañarla. Verlas a todas luciendo sus largos vestidos de satín rosa, adornadas con hermosos ramos de blancas Dulces Candy traídas nada menos que desde Lakewood para la boda, hicieron que el joven Patriarca se sintiera feliz por lo que estaba por suceder.
Pasando entre ellas, era más que obvio que varias sintieran desmayarse al verlo tan guapo y deslumbrante, y hasta algunas trataron de llamar su atención, pero Albert para nada se fijó en ellas, su mente en lo único que estaba concentrada era que todo saliera perfecto y que su querido amigo recordara para siempre este día, uno que jamás olvidaría.
Así que cuando William Albert Ardley dio la señal a los organizadores, desde la gran escalera del salón, se vio bajar a la novia que lucía simplemente radiante. Todas las chicas abajo, se volvieron a verla y aplaudieron emocionadas para recibirla. ¡En verdad que estaba hermosa!
Después, con paso firme, Soraya salió a los jardines para ser recibida por una gran ovación mientras que una pieza musical era tocada para anunciar su llegada: se trataba de un conocida melodía, la Rapsodia de Paganini.
Al son de los violines y del piano, Soraya fue bajando poco a poco las escaleras bajo la intensa mirada del novio que no cabía de felicidad unos escalones abajo. Al verla tan bella y sonriéndole, George sintió que el mundo desaparecía a su alrededor y que sólo Soraya y él estaban ahí presentes.
Por su parte, a Soraya le ocurrió algo similar y la emocionada novia ni siquiera se fijó en las centenas de miradas que la miraban detenidamente. Definitivamente el haber esperando tanto había valido la pena, ya que jamás se imaginó que su boda con George sería mucho más de lo que jamás soñó.
Sin embargo, no era lo ostentoso de la fiesta lo que ella estaba disfrutando en esos momentos, sino la promesa de un futuro juntos que les aguardaba. Al ver a George tan emocionado como ella significaba sólo una cosa: que los dos estaban más que listos para una nueva aventura que compartirían el uno al lado del otro . Una que afortunadamente para todos, estaba por comenzar....
Dedicado con cariño a Tía Soraya!
Adriana
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