ANDREW'S MANOR
CAPITULO 4
"El Corredor"
CAPITULO 4
"El Corredor"
CAPÍTULO #1
CAPÍTULO #2
CAPÍTULO #3
Su cerebro le decía que tenía que salir de ahí, tenía que huir y alejarse lo más posible pero no podía, Laura había desaparecido y no podía dejarla en ese sitio. Un frío recorrió todo su cuerpo provocándole ligeras convulsiones, ignoraba si era por el dolor o por el temor de no volver a encontrarla jamás.
Reunió todas sus fuerzas y recorrió la estancia agudizando sus sentidos, con pasos cada vez más lentos llegó a la escalera, sabía que subir podía ser una pérdida de tiempo pero aun así comenzó el ascenso lo más rápido que su dolorido cuerpo le permitía, cada escalón era una tortura y lo peor era que en lugar de encontrarse más cerca de la segunda planta le parecía que estaba cada vez más y más lejos. Su rostro se contraía en un rictus de sufrimiento con cada movimiento, pero seguiría buscándola pese a todo, sin saber que se encontraba tan cerca y a la vez tan lejos de su alcance en ese momento. Los escalones crujían bajo su peso y sin saber cómo en un momento sintió su pie prensado, uno de los viejos escalones de madera se había roto y con cada intento de sacarlo sentía como si su hombro se partiera una y otra vez, no podía más, estaba a punto de desmayarse.
Laura en cambio se encontraba deslumbrada por el sitio, sus ojos iban de un lado a otro devorando cada detalle de ese enigmático lugar donde sin saber por qué sentía cierto aire familiar, sin embargo algo en su interior le decía que no debía estar ahí.
Conforme avanzaba pudo percibir que algunos de los asistentes la observaban discretamente, aun bailando no la perdían de vista. Se dejó envolver por el ambiente, que bien se sentía estar así del brazo de ese hombre que no dejaba de sonreírle, había una calidez que jamás había sentido antes, por primera vez en su vida tenía la sensación de sentirse protegida y tal vez ¿amada? ¿Pero cómo podía un desconocido inspirarle tanto? Era ridículo, no pudo evitar suspirar profundamente y es que ni siquiera con Johnny se había sentido de esa manera.
- Johnny - pensó para si – ¡Johnny está herido! - una alerta se encendió en su cerebro, ella estaba embelesada en ese sitio mientras su novio la esperaba en el asiento trasero del auto.
- Disculpe señor… ¿Leegan me dijo? Yo necesito ayuda, mi acompañante necesita atención médica urgente - no supo por qué se negó a mencionar que era su prometido - él está herido y necesito llevarlo a un hospital, yo solo necesito un teléfono y …
- ¿Un qué? - la miro sin entender completamente lo que había dicho
- Disculpe creo que los estoy importunando, será mejor que me vaya y busque en otro sitio - Dijo apresuradamente y soltándose de su brazo, apenas si logró dar un par de pasos en dirección a la puerta cuando el rubio se interpuso en su camino impidiéndole que avanzara hacia la puerta
- No se vaya por favor, aquí tendrá todo lo que necesita, se lo aseguro - Le regaló una cálida sonrisa, pero ella dio un paso atrás alejándose de él, su mirada contrastaba completamente con esa sonrisa, era glacial, sentía como si la penetrara con ese azul intenso.
- Yo creo que… creo que es mejor que me retire, me esperan fuera y…
- No, no te vayas
Una voz la obligó a girarse, sin darse cuenta una rubia se había acercado a ellos y por un momento le pareció percibir nuevamente ese peculiar aroma a rosas viejas.
- Pero es que…
- No, yo sé lo que necesitas, ven, te diré dónde está - No le dio tiempo siquiera a responder, la tomó de la mano y la hizo seguirla.
Llegaron a las escaleras y comenzaron a subir, pero justo al llegar a la mitad su cuerpo sintió un frío que le heló la sangre, le pareció escuchar la voz de Johnny llamándola con un tono de desesperación que le hizo sentir un fuerte dolor en el pecho. Trató de soltarse y bajar corriendo pero la rubia intensificó el agarre y la hizo continuar hasta llegar a la siguiente planta y luego continuaron hasta el tercer piso, a Laura le sorprendía la fuerza de esa delicada joven, su mano empezaba a entumirse por la falta de circulación.
- ¿A dónde vamos?
- Ya te lo dije, yo se justo dónde está lo que necesitas, ¿ves ese pasillo?
- Si claro que…
- Solo continúa por él y al final está un salón, no hay forma de perderse, este corredor es recto.
- Pero y ¿tú no vas a ir conmigo?
- Oh no, yo tengo que regresar, me esperan abajo, pero no tienes nada de qué preocuparte, solo sigue por ese corredor - le guiñó el ojo y comenzó a bajar los escalones sin voltear a verla.
Laura no estaba segura de continuar, pero no tenía otra opción, se dio valor y avanzó, sus pazos resonaban por el amplio pasillo haciendo un eco extraño, casi parecían lamentos. Sintió calosfrío y aceleró, caminaba por ese largo corredor y en algún momento tuvo que girar a la derecha y más adelante a la izquierda, continuó, y luego de un rato se paró en seco al recordar la instrucción que la joven le había dado, ella dijo que era recto. Pensó que lo mejor era regresar, pero ahora se encontró girando cada pocos metros, empezaba a desesperarse, no se dio cuenta de que la luz en los corredores era cada vez más tenue hasta que se encontró en uno que solo estaba iluminado por la luz de la luna que se filtraba por los ventanales, lo que no resultaba ni de lejos reconfortante, ese pasillo tenía a ambos costados estatuas de tamaño natural con rostros adustos y ojos sin vida que la veían y casi sentía que se burlaban de ella y de su desesperación, sus siluetas se proyectaban por la pared, danzando conforme las nubes cambiaban la intensidad de los rayos de luna. Intentó correr pero sus piernas no le respondían, sentía como si estuvieran fijas al piso por pesados y fríos plomos, sus manos estaban sujetadas fuertemente a sus piernas haciéndose daño con las uñas, una solitaria lágrima escapó de sus ojos, y como un flashazo llegaron a su mente recuerdos que no eran suyos, había una niña llorando y gritando en un pasillo similar al que se encontraba en ese momento y había también risas. Entonces una oleada de odio recorrió todo su cuerpo superando incluso la preocupación por su novio y la desesperación por estar perdida en ese sitio.
CONTINUARÁ…
Reunió todas sus fuerzas y recorrió la estancia agudizando sus sentidos, con pasos cada vez más lentos llegó a la escalera, sabía que subir podía ser una pérdida de tiempo pero aun así comenzó el ascenso lo más rápido que su dolorido cuerpo le permitía, cada escalón era una tortura y lo peor era que en lugar de encontrarse más cerca de la segunda planta le parecía que estaba cada vez más y más lejos. Su rostro se contraía en un rictus de sufrimiento con cada movimiento, pero seguiría buscándola pese a todo, sin saber que se encontraba tan cerca y a la vez tan lejos de su alcance en ese momento. Los escalones crujían bajo su peso y sin saber cómo en un momento sintió su pie prensado, uno de los viejos escalones de madera se había roto y con cada intento de sacarlo sentía como si su hombro se partiera una y otra vez, no podía más, estaba a punto de desmayarse.
Laura en cambio se encontraba deslumbrada por el sitio, sus ojos iban de un lado a otro devorando cada detalle de ese enigmático lugar donde sin saber por qué sentía cierto aire familiar, sin embargo algo en su interior le decía que no debía estar ahí.
Conforme avanzaba pudo percibir que algunos de los asistentes la observaban discretamente, aun bailando no la perdían de vista. Se dejó envolver por el ambiente, que bien se sentía estar así del brazo de ese hombre que no dejaba de sonreírle, había una calidez que jamás había sentido antes, por primera vez en su vida tenía la sensación de sentirse protegida y tal vez ¿amada? ¿Pero cómo podía un desconocido inspirarle tanto? Era ridículo, no pudo evitar suspirar profundamente y es que ni siquiera con Johnny se había sentido de esa manera.
- Johnny - pensó para si – ¡Johnny está herido! - una alerta se encendió en su cerebro, ella estaba embelesada en ese sitio mientras su novio la esperaba en el asiento trasero del auto.
- Disculpe señor… ¿Leegan me dijo? Yo necesito ayuda, mi acompañante necesita atención médica urgente - no supo por qué se negó a mencionar que era su prometido - él está herido y necesito llevarlo a un hospital, yo solo necesito un teléfono y …
- ¿Un qué? - la miro sin entender completamente lo que había dicho
- Disculpe creo que los estoy importunando, será mejor que me vaya y busque en otro sitio - Dijo apresuradamente y soltándose de su brazo, apenas si logró dar un par de pasos en dirección a la puerta cuando el rubio se interpuso en su camino impidiéndole que avanzara hacia la puerta
- No se vaya por favor, aquí tendrá todo lo que necesita, se lo aseguro - Le regaló una cálida sonrisa, pero ella dio un paso atrás alejándose de él, su mirada contrastaba completamente con esa sonrisa, era glacial, sentía como si la penetrara con ese azul intenso.
- Yo creo que… creo que es mejor que me retire, me esperan fuera y…
- No, no te vayas
Una voz la obligó a girarse, sin darse cuenta una rubia se había acercado a ellos y por un momento le pareció percibir nuevamente ese peculiar aroma a rosas viejas.
- Pero es que…
- No, yo sé lo que necesitas, ven, te diré dónde está - No le dio tiempo siquiera a responder, la tomó de la mano y la hizo seguirla.
Llegaron a las escaleras y comenzaron a subir, pero justo al llegar a la mitad su cuerpo sintió un frío que le heló la sangre, le pareció escuchar la voz de Johnny llamándola con un tono de desesperación que le hizo sentir un fuerte dolor en el pecho. Trató de soltarse y bajar corriendo pero la rubia intensificó el agarre y la hizo continuar hasta llegar a la siguiente planta y luego continuaron hasta el tercer piso, a Laura le sorprendía la fuerza de esa delicada joven, su mano empezaba a entumirse por la falta de circulación.
- ¿A dónde vamos?
- Ya te lo dije, yo se justo dónde está lo que necesitas, ¿ves ese pasillo?
- Si claro que…
- Solo continúa por él y al final está un salón, no hay forma de perderse, este corredor es recto.
- Pero y ¿tú no vas a ir conmigo?
- Oh no, yo tengo que regresar, me esperan abajo, pero no tienes nada de qué preocuparte, solo sigue por ese corredor - le guiñó el ojo y comenzó a bajar los escalones sin voltear a verla.
Laura no estaba segura de continuar, pero no tenía otra opción, se dio valor y avanzó, sus pazos resonaban por el amplio pasillo haciendo un eco extraño, casi parecían lamentos. Sintió calosfrío y aceleró, caminaba por ese largo corredor y en algún momento tuvo que girar a la derecha y más adelante a la izquierda, continuó, y luego de un rato se paró en seco al recordar la instrucción que la joven le había dado, ella dijo que era recto. Pensó que lo mejor era regresar, pero ahora se encontró girando cada pocos metros, empezaba a desesperarse, no se dio cuenta de que la luz en los corredores era cada vez más tenue hasta que se encontró en uno que solo estaba iluminado por la luz de la luna que se filtraba por los ventanales, lo que no resultaba ni de lejos reconfortante, ese pasillo tenía a ambos costados estatuas de tamaño natural con rostros adustos y ojos sin vida que la veían y casi sentía que se burlaban de ella y de su desesperación, sus siluetas se proyectaban por la pared, danzando conforme las nubes cambiaban la intensidad de los rayos de luna. Intentó correr pero sus piernas no le respondían, sentía como si estuvieran fijas al piso por pesados y fríos plomos, sus manos estaban sujetadas fuertemente a sus piernas haciéndose daño con las uñas, una solitaria lágrima escapó de sus ojos, y como un flashazo llegaron a su mente recuerdos que no eran suyos, había una niña llorando y gritando en un pasillo similar al que se encontraba en ese momento y había también risas. Entonces una oleada de odio recorrió todo su cuerpo superando incluso la preocupación por su novio y la desesperación por estar perdida en ese sitio.
CONTINUARÁ…