EL DUQUE
CAPITULO I
DE VUELTA A NUEVA YORK
CAPITULO I
DE VUELTA A NUEVA YORK
Las cosas no habian salido como lo esperaba. Despues de dejar a Alberth aquella tarde después de ver a Candy, Terry fue directo a la estación del tren para regresar a Nueva York. Apenas con suficiente dinero en sus bolsillos para llegar a su destino.
Lucia un poco andrajoso, descuidado, inseguro. Habia pasado por varias cosas antes de tocar fondo y decidirse a salir del hoyo que el mismo habia cavado.
El silbato sono fuertemente anunciando su partida. La ultima vez que habia salido de Chicago a Nueva York miraba por la ventana continuamente esperando ver a Candy y al final logro hacerlo por unos instantes. Sonrio para si mismo porque esta vez tambien miraba por la ventana esperando lo mismo aunque sabia bien que no la veria y que ella ni siquiera estaba enterada de que el habia estado ahí. Al menos eso creyo.
Desde el anden, detrás de un pilar, unos ojos verdes lo veian partir despidiéndose para siempre de el, o al menos, eso creía su corazón al ver su rostro delgado y su mirada perdida en aquel cristal.
- Adios Terry… te prometo que sere feliz. –dijo en voz muy baja.
Albert la esperaba dentro de la estación. El mismo la habia llevado para verlo partir. Horas antes, después de mantener una pelea interna en si debía decirle que Terry estaba ahí o no, habia decidido no guardarle ese secreto a pesar de que su amigo se lo habia pedido. Podia mas su lealtad hacia la rubia que la de ese amigo suyo a quien no habia visto en mucho tiempo.
El tren partio primero lento, como desperezándose para agarrar camino. El sonido de este cimbraba todo mientras se iba alejando hasta perderse.
- Adios Candy… mientras vivamos seguiremos encontrándonos. – se dijo mentalmente Terry recordando aquella promesa que se habia hecho tiempo atrás.
El viaje le parecio eterno, pero le sirvió para ir planeando sus pasos a seguir. Tenia miedo, era cierto, pero sabia muy bien que no debía esconderse atrás de ese sentimiento si deseaba realmente volver a triunfar. Le demostraría a todos que el estaba hecho para la actuación y que no importaba esa pequeña caída el podia levantarse.
Si, eso iba pensando en su viaje de retorno, sin embargo las dudas no dejaban de asaltarlo y de alguna manera se iba predisponiendo a lo que vendría.
El era Terry Greum Grandchester pero de pronto no estaba seguro que era lo que eso significaba.
*-*-*-*-*-*-
Nueva York, una ciudad tan grandiosa como la recordaba. Recordo la primera vez que llego ahí, desde el barco todo se veía diferente, desde el tren no habia una dama que le esperara dándole la bienvenida, solo una estación atiborrada de gente que iba y venia sin verse ni siquiera los rostros, solo una ciudad que de alguna manera a el le parecía completamente solitaria.
Iba con la idea de volver a triunfar pero no sabia en realidad con que se encontraría en ese, su regreso. Se cubrió el rostro, aunque casi estaba seguro que nadie le reconocería, bajo del tren sin siquiera una maleta, pues al dejar Nueva York se habia ido sin nada y sin nada regresaba. Camino con el rostro bajo entre la multitud, tropezando de vez en vez con gente apurada por llegar a algún lugar, esculco sus bolsillos y se dio cuenta que no le alcanzaba ya siquiera para un taxi, era mejor gastarlos en un pan o algo para comer en lo que llegaba al departamento, el cual esperaba, aun pudiera entrar.
Al llegar vio a la mujer que le rentaba, pero ella parecio no verlo y fue mejor asi, no quería que hablar con nadie, subio las escaleras, saco la llave que milagrosamente aun conservaba y abrió la puerta. Todo estaba como lo habia dejado, excepto que el polvo abundaba en el lugar. Cerro la puerta y fue a recostarse en la cama, tenia hambre, pero mas que hambre tenia sueño, de esos sueños que lo atrapa a uno de pronto al sentir el peso de la vida misma.
Lucia un poco andrajoso, descuidado, inseguro. Habia pasado por varias cosas antes de tocar fondo y decidirse a salir del hoyo que el mismo habia cavado.
El silbato sono fuertemente anunciando su partida. La ultima vez que habia salido de Chicago a Nueva York miraba por la ventana continuamente esperando ver a Candy y al final logro hacerlo por unos instantes. Sonrio para si mismo porque esta vez tambien miraba por la ventana esperando lo mismo aunque sabia bien que no la veria y que ella ni siquiera estaba enterada de que el habia estado ahí. Al menos eso creyo.
Desde el anden, detrás de un pilar, unos ojos verdes lo veian partir despidiéndose para siempre de el, o al menos, eso creía su corazón al ver su rostro delgado y su mirada perdida en aquel cristal.
- Adios Terry… te prometo que sere feliz. –dijo en voz muy baja.
Albert la esperaba dentro de la estación. El mismo la habia llevado para verlo partir. Horas antes, después de mantener una pelea interna en si debía decirle que Terry estaba ahí o no, habia decidido no guardarle ese secreto a pesar de que su amigo se lo habia pedido. Podia mas su lealtad hacia la rubia que la de ese amigo suyo a quien no habia visto en mucho tiempo.
El tren partio primero lento, como desperezándose para agarrar camino. El sonido de este cimbraba todo mientras se iba alejando hasta perderse.
- Adios Candy… mientras vivamos seguiremos encontrándonos. – se dijo mentalmente Terry recordando aquella promesa que se habia hecho tiempo atrás.
El viaje le parecio eterno, pero le sirvió para ir planeando sus pasos a seguir. Tenia miedo, era cierto, pero sabia muy bien que no debía esconderse atrás de ese sentimiento si deseaba realmente volver a triunfar. Le demostraría a todos que el estaba hecho para la actuación y que no importaba esa pequeña caída el podia levantarse.
Si, eso iba pensando en su viaje de retorno, sin embargo las dudas no dejaban de asaltarlo y de alguna manera se iba predisponiendo a lo que vendría.
El era Terry Greum Grandchester pero de pronto no estaba seguro que era lo que eso significaba.
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Nueva York, una ciudad tan grandiosa como la recordaba. Recordo la primera vez que llego ahí, desde el barco todo se veía diferente, desde el tren no habia una dama que le esperara dándole la bienvenida, solo una estación atiborrada de gente que iba y venia sin verse ni siquiera los rostros, solo una ciudad que de alguna manera a el le parecía completamente solitaria.
Iba con la idea de volver a triunfar pero no sabia en realidad con que se encontraría en ese, su regreso. Se cubrió el rostro, aunque casi estaba seguro que nadie le reconocería, bajo del tren sin siquiera una maleta, pues al dejar Nueva York se habia ido sin nada y sin nada regresaba. Camino con el rostro bajo entre la multitud, tropezando de vez en vez con gente apurada por llegar a algún lugar, esculco sus bolsillos y se dio cuenta que no le alcanzaba ya siquiera para un taxi, era mejor gastarlos en un pan o algo para comer en lo que llegaba al departamento, el cual esperaba, aun pudiera entrar.
Al llegar vio a la mujer que le rentaba, pero ella parecio no verlo y fue mejor asi, no quería que hablar con nadie, subio las escaleras, saco la llave que milagrosamente aun conservaba y abrió la puerta. Todo estaba como lo habia dejado, excepto que el polvo abundaba en el lugar. Cerro la puerta y fue a recostarse en la cama, tenia hambre, pero mas que hambre tenia sueño, de esos sueños que lo atrapa a uno de pronto al sentir el peso de la vida misma.