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Buenas Noches queridas combatientes y guerreras en solitario. Para mí es un placer saludarlas una vez más en esta trinchera rosa.
En esta ocasió con un equipo nuevo, una Dinastía de poderosas Guerreras Arcanas dispuestas a dejar el alma en cada batalla.
Sin más las dejo con "Las Divinas Místicas de Terry"
Escrito por Fedra- Eby8a
en colaboración de Primrose- Temperance y Maegalle][/color]
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“Las Divinas Místicas de Terry Introducción” Agua, Fuego, Tierra y Aire son los cuatro elementos de la naturaleza y se pueden definir como las energías arquetípicas que tienen su efecto en nuestro ser, nuestra conciencia y forma de entender el mundo.
El mundo, este hermoso lugar, lleno de magia y maravillas, digno de valorarse en todos los sentidos, pero cuando más te acercas más se nota la gran oscuridad que transpira de él, y la humanidad...
La humanidad es una historia completamente diferente. Lo que uno hace al enfrentar la verdad, es más complejo de lo que parece. Sin embargo, el universo está atento al llamado de quienes más lo necesitan, aquellos cuya alma es tan pura y noble que emite una luz incandescente, tanto así que logra ser vista por los guardianes encargados de ayudarles a crecer a través de pruebasy así demostrar su valía. Esos seres tienen la tarea de hablarte al oído, son los que en cada acción te acompañan transmitiendo su conocimiento, son un susurro, un sueño, una visión, son… Las Divinas Místicas.
Inglaterra 1913 Zoológico Blue River
— ¡Bah! A quién le gusta una chica que piensa en alguien más. —
Refunfuñaba un joven castaño, alto de complexión delgada pero fuerte cuyos ojos azules como el cobalto soltaban destellos de rabia y frustración después de haber dejado a una rubia colegiala sensible y llorosa por segunda vez a causa del jardinerillo ese. ¡Ah! lo que más le molestaba era la reverencia con la que la pecosa hablaba de ese chico muerto. ¿Cómo competir contra un muerto?
—Diablos Terry pero ¿qué te pasa? ¿Competir? Y si es una competencia ¿cuál es el premio? — Caminaba sin rumbo fijo, pateando una pequeña piedrilla con su zapato. Llegó a las instalaciones de una feria a la cual había planeado llevar a Candy después de su paseo por el zoológico para alargar tan inesperado y refrescante encuentro, pero esa endiablada pecosa le había echado por tierra su plan de una tarde divertida. Se sentía enfadado y perdido en sus sentimientos esa rubia de ojos verdes había llegado a ponerle su mundo patas arriba. ¿Será que todas las mujeres eran así de conflictivas?
—Huy chaval si te contara, intenta vivir con ocho de ellas parloteando incesantemente en vuestra cabeza— Le dijo la española, contestando a su pregunta como si la hubiera externado en voz alta. Se trataba de una hermosa gitana de pelirroja y ensortijada cabellera poseedora de enigmáticos ojos grises. Estaba recargada en un coche de estilo bohemio pintado en tono turquesa y telas de múltiples colores cubrían las ventanas. Volutas de humo provenientes del cigarrillo en su mano se elevaron y Terry las siguió instintivamente casi podría jurar que se dibujaban unos rostros en los círculos del humo.
— Marcela Luna me llamo, ¿gustáis uno? — le dijo deteniendo el cigarrillo entre sus labios, mientras sacaba un pañuelo de entre los pliegues de su falda, lo desenrolló y extendiendo su mano le ofreció uno de los ocho cigarrillos que allí celosamente guardaba.
—Gracias— aceptó tomando el de color rojo, al encender la cerilla para prenderlo, la flama de esta se alargó exageradamente y Terry juraría que pudo escuchar el rugido de un león proveniente de la flama. Casi regresa el cigarro, no le asustaba el contenido que este pudiera tener, ya que no era ajeno a de vez en cuando relajarse con algún tipo de yerba. A lo que él, le tenía algo de precaución era a esa extraña energía que envolvía a la joven gitana que aunque mayor que él, seguramente no pasaba de los veintiún años.
—¿Estáis listo?— le dijo lanzándole una mirada que parecería no pertenecerle a tan joven chica, a Terry se le figuraba que podría ser la mirada de una abuela.
—¿Para qué? —
—Para tu lectura por supuesto, Los arcanos mueren por conversar contigo—
— Gitanilla, acaso me hablas a mí—
— Obvio, que si, “será bobo este, porque me habéis mandao esta versión tan pueril, prefiero mil veces al majo, el de alma de tigre vaya que con ese uff mejor ni lo recuerdo o me regreso.— Se mordió los labios y el color subió a sus mejillas movió su mano libre para abanicarse probablemente rememorando algo muy agradable. y altamente pecaminoso.
—Vaya que ya lo sé divinas abuelas allá voy— dijo hablándole al aire y rodando sus ojos ante lo que parecía una reprimenda. La velada se tornaba cada vez más extraña.
—Ajá vos no tenéis ni idea— sonrió pícara apagando su cigarrillo y tomándolo por la mano lo introdujo en su carreta.
Terry seguía tratando de averiguar cómo le hacía para contestar las preguntas que solo formulaba en su mente, ya que no había pronunciado palabra alguna desde que le avisara que le leería las cartas.
Ya sea por aburrimiento o curiosidad de llevarle la contraria a los dogmas establecidos, o más bien porque la gitana con todo y su misterio le había caído muy bien, aceptó sin chistar y se dispuso a escuchar lo que la Luna le decía.
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—No te creo— dijo levantándose de golpe tirando la silla tras de sí y regalándole una de sus miradas de hielo.
—Es normal, no podía esperar menos de vos— dijo muy tranquila encendiendo otro cigarrillo, este de color morado.
Él jamás actuaría de esa manera tan pusilánime que le habían descrito los Místicos arcanos. Jamás elegiría llevar su vida de esa manera.
—Escuchadme bien Terruce Graham Grandchester Baker—
Un brillo de total incredulidad y rabia encendieron aún más el volátil carácter del rebelde al escuchar su nombre completo el cual muy pocas personas conocían, pero en ese instante ella le sopló el humo del cigarrillo de Psychie en el rostro logrando que este se calmara y tomara asiento de nueva cuenta.
—Escuchadme bien pues está será una muestra, tal vez por lo que hemos compartido antes, es que doblo las reglas por vos — dijo tomando otra calada antes de continuar.
— Tendréis que correr si a tu amor queréis salvar de una gran calamidad y su lugar deberéis de tomar—
—¿A qué te refieres gitana? sé más específica ¿Dime de qué amor me estás hablando y de qué debo salvarla? —
El chico se hizo el desentendido a lo cual Marcela dejó salir una sonrisa pícara, —
—A esa chiquilla pecosa que os trae babeando, como sabéis la naturaleza de ella es meterse en líos y no mide las consecuencias es ahí donde vos debéis salvarla, en ese festival donde ambos asistirán y una gran sorpresa os llevareis—
"Gitana loca yo jamás asisto al festival, además Candy dijo que estaría confinada en el cuarto de castigo." Pensó el joven, aunque su rostro no reflejaba emoción alguna, para no darle pista alguna a su interlocutora de lo que pasaba por su mente, aunque le pareció escuchar unas fuertes carcajadas a lo lejos y presentía que alguien, o algo se estaba burlando de él. Con todo, las palabras de Marcela le hicieron sentir un gran alivio de que lo revelado por las Divinas deidades del tarot no resultará cierto después de todo.
—Aquí estaré hasta pasado mañana después del ocaso, al caer la noche me iré, debo viajar con la luz del reflejo de la Luna. — Salieron juntos del carruaje y al despedirse de igual forma la pelirroja de manera deliberada sopló humo de su cigarrillo al rostro del joven, debía postergar un poco su estado de consciencia semi despierta. Las reacciones no deberían ser programadas la libertad de su espíritu debía actuar, ésta sería la primera de las pruebas para saber si era digno de la gran oportunidad que se le ofrecía. El joven se alejó de ahí en un estado de ensoñación pensando que todo lo había imaginado.
“Hecho está, Divinas Místicas “dijo casi inaudible la gitana Luna al verlo alejarse, con un tono de reverencia en su voz.
El día del festival transcurrió lleno de sorpresas la más placentera el episodio del beso que con todo y resultado inesperado había servido para que el joven noble reiterara el inquietante sentimiento que florecía en su interior y le hacía ver la vida desde un punto de vista más optimista, lleno de esperanza. A lo largo del día le había parecido escuchar voces de mujeres que le susurraban cosas al oído. Unas le decían consejos o lo criticaban y otras lo regañaban.
Eso es hasta que encendieron la fogata en el colegio que lo hizo caer en un trance profundo.
Uno a uno los presentes se fueron retirando a sus habitaciones. La hermana Grey se dirigió al joven noble para que hiciera lo propio, pero él seguía absorto contemplando las flamas así que la monja desistió decidiendo dejarlo solo, al fin y al cabo, se trataba de Terruce Grandchester hijo del duque.
El muchacho continuaba hipnotizado ante la variante de colores en la ardiente hoguera, los lengüetazos de fuego asemejaban las alas de un ave enfrascada en una cruenta batalla consigo misma. Los rojos carmesíes se mezclaban con los naranjas y dorados, que como un furioso plumaje enardecido envolvían a la figura. Se trataba de un ave fénix que se rehusaba a morir. La leyenda de esta majestuosa ave decía que debía morir para poder resurgir más fuerte, poderosa y hermosa de entre sus cenizas Terry se podía dar apenas una idea del dolor experimentado por la mística criatura que se incineraba y producía un crujido incesante proveniente de los agonizantes troncos. No podía negar que sentía curiosidad por saber si lo lograría. Deseaba profundamente que así fuera. Quería ver al fénix renacer.
La visión fue interrumpida por un suave toque en su brazo que lo hizo regresar por un instante a la realidad.
—Muchas gracias Terry por tu ayuda, seguramente me habrían pillado si no hubieras tomado mi lugar—
—Candy, yo… —
“Por propia convicción os alejaréis de quién más amas y atraerás a tu vida vacío y calamidad que llenarás únicamente con el reconocimiento del público. Debeís cortar los lazos con el sufrimiento a través de la verdad divina del alma. Expresa lo que sientes” Súbitamente recordó las palabras de la gitana Luna.
De nuevo las llamas captaron su atención vio fragmentos de Candy corriendo tras de él en un muelle gritando su nombre, después otro más de Candy llorando en una colina nevada. Observó absorto las flamas en donde la criatura del fuego le revelaba una vida de encuentros y desencuentros hasta que al final escucho un espeluznante grito anunciando al fin la muerte del ave era un alarido que se perdía con el de una rubia de lacia cabellera a quien no reconocía y después oscuridad y corazones rotos. Una fuerte opresión que tenía origen en su pecho se extendió en todo su ser. Intentó moverse, pero no fue capaz de hacerlo, ni de apartar la vista de la lumbre que iluminaba algo más que la oscuridad de la noche.
—¿Terry, te encuentras bien? — la pecosa junto a él le sacudía el brazo preocupada. En ese momento más que verla, la sintió, supo que lo había logrado. La Mística criatura de fuego había renacido a pesar de las circunstancias, su resiliencia se había manifestado aun había esperanza.Un gran peso fue elevado de su alma, cerró los ojos por instantes respirando un fresco aroma de dulces flores.
— Mejor que nuca pecosa. ¿Con que has regresado por más? — preguntó con un fulgor incandescente en sus ojos Sin más la envolvió con su cuerpo y la besó. Este al contrario del anterior, fue un beso lento, pero irreverente el cual arrancó ansiosos suspiros.
Candy no supo que decir, su traicionero cuerpo la había delatado al estremecerse ante su toque, esta vez se dejó llevar por las inquietantes emociones que ese mocoso engreído siempre había hecho sentir desde el primer momento que lo conoció.
—Regresaré por ti tenlo por seguro— se dirigió con paso seguro al establo y montando a su fiel Theodora atravesó por el estrecho que lo llevaba hacia la calle.
Apenas creía que estaba dispuesto a hacer lo que iba a hacer. Un ritual en un lugar poderoso para abrir el portal que lo llevaría ante los únicos seres capaces de ayudarlo.
—Chaval yo solo soy la mensajera, de lujo eso sí— dijo pasando sus dedos por su rojiza cabellera a manera vanidosa y soltando un profundo respiro continuo — pero mensajera al fin, tan solo un canal entre los mundos. Deberéis invocar a los guardianes del portal tú mismo. Yo hasta aquí llego con vos. Seres del mundo místico os ayudarán desde ahora. —
—Tierra, aire, fuego y agua, tierra aire fuego y agua pido su permiso para entrar en el mundo místico estoy dispuesto a pagar el precio para cambiar el destino que se me ha impuesto— Repetía una y otra vez el rezo que le había dicho la gitana antes de dejarlo cerca de Stonehenge en realidad las repeticiones no las hacía para grabarse las palabras ya que poseía memoria fotográfica, lo hacía porque la gitana había sido muy específica en cuanto a la intensión y veracidad de sus sentimientos al pronunciarlas. Si no lo hacía con humildad y convicción perdería la oportunidad ya que se tomaban muy en serio cada una de sus misiones. Y a las almas que hacían su petición.más que una plegaria, al ser invocadas recibían el permiso divino para poder intervenir en pro del
Caía el atardecer cuando al fin tuvo todo dispuesto, ese segundo beso con Candy, las visiones que le revelaron las flamas de la hoguera, tan solo de recordarlas se estremecía de pensar que no pudiera cambiarlas.
—Diablos, como se supone que tendré convicción, si el relato que cuentan de mi supuesta vida parecería haber sido la absurda broma de un dramaturgo. — seguía maldiciendo el joven su enardecido corazón le obnubilaba la mente. No quería creer que fuera él ese personaje tan sombrío y menos aún que hubiera resignado a su destino. Estaba realmente afectado se sentía, furioso consigo mismo, pero bien sabía de donde venía y algo dentro de sí le hacía tener la duda de que en realidad podría tratarse de él.
—Jamás seré un títere del destino óiganlo bien quienes quiera que sean ustedes— alzando su puño al cielo retando a la tormenta que rápidamente oscurecía el atardecer. Una fuerte ráfaga de viento le despeinaba la castaña cabellera.
—No deberías hablar tan libremente del destino sin siquiera saber sus reglas —fueron las palabras de Moira, mostrando sus tijeras al parecer lista para liberarlo de esos hilos de marioneta de los cuales se había quejado el joven .
—Te has autoboicoteado toda tu vida, es hora de que hagas las cosas de manera diferente. — complementó Maegalle elevando su copa para atrapar una lágrima de coraje que se escapaba de los ojos de Terry. Elevo su copa al cielo y después la llevó hasta sus labios y la bebió, una deslumbrante sonrisa se dibujó en su hermoso rostro y asintió satisfecha. Un destello de luz los envolvió a los tres desapareciendo entre la tormenta.
El tiempo es una ilusión en la que solo los mortales de algunos planetas escuela se ven envueltos Los planos más elevados del elaborado multiverso no se ven afectados por ese tipo de “realidad”
El Mundo Místico era parte de estos últimos.
Una impoluta escalinata en medio de la bruma era el marco para una despedida.
—El fuego de tu corazón te sabrá guiar, has demostrado ser digno de cambiar tu destino —Laera le reiteraba saludando con el puño en el corazón, de la manera que solo lo hacen los grandes guerreros cuyas hazañas son atemporales, como la misma reina de bastos.
—Intenta no olvidarlo— decía Temperance tratando con dificultad que el nudo que se formaba en su garganta no fuera tan perceptible. Tenía un mal presentimiento de todo esto.
—Sabes bien que eso es imposible. —arremetió exasperada dirigiéndose hacia la reina de oros —Cualquiera es monje en el monasterio, la verdadera prueba está por venir— Decía tajante Psychie el joven Grandchester sonrió sabía reconocer el amor detrás de la rudeza en las palabras de la reina de copas. Con la calidez que irradiaba que era capaz de derretir a más de una poderosa guerrera, o dos, o tres.
—Señoritas puedo aseverar que ha sido un real fastidio pasar este tiempo con ustedes, pero debo admitir que lo he disfrutado. — Sus cobaltos como cometas encendidos apabullaron a las presentes que con todo y sus divinos poderes, no pudieron evitar sentir la debilidad en sus rodillas cualidad inherente siempre seguida por la sonrisa.
—Quédate con quien te ayude a reconstruirte y busque potenciar tu alma —fue el sabio consejo de Lexi la reina de espadas. Dándole una palmada en el hombro al apuesto hombre frente a ella. La transformación por la que había pasado era evidente, no solo físicamente al haber embarnecido y desarrollado un cuerpo atlético con firmes músculos era la representación del arquetipo al que se había hecho acreedor a base del esfuerzo que le había transformado el alma.
Recibido por princesas y ahora despedido por reinas El Emperador Terruce -Un título bien ganado a pulso-subía la escalinata que lo llevaría de regreso a su lugar de origen. Después de haber librado cruentas batallas de las cuales portaba varias cicatrices con el orgullo del guerrero que ha dejado el alma en cada encuentro. por un propósito, trascender.
Solo debía aferrarse a lo que había aprendido y esperar que la bruma de la inconciencia no le afectara.
ROCKSTOWN
Los días de oscuridad llegaron a la vida del castaño consumiendolo cual si fuera esponja en agua sucia pero a sabiendas que hasta la persona más infame necesita resiliencia en su vida y si la busca con verdadera convicción encontrará personas que siempre estarán dispuestas a entregarle una parte importante de su esencia.
Terry se encontraba totalmente fuera de si, el quiebre emocional que arrastrara cada día de su corta vida le estaba carcomiendo el alma al punto de no tener retorno con la vida de excesos que llevara hasta ese entonces y es en este preciso momento cuando ocho místicas hicieron su aparición frente a él.
El chico castaño se encontraba sentado en el suelo, hambriento y sucio deseoso de un poco de cariño, de alguien que le tendiera la mano y lo deseaba tanto que de pronto sintió una profunda calidez tomándolo del brazo.
-¿Quiénes son ustedes?- preguntaba extrañado y temeroso observando al grupo de mujeres que lo rodeaban
- Terruce, ya nos conocemos, hemos estado a tu lado por un largo tiempo ¿acaso no nos recuerdas?- le replicaba Fedra en tono sutil y amoroso es hora de resurgir de tus cenizas y te vamos a ayudar.
Maegalle las tomó a todas de la mano y viajaron a otra época que se adecuara mejor a su propósito. Reestablecer la majestuosidad de su emperador.
Nueva York 1914
A la luz de un nuevo día la ciudad se levanta, las personas despiertan para comenzar el cotidiano acontecer, unas chicas en apariencia normales se disponen a abrir su lugar de trabajo, son tan jóvenes que causan ternura verlas trabajar a tan corta edad; pero si las miras de cerca podrás observar la sabiduría en sus ojos.
-¿No sé porque seguimos haciendo esto?- inquirió una jovencita de no más de dieciocho años- podríamos estar en…
-Lo sé Moira, lo sé, pero este es un buen lugar, tenemos buenos vecinos, la vista es excelente y las demás pueden venir sin que nadie se dé cuenta- respondió otra chica con tranquilidad haciendo derroche de su bien conocido optimismo.
-¿Pero una cafetería Temperance? De entre tantas otras cosas ¿Una cafetería?- siguió rezongando la delgada chica de cabellos castaños claros y ojos miel al tiempo que acomodaba sillas.
-¡Quedó excelente! No lo puedes negar, “él” ha venido varias veces, cuando llegue el momento entonces no será difícil pues nuestros rostros serán familiares- dijo alegremente una castaña de cabellos ondulados y ojos dorados, casi idéntica a la otra.
Temperance y Moira en apariencia eran gemelas, de origen inglés, huérfanas, para todos eran unas jovencitas trabajadoras que se ganaban la vida atendiendo una pequeña cafetería cerca del teatro Strafford, actores, actrices y público en general decían que hacían el mejor café del mundo, junto con unos pastelillos de frutas que ellas mismas cultivan en su muy pequeño huerto, ellas vivían ahí mismo, arriba de la cafetería, un departamento suficientemente grande para ambas, ¿Cómo habían llegado? Hacía unos meses escapando de la guerra, eso era lo que se sabía, pero en realidad ellas eran unas vigilantes y estaban ahí porque tenían una misión, la de ayudar a un jovencito de noble cuna y a una chica de corazón tan puro que la luz que emitía opacaba a algunas criaturas de oscuridad que se valían de artimañas para torcer el hilo de su destino, pero aquí estaban ellas, para con su sabiduría, sus poderes hacerles regresar al camino que les corresponde, sin embargo, no estaban solas, había otras seis mujeres que al igual que ellas estaban ahí con el mismo cometido.
Las ocho místicas pertenecientes a los diferentes palos del Tarot Espadas, Oros, Copas y Bastos que al igual gobiernan y dominan el elemento perteneciente a cada símbolo representativo. Trabajan en parejas para guiar a las almas a través del camino de los arcanos en donde ese ser en cuestión deberá entender que
El Universo está lleno de mensajes para los que saben escuchar.
Tu puedes decidir tu propio destino.
Para poder hacerlo deberás “ver más allá” dentro de tí mismo
Deberás adentrarte en la "Morada Mística” y quizás nos perderemos en la Noche Oscura del Alma buscando desesperadamente el reflejo de “La Luna”.
Tendrás que atravesar la bruma de la inconciencia y estar dispuesto a que tu mundo se derrumbe
Para que te puedas reconstruir de tus escombros.
Deberás poner toda tu agudeza mental, rascar en lo profundo de tus emociones y encender la flama interna fuerza de tu alma, al encarar tus retos.
Los arcanos te guiarán prepárate para adentrarte a los diferentes planos del reino Místico
Espadas, elemento aire, plano intelectual y agudeza verbal.
Copas elemento agua, plano emocional y afectivo.
Oros elemento tierra, plano material y corporal.
Bastos elemento fuego, plano Creativo y Sexual.
Estás listo para adentrarte en el mundo de Las Divinas Místicas?
La Vida es así… profunda, inmensa, eterna...
El desarrollo del alma de un solo ser humano llevado a realización total es beneficioso para todos los demás. Es de un heroísmo humilde, y solo se percibe cuando es contagiado a los demás, transmitido a los demás de una forma absolutamente natural y sin violencia.
La justicia prevalecerá, no existen tiranías sempiternas
"Las Divinas Místicas, Cambiando el Destino por Terry"
Saludos Fedra Pricesa de Bastos !Nos vemos en las trincheras!
Elby 8a
Última edición por Elby8a el Miér Abr 01, 2020 1:11 am, editado 1 vez
Espero le pongan un buen destino a mí terrus 
