Maegalle se encontraba de pie en lo alto de una montaña, el cabello platinado ondeaba con el viento mientras su vista enfocaba en una sola dirección. A su lado su fiel grifo esperaba sentado por la chica.
Recordaba cual era la misión que la tenía en aquel lugar " permanecer con el emperador mientras que él encuentra el camino de vuelta a casa", se decía ella misma. No es que no quisiera cumplir con la misión, más bien era que le costaba mucho permanecer en un solo lugar, amaba a sus compañeras pero le encantaba ir de paseo atravesando portales, gustaba de las experiencias y recuerdos que pudiera atesorar aunque el reto que ahora tenían les estaba costando un poco más. El chico era necio, rebelde, malhumorado pero de corazón noble, de esos que se entregan por completo cuando se lo proponen, venía a su mente las palabras que Psiquie le había dicho la primera vez que lo vieron en el arroyo.
-vamos shirdal , es hora de volver- se dirigía a su amigo después de un breve paseo- el trabajo en el “Mándala” nos espera. Moira debe estar vuelta loca y desesperada si las cosas no salen como ella quiere- suspiraba extenuada.
De vuelta en el café Fedra se encontraba en la puerta cruzada de brazos dando golpecitos con la suela de su zapatilla -¿Dónde coños estabas? Este lugar esta asqueroso y tú prefieres irte de paseo en lugar de limpiar, Terry está a punto de llegar y por ningún motivo quiero que encuentre sucio, ya lo conoces y sabes lo especialito que es, as lo que te toca que todas las demás ya hicieron sus labores- estaba tan furiosa que el color rojo la invadía de pies a cabeza
-pero…
-pero nada- Fedra no permitía que nadie la contradijera
-yo solo quiero preguntar ¿qué es coño? ¡No fui a ningún coño! ¿De dónde sacaste eso? seguramente esa gitana del zoológico te está enseñando nuevas palabras como ya no te le despegas- corrí rumbo a la cocina antes de que sus afiladas uñas me arañaran por completo.
En la cocina se encontraban todas las místicas atemorizadas por tan explosivo carácter que Fedra estaba conteniendo, un mal paso y cualquiera de ellas pagaría las consecuencias que Maegalle había despertado en la divina bomba atómica.
___________________________________________
Hay momentos en la vida de cada ser humano en la que creemos no ser dueños de nuestras propias decisiones nos dejamos arrastrar guiados por la expectativa de los demás dejando a un lado nuestros anhelos y sueños.
Como es bien sabido, nuestro rebelde ingles aunque nunca siguió los protocolos de la época hubo situaciones a las que no pudo decir "no" hasta que motivado por alcanzar sus propios ideales, el ejemplo de otras personas lo hicieron darse cuenta que hay lugares o situaciones a las que no pertenece buscando encontrar el sitio exacto dónde se encuentre a él mismo.
DESPERTAR
El sudor baña mí cuerpo, aún escucho los resquicios de satisfacción que emite la mujer que se encuentra a mi lado, es una dulce melodía que escapa de los labios enrojecidos en los que me he deleitado una y otra vez. Con suaves movimientos retiro su larga cabellera oscura que cubre uno de sus turgentes senos, quiero llenarme con la visión que me ofrece el cuerpo desnudo de ella tendida en el lecho de este asqueroso lugar.
Aún recuerdo el día en que la vi por primera vez, fue el día de mi cumpleaños número catorce. La mañana comenzaba a clarear cuando mi padre entró a mi habitación sin antes anunciarse, muy decidido y con actitud severa me dijo que esa fecha seria inolvidable en lo que me restara de vida. Claramente me ordenó estar presentable apenas cayera el alba, él estaría fuera pero regresaría por mí apenas terminará sus ocupaciones en el Parlamento prometiéndome que disfrutaría la sorpresa que había preparado para mí.
¿Qué tramaba el duque? Nunca sabía qué esperar de él pues yo no lo consideraba del todo fiable, si… es cierto, él es mi proveedor y solo por esa razón le debo obediencia, pero no estoy seguro si debería confiar en él. Sin objeción hice lo que me pidió y ya entrada la tarde esperé a que regresará, no podía calmar los nervios que me consumían, opté por tomar una pequeña cantidad de whisky, solo un poco, mi padre lo hace cada vez que la duquesa lo enerva así que no debe ser tan malo.
Después de dos o tres horas la señora Smith me informo que el duque aguardaba por mí, que debo encontrarme con él lo antes posible. No podía ocultar la rabia que me embargaba pero a mi pesar debía ir a su encuentro. Enfurecido me dirijo a las afueras de la mansión, lo encuentro dentro del carruaje y espero ver algún gesto que me diga lo mucho que desea pasar ese corto tiempo conmigo pero nada, su mirada carece de algún vestigio de empatía, su rostro es severo, distante, por más que se esfuerce percibo lo mucho que aborrece recordar el día en que nací, tal vez el recuerdo de mi madre pesa demasiado en él.
Subo al coche que avanza con rumbo desconocido hasta que reconozco las calles empedradas, si… nos dirigimos a los barrios bajos de Londres, aquellos lugares están apartados del centro de la ciudad que la gente de clase alta jamás visita o al menos es lo que yo creía. Aquellos caminos, si se les puede llamar así están destruidas, el hedor y la miseria se asoma por todos lados, nunca creí que mi padre fuese capaz de pisar un lugar de semejante magnitud.
Llegamos a donde aguarda mi sorpresa una vieja construcción de fachada gastada. Nos recibe con reverencia una mujer de edad avanzada con gestos cansados, es evidente que conoce al duque por la forma en la que se conduce a él. Dentro del sitio la vista es distinta, aunque es modesto se percibe un ambiente relajado destinado a complacer a los hombres que erróneamente creí intachables pues logro reconocer a uno que otro lord aparentemente respetuosos de las buenas costumbres. Apenas cruzamos la puerta y media docena de atractivas mujeres se encuentran dispuesta esperando por las atenciones de los recién llegados fue en aquel momento en el que comprendí por qué estábamos en aquel sitio, mi momento había llegado. En las reuniones a las que acompañaba a Richard cuando apenas era un niño, algunas veces escuché las conversaciones que tenían en común en el Parlamento, pláticas sarcásticas en las que se mofaban una y otra vez de ciertas mujeres que les servían para satisfacer sus más bajos instintos, en aquel entonces no entendí a qué se referían, hoy me queda más que claro.
Paralizado en el lugar donde me encontraba, la única reacción que pude tener fue girar la mirada hacia mi padre, no podía creer lo que capté en ese preciso momento, la imagen que guardaba del hombre frío y calculador se desmoronó en un instante, a mí costado se encontraba una persona observando el cuerpo de una sola mujer, pude ver el deseo en su mirada era lava ardiente que le emanaba, no lo pude evitar... la rabia me carcomía por dentro, sentía como los nudillos se me entumecían, las uñas me penetraban la piel, en un instante de lucidez el duque me informo que podía tomar a la mujer que quisiera mientras él no dejaba de ver a la chica de cabello oscuro que tenía justo enfrente, no lo pensé dos veces, pedí a la meretriz que se acercará, la misma mujer a la que mi amoroso padre no le quitaba la mirada de encima. Fue entonces cuando posó la vista en mí palideciendo en el acto nos miramos fijamente el uno al otro.
No lo puedo negar, la mujer es hermosa, voluptuosa y sin tanta ropa encima de cuerpo exquisito, la abundante y larga cabellera la hace endiabladamente atractiva, admirar a Sally o a cualquier otra mujer está vedado a todos los hombres puesto que las normas moralista de estos tiempos impiden que una dama se exhiba a la vista de los hombres “una mujer respetable nunca se debe exponer a nadie a menos que sea en la intimidad de la alcoba” recordaba las palabras que la duquesa le decía a su muy pequeña hija ¡blasfemias! Si la cara de cerdo pudiese ver lo atractiva que es Sally cada vez que acarició su oscura cabellera y como el duque hubiera querido ser quien la tomará una y otra vez a su antojo seguramente no pensaría ser tan recatada y moral.
Aquella primera vez fue como perderse en el limbo. Richard un tanto molesto, con un simple movimiento de su mano le indico a la mujer que se retirará y yo con ella. Me condujo al segundo piso y entramos a una pequeña habitación donde solo se hallaba una cama con columnas de maderas talladas, dignas del hijo bastardo del duque de Granchester. Detrás de mí, Sally cerró con suavidad la puerta y poco a poco se acercó a dónde me encontraba de pie no podía ocultar el temblor que recorría cada centímetro de mi cuerpo, tal como si estuviese desnudo en medio de una ventisca en invierno, no lo pude evitar y ocultó en la penumbra de la habitación me permití derramar un par de lágrimas pues dentro de mí un cúmulo de emociones se agolpaban intentando escapar de una u otra forma ¿porque el hombre que creía amar me obligaba a hacer esto? ¡Tal vez si me rehúso a acatar sus órdenes!... sería un estúpido si creyera que Richard aprobaría mi comportamiento, seguramente el castigo sería prohibirme cualquier tipo de contacto con mamá ¡eso no se lo voy a permitir, él no me apartará de Eleonor! ¡No otra vez! ¡Qué más da! Tarde o temprano esto sucedería, el duque tiene que alardear que su primogénito es un digno heredero de su apellido y de todo lo que conlleva ser un hombre de la nobleza. Es solo que hubiera querido ser yo quien al menos en esta ocasión decidiera con quién retozar en el lecho o es que acaso la entrega de dos cuerpos ¿no debería reservarse a la persona amada? creo fervientemente que Shakespeare se equivocó cuando escribió el amor trágico entre Romeo y Julieta, nunca dos individuos se podrán amar tanto al grado de no poder vivir el uno sin el otro.
Sally se colocó frente a mí y pude observar un atisbo en su mirada, para aquel momento mi cuerpo ya se encontraba a la expectativa de lo que vendría a continuación. Me quedé en una sola pieza, hasta aquél momento no me había percatado de lo bella que es la mujer, los ojos grises hacían juego con la blanca piel, de facciones finas y figura exquisita, no es común que este tipo de chicas se encuentren en lugares de estos, mujeres como Sally se reservan como cortesanas para hombres con posiciones privilegiadas como la de mi padre, claro está... fuera de la mirada acusadora de esta sociedad hipócrita.
Nos miramos fijamente el uno al otro, aunque su experiencia me sobrepasa a pesar de su juventud no me privaré de su compañía. La meretriz colocó sus manos sobre mi pecho y lentamente pero con movimientos firmes los largos y delgados dedos se dirigieron hasta mis hombros por debajo del saco despojándome de este, con suaves pasos se dirigió a una vieja silla donde lo colocó perfectamente extendido en el respaldo de esta, noto que es un gesto bastante estudiado, todos sus movimientos están calculados y analizados… seguramente sus clientes deben ser hombres nobles y respetables como los de allá abajo. Un segundo después ya estaba de regreso prosiguiendo con su ardua tarea uno a uno fue desabotonando mi camisa con este acto, el simple roce de sus manos me estremeció de los pies a la cabeza, hizo lo mismo que había hecho antes con el saco y ya no me pude contener más, fui tras de ella… la tomé de la mano y en un arrebato tire de la mujer pegando su cuerpo contra el mío, he de decir que en ese momento ya no era del todo consciente de lo que hacía simplemente el orgullo se apoderó de mí.
Con ágiles movimientos hice lo mismo que Sally había hecho antes, desate cada nudo que ajustaba el corsé del desgastado vestido mientras ella me revelaba que para fines prácticos no traía nada más por debajo de aquella prenda femenina que cubría su cuerpo. Una vez terminada la tarea, la voluptuosa visión se expuso a mis ojos, no me contuve, el instinto me llevó a tomar entre las manos sus sedosos montes. Entre nosotros no era necesaria una sola palabra, la simple necesidad de uno al otro era más que suficiente.
Nuestros cuerpos desnudos se rozaron y entonces fue la chica quien al notar mi inhibición se me abalanzó llevándome directo a la cama. Fue en aquel entonces que supe cómo haría pagar al duque el acto osado del que fui objeto, no dejaría que está mujer se olvidará de mí, que si alguna vez Richard ocupará mi lugar en su cama, ella al cerrar sus hermosos ojos en su imaginación solo vea mi rostro, que con cada movimiento crea que soy yo quien se hunde en su cuerpo. Aunque en ése entonces era un inexperto, las sensaciones se apoderaron de mí y mis ágiles manos terminaron por exponer su desnudez, era perfecta… aunque es apenas dos años mayor que yo estos le sientan de maravilla.
Nuestros cuerpos se acercaban peligrosamente, sobre el lecho ya no fui consciente de mí, ni de mis actos y me dejé arrastrar por las sensaciones del momento. Aprisioné su cuerpo entre mis piernas y los senos con los labios ¡no me reconozco!.. No sé de qué soy capaz de hacer o del alcance de mis actos, simplemente deseó dejarme arrastrar por el instinto que pide a gritos ir más a prisa de perderme en la marea que me hace perder la razón de lo que ahora deseo experimentar, quiero saber cómo es que un hombre como mi padre puede tener a placer a cualquiera de las mujeres que acabo de conocer y cómo hacer que estas se rindan a él. Recorro centímetro a centímetro las curvas de la chica explorando por primera vez el cuerpo femenino, observo que con cada avance Sally se rinde a mis caricias, las sensaciones no las puedo describir es como desear montar a Teodora y cabalgar a todo galope mientras el cuerpo pide que vaya cada vez más rápido, es desear más del cuerpo de Sally. Las palpitaciones entre mis piernas buscan desfogar lo antes posible, torpemente me despojo de las prendas que aprisionan mi miembro y una vez libre me colocó en el único lugar que me llama a introducirme en el, me remuevo sin remordimientos mientras las embestidas que le propinó la hacen gemir una y otra vez. No sé si lo que hago de verdad le produce el placer que yo siento, con seguridad el duque en este aspecto es mejor amante pero me prometo fervientemente que no será por mucho tiempo.
Todo pasó tan rápido y una vez sucumbido al embate de la pasión, mi cuerpo cayó pesado sobre la mujer que me observaba analíticamente. Lo que su mirada me gritaba me dejó paralizado, los ojos cristalinos y enrojecidos por el llanto que antes no vislumbré me dejaron helado, con el paso del tiempo y otros encuentros que tuvimos me confirmó lo que yo ya me temía. Tanto ella como yo fuimos utilizados para cumplir un propósito. Yo ser el hijo del que su señoría pueda sentirse orgulloso y mi bella Sally al fin ser libre de las amenazas de mí padre.
Continuara…
_____________________________
Nota cultural: Sally Salisbury fue una famosa cortesana de principios del siglo XVII, en sus inicios se dedicaba a la costura y venta de panfletos escolares, posteriormente se convirtió en amante de un coronel escalando en privilegios hasta llegar a ser la mujer más famosa de los burdeles y acompañante de hombres pertenecientes a la corona. No vivió en los años en los que Nagita ubica a Terry en la línea del tiempo, pero fue divertido encontrar a estos dos personajes.
Recordaba cual era la misión que la tenía en aquel lugar " permanecer con el emperador mientras que él encuentra el camino de vuelta a casa", se decía ella misma. No es que no quisiera cumplir con la misión, más bien era que le costaba mucho permanecer en un solo lugar, amaba a sus compañeras pero le encantaba ir de paseo atravesando portales, gustaba de las experiencias y recuerdos que pudiera atesorar aunque el reto que ahora tenían les estaba costando un poco más. El chico era necio, rebelde, malhumorado pero de corazón noble, de esos que se entregan por completo cuando se lo proponen, venía a su mente las palabras que Psiquie le había dicho la primera vez que lo vieron en el arroyo.
-vamos shirdal , es hora de volver- se dirigía a su amigo después de un breve paseo- el trabajo en el “Mándala” nos espera. Moira debe estar vuelta loca y desesperada si las cosas no salen como ella quiere- suspiraba extenuada.
De vuelta en el café Fedra se encontraba en la puerta cruzada de brazos dando golpecitos con la suela de su zapatilla -¿Dónde coños estabas? Este lugar esta asqueroso y tú prefieres irte de paseo en lugar de limpiar, Terry está a punto de llegar y por ningún motivo quiero que encuentre sucio, ya lo conoces y sabes lo especialito que es, as lo que te toca que todas las demás ya hicieron sus labores- estaba tan furiosa que el color rojo la invadía de pies a cabeza
-pero…
-pero nada- Fedra no permitía que nadie la contradijera
-yo solo quiero preguntar ¿qué es coño? ¡No fui a ningún coño! ¿De dónde sacaste eso? seguramente esa gitana del zoológico te está enseñando nuevas palabras como ya no te le despegas- corrí rumbo a la cocina antes de que sus afiladas uñas me arañaran por completo.
En la cocina se encontraban todas las místicas atemorizadas por tan explosivo carácter que Fedra estaba conteniendo, un mal paso y cualquiera de ellas pagaría las consecuencias que Maegalle había despertado en la divina bomba atómica.
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Hay momentos en la vida de cada ser humano en la que creemos no ser dueños de nuestras propias decisiones nos dejamos arrastrar guiados por la expectativa de los demás dejando a un lado nuestros anhelos y sueños.
Como es bien sabido, nuestro rebelde ingles aunque nunca siguió los protocolos de la época hubo situaciones a las que no pudo decir "no" hasta que motivado por alcanzar sus propios ideales, el ejemplo de otras personas lo hicieron darse cuenta que hay lugares o situaciones a las que no pertenece buscando encontrar el sitio exacto dónde se encuentre a él mismo.
DESPERTAR
El sudor baña mí cuerpo, aún escucho los resquicios de satisfacción que emite la mujer que se encuentra a mi lado, es una dulce melodía que escapa de los labios enrojecidos en los que me he deleitado una y otra vez. Con suaves movimientos retiro su larga cabellera oscura que cubre uno de sus turgentes senos, quiero llenarme con la visión que me ofrece el cuerpo desnudo de ella tendida en el lecho de este asqueroso lugar.
Aún recuerdo el día en que la vi por primera vez, fue el día de mi cumpleaños número catorce. La mañana comenzaba a clarear cuando mi padre entró a mi habitación sin antes anunciarse, muy decidido y con actitud severa me dijo que esa fecha seria inolvidable en lo que me restara de vida. Claramente me ordenó estar presentable apenas cayera el alba, él estaría fuera pero regresaría por mí apenas terminará sus ocupaciones en el Parlamento prometiéndome que disfrutaría la sorpresa que había preparado para mí.
¿Qué tramaba el duque? Nunca sabía qué esperar de él pues yo no lo consideraba del todo fiable, si… es cierto, él es mi proveedor y solo por esa razón le debo obediencia, pero no estoy seguro si debería confiar en él. Sin objeción hice lo que me pidió y ya entrada la tarde esperé a que regresará, no podía calmar los nervios que me consumían, opté por tomar una pequeña cantidad de whisky, solo un poco, mi padre lo hace cada vez que la duquesa lo enerva así que no debe ser tan malo.
Después de dos o tres horas la señora Smith me informo que el duque aguardaba por mí, que debo encontrarme con él lo antes posible. No podía ocultar la rabia que me embargaba pero a mi pesar debía ir a su encuentro. Enfurecido me dirijo a las afueras de la mansión, lo encuentro dentro del carruaje y espero ver algún gesto que me diga lo mucho que desea pasar ese corto tiempo conmigo pero nada, su mirada carece de algún vestigio de empatía, su rostro es severo, distante, por más que se esfuerce percibo lo mucho que aborrece recordar el día en que nací, tal vez el recuerdo de mi madre pesa demasiado en él.
Subo al coche que avanza con rumbo desconocido hasta que reconozco las calles empedradas, si… nos dirigimos a los barrios bajos de Londres, aquellos lugares están apartados del centro de la ciudad que la gente de clase alta jamás visita o al menos es lo que yo creía. Aquellos caminos, si se les puede llamar así están destruidas, el hedor y la miseria se asoma por todos lados, nunca creí que mi padre fuese capaz de pisar un lugar de semejante magnitud.
Llegamos a donde aguarda mi sorpresa una vieja construcción de fachada gastada. Nos recibe con reverencia una mujer de edad avanzada con gestos cansados, es evidente que conoce al duque por la forma en la que se conduce a él. Dentro del sitio la vista es distinta, aunque es modesto se percibe un ambiente relajado destinado a complacer a los hombres que erróneamente creí intachables pues logro reconocer a uno que otro lord aparentemente respetuosos de las buenas costumbres. Apenas cruzamos la puerta y media docena de atractivas mujeres se encuentran dispuesta esperando por las atenciones de los recién llegados fue en aquel momento en el que comprendí por qué estábamos en aquel sitio, mi momento había llegado. En las reuniones a las que acompañaba a Richard cuando apenas era un niño, algunas veces escuché las conversaciones que tenían en común en el Parlamento, pláticas sarcásticas en las que se mofaban una y otra vez de ciertas mujeres que les servían para satisfacer sus más bajos instintos, en aquel entonces no entendí a qué se referían, hoy me queda más que claro.
Paralizado en el lugar donde me encontraba, la única reacción que pude tener fue girar la mirada hacia mi padre, no podía creer lo que capté en ese preciso momento, la imagen que guardaba del hombre frío y calculador se desmoronó en un instante, a mí costado se encontraba una persona observando el cuerpo de una sola mujer, pude ver el deseo en su mirada era lava ardiente que le emanaba, no lo pude evitar... la rabia me carcomía por dentro, sentía como los nudillos se me entumecían, las uñas me penetraban la piel, en un instante de lucidez el duque me informo que podía tomar a la mujer que quisiera mientras él no dejaba de ver a la chica de cabello oscuro que tenía justo enfrente, no lo pensé dos veces, pedí a la meretriz que se acercará, la misma mujer a la que mi amoroso padre no le quitaba la mirada de encima. Fue entonces cuando posó la vista en mí palideciendo en el acto nos miramos fijamente el uno al otro.
No lo puedo negar, la mujer es hermosa, voluptuosa y sin tanta ropa encima de cuerpo exquisito, la abundante y larga cabellera la hace endiabladamente atractiva, admirar a Sally o a cualquier otra mujer está vedado a todos los hombres puesto que las normas moralista de estos tiempos impiden que una dama se exhiba a la vista de los hombres “una mujer respetable nunca se debe exponer a nadie a menos que sea en la intimidad de la alcoba” recordaba las palabras que la duquesa le decía a su muy pequeña hija ¡blasfemias! Si la cara de cerdo pudiese ver lo atractiva que es Sally cada vez que acarició su oscura cabellera y como el duque hubiera querido ser quien la tomará una y otra vez a su antojo seguramente no pensaría ser tan recatada y moral.
Aquella primera vez fue como perderse en el limbo. Richard un tanto molesto, con un simple movimiento de su mano le indico a la mujer que se retirará y yo con ella. Me condujo al segundo piso y entramos a una pequeña habitación donde solo se hallaba una cama con columnas de maderas talladas, dignas del hijo bastardo del duque de Granchester. Detrás de mí, Sally cerró con suavidad la puerta y poco a poco se acercó a dónde me encontraba de pie no podía ocultar el temblor que recorría cada centímetro de mi cuerpo, tal como si estuviese desnudo en medio de una ventisca en invierno, no lo pude evitar y ocultó en la penumbra de la habitación me permití derramar un par de lágrimas pues dentro de mí un cúmulo de emociones se agolpaban intentando escapar de una u otra forma ¿porque el hombre que creía amar me obligaba a hacer esto? ¡Tal vez si me rehúso a acatar sus órdenes!... sería un estúpido si creyera que Richard aprobaría mi comportamiento, seguramente el castigo sería prohibirme cualquier tipo de contacto con mamá ¡eso no se lo voy a permitir, él no me apartará de Eleonor! ¡No otra vez! ¡Qué más da! Tarde o temprano esto sucedería, el duque tiene que alardear que su primogénito es un digno heredero de su apellido y de todo lo que conlleva ser un hombre de la nobleza. Es solo que hubiera querido ser yo quien al menos en esta ocasión decidiera con quién retozar en el lecho o es que acaso la entrega de dos cuerpos ¿no debería reservarse a la persona amada? creo fervientemente que Shakespeare se equivocó cuando escribió el amor trágico entre Romeo y Julieta, nunca dos individuos se podrán amar tanto al grado de no poder vivir el uno sin el otro.
Sally se colocó frente a mí y pude observar un atisbo en su mirada, para aquel momento mi cuerpo ya se encontraba a la expectativa de lo que vendría a continuación. Me quedé en una sola pieza, hasta aquél momento no me había percatado de lo bella que es la mujer, los ojos grises hacían juego con la blanca piel, de facciones finas y figura exquisita, no es común que este tipo de chicas se encuentren en lugares de estos, mujeres como Sally se reservan como cortesanas para hombres con posiciones privilegiadas como la de mi padre, claro está... fuera de la mirada acusadora de esta sociedad hipócrita.
Nos miramos fijamente el uno al otro, aunque su experiencia me sobrepasa a pesar de su juventud no me privaré de su compañía. La meretriz colocó sus manos sobre mi pecho y lentamente pero con movimientos firmes los largos y delgados dedos se dirigieron hasta mis hombros por debajo del saco despojándome de este, con suaves pasos se dirigió a una vieja silla donde lo colocó perfectamente extendido en el respaldo de esta, noto que es un gesto bastante estudiado, todos sus movimientos están calculados y analizados… seguramente sus clientes deben ser hombres nobles y respetables como los de allá abajo. Un segundo después ya estaba de regreso prosiguiendo con su ardua tarea uno a uno fue desabotonando mi camisa con este acto, el simple roce de sus manos me estremeció de los pies a la cabeza, hizo lo mismo que había hecho antes con el saco y ya no me pude contener más, fui tras de ella… la tomé de la mano y en un arrebato tire de la mujer pegando su cuerpo contra el mío, he de decir que en ese momento ya no era del todo consciente de lo que hacía simplemente el orgullo se apoderó de mí.
Con ágiles movimientos hice lo mismo que Sally había hecho antes, desate cada nudo que ajustaba el corsé del desgastado vestido mientras ella me revelaba que para fines prácticos no traía nada más por debajo de aquella prenda femenina que cubría su cuerpo. Una vez terminada la tarea, la voluptuosa visión se expuso a mis ojos, no me contuve, el instinto me llevó a tomar entre las manos sus sedosos montes. Entre nosotros no era necesaria una sola palabra, la simple necesidad de uno al otro era más que suficiente.
Nuestros cuerpos desnudos se rozaron y entonces fue la chica quien al notar mi inhibición se me abalanzó llevándome directo a la cama. Fue en aquel entonces que supe cómo haría pagar al duque el acto osado del que fui objeto, no dejaría que está mujer se olvidará de mí, que si alguna vez Richard ocupará mi lugar en su cama, ella al cerrar sus hermosos ojos en su imaginación solo vea mi rostro, que con cada movimiento crea que soy yo quien se hunde en su cuerpo. Aunque en ése entonces era un inexperto, las sensaciones se apoderaron de mí y mis ágiles manos terminaron por exponer su desnudez, era perfecta… aunque es apenas dos años mayor que yo estos le sientan de maravilla.
Nuestros cuerpos se acercaban peligrosamente, sobre el lecho ya no fui consciente de mí, ni de mis actos y me dejé arrastrar por las sensaciones del momento. Aprisioné su cuerpo entre mis piernas y los senos con los labios ¡no me reconozco!.. No sé de qué soy capaz de hacer o del alcance de mis actos, simplemente deseó dejarme arrastrar por el instinto que pide a gritos ir más a prisa de perderme en la marea que me hace perder la razón de lo que ahora deseo experimentar, quiero saber cómo es que un hombre como mi padre puede tener a placer a cualquiera de las mujeres que acabo de conocer y cómo hacer que estas se rindan a él. Recorro centímetro a centímetro las curvas de la chica explorando por primera vez el cuerpo femenino, observo que con cada avance Sally se rinde a mis caricias, las sensaciones no las puedo describir es como desear montar a Teodora y cabalgar a todo galope mientras el cuerpo pide que vaya cada vez más rápido, es desear más del cuerpo de Sally. Las palpitaciones entre mis piernas buscan desfogar lo antes posible, torpemente me despojo de las prendas que aprisionan mi miembro y una vez libre me colocó en el único lugar que me llama a introducirme en el, me remuevo sin remordimientos mientras las embestidas que le propinó la hacen gemir una y otra vez. No sé si lo que hago de verdad le produce el placer que yo siento, con seguridad el duque en este aspecto es mejor amante pero me prometo fervientemente que no será por mucho tiempo.
Todo pasó tan rápido y una vez sucumbido al embate de la pasión, mi cuerpo cayó pesado sobre la mujer que me observaba analíticamente. Lo que su mirada me gritaba me dejó paralizado, los ojos cristalinos y enrojecidos por el llanto que antes no vislumbré me dejaron helado, con el paso del tiempo y otros encuentros que tuvimos me confirmó lo que yo ya me temía. Tanto ella como yo fuimos utilizados para cumplir un propósito. Yo ser el hijo del que su señoría pueda sentirse orgulloso y mi bella Sally al fin ser libre de las amenazas de mí padre.
Continuara…
_____________________________
Nota cultural: Sally Salisbury fue una famosa cortesana de principios del siglo XVII, en sus inicios se dedicaba a la costura y venta de panfletos escolares, posteriormente se convirtió en amante de un coronel escalando en privilegios hasta llegar a ser la mujer más famosa de los burdeles y acompañante de hombres pertenecientes a la corona. No vivió en los años en los que Nagita ubica a Terry en la línea del tiempo, pero fue divertido encontrar a estos dos personajes.
avatar de portada. Adry Grandchester
edición y portada. Laera
Última edición por Nanamy el Jue Abr 23, 2020 10:42 pm, editado 2 veces