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Escenas Reales, un Terrific inesperado.

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igzell
GEZABEL
Coffe Cat
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Coffe Cat

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Niño/a del Hogar de Pony
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Escenas reales

30 kilómetros lejos de Londres no eran demasiada distancia más el campo se iba haciendo menos transitado, sólo la vasta campiña se extendía entre él y su deber. Si alguien le hubiera dicho apenas hace un año que estaría camino al castillo de Windsor como uno de los más fieles vasallos del rey le hubiera dicho que estaba loco.

Nunca se asumió monárquico, su pasado aristocrático era algo con lo que apenas había hecho las paces. Al morir su padre sus medios hermanos habían seguido los deseos paternos y él había quedado libre de cualquier obligación hacia el Ducado. Ni siquiera la obviedad de su nombre daba pauta a pensar que alguna vez había sido el heredero del Duque de Grandchester, la mayoría asumía que se trataba de un nombre de escenario; era como esconder su pasado a plena vista.

Ya habían pasado los tiempos en los que lo reconocían en las calles, su calidad de actor de teatro estaba un tanto desaprovechada y el cine no le gustaba, había hecho un par de pruebas y no le agradaba verse en la pantalla; le parecía que los ritmos de los filmes lo hacían parecer falso y no aceptó la insistencia de varios productores quienes finalmente lo dejaron en paz por otras caras algunas más jóvenes que la suya, a sus 40 años lo último que deseaba era ser reconocido en las calles, seguía siendo un apasionado de la actuación pero valoraba más su privacidad.

El cúmulo de situaciones fortuitas lo habían llevado a protagonizar un relato radiofónico; las desventuras de Edmond Dantes “El Conde de Montecristo” dramatizadas en su voz habían hecho las delicias del público británico siendo tanto el éxito que se rumoraba que hasta la familia real disfrutaba con el relato.
Un día llegó a sus manos una invitación a hacer una lectura privada en el castillo de Windsor, fue advertido del honor del cual iba a ser distinguido y además de la necesidad imperante de guardar discreción so pena de ser considerado un traidor a la patria si se le iba la lengua.

La primera ocasión se presentó y se le agradeció cortesmente sus atenciones más no interactuo con su selecto público, no obstante él podía ver los ojos inquietos de un par de pequeñas que lo miraban de forma anhelante, “las niñas”no disimulaban mucho el deseo que tenían de seguirlo escuchando más dado quien eran era evidente que se contenían.

En sus visitas subsecuentes fue finalmente presentado; en un saloncito privado esperó hasta que la pareja real entró en ella.

El Rey Jorge VI y la Reina Elizabeth se aproximaron a él, vestían de manera discreta, más con ese aire de nobleza que por un momento le hicieron recordar a su padre.

-Es un privilegio escucharle Señor Grandchester, mi familia disfruta mucho su voz

-Es un honor su majestad, respondió el actor realizando una reverencia con la cabeza.

-Me han dicho que pronto terminará la transmisión radiofónica.

-Ciertamente, señor. Como usted sabe la obra ya había sido escrita y no podemos sumarle algo más a lo que el buen Dumas ya nos había legado.

-Lo entiendo, dijo el monarca, aunque me parece una pena. Me han dicho que mucha gente encuentra consuelo en escucharle cada tarde mucho. La radio es un poderoso instrumento.

-Ciertamente señor, aunque lo que yo hago no es más que un divertimento. Su discurso por otra parte fue sumamente importante para la confianza a nuestro país.
El rey no dijo nada al respecto más el actor se dio cuenta que su comentario había generado en el monarca sentimientos que decidió no compartir.

- Como le decía Señor Grandchester, los tiempos vivimos serán complicados y todos tenemos un papel que desempeñar. El suyo me parece es de brindar ese momento de divertimento que menciona.

-Señor, no sé que decir al respecto más que estoy a sus órdenes y espero que en lo que yo realizo pueda servirle de algo.

- Creáme Señor Grandchester que llevar alegría y esperanza al pueblo británico es un gran servicio.- terció la reina quien se unía a la conversación. Las formas de servir al país son distintas pero todas importantes, cada uno desde nuestro lugar.

- Me llena de honor su majestad- dijo el emocionado y sorprendido de sí mismo al sentirse así.

Jorge VI era un hombre discreto, algo tímido y apocado, más le había agradado bastante. Quizás le reconocía el que estaba bajo mucha presión desde que tuvo que asumir un trono que de inicio no era para él.

-No hay nada más duro que cumplir con un deber que en realidad nunca fue deseado- pensó mientras regresaba a su casa.
Fue invitado un par de veces más a hacer la lectura, no interactuaba mucho con la familia real más allá de una formal cortesía, hasta que en una ocasión los reyes no se presentaron.

El mayordomo le informó.
Sus majestades el Rey y la reina han sido requeridos de forma apremiante en unos compromisos, más le solicitan realice las lecturas solicitadas en presencia de las princesas Elizabeth y Margaret.

El aceptó y realizo su acto.

Las pequeñas estaban encantadas, se notaba que fuera de la presencia de sus padres las chicas eran menos propias. Especialmente la pequeña Margaret de 10 años quien lo miraba con su ojos limpios maravillados.

-¡Qué bonito lee señor! Yo quisiera que todas las noches me leyera un cuento antes de dormir.

-¡Margaret! Por favor compórtate- dijo la adolescente de 14 años que la acompañaba tratando de mantener la compostura.

-Pero sí es lo que tú dices todas las noches cuando lo escuchas por la radio Lilibeth.

-¡Margaret! Por favor, que mis padres lo sabrán.

-Pero es verdad. Mamá opina lo mismo.

-Señor Grandchester, por favor no diga nada- dijo azorada la mayor.

-No se preocupe su señoría. – dijo el hombre mientras reía abiertamente.-Yo le dije a su señor padre que estoy para servirlas, todo lo que se diga aquí es completamente confidencial. Me imagino lo difícil que es ser princesa.

-Y sí… suspiró la pequeña. En los cuentos a las princesas les pasan cosas interesantes pero la verdad es que es muy aburrido…

-¡Margaret Rose!

-No te preocupes Lilibeth, él ya dijo que todo era confidencial.

-Sí pero tú tienes que aprender a ser más discreta.

-Tú siempre me estás regañando.

-Vamos pequeñas, no discutan. - Dijo el hombre quien reía abiertamente- ¿Qué desean que les lea?

La pequeña entonces trajo un libro de cuentos de los cuales el actor leyó varios.

La magia de la voz de actor las embelesó tanto que incluso la mayor perdía a ratos la compostura y pedía otro cuento más y reía y se emocionaba vivamente con los relatos.

El tiempo pasó hasta que la dama de compañía le informó que era tiempo de irse.

-¿Volverá pronto señor Grandchester?- dijo la pequeña de ojos claros.

-Sí sus padres me invitan con gusto lo haré- dijo el histrión quien hasta ese momento cayó en cuenta que su velada, aunque inocente, no había sido del todo correcta. Se preguntó si realmente lo volverían a invitar.

-Ojalá lo veamos pronto- terció la adolescente con una cara seria, quizás teniendo reflexiones parecidas a las que habían surcado la mente del actor.




Por algunas semanas no tuvo noticias de sus admiradores reales. Se dio cuenta que los extrañaba en particular a las niñas. En el fondo le daba un poco de pena su situación. Eran privilegiadas en muchos sentidos, más podía adivinar que estaban muy solas.

Un día fue citado en el mismísimo castillo de Buckingham lo recibió el secretario del rey Sir Alan Lascelles, un hombre sumamente serio, quien mantuvo durante la conversación el ceño fruncido.

-Señor Grandchester, iré directamente al grano. –dijo sin mayor preámbulo- Sus majestades han sido informados del comportamiento que tuvo con las princesas en su última visita en Windsor. Debo decir que a mi parecer perdió completamente la compostura olvidando por completo su lugar en relación a con quien trata.

Estas palabras molestaron al hombre quien estaba a punto de responder cuando el otro prosiguió en su discurso.

-Más por razones que están fuera de mi entender, sus majestades desean que siga presentándose ante ellas. Esto es por supuesto un gran honor y por ello hoy lo cité para explicarle mejor cual debe ser su comportamiento a partir de este momento.

-Sabe usted, no le comprendo del todo.

- Es el deseo de los reyes que se haga parte del servicio que atiende a sus señorías las princesas reales. A su cargo tendrá la misión de brindarles un espacio de entretenimiento por las tardes y algo de acompañamiento. Así que lo capacitaré en el comportamiento que habrá de presentar….

-Mire usted, no sé que está pensando pero no soy ni payaso ni niñera. – dijo el actor interrumpiendo- No tengo interés en lo que me está diciendo ni necesidad alguna para aceptarlo.

- Como le dije antes, es un deseo de sus majestades.

- Pues infórmeles que declino a ello.

-¿Acaso no se da cuenta del honor que se le hace con la petición?
-Un honor que no he pedido por cierto y del cual puedo prescindir.

-Ya veo- haciendo una pausa agregó- en realidad Grandchester, no me sorprende su actitud.

-¿Qué quiere decir exactamente?

-Lo he investigado, parece ser que usted fue el hijo primogénito del Duque de Grandchester, pero renunció a ello y sus razones para ello son bastante
cuestionables.

-Eso a usted que le importa.

- Nada en realidad, más ya había advertido a loe reyes que alguien quien se separa de su deber no es confiable.

-Usted no sabe nada de mi y si es todo, me retiro.

Pasadas unas semanas recibió un par de notas del propio Lascelles las cuales prefirió ignorar. Un día tocaron a su puerta. La figura ceñuda del hombre apareció cuando abrió.

-¿Qué hace aquí?

-Usted no contesta a mis misivas.

-No veo la necesidad ya le di mi respuesta.

-Entiendo, créame que no estoy aquí porque lo desee. Pero el rey desea hablar con usted.

-Puede informarle que… y en eso notó el auto elegante que esperaba a un lado y la figura que se podía ver a través de la ventanilla.

Se acercó y lo vio.


-Señor Grandchester, suba.- le dijo el hombre que sentado esperaba. Su sorpresa fue suficiente como para hacer lo que se le pedía sin decir más. -Me dirijo a una cita al parlamento, no tengo mucho tiempo pero el suficiente para tratar este asunto con usted. -

-Señor, me apena que venga más…

-Granchester, voy a ser muy franco. Entiendo que Lascelles no fue muy amable con usted, pero debe entender que es sumamente protector cuando se trata se asuntos de la corona. Dios sabe que muchas veces le importa más que la persona que la porta. No lo juzgo ese es su deber y según recuerdo la última vez que hablé con usted, me ofreció sus servicios.

-Así fue su majestad, más no creo que ser niñera sea exactamente lo que tenía en mente. Estoy seguro que tiene a su servicio gente mucho mejor capacitada para el cuidado de las princesas.

El monarca lo miró detenidamente y dijo:

-Lo que le estoy pidiendo es que use los dones que Dios le dio y los ponga al servicio de su rey. Le propongo custodiar lo más preciado que tengo y que por mi deber tengo que alejar de mi con mucha frecuencia.

El actor lo miró y no dijo nada.

El cristal que separaba al conductor de los pasajeros, se abrió de repente. Lascelles desde el puesto del copiloto les dijo:

-Estamos por a un par de cuadras de llegar su majestad.

-Muy bien, gracias- fue la respuesta del rey quien con un ademán indicó que volviera a cerrar la puerta.

- No tenemos mucho tiempo y usted no me parece que sea un hombre que le guste que se anden por las ramas; le voy a decir algo muy privado. Desde que inició la guerra, mis hijas tienen miedo, eso es normal lo sé, pero lo que no es normal es que cuando unas niñas tienen miedo su padre salga corriendo exactamente en sentido opuesto a ellas y eso es lo que mi condición me obliga. La sucesión debe estar garantizada así que cada vez más tengo que estar lejos de ellas, si algo me pasara, Lilibeth y Margaret deben estar a salvo, no podemos estar en el mismo lugar cuando hay peligros. Y eso como padre me pesa profundamente.

Un día mientras escuchábamos su programa comenté que sería muy afortunado de tener una voz como la suya, Margaret dijo que entonces cuando lo escuchara a usted imaginaría que era yo hablándoles. Eso fue una ocurrencia de niña lo sé, pero en cierta forma han encontrado consuelo en ello. Tienen algunas grabaciones de la radionovela y las ponen frecuentemente, según me informan lo hacen cada vez más cuando se enteran de los bombardeos y debo agregar que el conocerlo no ha hecho más que enaltecer su figura ante ellas.

No cuento con guardia alguna o niñera que pueda tener este efecto en ellas; además de que creo que usted tiene la perspectiva necesaria para saber lo que es ser hijo de la aristocracia, de lo doloroso que es estar alejado de los padres y ser sustituido por obligaciones- concluyó de manera tajante el monarca.

Lo último sorprendió al histrión más recordó que Lascelles ya le había hablado de su previa investigación.

EL auto disminuía la velocidad.

-Señor, me abruma con sus palabras, será un honor servirle.

-No creo equivocarme con usted Grandchester.

Se sintió el alto total del vehículo, la puerta fue abierta y el rey se dispuso a bajar.

-Sir Alan hablará detalles con usted mientras lo conduce a casa. Fue lo último que dijo el monarca al tiempo que abandonaba el carro.

En su lugar ingresó el mencionado, mientras el auto arrancaba un silencio se apoderó del espacio.

-Debo entender que ha aceptado la propuesta de su majestad- inició el secretario de forma cautelosa.

-Así es-

-Necesito recordarle del gran honor que se le confiere Señor Grandchester.

-Por supuesto que usted necesita eso.

-Hay algo más.

Terry lo miró un poco harto.

-Estoy seguro que la conversación previa fue de una naturaleza delicada.

-¿Acaso no la escuchó?

El hombre enrojeció ante las palabras.

-No me ofenda Sr. Granchester, yo sirvo al rey, escuchar sus conversaciones privadas está catalogado como espionaje y traición.

-Bien, entonces ya dígame qué quiere sin tanto rodeo.

-Pues justamente eso, sus conversaciones y todo lo cual presenciará a partir de que entré al servicio del monarca deben ser tratadas con la mayor discreción. Usualmente hacemos que las personas que entran al servicio firmen una serie de documentos de confidencialidad, pero en su caso el rey solicitó que no se los exijamos.

Terrence lo miró algo incrédulo.

-No termino de comprender porque, pero el rey confía en usted de una manera que me parece escandalosa. Más siendo su deseo expreso no tengo más que apelar a su honor en relación a tales asuntos.

-Creí que usted estaba convencido que yo no tenía honor. -

El hombre volvió a enrojecer.

-No abuse de mi paciencia Grandchester.-

Terry sonrió.

-Descanse Lascelles que no tengo intención de cometer traición al rey. Me he comprometido con él y eso es suficiente para que mi boca esté sellada. Sin embargo; sé que a pesar de que mi palabra es suficiente para el rey, no lo es para usted. Así que le firmaré lo que quiera si así me lo quito de encima.

El hombre se irritó ante el descaro de tales palabras, más comprendió que era mejor callarse por ahora.

-No obstante, quisiera saber algo a cambio. Dígame cuál es la historia que le contó al rey acerca de mi.

-No le comprendo

-Usted me dijo saber que fui el hijo primogénito del Duque de Granchester y que renuncié a mi posición. ¿Qué fue lo que le dijo al rey exactamente?

-Pues eso justamente.

-No juegue conmigo Lascelles, estoy seguro que le dio detalles y quisiera saberlos. De lo contrario reconsideraré la firma de esos papeles que le preocupan tanto.
EL aludido trató de mantenerse muy serio, pero supo que no tenía mucha opción si quería tener garantías con el hombre que trataba.

-Como guste. Pues me informaron que desde muy pequeño fue desafiante con su padre, hasta que fue enviado a un colegio donde constantemente generaba problemas. Se escapó un par de veces por ir tras una actriz americana, al parecer su padre tuvo la paciencia suficiente para tolerarle algunas cosas hasta que finalmente se fue definitivamente del país siguiendo a tal actriz y dejando mucha vergüenza para su familia quienes manejaron lo mejor que pudieron la situación y su padre dejó como heredero al hermano que le seguía en nacimiento.
El actor lo escuchó sin dar mucho crédito a las palabras.

-Si lo comprendo bien, según usted abandoné el ducado por ir tras una actriz americana. Dígame por favor el nombre de la actriz.

-Usted debe saberlo mejor que yo, no entiendo para que quiere que yo lo diga.

-Por favor, deme gusto.

-El nombre de ella tengo entendido es el de Eleanor Baker.

Al terminar de escuchar esto Terrence comenzó a reír a carcajadas dejando a su interlocutor , sumamente confundido.

-Señor Grandchester, tenga compostura. No entiendo que puede ser tan divertido para usted.

-Mire Lascelles, lo que yo le sugiero es que la próxima vez que investigue a alguien lo haga mejor, porque si es así como informa a su majestad, creo que tiene problemas.

-No le comprendo.

-No hace falta, deme los malditos papeles y se los firmo.

EL cortesano ya no discutió, le dio la carpeta que tenía preparada en caso necesario y observó que el actor no se detenía a leer nada de lo que firmaba. No
se habló más nada en el trayecto hasta el lugar donde lo habían recogido.

-Supongo me informarán cuándo sea necesaria mi presencia.

-Así será a su debido tiempo.

-Pues entonces me retiro.

-Granchester, como dijo usted es necesario que tenga claro con quien trato. Por su reacción supongo que algo que tenía como cierto no lo es. Le agradecería me aclarara mi error.

-Y si no se lo digo, entonces de todas formas va a investigar de nuevo ¿no es así?
Lascelles asintió severamente.

-Tal vez en el fondo no estaba errado, en parte mi renuncia fue una forma de seguir a Eleonor Baker puesto que seguí sus pasos, renuncié a una herencia para seguir la que en realidad siempre sentí como mía, ella era mi madre.
Se bajó entonces del vehículo dejando a su interlocutor sorprendido.

Se quedó pensativo el resto de la tarde que se convirtió en noche.
Por un lado sopesaba el compromiso que acaba de adquirir, en el fondo no le disgustaba la idea de cuidar “a las niñas” , por más que lo supiera en su cabeza no podía ver más allá de un par de niñas asustadas cuyos padres no estaban presentes. Se dio cuenta que el rey no estaba errado, él sabía de esa soledad y de la necesidad de tener algo a lo cual aferrarse. Por el otro no dejaba de sorprenderse de la historia que circulaba al respecto de él y su madre.

Si él era casi un niño cuando la fue a buscar, no comprendía como podían pensar que era un amante de la actriz, aunque tal vez esa había sido la manera que la propia familia de su padre había logrado ocultar la historia. Así no se sabría su origen “natural” que ensombrecería el buen nombre de su progenitor, sólo sería “una manzana podrida” dentro de una familia fina. En fin, eso ya no era importante.

Decidió descansar, el futuro le traería su destino.

El castillo de Buckingham lo recibió pronto, su trabajo era estar con las princesas al final del día, tenían lecturas que él dramatizaba y que ellas gozaban hasta que tenía que despedirse muy a pesar del deseo de las pequeñas.
Poco a poco se fue enterando del poco tiempo que sus padres tenían para estar con ellas y lo afligidas que esto las dejaba, una tarde mientras se disponía a terminar sus actividades, los reyes aparecieron para escuchar las lecturas finales cuando las sirenas iniciaron su hulular terrible, pronto los guardias aparecieron.

La pequeña corrió a los brazos de su madre y la mayor a los de su padre Mientras el estruendo de los aviones que sobrevolaban el castillo permitía adivinar lo cerca que estaban.

Terrence pudo observar el miedo de que invadía las caritas infantiles y el dolor de los padres al escuchar decir al capitán de la guardia:

-Su majestad en necesario llevarlo a un lugar seguro.
Fue entonces que ambos monarcas intentaron deshacerse del abrazo de las niñas. Margaret lloraba y se negaba a soltar a su madre, Lilibeth se apretó fuertemente a su padre.

-Vamos Margo, tienes que ir- decía la reina- es por seguridad.

-¡No quiero¡ ¡Quiero ir contigo!-

El techo retumbó en ese momento ante la explosión que pasó en algún lugar del castillo, lo que hizo que la chica se prendiera aún más a su madre. Mientras que las miradas adultas intercambiaban angustia.

-Señora en necesario irse- instó el capitán de nuevo.
Terry miró la desesperación de la pequeña, arrodillándose junto a la reina dijo

-Margaret, yo iré contigo. Tus padres tienen que ir a otro lugar, pero yo no te dejaré sola. -
La niña lo miró la mano que le extendía y la tomó desprendiéndose lentamente del abrazo materno.
Acercándose entonces al rey extendió la mano hacia la chica mayor.

-Ve Lílibeth- dijo rey haciendo que la muchacha lo soltara.

Teniendo a ambas de las manos, Terry siguió entonces lo que le indicaba la guardia, bajaron apresurados la escaleras del palacio, mientras que se escuchaba el tronar de algo que colapsaba, un temblor en que cimbró a todo el palacio se tradujo en el llanto de las niñas que apretaban aún más sus manos.
Subieron a un auto que pronto dejó los terrenos de castillo, se internaron en la campiña y pronto el Castillo de Windsor apareció en el horizonte. Era más de media noche cuando dejaron de escucharse los aviones que sobrevolaban Londres.

Pero las pequeñas no podían dormir.

Fue entonces que Terry empezó a contarles un cuento sobre una traviesa chica de ojos verdes que le tenía miedo a pocas cosas, que era algo imprudente y atrevida más su gran corazón hacía que se metiera en muchos problemas. Les contó como en salvó a la tortuga de una amiga y le dijo “cabeza hueca” a una directora que la castigó sin poder ir a un baile, más que se las arregló para disfrazarse de Romeo para asistir de igual manera.

El relato las distrajo y poco a poco cayeron en el sueño, había sido una larga jornada.

A día siguiente supo que los reyes se encontraban a salvo, pero tardaron en saber de ellos. Habían sido cinco el número de bombas que cayeron directamente en los terrenos del palacio y otras tantas que dejaron a Londres con partes derruidas.

Los reyes habían pasado toda la noche en el un refugio antiaéreo y cientos de ciudadanos de se apretujaron en los túneles del metro ese 7 de septiembre de 1940 pasaría a la historia como el inicio del “Blitz “ alemán, unas serie de ataques que lastimaron a Londres y otras ciudades importantes.
La familia real estaba a salvo y en pie, los reyes se hicieron fotos junto a las ruinas del Palacio para demostrar que no tenían miedo y levantar la moral de los ciudadanos quienes a la noche siguiente salieron a pasear en sus mejores galas para demostrar que nada podía con los Británicos.

Aunque públicamente la reina había declarado que ni ella ni sus hijas abandonarían al rey ante los bombardeos la realidad era que desde ese día en que se destruyó parte de la torre de un lado de Buckinham no toleraba que las niñas pasaran mucho tiempo en Londres a pesar del dolor que esto le causaba.

-Las prefiero lejos que en peligro- les había dicho a ambas la última vez que las viera hacía unas semanas.
El castillo de Windsor se convirtió en su residencia fija y dado el curso de la situación Terry ya no se movió de ahí tampoco. Había jurado no abandonar a las princesas y no pensaba fallarles ahora.

Ya desde un año antes la llamada “Operación Pied piper” había movilizado a 1.5 millones de personas y casi a 750 000 niños no acompañados que fueron llevados al campo para ser protegidos y cuidados fuera de los alcances de la guerra. Más después de lo acontecido las preocupaciones de la población por los niños aumentó.

Terry fue llamado a la presencia del rey.

-Buen día señor Grandchester-

-Su majestad, buen día.

-No había tenido la oportunidad de agradecerle la compañía que brinda a las princesas.

- No tiene nada que agradecer señor.

-Como usted sabe estamos ante una situación crítica. Los bombardeos han seguido y fuimos relativamente afortunados de que hubieran pocas vidas perdidas, pero cada vez me temo esto se intensificará.

La reina se encuentra principalmente preocupada por los niños de nuestro país así que hemos pedido que aumenten los traslados de menores a la campiña. –haciendo una pausa donde su voz tembló un poco agregó- Es muy duro separar a las familiar, pero tenemos que proteger nuestro futuro.

Terry asintió con la cabeza y miró al monarca

-Me han pedido que como parte del soporte a nuestro país, haga un llamado para que los niños se vayan, pero ahora piensan que tal vez sería bueno que la voz que pasara el mensaje sea la de mis hijas. Quieren que ellas realicen un discurso en radio para que sea trasmitido “En la hora de los niños” de la BBC.

-Si me permito decirlo, me parece muy buena idea, la voz de las princesas humanizaran aún más el mensaje-

EL rey quedó en silencio, se acercó a su escritorio y sacó un cigarrillo que colocó en su boca mientras revolvía el contenido de un cajón buscando algo, Terry adivinado de que se trataba sacó su un encendedor de su bolsillo y procedió a prender el tabaco.

El monarca una vez encendido su cigarro, dio una aspiración y mientras sacaba el humo tomó de nuevo la caja dorada que tenía en el escritorio ofreciendo una al hombre que lo miraba.

Terry tomó el tabaco y lo encendió a su vez.
El monarca caminó hacia su ventanal desde donde se podía apreciar un bello jardín y abriendo la puerta le dijo

-Sígame Grandchester.

EL lo hizo, mientras caminaban y fumaban Jorge VI dijo:

-Haciendo honor a la verdad, me resisto a pedirle a mis hijas que hagan esto. Sé que es parte del deber de su cuna, pero aún son muy jóvenes para toda la presión que este tipo de actividades requieren.

-Disculpe la pregunta señor, ¿Por qué piensa eso?

-Vamos Grandchester, no todos tenemos la habilidad que usted tiene, supongo que para usted decir un breve discurso no es nada, pero no es así para otros.
Terry ya se había dado de las dificultades de dicción del monarca y no le fue difícil imaginar lo tortuoso que debía ser para él hacer cada discurso que tenía que realizar.

-Señor, quisiera contarle algo. Como sabe he pasado mucho tiempo con las princesas y a veces tengo problemas para inventar que más contarles para distraer su mente de la preocupación de estar lejos de ustedes. Confieso que mi imaginación no pudo ir más allá de lo que ha sifo el trabajo de mi vida, por lo que estamos en la preparación de una obra de teatro. EL plan es presentarlo para las Navidades en que sus señorías esperan finalmente poder pasar con ustedes.

-¿Una obra de teatro?-

-Así es señor, mi intención como le dije era favorecer que ocuparan su cabeza, pero ahora que me relata lo del discurso, creo que les sirve de preparación para hacerlo. Debo agregar que gozan con los ensayos.

El rey suspiró, tal vez había estado pensando que su mayor temor, sería el de sus hijas, pero tal vez eso se debía a que no había puesto la atención necesaria.

-Cuénteme de ellas, espero que no las esté preparando para renunciar a la corona y huir con alguna compañía teatral.

-¡Oh no, Señor! Eso no pasará nunca. En especial con Lílibeth ellas está muy consciente de su posición y no desea más que poder hacer algo para ayudarle a usted, estará muy contenta con la propuesta. Ella es muy concienzuda con la obra que ensayamos, se sabe el libreto y es disciplinada, Margaret en un encanto pero tiende a ser distraída cuando las cosas le aburren. Lo que me hace sugerirle que el mayor peso del discurso lo lleve Lilibeth y Margo sólo apoye con alguna frase-

Al sentir la mirada del rey, Terry se moderó –Quise decir la princesa Elizabeth y la princesa Margarita… Lo siento su majestad.

El monarca empezó a reírse fuertemente.

-Granchester, usted nunca ha cumplido con el protocolo, así que ni lo intente. Sé que habla con mis hijas por el nombre que sólo los miembros de la familia usan y se toma concesiones que ni el más antiguo de nuestros cortesanos se atrevería.
Pero recuerde que en parte, por eso le pedí sus servicios, y me doy cuenta que no me equivoqué con usted.

Muy bien entonces, le encomiendo apoye lo del discurso, prepare a mis hijas. Voy a indicar a la gente encargada que sigan sus instrucciones en lo referente al tema.

-Está bien su majestad.

Terry regresó al Castillo de Windsor e informó a las princesas quienes se emocionaron con la propuesta.

-¿Vendrá papá pronto?- preguntó Lilibeth

-No lo sé, no me lo informaron. Pero aunque no lo haga, estará muy pendiente del mensaje. Seguro se sentirá muy orgulloso de ustedes.

-¡Sï Lilibeth! Vámos a hecerlo, dijo la Margaret aunque tendía mucho a emocionarse cuando los proyectos iniciaban.

Poco tiempo después, el discurso propuesto arribó más Terry modificó lo que consideró que estaba de más y agregó palabras que las propias niñas le dijeron.
El día de la transmisión todo estaba dispuesto y él hizo gala de sus dotes de dirección para que el mensaje fuera más que apropiado.

La vos seria de la BBC anunció por el radio.

“A continuación sus altezas reales , la princesa Elizabeth y la Princesa Margaret se dirigirán a los niños de la nación”


La voz de la princesa adolescente resonó entonces en miles de hogares del Reino Unido de la Gran Bretaña:

Deseando que tengan buenas tardes, siento que estoy hablando a amigos y compañeros con quienes mi hermana y yo hemos pasado muchas tardes disfrutando “la hora de los niños”.

“Miles de ustedes en este país habéis tenido que abandonar vuestros hogares y separados de sus padres s y vuestros madres”

“Mi hermana Margarita Rosa y yo lo sentimos mucho por ustedes y sabemos por nuestra propia experiencia lo que significa estar lejos de aquellos a quienes más amamos”.

“A ustedes que estáis viviendo en nuevos entornos, les mandamos un mensaje de simpatía y, al mismo tiempo, nos gustaría dar las gracias a las personas amables que os han dado la bienvenida en sus hogares”
Todos sabemos que al final todo saldrá bien, que Dios cuidará de nosotros y nos dará la victoria y paz. Cuando la paz llegue recuerden que dependerá de nosotros, los niños de ahora construir un mundo mejor.

Mi hermana está junto a mi y juntas quisiéramos desearles buenas noches. Vamos Margaret dí buenas noches.

“Buenas noches, niños”, dijo la princesa Margarita. “Buenas noches y buena suerte a todos”, concluyó la futura reina.



discurso
El Rey Jorge y la reina Elizabeth escucharon el discurso como cualquier ciudadano y en la privacidad de su saloncillo.

Las lágrimas colmaron los ojos de ambos al escuchar a sus hijas.

-¡Las extraño tanto!- ¡Cómo quisiera poder abrazarlas en este momento!- decía el hombre emocionado.

-Con el favor de Dios, pronto lo haremos. Lilibeth lo ha hecho de maravilla.

-No olvides a Margo.

La reina sonrió.

-Sólo dijo “Buenas noches niños”

-Pero fue suficiente, tú sabes lo difícil que es para mí cada vez que tengo un micrófono de frente.

-Lo sé querido. Pero las niñas tienen otros desafíos, este no es uno de ellos por lo que veo.

EL rey recordó las palabras de Terry y le hicieron sentido en la estructura del discurso.

-Creo que debemos agradecer a Granchester de alguna forma. Esto definitivamente es su obra.

-Estoy de acuerdo. Nunca pensé que Lilibeth pudiera sonar tan segura.

-Y Margaret tan encantadora…

-¿Por qué dices eso?

-Esas fueron más o menos las palabras de Grandchester. Dijo que Lilibeth era concienzuda y disciplinada, mientras que Margo era un encanto pero que se distraía fácilmente.

-Parece que ha llegado a conocerlas bastante bien.

-Le envidio un poco sabes. Mi anhelo de vida era estar más con mi familia.
La reina miró a su esposo

-Tu sabes que me negué a casarme contigo un poco

-Tres veces- dijo el sonriendo.

-Me negué a casarme contigo tres veces porque no quería que mi vida fuera regida por la corona, pero vi en ti al hombre bueno que eres y me convenciste. No me arrepiento.

AL escuchar esto el monarca se acercó a su esposa y le dio un cálido beso.

-Ahora pienso, que todo el camino que hemos recorrido era algo escrito por Dios para que la corona llegara a Lilibeth. Cuando la veo, pienso que será una gran reina. Se que apenas es una niña pero da algunas muestras de carácter que me hacen pensar que todo lo que vivimos ahora será para que ella lo haga bien.

-¿Y Yo?

-Tú ya eres un gran rey. Pero si no te cuidas más tu reinado no será muy largo.

-¡Vámos! Que primero me halagas y luego me hablas de mi muerte.

-Sólo digo lo que pienso. – mencionó la reina algo seria.

-¿Cuándo crees que las veremos?- dijo pensativo el rey.

-Cuando sea oportuno.

El rey sonrió. Bueno en algo estoy de acuerdo con Hitler. Eres la mujer más peligrosa de Europa.

Ambos rieron. Al menos esa noche durmieron tranquilos.

A pesar de sus deseos, los reyes tuvieron que mantenerse alejados de sus hijas durante mucho tiempo más. Los bombardeos continuaron en la Londres y en otras ciudades, la navidad llegó pero pasó sin que importara demasiado.

Fue hasta la navidad del 1941 cuando la obra de la cual había hablado Terry fue presentada delante de ellos.


Las princesas estaban felices representado la Cenicienta, Margaret fua la princesa y Elizabeth el príncipe encantador.

Por esa noche la guerra tuvo una pausa, pero todos sabían que faltaba mucho para que concluyera realmente.

-Granchester- llamó el rey a Terry quien se encontraba incluído en la cena navideña de ese año. – He pensado que usted se merece una distinción por sus servicios. Por ahora hay cosas de qué ocuparse pero en cuanto sea posible quisiera condecorarlo y nombrarlo caballero del imperio británico.

EL actor ni supo como reaccionar a ello.

-Acaso no le agrada la propuesta.

-Oh no señor, será un honor, pero no lo esperaba.

-En ese caso, acostúmbrese que de aquí en adelante le llamaré Sir Terrence - y voltendo hacia el salón donde se encontraban las princesas, la reina y sólo un par de selectos invitados dijo:

-Quisiera proponer un brindis en este día que me siento feliz de estar con mis hijas quiero agradecer a este hombre quien las ha cuidado de una manera más allá del deber quien les comento será condecorado en cuanto el tiempo nos lo permita. Más desde este momento lo declaro Sir Terrence caballero del imperio británico.

– Y levantando su copa dijo-

-Por Sir Terrence

-Por Sir Terrence – resonó en el salón.


Terry bebió de su copa al final del brindis.

Cuando se despedía, le solicitó al rey unas palabras.

Señor, quisiera agradecerle no solo el honor que me ha conferido si no la oportunidad de estar con las princesas. Yo soy un hombre solo, como usted lo sabe y no tuve la dicha de tener hijos.-Dudo un poco para seguir-No deseo faltarle al respeto, pero quiero que sepa que ellas son para mi las hijas que nunca tuve.

El monarca le sonrió.

-Sólo que no le quieran más que a mi Sir Terrence y estoy dispuesto a compartirlas.

-Eso es imposible señor.

Buenas noches Sir Terrence

Buenas noches su majestad.

Terry se retiró del salón y se fue a sus habitaciones y pensó que eran extraños tiempos donde en plena guerra él se sentía realmente feliz.




















GEZABEL

GEZABEL
Guerrera de Lakewood
Guerrera de Lakewood

wow, sir terrence... muy buena historia, aunque siento que da para mas eh ... pero no te abrumo, puedes bien mejor continuar con cierto fic que me tienes pausado Escenas Reales, un Terrific inesperado.  880836 Escenas Reales, un Terrific inesperado.  880836 Escenas Reales, un Terrific inesperado.  880836

Excelente historia y me da gusto verte por estos lados...

igzell

igzell
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

wao que hermoso y conmovedor escrito,sin duda alguna ese discurso que realizóla princesa Elizabeth (isabel)a tan corta edad reflajaba lo grande que seria cuando eredara el trono,y colocar a Terry con ella fue una genialidad!!! casi lloro de la emocion,ademas de la risa cuando terry se mofo del mentado secretario ese por su inecta investigacion,como se nota que no profundizan y solo barren por encima xD

http://larojamelenaquesellevoelviento.blogspot.com/

Lau_4_U

Lau_4_U
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Me encantó el FIC Escenas Reales, un Terrific inesperado.  463717 , muy distinto a todos los que había leído. Escenas Reales, un Terrific inesperado.  4149639568

Un Terry que se rehúsa a hacer cine y prefiere continuar con la actuación, es contratado por la corona británica y por supuesto que lo tenían que investigar... pero se nota que no hicieron bien su trabajo.

Terry renuente asiste y platica con el rey y bueno salen a relucir muchas cosas, por fin lo convence de que trabaje para él y Terry acepta por las niñas que sienten pasión por la actuación  gracias a como les habla Terry.

El bombardeo y el llanto del pueblo se deja escuchar, el Rey y su esposa Elizabeth salen a dar un discurso diciendo que no los abandonarán... eso fue increíble. Terry por su parte controla a las hijas y lo hace muy bien.

Terry es nombrado Sir. por el mismo rey gracias a su buen trabajo. Claro que se lo merece.

Siento que la historia daba para mucho, mucho más. Escenas Reales, un Terrific inesperado.  408560

Gracias por tan linda historia,  Escenas Reales, un Terrific inesperado.  971718 que me ha dejado impactada.  affraid

Te mando un fuerte abrazo. Escenas Reales, un Terrific inesperado.  752716  Escenas Reales, un Terrific inesperado.  752716

cilenita79

cilenita79
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

mi querida! excelente mini, pero como Geza siento que esto da para mucho más!!!


Todavía espero que termines cierta historia de zoombies que estaría muy ad hoc con lo que ocurre hoy en día XD 

cilenita79

cilenita79
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

mi querida! excelente mini, pero como Geza siento que esto da para mucho más!!!


Todavía espero que termines cierta historia de zoombies que estaría muy ad hoc con lo que ocurre hoy en día XD 

Coffe Cat

Coffe Cat
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

¡Muchas gracias Chicas por sus palabras!Escenas Reales, un Terrific inesperado.  334740 Había pasado algún tiempo y pensé que no había gustado mi ocurrencia Escenas Reales, un Terrific inesperado.  692777


Gezabel y Cilenita: De hecho sí tengo pensado una segunda parte y cerrar (porque luego dejo cosas inconclusas) Escenas Reales, un Terrific inesperado.  891429 He estado muy tentada de involucrarme en los retos, pero mejor no por ahora para poder seguir con otras cosas. Ni prometo nada, pero sí les cuento que me gustó mucho regresar a escribrir. Había perdido un poco el rumbo.

Igzell: Gracias por tu comentario, debo confesar que la idea salió a partir de que ví el último discurso de la reina Isabel por todo este asunto de la contingencia mundial. ¡Lo que no ha visto esta señora! y por eso pensé, seguro que conoció a Terri si ha visto tanto en la vida jejejeje.

Lau: Muchas gracias por el súper resumen. Dentro de poco publicaré la segunda parte! espero la disfrutes!


Rhodb

Rhodb
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Muy bonito. Escenas Reales, un Terrific inesperado.  498689 Escenas Reales, un Terrific inesperado.  162544 Escenas Reales, un Terrific inesperado.  334740 pero, qué siga la continuación jjee. No,me gusta ver a Terry solo Escenas Reales, un Terrific inesperado.  808200 Escenas Reales, un Terrific inesperado.  355103 Escenas Reales, un Terrific inesperado.  971718 Coffe Cat

Linda Flores

Linda Flores
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Escenas Reales, un Terrific inesperado.  0e386810

Me gustan tus historias siempre muy originales ... la verdad eres muy creativa igual pienso que da para más porque territo está muy solito ... te mando saludos y sigo al pendiente de tus aportes

Lady Letty

Lady Letty
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony


Exelente, yo también opino que

Da para masss! Terry, está solito

Coffe Cat

Coffe Cat
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Rodh, Linda y Lety, muchas gracias por sus palabras, en eso ando. Hay que seguir con esta historia!study

Aunque ¡vaya que el tiempo pasa pronto y ya estamos en los últimos días de la guerra! Escenas Reales, un Terrific inesperado.  454740100 Escenas Reales, un Terrific inesperado.  3232282398 Escenas Reales, un Terrific inesperado.  3232282398 Escenas Reales, un Terrific inesperado.  3232282398

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