- ¡Lexie, Lexie! - exclama Temperance buscando a su compañera entre la niebla que esta tenía a su alrededor.
- ¡Aquí estoy! - responde la sensual mujer despejando el lugar.
- ¡Ahora si nos caerá la voladora! - manifestó la ojidorada aleteando pues tenía las alas desplegadas.
- ¿A que te refieres?- inquirió mirando a la siempre tranquila Tempe.
- El capítulo hermana de la maldad, espero que hayas prevenido a Deni o nos van a incendiar el lugar.
- Tu tranquila y yo calmada, ¡No pasa nada! En el proxímo si, ni te asomes, a tí te despluman y a mí me despeinan - aseguró la mujer pasando su delicada mano por sus bien peinados cabellos.
Temperance se dejó caer al piso, azotando las posaderas, "el emperador las agarre confesadas" ahora sí que las iba a desollar vivas y las castigaría andando con camisa hasta que se le pasara el enojo y le pondría seguro a la puerta del baño para que no pudieran "ayudarle" mientras se bañaba.
El último aliento
capítulo 5
El culpable soy yo
El tiempo siguió su curso, los días se volvieron semanas y estas a su vez meses, meses en los que Annie Cornwell siguiendo los consejos de Maggie, su mucama visitaba con frecuencia la casa de Emma Green, hasta ese día no había visto resultados, claro estaba que la intimidad con su esposo ahora era casi nula, le costaba mucho hacer que él tomara los tés pues siempre llegaba tarde aunque últimamente ya no olía a ese perfume tan horrible que una vez alcanzó a sentir, ahora él se veía más relajado, a veces se encerraba en el despacho revisando papeles y era cuando aprovechaba a llevarle la bebida, esa noche era garantía que él la buscara, que le hiciera el amor una y otra vez, como antes, pero al despertar él ya no estaba a su lado como si al pasar el efecto su marido saliera huyendo para no verlo en dos o tres días seguidos, era frustrante.
.
.
.
Una tarde de otoño Candy junto con su marido llegaron a Chicago, Albert, Archie y Annie fueron los encargados de recibir a la pareja y acompañarlos a la que sería su residencia por algunos meses.
La casa donde el matrimonio Grandchester se quedaría por algunos meses no era muy grande pero el terreno sobre la que estaba construida si, tenía un jardín delantero con varios árboles altos que formaban un camino hacia la puerta principal, la casa estaba situada en medio, con espacios a los costados llenos de maceteros con plantas de ornato, atrás más árboles, un pequeño kiosco al fondo del lado izquierdo y del lado derecho una construcción no muy grande para el personal de servicio. La casa era de un solo piso, Terry no quería que Candy tuviera que subir escaleras y tropezar, la cuidaba al extremo, al entrar podía vislumbrarse el recibidor, con una mesa en el centro, a la derecha la entrada de la salita con una chimenea de piedra, a la izquierda el comedor y la cocina, con su mesada de ladrillo, siguiendo el pasillo estaba el baño, detrás de este cuatro puertas, dos de cada lado, eran las habitaciones, la principal estaba al fondo a la derecha con sus ventanales dando al patio donde se podía admirar el kiosco y entraba la luz del sol, Candy estaba fascinada con el lugar, le recordaba al hogar de Pony, con sus paredes de madera, la sala era casi idéntica, con su sofá en color vino, la moqueta estampada y los sillones a los lados, solo faltaba la mecedora de la señorita Pony y el cesto donde la hermana María guardaba sus agujas e hilos para tejer. Terrence al ver los ojos de su esposa aguarse con las lágrimas la abrazó fuertemente, le dio un beso en la coronilla e hizo un asentimiento dirigido a Albert, agradeciendo en silencio por haberles encontrado el lugar perfecto para su estadía.
.
.
.
Durante la primera semana Annie llegaba por las mañanas para ayudar a Candy a instalarse en lo que las personas del servicio llegaban de Nueva York pues Terry, desconfiado como era solicitó a su personal ir con ellos mientras estuvieran en Chicago, petición que fue aceptada con gusto por la cocinera, mucamas y chófer sólo que estos llegarían dos semanas después ya que debían cerrar la casa de Nueva York previa limpieza de la misma, por lo que la ojiazul se comprometió a cuidar de su amiga por las mañanas mientras Terry salía a hacer compras pues no quería que Candy se cansara debido a su avanzado estado de gestación.
Cierta mañana Annie llegó un poco más temprano que de costumbre, recorrió los metros de la verja a la puerta principal un poco distraída, iba quitándose los guantes cuando escuchó un sonido característico, se detuvo abruptamente giró la cabeza a su derecha topándose con un cuadro que la hizo enrojecer de los pies a la cabeza; desde el pórtico de la entrada pudo ver por entre las cortinas semi corridas de la ventana a Candy y Terry, en la sala, la rubia en camisón de dormir, sin bata y a pesar de su abultado vientre estaba sentada a horcajadas sobre su marido quien tenía el torso desnudo, aferraba a los cabellos de Terry con la cabeza hacia atrás mientras él la sostenía del trasero al tiempo que depositaba besos en el cuello y bajando, bajando...Annie miró hacia otro lado en el momento justo que su amiga lanzaba un gemido de placer, ella misma sintió sus pezones erguirse al imaginar lo que Terry le estaba haciendo para hacerla gemir de esa manera; apresuró sus pasos para llegar a la puerta, dejó caer su frente tratando de regular su respiración pues se sentía agitada, quería regresar por donde había llegado pero podrían verla, así que haciendo un gran esfuerzo se acomodó el vestido, su sombrero estilo cloche color negro y con toda la fuerza de la que era poseedora tocó la puerta…nadie contestó, solo escuchaba jadeos entrecortados, volvió a tocar y esta vez una especie de gruñido junto con un gritito la hizo saltar, pasó saliva y tocó más fuerte.
- ¡Hola!, Candy- llamó para ver si así le hacían caso esos dos.
Escuchó risas y murmullos.
-Es Annie- escuchó decir a Candy entre risas.
- ¿Porque vino tan temprano? - ese fue Terrence algo molesto.
-Ve a abrir tonto, voy a ponerme la bata, la tuya está ahí tirada en el piso.
- ¡Está bien ya voy! Pero me debes una más, apenas iba por el segundo asalto y tu amiga nos ha interrumpido.
- ¡Shhh! Te va a escuchar- decía Candy entre risas- en la noche te lo compensaré.
-Mas te vale pecas.
.
.
.
Durante el almuerzo en casa de Candy a Annie le costaba levantar la mirada de su plato, no quería encontrarse con la mirada zafiro de Terry puesto que sentía que si su mirada se cruzaba él podría ver lo que ella sentía después de haber visto lo que hacían él y Candy, no podía de dejar de pensar en Terry quien le abrió la puerta con la bata semi abierta mostrando parte de su pecho amplio y fuerte y que decir de su enorme parte masculina, la cual no pudo evitar observar pues quiso desviar la mirada cuando él abrió y sus ojos se toparon con “aquello”, tan solo recordarlo hizo que la pobre chica se atragantara al punto que casi se ahoga con su bocado, estaba quedando azul cuando él mismo Terry impulsado por Candy fue quien se levantó rápidamente a socorrerla, su corazón latía estrepitosamente en su pecho.
- ¡Annie por favor respira! - Gritaba la rubia al ver que Annie estaba ahogándose- Terry por favor golpea con tu palma abierta bajo sus pulmones- instruyó la rubia.
Gracias a que se había casado con una enfermera el castaño había aprendido algunas cosas básicas, por exigencia de su esposa para el cuidado de su bebé, lo que él en ese momento agradecía.
Terry tomó a Annie por los hombros con una mano y con la otra le propinó algunos golpes como su esposa le dijo, por fortuna Annie arrojó el pedazo de pollo que obstruía su garganta gracias a Terry.
.
.
.
Después de ese día lleno de pequeños incidentes en casa de los Grandchester, Annie no había ido en varios días porque aún no se recuperaba de ese día tan bochornoso, además la servidumbre de la rubia había llegado antes de lo esperado, lo que ayudó a la chica para poner bajo control sus emociones pues por su mente se dibujaba la imagen del castaño y su corazón volvía acelerarse, estaba empezando a creer que todo este suceso se debía a las tisanas que seguía bebiendo ella ya que la tenían con la temperatura elevada para colmo Archie tenía días que no la tocaba y eso la hacía enfurecer además de que su esposo había vuelto a llegar tarde por las noches.
Dos semanas después Annie recibió carta de Patty anunciando su llegada a Chicago para el fin de semana, la chica llegaba para estar con Candy cuando naciera el bebé, situación que alteró los nervios de Annie que se había pasado las últimas semanas soñando con Terry que había olvidado que la rubia estaba a semanas de dar a luz pues en una conversación Candy le dijo que su hijo nacería a finales de noviembre y no en enero como todos creían, Patty comunicaba que su padre había conseguido una casa para ella y la abuela Martha pues no quería que tuvieran que molestar a ninguno de sus amigos.
Al día siguiente durante el desayuno Annie informó a su esposo sobre la llegada de Patricia, aprovechando que estaban juntos pues últimamente era raro que coincidieran, Archie se mostró muy interesado por la noticia pero Annie no prestó interés, brevemente le dijo que Patty se hospedaría en una casa que su padre alquiló para ella y su abuela ya que Archie le preguntó si le había ofrecido su casa.
El fin de semana llegó y con él la llegada de las O’Brien, los Cornwell fueron especialmente a recibirles a la estación de tren, al bajar Patty corrió al ver a su amiga le dio un fuerte abrazo mientras Archibald se quedó paralizado al verla, la chica O’Brien a sus ojos estaba transformada en una hermosa mujer, con ese vestido rosa pálido sobresaliendo por el abrigo beige pegado a su cuerpo, su cabello suelto ahora más largo desprendiendo ese aroma dulce que usaba lo tenían sumido en una especie de embobamiento, eso hasta que la chica se acercó para saludarle.
-Hola Archie ¿cómo estás?
El pobre hombre no podía pronunciar palabra alguna y más cuando Patty le dio un fuerte abrazo y un pequeño beso en la mejilla, lo único que percibió fue el cuerpo firme de Patty, sus suaves y turgentes pechos sobre el suyo. La mirada que le lanzó su esposa hizo que Archie volviera de su ensoñación.
El matrimonio Cornwell, ayudó a trasladar a las O’Brien a su nuevo hogar, una casita encantadora no muy lejos de casa de Annie y Candy, la abuela Martha invitó al matrimonio a cenar ya que tanto ella como Patty desistieron de tener servidumbre más que la mucama, la señora Thompson, que se encargaría de la limpieza general de la casa como siempre mientras Patricia y su abuela de los alimentos, esa fue la única condición que le pusieran al padre la chica para aceptar quedarse en la casa.
Antes de que Archie se adelantara a contestar Annie les respondió que no, que era mejor posponerlo ya ambas mujeres debían descansar de su viaje pero que otro día con mucho gusto acudirían para platicar con ellas, Archie no dijo nada más, al cabo de unos minutos se despidieron.
-No sé por qué estás tan molesto - dijo Annie acomodando su vestido dentro del automóvil.
-Creo que has sido muy grosera con Patricia y con Martha- mencionó el hombre- nada te costaba aceptar la invitación que tan amablemente nos hicieron- señaló al tiempo que encendía el motor.
Durante todo el trayecto, no volvió a dirigirle la palabra, llegaron a su domicilio molestos, con renuencia él la ayudó a bajar del auto y después de que así lo hiciera Archie azotó la portezuela farfullando en voz baja.
Entraron a su casa y ambos se dirigieron a sus respectivas habitaciones, sin hablarse.
En su habitación, solo, Archie no podía olvidar la imagen y el abrazo que Patty le dio, aspiró la chaqueta que recién se había quitado, aún conservaba el perfume de la chica en él, se dio una ducha rápida, se puso el pijama para luego acostarse a dormir, al cerrar los ojos comenzó a soñar…
El cuerpo desnudo bajo él era suave, caliente, la pierna de ella acariciando su flanco derecho y la otra en medio de sus piernas rozando sus partes, invitándolo a más, su miembro comenzó a erguirse ante el estímulo, sin poder evitarlo se movió haciendo fricción contra la pelvis femenina al tiempo que alcanzaba el fruto rosado erguido ante la caricia de sus pulgares para llevárselo a la boca, la mujer se aferró a las sábanas blancas retorciéndose del placer que le proporcionaban los dientes del hombre haciéndola levantar las caderas, invitándolo a llenarla, sin poder soportar más tiempo Archie le abrió las piernas colocándose en la entrada femenina, antes de invadir la carne dejó de succionar los pechos de su amante para mirarla, la luz de la luna reflejada en el color miel de los ojos de la mujer, de “su mujer” que lo miraba con amor y deseo, fue todo lo que necesito para luego devorarle la boca y con un empuje contundente se hundió de lleno en ese lugar, húmedo, sagrado.
- ¡Patty!...
Continuará…
Por: Lexie (Esmeralda Graham) y Temperance (Primrose)
Para: Guerra Florida 2020
Portada: Misti (Byul Hye)
Las divinas místicas de Terry
Cambiando el destino por Terry.
- ¡Aquí estoy! - responde la sensual mujer despejando el lugar.
- ¡Ahora si nos caerá la voladora! - manifestó la ojidorada aleteando pues tenía las alas desplegadas.
- ¿A que te refieres?- inquirió mirando a la siempre tranquila Tempe.
- El capítulo hermana de la maldad, espero que hayas prevenido a Deni o nos van a incendiar el lugar.
- Tu tranquila y yo calmada, ¡No pasa nada! En el proxímo si, ni te asomes, a tí te despluman y a mí me despeinan - aseguró la mujer pasando su delicada mano por sus bien peinados cabellos.
Temperance se dejó caer al piso, azotando las posaderas, "el emperador las agarre confesadas" ahora sí que las iba a desollar vivas y las castigaría andando con camisa hasta que se le pasara el enojo y le pondría seguro a la puerta del baño para que no pudieran "ayudarle" mientras se bañaba.
El último aliento
capítulo 5
El culpable soy yo
El tiempo siguió su curso, los días se volvieron semanas y estas a su vez meses, meses en los que Annie Cornwell siguiendo los consejos de Maggie, su mucama visitaba con frecuencia la casa de Emma Green, hasta ese día no había visto resultados, claro estaba que la intimidad con su esposo ahora era casi nula, le costaba mucho hacer que él tomara los tés pues siempre llegaba tarde aunque últimamente ya no olía a ese perfume tan horrible que una vez alcanzó a sentir, ahora él se veía más relajado, a veces se encerraba en el despacho revisando papeles y era cuando aprovechaba a llevarle la bebida, esa noche era garantía que él la buscara, que le hiciera el amor una y otra vez, como antes, pero al despertar él ya no estaba a su lado como si al pasar el efecto su marido saliera huyendo para no verlo en dos o tres días seguidos, era frustrante.
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Una tarde de otoño Candy junto con su marido llegaron a Chicago, Albert, Archie y Annie fueron los encargados de recibir a la pareja y acompañarlos a la que sería su residencia por algunos meses.
La casa donde el matrimonio Grandchester se quedaría por algunos meses no era muy grande pero el terreno sobre la que estaba construida si, tenía un jardín delantero con varios árboles altos que formaban un camino hacia la puerta principal, la casa estaba situada en medio, con espacios a los costados llenos de maceteros con plantas de ornato, atrás más árboles, un pequeño kiosco al fondo del lado izquierdo y del lado derecho una construcción no muy grande para el personal de servicio. La casa era de un solo piso, Terry no quería que Candy tuviera que subir escaleras y tropezar, la cuidaba al extremo, al entrar podía vislumbrarse el recibidor, con una mesa en el centro, a la derecha la entrada de la salita con una chimenea de piedra, a la izquierda el comedor y la cocina, con su mesada de ladrillo, siguiendo el pasillo estaba el baño, detrás de este cuatro puertas, dos de cada lado, eran las habitaciones, la principal estaba al fondo a la derecha con sus ventanales dando al patio donde se podía admirar el kiosco y entraba la luz del sol, Candy estaba fascinada con el lugar, le recordaba al hogar de Pony, con sus paredes de madera, la sala era casi idéntica, con su sofá en color vino, la moqueta estampada y los sillones a los lados, solo faltaba la mecedora de la señorita Pony y el cesto donde la hermana María guardaba sus agujas e hilos para tejer. Terrence al ver los ojos de su esposa aguarse con las lágrimas la abrazó fuertemente, le dio un beso en la coronilla e hizo un asentimiento dirigido a Albert, agradeciendo en silencio por haberles encontrado el lugar perfecto para su estadía.
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Durante la primera semana Annie llegaba por las mañanas para ayudar a Candy a instalarse en lo que las personas del servicio llegaban de Nueva York pues Terry, desconfiado como era solicitó a su personal ir con ellos mientras estuvieran en Chicago, petición que fue aceptada con gusto por la cocinera, mucamas y chófer sólo que estos llegarían dos semanas después ya que debían cerrar la casa de Nueva York previa limpieza de la misma, por lo que la ojiazul se comprometió a cuidar de su amiga por las mañanas mientras Terry salía a hacer compras pues no quería que Candy se cansara debido a su avanzado estado de gestación.
Cierta mañana Annie llegó un poco más temprano que de costumbre, recorrió los metros de la verja a la puerta principal un poco distraída, iba quitándose los guantes cuando escuchó un sonido característico, se detuvo abruptamente giró la cabeza a su derecha topándose con un cuadro que la hizo enrojecer de los pies a la cabeza; desde el pórtico de la entrada pudo ver por entre las cortinas semi corridas de la ventana a Candy y Terry, en la sala, la rubia en camisón de dormir, sin bata y a pesar de su abultado vientre estaba sentada a horcajadas sobre su marido quien tenía el torso desnudo, aferraba a los cabellos de Terry con la cabeza hacia atrás mientras él la sostenía del trasero al tiempo que depositaba besos en el cuello y bajando, bajando...Annie miró hacia otro lado en el momento justo que su amiga lanzaba un gemido de placer, ella misma sintió sus pezones erguirse al imaginar lo que Terry le estaba haciendo para hacerla gemir de esa manera; apresuró sus pasos para llegar a la puerta, dejó caer su frente tratando de regular su respiración pues se sentía agitada, quería regresar por donde había llegado pero podrían verla, así que haciendo un gran esfuerzo se acomodó el vestido, su sombrero estilo cloche color negro y con toda la fuerza de la que era poseedora tocó la puerta…nadie contestó, solo escuchaba jadeos entrecortados, volvió a tocar y esta vez una especie de gruñido junto con un gritito la hizo saltar, pasó saliva y tocó más fuerte.
- ¡Hola!, Candy- llamó para ver si así le hacían caso esos dos.
Escuchó risas y murmullos.
-Es Annie- escuchó decir a Candy entre risas.
- ¿Porque vino tan temprano? - ese fue Terrence algo molesto.
-Ve a abrir tonto, voy a ponerme la bata, la tuya está ahí tirada en el piso.
- ¡Está bien ya voy! Pero me debes una más, apenas iba por el segundo asalto y tu amiga nos ha interrumpido.
- ¡Shhh! Te va a escuchar- decía Candy entre risas- en la noche te lo compensaré.
-Mas te vale pecas.
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Durante el almuerzo en casa de Candy a Annie le costaba levantar la mirada de su plato, no quería encontrarse con la mirada zafiro de Terry puesto que sentía que si su mirada se cruzaba él podría ver lo que ella sentía después de haber visto lo que hacían él y Candy, no podía de dejar de pensar en Terry quien le abrió la puerta con la bata semi abierta mostrando parte de su pecho amplio y fuerte y que decir de su enorme parte masculina, la cual no pudo evitar observar pues quiso desviar la mirada cuando él abrió y sus ojos se toparon con “aquello”, tan solo recordarlo hizo que la pobre chica se atragantara al punto que casi se ahoga con su bocado, estaba quedando azul cuando él mismo Terry impulsado por Candy fue quien se levantó rápidamente a socorrerla, su corazón latía estrepitosamente en su pecho.
- ¡Annie por favor respira! - Gritaba la rubia al ver que Annie estaba ahogándose- Terry por favor golpea con tu palma abierta bajo sus pulmones- instruyó la rubia.
Gracias a que se había casado con una enfermera el castaño había aprendido algunas cosas básicas, por exigencia de su esposa para el cuidado de su bebé, lo que él en ese momento agradecía.
Terry tomó a Annie por los hombros con una mano y con la otra le propinó algunos golpes como su esposa le dijo, por fortuna Annie arrojó el pedazo de pollo que obstruía su garganta gracias a Terry.
.
.
.
Después de ese día lleno de pequeños incidentes en casa de los Grandchester, Annie no había ido en varios días porque aún no se recuperaba de ese día tan bochornoso, además la servidumbre de la rubia había llegado antes de lo esperado, lo que ayudó a la chica para poner bajo control sus emociones pues por su mente se dibujaba la imagen del castaño y su corazón volvía acelerarse, estaba empezando a creer que todo este suceso se debía a las tisanas que seguía bebiendo ella ya que la tenían con la temperatura elevada para colmo Archie tenía días que no la tocaba y eso la hacía enfurecer además de que su esposo había vuelto a llegar tarde por las noches.
Dos semanas después Annie recibió carta de Patty anunciando su llegada a Chicago para el fin de semana, la chica llegaba para estar con Candy cuando naciera el bebé, situación que alteró los nervios de Annie que se había pasado las últimas semanas soñando con Terry que había olvidado que la rubia estaba a semanas de dar a luz pues en una conversación Candy le dijo que su hijo nacería a finales de noviembre y no en enero como todos creían, Patty comunicaba que su padre había conseguido una casa para ella y la abuela Martha pues no quería que tuvieran que molestar a ninguno de sus amigos.
Al día siguiente durante el desayuno Annie informó a su esposo sobre la llegada de Patricia, aprovechando que estaban juntos pues últimamente era raro que coincidieran, Archie se mostró muy interesado por la noticia pero Annie no prestó interés, brevemente le dijo que Patty se hospedaría en una casa que su padre alquiló para ella y su abuela ya que Archie le preguntó si le había ofrecido su casa.
El fin de semana llegó y con él la llegada de las O’Brien, los Cornwell fueron especialmente a recibirles a la estación de tren, al bajar Patty corrió al ver a su amiga le dio un fuerte abrazo mientras Archibald se quedó paralizado al verla, la chica O’Brien a sus ojos estaba transformada en una hermosa mujer, con ese vestido rosa pálido sobresaliendo por el abrigo beige pegado a su cuerpo, su cabello suelto ahora más largo desprendiendo ese aroma dulce que usaba lo tenían sumido en una especie de embobamiento, eso hasta que la chica se acercó para saludarle.
-Hola Archie ¿cómo estás?
El pobre hombre no podía pronunciar palabra alguna y más cuando Patty le dio un fuerte abrazo y un pequeño beso en la mejilla, lo único que percibió fue el cuerpo firme de Patty, sus suaves y turgentes pechos sobre el suyo. La mirada que le lanzó su esposa hizo que Archie volviera de su ensoñación.
El matrimonio Cornwell, ayudó a trasladar a las O’Brien a su nuevo hogar, una casita encantadora no muy lejos de casa de Annie y Candy, la abuela Martha invitó al matrimonio a cenar ya que tanto ella como Patty desistieron de tener servidumbre más que la mucama, la señora Thompson, que se encargaría de la limpieza general de la casa como siempre mientras Patricia y su abuela de los alimentos, esa fue la única condición que le pusieran al padre la chica para aceptar quedarse en la casa.
Antes de que Archie se adelantara a contestar Annie les respondió que no, que era mejor posponerlo ya ambas mujeres debían descansar de su viaje pero que otro día con mucho gusto acudirían para platicar con ellas, Archie no dijo nada más, al cabo de unos minutos se despidieron.
-No sé por qué estás tan molesto - dijo Annie acomodando su vestido dentro del automóvil.
-Creo que has sido muy grosera con Patricia y con Martha- mencionó el hombre- nada te costaba aceptar la invitación que tan amablemente nos hicieron- señaló al tiempo que encendía el motor.
Durante todo el trayecto, no volvió a dirigirle la palabra, llegaron a su domicilio molestos, con renuencia él la ayudó a bajar del auto y después de que así lo hiciera Archie azotó la portezuela farfullando en voz baja.
Entraron a su casa y ambos se dirigieron a sus respectivas habitaciones, sin hablarse.
En su habitación, solo, Archie no podía olvidar la imagen y el abrazo que Patty le dio, aspiró la chaqueta que recién se había quitado, aún conservaba el perfume de la chica en él, se dio una ducha rápida, se puso el pijama para luego acostarse a dormir, al cerrar los ojos comenzó a soñar…
El cuerpo desnudo bajo él era suave, caliente, la pierna de ella acariciando su flanco derecho y la otra en medio de sus piernas rozando sus partes, invitándolo a más, su miembro comenzó a erguirse ante el estímulo, sin poder evitarlo se movió haciendo fricción contra la pelvis femenina al tiempo que alcanzaba el fruto rosado erguido ante la caricia de sus pulgares para llevárselo a la boca, la mujer se aferró a las sábanas blancas retorciéndose del placer que le proporcionaban los dientes del hombre haciéndola levantar las caderas, invitándolo a llenarla, sin poder soportar más tiempo Archie le abrió las piernas colocándose en la entrada femenina, antes de invadir la carne dejó de succionar los pechos de su amante para mirarla, la luz de la luna reflejada en el color miel de los ojos de la mujer, de “su mujer” que lo miraba con amor y deseo, fue todo lo que necesito para luego devorarle la boca y con un empuje contundente se hundió de lleno en ese lugar, húmedo, sagrado.
- ¡Patty!...
Continuará…
Por: Lexie (Esmeralda Graham) y Temperance (Primrose)
Para: Guerra Florida 2020
Portada: Misti (Byul Hye)
Las divinas místicas de Terry
Cambiando el destino por Terry.
CAPÍTULO 1
https://www.elainecandy.com/t24842-divinas-misticas-de-terryprimer-lanzamiento-nuclear
CAPÍTULO 2
https://www.elainecandy.com/t24863-las-divinas-misticas-de-terry-lanzado-por-la-bella-sensual-y-misteriosa-lexie-capitulo-2-el-ultimo-aliento
CAPÍTULO 3
https://www.elainecandy.com/t24898-las-divinas-misticas-de-terrysegundo-ataque-contundente-de-temperance-primrose
CAPÍTULO 4
https://www.elainecandy.com/t24947-las-divinas-misticas-de-terry-lanzado-por-la-bella-sensual-y-misteriosa-lexie-capitulo-4-el-ultimo-aliento
https://www.elainecandy.com/t24842-divinas-misticas-de-terryprimer-lanzamiento-nuclear
CAPÍTULO 2
https://www.elainecandy.com/t24863-las-divinas-misticas-de-terry-lanzado-por-la-bella-sensual-y-misteriosa-lexie-capitulo-2-el-ultimo-aliento
CAPÍTULO 3
https://www.elainecandy.com/t24898-las-divinas-misticas-de-terrysegundo-ataque-contundente-de-temperance-primrose
CAPÍTULO 4
https://www.elainecandy.com/t24947-las-divinas-misticas-de-terry-lanzado-por-la-bella-sensual-y-misteriosa-lexie-capitulo-4-el-ultimo-aliento