Esa noche Candy no pudo dormir estar tan cerca y al mismo tiempo tan lejos de Albert, todavía no le cabía en la mente que él era su tutor, el que le había brindado protección, el que la consoló en los momentos tristes de su vida, primero la muerte de Anthony, luego cuando Terry eligió a Susana y ella renunció a él, ese día que encontró los periódicos donde hablaban que Terry había tocado fondo y estaba fracasando en su vida, Albert enjugó sus lágrimas con sus cálidas manos, desde esa vez ella soñaba que Albert la acariciaba se volvió dependiente a su presencia, quería hacer todo por agradarle hasta compró unos libros de cocina se imaginaba sorprendiéndolo con un banquete, nunca se le hizo realidad ese sueño mientras convivieron, luego la muerte de Alistair Cornwell, era tan difícil verlo como un padre, ¿Por qué la vida jugaba con ella? Por fin había logrado olvidar a Terry y se fijaba en Albert cuando supo esa hermosa pero al mismo tiempo impactante noticia que podía acabar con todo sentimiento carnal.
Albert tampoco podía dormir, después de recuperar la memoria se dio cuenta que se había enamorado profundamente de su protegida, no sabía si era correcto fingir, deseaba seguir con ella, él también añoraba su presencia, su risa, sus pláticas, siempre tenía ocurrencias que lo divertían, con ella sentía que tenía un hogar hasta llegó a pensar que no era necesario recuperar la memoria si podía disfrutar de esos momentos tan agradables con Candy, cuándo ella regresó de nueva York con el corazón roto, el sintió alivio todos esos días tuvo el temor de que no regresara y se quedara con Terry, efectivamente él estaba dispuesto a renunciar a Candy si ella encontraba la felicidad en otra persona, tanto así que cuando la dejó por las murmuraciones de los vecinos en el departamento magnolia él arregló un encuentro entre Candy y Terry ella lo vio en una situación decadente actuando borracho en una carpa de mala muerte, Albert se sorprendió porque no se quedó con Terry sino siguió buscándolo a él en Rockstown, eso le dio una esperanza de que quizás lo amaba, recordó ese diario donde Candy hablaba de lo mucho que estaba enamorada de Terry sintió una gran tristeza, el necesitaba saber si el corazón de Candy había sanado, si todavía seguía sintiendo algo Terry, Albert al convivir en el magnolia y dormir en la misma habitación que ella pudo ver sus encantos, pero nunca sería capaz de faltarle al respeto ya Candy había madurado y era una hermosa mujer, Albert la amaba y deseaba fundirse en uno con ella, estaba tan inmerso en sus pensamientos cuando Osvaldo preguntó.
-William ¿Tu protegida tiene novio?
Albert se hizo el dormido para no contestarle a Osvaldo, estaban en la misma habitación de los niños.
-¿Cómo se atreve a preguntarme eso? –Pensó Albert- Candy es una mujer muy hermosa, todos se enamoran de ella, yo no quisiera que se enamore de otro que no sea yo, la amo.
Esa noche Albert soñó que estaban en el magnolia, Candy tenía puesto un camisón y él se había acostado primero, ella empezó a subir las escaleras de la litera pues dormía en la parte de arriba, el vio sus piernas no pudo resistirse y la acarició, ella al sentirlo se bajó y se puso frente a él con eso entendió que ella deseaba que la acariciara, se sentó en la litera y la acercó a él para abrazarla hasta en sus sueños era un caballero pero quiso ir más allá le alzó el camisón para besar sus piernas le bajó la panti y la acarició con su lengua, Candy se sentó a su lado luego se acostó abriendo sus piernas él la besó en la entrepierna lo envolvió su aroma femenino y con su lengua hizo que se viniera.
Al siguiente día Albert amaneció con su miembro erecto, tuvo uno de esos sueños mojados sólo en ellos podía hacerla suya.
Candy fue a despertarlo, Osvaldo desde temprano se había puesto a correr alrededor del hogar de Pony.
-¡Tío abuelo despierte! ¡No sea dormilón! Su amigo ya está ejercitándose.
Candy le quitó las sábanas, Albert se sintió avergonzado porque ella miró el bulto de su pijama.
-Disculpa
Albert la miró profundamente, ella se sonrojó.
-Ya está listo el desayuno, apúrate para que atiendas a tu invitado.
-Si pequeña voy en seguida.
En el comedor mientras todos desayunaban Osvaldo le preguntó:
-Señorita Candy ¿Tiene algún enamorado?
Albert dejó de llevarse la cuchara a la boca para esperar la respuesta de Candy.
-No, el tío abuelo es muy estricto y no me deja tener novios-Ella lo dijo en son de broma.
Albert no la desmintió pues no quería que Osvaldo se hiciera ilusiones con Candy.
Al terminar el desayuno ella se puso a lavar los trastes pero no se concentraba pues recordaba lo que había visto en la mañana.
-Necesito dejar de pensar en esas cosas, él no me ve cómo mujer para el sigo siendo su pequeña.
Ese día Osvaldo,terminó de hacer las mediciones.
-Nos tenemos que ir Candy ya Osvaldo terminó su trabajo aquí.
Ella lo abrazó y le dijo: Vienes pocas veces, quiero que te quedes más tiempo conmigo.
-Lo haré pequeña, pero cuando no traiga compañía ahora tengo que regresar con Osvaldo a Chicago, te prometo que vendré pronto ya que traeremos los materiales para empezar la construcción.
Candy vio partir una vez más al que amaba.
-Vuelve pronto a mí- dijo entre murmullos.
Este fic seguirá en fanfiction.
Última edición por tutypineapplepineapple el Jue Abr 13, 2017 9:53 am, editado 1 vez