Tengo varios días que vengo al café Mandala, las dependientas ya me ven rarito ¿Será que se dieron cuenta que vengo solo por ver al bombón hermoso de Terrence? Es que está bien bueno.
No, no me considero una acosadora, pero es que además el café aquí es delicioso, el de hoy, que es la mezcla de la casa, es una verdadera oda a la felicidad, y si me voy a encontrar con la bella presencia de ese bombón, pues para qué resistirme.
Estoy sentada en una mesa justo del otro lado de ese hermoso actor, trato de no mirarle tan insistente, no quiero que descubra que estoy loca por él y que en mis fantasías él va desnudo bailando derechito a mi cama.
Aunque creo que las que trabajan aquí, juro por Dios que sí pueden leer mis pecaminosos pensamientos, mejor dejo de sabrosearlo en mi imaginación y pido un muffin, además de que él no se da cuenta de que existe nadie fuera de su universo interno, ni siquiera ha notado que su compañera en el teatro, la babosa e insulsa, cara de paleta, Susana Marlowe, lo ha seguido todos los días que ha entrado aquí y se queda afuera con su cara de mosca muerta y baba caída.
Creo que mientras me traen mi muffin voy a salir y “accidentalmente” voy a derramar encima de ella el frasquito de tinta indeleble que traigo en mi bolsa, con esa frente de pantalla de cine seguro que sí le atino a su planísima y tonta cara…
***El fanart de Terry y Candy lo tomé prestado (OK lo robé) del artista Son Hyunsoo
LONDON SWINGING
One shot
Universo Alterno
Londres 4 de noviembre de 1963
Como ya es nuestra costumbre en fin de semana, escapamos como siempre del Colegio San Pablo, aunque solo contamos con 16 años, tenemos gran experiencia en la vida agitada de Londres, tanto diurna como nocturna, y con la mayor naturalidad del mundo tomamos un taxi.
Nuestro recorrido dura casi 25 minutos cuando me percato de que ya casi llegamos a nuestro destino, es una sorpresa para la pecosa, las últimas semanas ha estado muy triste, pasó casi una semana escondida en mi clóset llorando por su fallido noviazgo con un idiota del que ni siquiera merece recordar su estúpido nombre, yo como amigo fiel ofrecí mi hombro para que ella llorara, además de ir a propinarle una buena golpiza al infeliz ese.
Vamos vestidos de gala, yo traigo un smoking negro y ella lleva un hermoso vestido negro debajo de su finísimo abrigo, supongo que sea regalo de su abuela. Bajamos del taxi antes de llegar porque hay demasiada gente, la tomo de la mano para comenzar a correr, no puedo esperar para ver la expresión de su pecosa y linda cara, y por fin, estamos enfrente del Teatro Príncipe de Gales.
—Terry…
—Sí Pecas, dime…
—Conseguiste boletos…los conseguiste…— Su cara no tiene precio, asombro y alegría, casi puedo ver lagrimitas de felicidad en sus lindos ojos verdes—¿Cómo hiciste?
—Algo bueno tendría que salir de ostentar el apellido Grandchester, ¿Qué no?
Ella me observa con esa sonrisa que ya extrañaba, sin pensarlo me abraza con mucha emoción y me planta un beso muy breve en los labios, la verdad es que no lo vi venir, me quedé estupefacto.
—La gala del Royal Command Performance ¡Voy a ver a los Beatles! ¡A los BEATLES!!!-gritaba y brincaba
Otro abrazo, otro beso…Dios, prohíbo a las mariposas de mi estómago hacerse presentes, mi cerebro recita “Solo somos amigos, los mejores amigos” pero mi estúpido corazón quiere gritar otra cosa.
—Lo malo es que estaremos junto a la realeza y personajes de rancio abolengo, creo que, en la parte más aburrida de los asientos, y espero que muy alejados de mis hermanastros y de mi padre. Pecas, vendí mi alma al Duque de Grandchester por estos boletos, y sabes que no soy muy fanático de los Beatles.
—¡Oh Terry!!! ¡Te compensaré por esto! Piensa en algo que puedas obtener de mí, lo que tú quieras— Candy, Candy, Candy…tan inocente…
Antes que mi corazón o cerebro reaccionaran, las méndigas hormonas traicioneras ya brincaban de jubilo gritando y agitando sus brazos, venían a mí los pensamientos más libertinos y lujuriosos que nunca, NUNCA antes tuve con nadie, “es mi amiga, es mi mejor amiga” trataba de convencerme sin mucho éxito.
—Ya veremos Pecas, ven, entremos—Le tomo su manita y nos encaminamos a la fila para ingresar al teatro.
Estamos acomodados en nuestros asientos, Candy se remueve nerviosa y expectante, al igual que a mí le importa muy poco que la Reina Madre esté sentada tres filas delante de nosotros, a lo lejos veo a mi padre con su esposa y mis hermanastros, lo saludo con un asentimiento de cabeza, él hace lo mismo.
Vuelvo a concentrarme en mi amiga, mi amiga… en qué momento he empezado a fantasear con ella, no sé, cierro los ojos y me masajeo las sienes, creo que voy a enloquecer.
Por fin empieza la función.
Uno tras otro, un desfile interminable de artistas, al llegar finalmente el momento en que los Beatles suben al escenario, la gente enloquece, ricos y clase trabajadora, sin distinción.
Veo a Candy como grita, llora y canta, es verdaderamente encantadora, se abraza a mí, aprieta mi mano, Dios, si ella supiera toda la revolución que hay en mi cabeza y en mi cuerpo por su gran culpa, saldría corriendo de aquí, pero yo por fuera actúo normal, frío, gracias Eleanor por heredarme tus dotes histriónicas.
Empiezan a cantar “From me to you”, luego “Till there was you”, Lennon va a anunciar la tercer y última canción, yo estaba temeroso de que Candy fuera a hiperventilar y a desmayarse justo aquí en mis brazos, Lennon comienza a hablar diciendo: “Para nuestra última canción nos gustaría pedir su ayuda, las personas de los asientos baratos ¿Podrían aplaudir? El resto de ustedes, pueden hacer sonar sus joyas” Ni Candy ni yo dábamos crédito a semejantes palabras, ¡Con mil demonios! ¡Ahí estaba la Reina Isabel y la Princesa Margarita! ¡JAJAJAJA! ¡Cuánta irreverencia! Sólo volteamos a vernos completamente impresionados y con una sonrisa enorme, comenzó a sonar “Twist and shout”.
Esa noche algo mágico pasó, yo tuve muchas revelaciones, la primera, los Beatles de ninguna forma serían un grupo normal de música, ellos serían protagonistas de una verdadera revolución cultural. La segunda, yo Terry Graham Grandchester, estaba completa, total y estúpidamente enamorado de mi mejor amiga, Candy Andley, por más que quise enterrar o negarlo, este sentimiento me sobrepasa, carajo, me aterra porque no estoy muy seguro de que Candy comparta algún tipo de sentimiento romántico hacia mí. La tercera, Candy es tan atolondrada que ni por enterada está de todo lo que me hace sentir, tendré un trabajo muy arduo para convencerla de que no existe ni existirá alguien tan perfecto y guapo para ella como lo soy yo ¿Arrogancia? Naahh, pura sinceridad.
Una vez que acaba la presentación de los Beatles salimos huyendo de ahí, Candy moría de hambre y fuimos a cenar unos deliciosos filetes con papas cerca del teatro y el imperdonable pastel de chocolate para mi rubia.
Después, cuando regresamos al San Pablo, voy a dejarla a su cuarto. Como siempre, subimos por el balcón, ella abre las puertas de su habitación y se despide de mí con otro beso en los labios y otro abrazo, Dios bendiga a los Beatles. Yo me voy a mi habitación brincando a través de la copa de los árboles, una vez en la seguridad de mi dormitorio, me meto en la cama y feliz me quedo dormido y sueño con ella, la futura dueña de mi vida.
FIN
No, no me considero una acosadora, pero es que además el café aquí es delicioso, el de hoy, que es la mezcla de la casa, es una verdadera oda a la felicidad, y si me voy a encontrar con la bella presencia de ese bombón, pues para qué resistirme.
Estoy sentada en una mesa justo del otro lado de ese hermoso actor, trato de no mirarle tan insistente, no quiero que descubra que estoy loca por él y que en mis fantasías él va desnudo bailando derechito a mi cama.
Aunque creo que las que trabajan aquí, juro por Dios que sí pueden leer mis pecaminosos pensamientos, mejor dejo de sabrosearlo en mi imaginación y pido un muffin, además de que él no se da cuenta de que existe nadie fuera de su universo interno, ni siquiera ha notado que su compañera en el teatro, la babosa e insulsa, cara de paleta, Susana Marlowe, lo ha seguido todos los días que ha entrado aquí y se queda afuera con su cara de mosca muerta y baba caída.
Creo que mientras me traen mi muffin voy a salir y “accidentalmente” voy a derramar encima de ella el frasquito de tinta indeleble que traigo en mi bolsa, con esa frente de pantalla de cine seguro que sí le atino a su planísima y tonta cara…
***El fanart de Terry y Candy lo tomé prestado (OK lo robé) del artista Son Hyunsoo
LONDON SWINGING
One shot
Universo Alterno
Londres 4 de noviembre de 1963
Como ya es nuestra costumbre en fin de semana, escapamos como siempre del Colegio San Pablo, aunque solo contamos con 16 años, tenemos gran experiencia en la vida agitada de Londres, tanto diurna como nocturna, y con la mayor naturalidad del mundo tomamos un taxi.
Nuestro recorrido dura casi 25 minutos cuando me percato de que ya casi llegamos a nuestro destino, es una sorpresa para la pecosa, las últimas semanas ha estado muy triste, pasó casi una semana escondida en mi clóset llorando por su fallido noviazgo con un idiota del que ni siquiera merece recordar su estúpido nombre, yo como amigo fiel ofrecí mi hombro para que ella llorara, además de ir a propinarle una buena golpiza al infeliz ese.
Vamos vestidos de gala, yo traigo un smoking negro y ella lleva un hermoso vestido negro debajo de su finísimo abrigo, supongo que sea regalo de su abuela. Bajamos del taxi antes de llegar porque hay demasiada gente, la tomo de la mano para comenzar a correr, no puedo esperar para ver la expresión de su pecosa y linda cara, y por fin, estamos enfrente del Teatro Príncipe de Gales.
—Terry…
—Sí Pecas, dime…
—Conseguiste boletos…los conseguiste…— Su cara no tiene precio, asombro y alegría, casi puedo ver lagrimitas de felicidad en sus lindos ojos verdes—¿Cómo hiciste?
—Algo bueno tendría que salir de ostentar el apellido Grandchester, ¿Qué no?
Ella me observa con esa sonrisa que ya extrañaba, sin pensarlo me abraza con mucha emoción y me planta un beso muy breve en los labios, la verdad es que no lo vi venir, me quedé estupefacto.
—La gala del Royal Command Performance ¡Voy a ver a los Beatles! ¡A los BEATLES!!!-gritaba y brincaba
Otro abrazo, otro beso…Dios, prohíbo a las mariposas de mi estómago hacerse presentes, mi cerebro recita “Solo somos amigos, los mejores amigos” pero mi estúpido corazón quiere gritar otra cosa.
—Lo malo es que estaremos junto a la realeza y personajes de rancio abolengo, creo que, en la parte más aburrida de los asientos, y espero que muy alejados de mis hermanastros y de mi padre. Pecas, vendí mi alma al Duque de Grandchester por estos boletos, y sabes que no soy muy fanático de los Beatles.
—¡Oh Terry!!! ¡Te compensaré por esto! Piensa en algo que puedas obtener de mí, lo que tú quieras— Candy, Candy, Candy…tan inocente…
Antes que mi corazón o cerebro reaccionaran, las méndigas hormonas traicioneras ya brincaban de jubilo gritando y agitando sus brazos, venían a mí los pensamientos más libertinos y lujuriosos que nunca, NUNCA antes tuve con nadie, “es mi amiga, es mi mejor amiga” trataba de convencerme sin mucho éxito.
—Ya veremos Pecas, ven, entremos—Le tomo su manita y nos encaminamos a la fila para ingresar al teatro.
Estamos acomodados en nuestros asientos, Candy se remueve nerviosa y expectante, al igual que a mí le importa muy poco que la Reina Madre esté sentada tres filas delante de nosotros, a lo lejos veo a mi padre con su esposa y mis hermanastros, lo saludo con un asentimiento de cabeza, él hace lo mismo.
Vuelvo a concentrarme en mi amiga, mi amiga… en qué momento he empezado a fantasear con ella, no sé, cierro los ojos y me masajeo las sienes, creo que voy a enloquecer.
Por fin empieza la función.
Uno tras otro, un desfile interminable de artistas, al llegar finalmente el momento en que los Beatles suben al escenario, la gente enloquece, ricos y clase trabajadora, sin distinción.
Veo a Candy como grita, llora y canta, es verdaderamente encantadora, se abraza a mí, aprieta mi mano, Dios, si ella supiera toda la revolución que hay en mi cabeza y en mi cuerpo por su gran culpa, saldría corriendo de aquí, pero yo por fuera actúo normal, frío, gracias Eleanor por heredarme tus dotes histriónicas.
Empiezan a cantar “From me to you”, luego “Till there was you”, Lennon va a anunciar la tercer y última canción, yo estaba temeroso de que Candy fuera a hiperventilar y a desmayarse justo aquí en mis brazos, Lennon comienza a hablar diciendo: “Para nuestra última canción nos gustaría pedir su ayuda, las personas de los asientos baratos ¿Podrían aplaudir? El resto de ustedes, pueden hacer sonar sus joyas” Ni Candy ni yo dábamos crédito a semejantes palabras, ¡Con mil demonios! ¡Ahí estaba la Reina Isabel y la Princesa Margarita! ¡JAJAJAJA! ¡Cuánta irreverencia! Sólo volteamos a vernos completamente impresionados y con una sonrisa enorme, comenzó a sonar “Twist and shout”.
Esa noche algo mágico pasó, yo tuve muchas revelaciones, la primera, los Beatles de ninguna forma serían un grupo normal de música, ellos serían protagonistas de una verdadera revolución cultural. La segunda, yo Terry Graham Grandchester, estaba completa, total y estúpidamente enamorado de mi mejor amiga, Candy Andley, por más que quise enterrar o negarlo, este sentimiento me sobrepasa, carajo, me aterra porque no estoy muy seguro de que Candy comparta algún tipo de sentimiento romántico hacia mí. La tercera, Candy es tan atolondrada que ni por enterada está de todo lo que me hace sentir, tendré un trabajo muy arduo para convencerla de que no existe ni existirá alguien tan perfecto y guapo para ella como lo soy yo ¿Arrogancia? Naahh, pura sinceridad.
Una vez que acaba la presentación de los Beatles salimos huyendo de ahí, Candy moría de hambre y fuimos a cenar unos deliciosos filetes con papas cerca del teatro y el imperdonable pastel de chocolate para mi rubia.
Después, cuando regresamos al San Pablo, voy a dejarla a su cuarto. Como siempre, subimos por el balcón, ella abre las puertas de su habitación y se despide de mí con otro beso en los labios y otro abrazo, Dios bendiga a los Beatles. Yo me voy a mi habitación brincando a través de la copa de los árboles, una vez en la seguridad de mi dormitorio, me meto en la cama y feliz me quedo dormido y sueño con ella, la futura dueña de mi vida.
FIN