Lluvia de verano.
Escrito por Nanamy.
Las fuertes ráfagas de viento, el resplandor de los relámpagos y el estruendoso sonido de ellos, me sacan del letargo en el que me encuentro. Hoy más que nunca en la vida puedo estar segura de los sentimientos que tengo por ti, como no estarlo si eres un hombre excepcional ¿Quién no podría amarte profundamente? Si desde que llegaste a mi vida solo he encontrado en ti a una persona que le preocupa y se ocupa que las personas que ama encuentren la felicidad. Pero sobre todo, a una persona que nunca estará considerando la horrible y calculada separación de clases sociales.
El crepúsculo del amanecer está comenzando, aun el cielo me muestra su tono grisáceo e iluminado por el espectáculo que la naturaleza nos regala. La fuerte lluvia hace que la habitación se sienta fría. Todavía recostada en la cama, con mucho cuidado tomo tu brazo, ese que hasta hace unos momentos posaste sobre mi cintura apretándome fuertemente contra tu cuerpo, amo aquella forma en la que pasamos las noches muy juntos uno del otro. Una vez que me he liberado de tu abrazo, me deslizo suavemente procurando no sacarte del sueño que te embarga, me pongo de pie sobre la alfombra que cubre en su totalidad el piso del dormitorio, tomo el camisón que se encuentra a los pies de la cama para cubrir mi desnudez y con cortos pasos me dirijo al amplio ventanal de la habitación que esta frente al jardín trasero de la casa.
Suavemente abro las cortinas que cubren la amplia puerta de cristal, quiero ver, oír y oler la lluvia que cae incesante sobre el pasto. Esto es otra cosa que he aprendido a admirar desde que llegaste a transformar mi existencia, amas la naturaleza en todas sus formas, desde un minúsculo insecto, hasta la más grande de las bestias hechas por el creador. Estoy aprendiendo a respetar a estas distintas especies, pues no soy muy afecta a los animales, sé que contigo a mi lado habrá que involucrarse con ellos, porque cuando caminamos por las calles o los parques y notas que alguien está en aprietos, nunca dudas en brindarle tu ayuda y lo reconfortas hasta que se disipen sus miedos e inseguridades ¿Cómo no querer ser como tú? en esos momentos yo solo observo la forma en que te conduces y la manera tan cariñosa que tienes para tomarlos entre tus fuertes brazos y grandes manos.
La naturaleza es algo que me gusta y en la que congeniamos muy bien, pues al igual que tú, me gusta sentir el pasto cuando nos recostamos sobre él, o la sensación de la tierra mojada en los pies y que decir de las veces que la lluvia moja nuestros cuerpos cuando caminamos por las calles tomados de las manos, tengo tanto que aprender de ti - “más allá de lo material, hay otras tantas cosas que la vida nos da y que solo las dejamos pasar sin ponerle la atención que merecen” - me dices todos los días.
Por mucho tiempo dejaste que la vida pasara frente a tus hermosos ojos azules, disfrutaste de cada rincón en el que quisiste estar, pero en tu loca cabeza también sabias que aquello algún día terminaría, y que tus responsabilidades deberían llegar a ser tu prioridad por una larga temporada hasta que llegue el día en que retomes los pasos que has dejado pendientes. Los negocios en este momento forman parte de tus días y eres el mejor para ellos, pero disfrutas de sobre manera los días de libertad en los que puedes hacer lo que te plazca sin tener que dar explicaciones de cada movimiento tuyo.
El pasado 28 de junio festejamos tu cumpleaños, a tu lado solo lo he hecho por tres años, pero he aprendido a conocerte más de lo que te imaginas, a veces me da miedo el grado de obsesión que tengo por ti ¡no creo que sea malo querer saber sobre tu vida! cualquiera querría saber con quien comparte sus días. Hoy te he preparado tu pastel de frutas preferido, había planeado un picnic en las afueras de la ciudad para que no estuviéramos encerrados entre estas frías paredes, es una lástima que la lluvia echara los planes abajo, me gusta admirarla, pues esta es sinónimo de vida pero también de respeto. Habrá que ingeniarnos otro plan para disfrutar de este día de descanso para ambos.
Parada frente a la ventana, observo la lluvia y en ocasiones volteo la mirada hacia donde te encuentras recostado en un acogedor sueño. El día que te conocí tu cabellera rubia era larga y usabas barba, te has tenido que deshacer de ambas - “Un hombre de negocios tiene que aparentar seriedad y decoro”-me dijiste el día que te las cortaste. Tu mirada, tus ojos me encantan, procuro despertar antes que tú lo hagas, te observo, espero a que poco a poco esas ventanas que posees se abran y me muestren el cielo en todo su esplendor y me regales una sonrisa amorosa y me encierres en un fuerte abrazo eso significa el paraíso y es entonces cuando el tiempo se detiene. Tu cuerpo atlético te hace un hombre atractivo a la vista de las mujeres que te ven de manera lasciva, pero sé que tú… eres fiel a lo correcto y a tus ideales.
En ocasiones me pregunto ¿Por qué tú y no el guapo castaño? La respuesta es obvia, anhelamos las mismas cosas, la satisfacción de la libertad y los beneficios que vienen con ella, es algo que poca gente sabe apreciar. No podrás negar que ambos… por un tiempo en nuestras vidas, hicimos lo que quisimos, fuimos de aquí y allá solo disfrutando de esta vida pero hoy la tranquilidad y estabilidad que me infundas, eso mi querido Albert… nadie lo podrá igualar jamás.
De pie frente al ventanal, observo como cae la lluvia, el olor a pasto mojado es tan gratificante. Mi estupor al ver los relámpagos no me permitió darme cuenta en que momento despertaste y solo sentí como unos fuertes brazos me tomaban por la cintura en un abrazo a mi espalda y tu rostro se enterraba en la hendidura de mí cuello, eres mucho más alto que yo, 1.80m para ser exactos, me gustan los hombres altos como tú, me gustas cual eres tú.
Con manos firmes y suaves caricias, recorres mis brazos hasta detenerte en los hombros, los besas con ternura y sigues tu camino con besos al cuello, una vez ahí me susurras al oído “Vuelve a mi lado”. No me puedo resistir a tu llamado y tomados de la mano me llevas de regreso al lecho, de pie frente a este, deslizas suavemente las cintas que sostienen el camisón a mi cuerpo y lo dejas caer una vez más al piso, me tomas entre tus brazos y con delicadeza ambos entramos a la cama cubriendo la desnudez de nuestros cuerpos con las suaves y reconfortantes mantas.
Fin.
Las fuertes ráfagas de viento, el resplandor de los relámpagos y el estruendoso sonido de ellos, me sacan del letargo en el que me encuentro. Hoy más que nunca en la vida puedo estar segura de los sentimientos que tengo por ti, como no estarlo si eres un hombre excepcional ¿Quién no podría amarte profundamente? Si desde que llegaste a mi vida solo he encontrado en ti a una persona que le preocupa y se ocupa que las personas que ama encuentren la felicidad. Pero sobre todo, a una persona que nunca estará considerando la horrible y calculada separación de clases sociales.
El crepúsculo del amanecer está comenzando, aun el cielo me muestra su tono grisáceo e iluminado por el espectáculo que la naturaleza nos regala. La fuerte lluvia hace que la habitación se sienta fría. Todavía recostada en la cama, con mucho cuidado tomo tu brazo, ese que hasta hace unos momentos posaste sobre mi cintura apretándome fuertemente contra tu cuerpo, amo aquella forma en la que pasamos las noches muy juntos uno del otro. Una vez que me he liberado de tu abrazo, me deslizo suavemente procurando no sacarte del sueño que te embarga, me pongo de pie sobre la alfombra que cubre en su totalidad el piso del dormitorio, tomo el camisón que se encuentra a los pies de la cama para cubrir mi desnudez y con cortos pasos me dirijo al amplio ventanal de la habitación que esta frente al jardín trasero de la casa.
Suavemente abro las cortinas que cubren la amplia puerta de cristal, quiero ver, oír y oler la lluvia que cae incesante sobre el pasto. Esto es otra cosa que he aprendido a admirar desde que llegaste a transformar mi existencia, amas la naturaleza en todas sus formas, desde un minúsculo insecto, hasta la más grande de las bestias hechas por el creador. Estoy aprendiendo a respetar a estas distintas especies, pues no soy muy afecta a los animales, sé que contigo a mi lado habrá que involucrarse con ellos, porque cuando caminamos por las calles o los parques y notas que alguien está en aprietos, nunca dudas en brindarle tu ayuda y lo reconfortas hasta que se disipen sus miedos e inseguridades ¿Cómo no querer ser como tú? en esos momentos yo solo observo la forma en que te conduces y la manera tan cariñosa que tienes para tomarlos entre tus fuertes brazos y grandes manos.
La naturaleza es algo que me gusta y en la que congeniamos muy bien, pues al igual que tú, me gusta sentir el pasto cuando nos recostamos sobre él, o la sensación de la tierra mojada en los pies y que decir de las veces que la lluvia moja nuestros cuerpos cuando caminamos por las calles tomados de las manos, tengo tanto que aprender de ti - “más allá de lo material, hay otras tantas cosas que la vida nos da y que solo las dejamos pasar sin ponerle la atención que merecen” - me dices todos los días.
Por mucho tiempo dejaste que la vida pasara frente a tus hermosos ojos azules, disfrutaste de cada rincón en el que quisiste estar, pero en tu loca cabeza también sabias que aquello algún día terminaría, y que tus responsabilidades deberían llegar a ser tu prioridad por una larga temporada hasta que llegue el día en que retomes los pasos que has dejado pendientes. Los negocios en este momento forman parte de tus días y eres el mejor para ellos, pero disfrutas de sobre manera los días de libertad en los que puedes hacer lo que te plazca sin tener que dar explicaciones de cada movimiento tuyo.
El pasado 28 de junio festejamos tu cumpleaños, a tu lado solo lo he hecho por tres años, pero he aprendido a conocerte más de lo que te imaginas, a veces me da miedo el grado de obsesión que tengo por ti ¡no creo que sea malo querer saber sobre tu vida! cualquiera querría saber con quien comparte sus días. Hoy te he preparado tu pastel de frutas preferido, había planeado un picnic en las afueras de la ciudad para que no estuviéramos encerrados entre estas frías paredes, es una lástima que la lluvia echara los planes abajo, me gusta admirarla, pues esta es sinónimo de vida pero también de respeto. Habrá que ingeniarnos otro plan para disfrutar de este día de descanso para ambos.
Parada frente a la ventana, observo la lluvia y en ocasiones volteo la mirada hacia donde te encuentras recostado en un acogedor sueño. El día que te conocí tu cabellera rubia era larga y usabas barba, te has tenido que deshacer de ambas - “Un hombre de negocios tiene que aparentar seriedad y decoro”-me dijiste el día que te las cortaste. Tu mirada, tus ojos me encantan, procuro despertar antes que tú lo hagas, te observo, espero a que poco a poco esas ventanas que posees se abran y me muestren el cielo en todo su esplendor y me regales una sonrisa amorosa y me encierres en un fuerte abrazo eso significa el paraíso y es entonces cuando el tiempo se detiene. Tu cuerpo atlético te hace un hombre atractivo a la vista de las mujeres que te ven de manera lasciva, pero sé que tú… eres fiel a lo correcto y a tus ideales.
En ocasiones me pregunto ¿Por qué tú y no el guapo castaño? La respuesta es obvia, anhelamos las mismas cosas, la satisfacción de la libertad y los beneficios que vienen con ella, es algo que poca gente sabe apreciar. No podrás negar que ambos… por un tiempo en nuestras vidas, hicimos lo que quisimos, fuimos de aquí y allá solo disfrutando de esta vida pero hoy la tranquilidad y estabilidad que me infundas, eso mi querido Albert… nadie lo podrá igualar jamás.
De pie frente al ventanal, observo como cae la lluvia, el olor a pasto mojado es tan gratificante. Mi estupor al ver los relámpagos no me permitió darme cuenta en que momento despertaste y solo sentí como unos fuertes brazos me tomaban por la cintura en un abrazo a mi espalda y tu rostro se enterraba en la hendidura de mí cuello, eres mucho más alto que yo, 1.80m para ser exactos, me gustan los hombres altos como tú, me gustas cual eres tú.
Con manos firmes y suaves caricias, recorres mis brazos hasta detenerte en los hombros, los besas con ternura y sigues tu camino con besos al cuello, una vez ahí me susurras al oído “Vuelve a mi lado”. No me puedo resistir a tu llamado y tomados de la mano me llevas de regreso al lecho, de pie frente a este, deslizas suavemente las cintas que sostienen el camisón a mi cuerpo y lo dejas caer una vez más al piso, me tomas entre tus brazos y con delicadeza ambos entramos a la cama cubriendo la desnudez de nuestros cuerpos con las suaves y reconfortantes mantas.
Fin.
Gracias por el favor de su lectura