– ¿En dónde diablos están metidas esas dos chicas que se hacen llamar las hermanas de la atmósfera maligna? - se preguntaba el castaño recorriendo cada rincón del café mándala.
Dos pares de ojos lo estaban visualizando a través de una pequeña niebla apenas perceptible al ojo de cualquier mortal, las chicas cuchicheaban entre ellas lo molesto que se encontraba el emperador al haber descubierto en sus escritos el siguiente capítulo de su ya polémica historia.
– ¡Te lo dije Lexie debimos usar mi tinta mágica la cual no es perceptible al ojo de los humanos, así el emperador no hubiese visto nada del escrito, pero te empeñaste en usar esas plumas de gel de colores de las cuales te has vuelto adicta, creo que todo lo que hay en este mundo te vuelto loca por las compras, ¡dime para qué quieres zapatillas y toda esa ropa!
- ¡Basta Temperance! Tú qué sabes si la puedo necesitar en algún momento.
- ¡Con que aquí estaban! – fue el grito de una voz masculina que las hizo saltar, el hombre las tomó del brazo y las llevó con él a su habitación, no quería que las otras chicas se enteraran de la reprimenda que les daría a estas dos descocadas.
– ¿Pero ¿qué pretenden ustedes dos con todo el alboroto que están causando con su historia?
- Álainn– dijo la bella Lexie con una expresión exagerada – si nosotras no hemos hecho nada malo– lo miro con sus enormes ojos castaños abanicando sus largas pestañas.
-¡Basta Lexie quieres engañarme con esa mirada coqueta, Temperance creí que por ser una de las más correctas del grupo no harías semejante locura! – la chica solo se le quedó mirando esperando poder hipnotizarlo con su mirada - ¡Pero habrase visto la desfachatez de ambas, queriendo dominarme a mí con sus miradas, solo les advierto que me uniré a la turba de mujeres que querrán sus cabezas entendieron! -las chicas solo lo miraron sorprendidas al verlo tan enojado agitando su índice en las narices de cada una.
Ambas se tomaron de la mano, si se puso así con este capítulo no querrían ni imaginar lo que les haría para el próximo.
El último aliento
Capítulo 6
El culpable soy yo
La última semana de noviembre llegó, el día era bastante frío, Terry no dejaba que el fuego de la chimenea se apagase para que Candy no se enfriara, ambos estaban recostados en el sofá de la sala, cada tanto el castaño avivaba el fuego mientras que la rubia permanecía acostada, hoy estaban solos, ni amigos, ni servidumbre estaban cerca, así que ambos disfrutaban su tarde mimándose, admirando la belleza del fuego en una tarde fría de Chicago.
-Me alegra que hoy no ande por aquí “la tímida” o “la gordita”– mencionó Terry.
–No digas eso, solo quieren ayudar– explicó Candy.
–Pero todo el tiempo están aquí metidas, pasábamos más tiempo solos en Nueva York y eso que estando allá yo trabajaba, ahora que estoy tomando un descanso por la llegada del bebé no puedo estar contigo como antes– se quejó el castaño.
Candy hizo un esfuerzo y se sentó, pasaba su mano por la ancha espalda de su esposo confortándolo.
–Ven aquí señor gruñón– llamó Candy a Terry para abrazarlo tanto como su enorme vientre le dejara– te pones muy celoso y me encanta eso.
–Te quiero solo para mí pecas – dijo el hombre muy cerca de su oído, mordiendo su lóbulo acomodando su cabeza en el hueco de su cuello haciéndola irse para atrás lentamente.
– ¡Terry! – exclamó la rubia sintiendo un escalofrío recorrerle ante la caricia – Todavía...ummm...no sé cómo… ¡Ahh! es que te gustó si estoy ¡Oh sí! ... enorme...– la rubia hablaba entre jadeos pues Terry ya estaba acariciándole los enormes e hinchados pechos con una mano, pues con la otra sostenía el peso de su cuerpo casi sobre Candy.
–Estas más hermosa que nunca pecas – aseguró el castaño comenzando a dejar besos por el cuello de su esposa – y pensar que mañana estarán todos aquí por acción de gracias y no nos dejarán solos hasta muy tarde.
–Tenemos la noche para nosotros ¡Ayy! – se quejó la rubia.
–¿Estás bien? – inquirió el castaño asustado.
–Si, sí, creo que ¡Auch!
–Candy ¿Crees que el bebé...?
–Podría ser, ya no falta mucho, según mis cálculos debe ser está semana o la otra, pero ya pasó, vamos a acostarnos y ¡Ahhh! – la rubia se sostuvo de los hombros de su esposo pues estaba poniéndose de pie cuando sintió otra contracción – llama a Albert y al hospital, es muy posible que el bebé nazca hoy – pidió Candy sosteniendo su vientre, en su rostro se empezaba a dibujar el dolor.
–Está bien pecas, mejor siéntate, llamó a mi suegro, luego al hospital, recojo la maleta con tus cosas y las del bebé y salimos para allá – repetía el castaño para no errar y retrasar las cosas, era el plan trazado con antelación y ahora estaba ahí de pie sin moverse.
–Ve Terry hay tiempo – espetó la rubia al verlo mover las manos, pero no los pies.
–Me muevo, me muevo...– hablaba el castaño sin avanzar.
Candy, en medio del dolor que comenzaba a sentir río ante la cara de susto de Terry.
–Todo saldrá bien, vamos –afirmó la Candy de nuevo de pie dando leves empujones a Terry.
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Hospital Saint Jacob 2:00 a.m.
Todos los amigos de la familia Grandchester estaban reunidos en la sala del hospital esperando junto a Terry el momento en que el médico o alguna enfermera saliera a dar información, estaban ahí desde las seis de la tarde, Terry se paseaba de un lado a otro queriendo estar con su esposa, Albert intentaba distraerlo con muy poco éxito, la abuela Martha, hasta Archie se le había acercado a hacerle plática pero nada, la única que por el momento lo tenía contenido era Patty, de algún modo ellos tenían algunas cosas en común las cuales fueron aprovechadas por la dulce chica para mantenerlo por un rato sentado situación que causó cierta incomodidad en Archie y que no pasó desapercibida para Annie quien permanecía sentada bostezando de vez en vez, cansada y molesta de estar ahí por tantas horas.
Estaban por dar las cuatro de la mañana cuando una enfermera llamada Nataly la cual fue estudiante al mismo tiempo que Candy salió por el pasillo para dar el parte.
– Señor Grandchester – llamó la chica – todo ha salido muy bien – informó cuando el castaño se puso de pie acercándose a ella junto con Patty – Candy ya está en su habitación, han tenido un niño precioso, puede pasar a verla – concluyó la enfermera con una sonrisa amable.
Todos en la sala de espera estallaron en júbilo, la primera en felicitar a Terry fue Patty, seguido de la gran palmada en la espalda que Albert le propinó, Annie por su parte espero un momento más para acercarse al estrenado padre para darle las bienaventuranzas aprovechando el momento para de una forma muy sutil tocarle los brazos y la espalda al abrazarlo.
Terry casi los empujaba para que lo dejarán ir, pero gracias a la intervención de la siempre perspicaz Martha no tuvo la necesidad.
– Vamos, vamos, déjenlo ir, ¿Que no ven que el hombre está desesperado por ir a ver a su mujer y su hijo? – decía la anciana apartando a Annie – ve hijo, anda con tu mujer ella también debe estar desesperada por verte.
– Eres un sol abuela Martha – dijo Terry dándole un beso en la frente para luego ir junto a Nataly quien lo esperaba para llevarlo.
El cuadro que recibió a Terry dentro de la habitación lo conmovieron hasta las lágrimas, Candy, su Candy estaba sentada con un pequeño bulto azul en los brazos del que sobresalía una madeja de rizos rubios.
– Hola señor Grandchester, le presento a su hijo – declaró Candy mostrando al pequeño niño que se chupaba el dedo.
– ¡Pecosa! ¡Tiene tus rizos! – expuso Terry al ver el ensortijado, aunque escaso cabello – ¡Dios! Es perfecto – declaró tomándolo en sus brazos – ¿Cómo podré agradecerte semejante regalo?
– Amándome igual o más que ahora – espetó la rubia mirando amorosa a su pequeña familia.
Terry se acercó lo más que pudo para dar un beso lleno de amor a su esposa, ahora sentía que al fin lo tenía todo y era muy feliz por eso.
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Gracias a que el parto de Candy se dio sin complicaciones al día siguiente por la tarde ya estaba instalada en su casa, todos ese día la recibieron ofreciendo su ayuda para cuidar del pequeño Evan Andrew, como era acción de gracias la celebración se llevó a cabo en la casa de los Grandchester, Candy por supuesto permanecía acostada todo el tiempo mientras Terry le prestaba todas las atenciones tanto a ella como al niño que resultó ser un ángel pues sólo lloraba cuando tenía hambre o estaba mojado, la primera en ofrecerse siempre para atenderlo era Patty quién quedó enamorada del pequeño desde el primer momento en que lo vio, Annie apenas y lo sostuvo un momento pues sentía malestar cada que veía cómo se desvían por él. Entre todos decidieron tomar turnos para apoyar a Candy y Terry, aunque las dos mujeres a su servicio estaban más que dispuestas y felices de ayudar a sus patrones agradecían la ayuda extra pues ellas también tenían sus deberes diarios.
Durante los primero quince días Annie, Patty, la abuela Martha e incluso Dorothy pasaban al menos una noche en casa de Candy, si una estaba de día otra se quedaba en la noche, pero siempre había alguien para ayudar.
Cierta tarde de sábado Patty estaba por retirarse de la casa cuando comenzó a nevar, ya era diciembre y las bajas temperaturas comenzaban por lo que la chica no pudo irse temprano; eran casi las nueve de la noche cuando Archie y Annie llegaron, era el turno de la ojiazul quedarse con Candy y por el mal clima su esposo la había llevado en el auto, grande fue su sorpresa al ver a Patricia todavía en casa de Candy.
– Te llevaré a tu casa Patty – ofreció Archie caballeroso.
– Si Annie no tiene inconveniente aceptaré, no quisiera dejar sola a la abuela – manifestó la chica.
– Por mí no hay problema – declaró Annie sin darle importancia, llevaba varios días discutiendo con Archie por no querer tomar las tizanas y rehuirle cada que ella lo buscaba por las noches que ya no quería ni verlo.
Archie y Patty se fueron, Annie llevó sus cosas a la habitación que se había designado para la persona que se quedaba, dejó sus cosas tomó su bolsillo de tela con las hierbas que debía tomar y se dirigió a la cocina, preparó su té, se sirvió unas galletas, se sentó, estaba a punto de meterse una a la boca cuando Terry se asomó por la puerta.
– Buenas noches Annie, no te escuché llegar, me quedé dormido toda la tarde, sólo porque Evan despertó nosotros también lo hicimos.
– No te preocupes, Patty me dijo, ¿Ya cenaste? – inquirió la mujer, sus ojos recorriendo la figura masculina.
– No, pero no tengo hambre todavía, le llevaré algo a Candy para que coma después de darle de comer al bebé – decía mientras llenaba una bandeja con pan, leche y queso – ¿esto es té? – preguntó sirviéndose una taza de la tetera que Annie dejó sobre la estufa – ummmm está muy rico – declaró después de un sorbo – llevaré esto, gracias por el té Annie– agradeció para luego marcharse.
Annie estaba atónita, Terry se había tomado una de las tizanas, la más fuerte que tenía.
– ¡Qué descuidada soy! – se recriminó por su torpeza – ¿Como puedo ser tan tonta? – se preguntaba, ahora esperaba que Terry no tuviera alguna reacción por haberlo ingerido, se dispuso a recoger la cocina y deshacerse del resto del té antes de causar alguna tontería más.
Se dirigía a su habitación, cuando se volvió a topar en el pasillo a Terry
- ¿Todo bien? – Le preguntó ya que lo notaba algo agitado– ¿Está todo bien con Candy y Evan?
-Si, no te preocupes están bien, ya se volvieron a quedar dormidos – respondió el castaño pasando la mano por su cabello.
- ¿Te sientes bien Terry? – volvió a preguntar Annie.
- ¡Si! ¿Porque lo preguntas? -contestó el castaño bastante agitado.
Annie lo miraba hacer gestos, no le parecía que se encontrara bien.
- ¡Hace calor! ¿No te parece? – declaró el castaño al tiempo que se quitaba la camisa del pijama sin importarle la presencia de Annie.
Annie trataba de no mirarlo ya que ella se sentía igualmente afiebrada y agitada, quiso distraer al castaño de su agitación preguntándole cuándo llegaría Eleonor a conocer al bebé, Terry le contestó que arribaría en tres días más, Annie no quería permanecer más tiempo al lado de Terry así que se despidió de él con un “buenas noches” se dio la vuelta y apresuró sus pasos hasta su habitación.
Terry se encaminó rumbo a la habitación que habían habilitado como estudio el cual está alejado de las habitaciones, se adentró al lugar en el cual tenía un pequeño bar, se sirvió una copa de whisky ya que se sentía algo raro, lo achacaba tal vez a la falta de acercamiento a su esposa por la cuarentena que está debía cumplir, así que abrió las ventanas para dejar entrar el helado viento y calmar así su deseo, él era un hombre apasionado, acostumbrado a retozar con su esposa todos los días y ahora aunque feliz por su hijo, su cuerpo sentía la falta de liberación, sobre todo después de meses tan gozosos al lado de Candy.
Annie se sentía igual que el castaño y se regañó mentalmente por haber traído esa tisana ya que esa sólo la tomaba estando en casa, porque sabía que tanto Archie como ella misma podían darle satisfacción a su enardecida excitación, era tanto su calor corporal que tuvo que salir de su habitación rumbo a la cocina para ir por un vaso con agua, salió con cuidado para no despertar a los inquilinos, no quería sorpresas, pues llevaba un camisón muy delgado y transparente, llegó a la cocina, bebió el agua y llevaba consigo otro vaso con el vital líquido cuando noto el aire helado proveniente del estudio del dueño de ese hogar, fue a verificar que la ventana estuviera cerrada no fuera a enfriarse la casa y Candy o Evan se enfermaran por un descuido, entró sin avisar ya que ella pensaba que no había nadie dentro.
El ambiente de la habitación estaba fresco en comparación del calor que ella sentía, como estaba oscuro cerró la puerta al entrar y así evitar que la frialdad se esparciera por la casa, no se percató de la figura que estaba recostada sobre el sofá que se encontraba en un rincón, al tratar de acercarse a la ventana sentía cada vez más de cerca el helado aire pero antes de llegar siquiera a tocar la hoja de la ventana alguien la interceptó tomándola del tobillo, quiso gritar pero el miedo la paralizó, la persona que se encontraba allí fue más ágil que ella se levantó de donde había permanecido recostado y se paró detrás de ella susurrándole al oído que no tuviera miedo, Annie sintió como las manos de un hombre recorrían su cuerpo, el cual sólo estaba cubierto por un bata de seda y camisón de tirantes a juego, las manos diestras deshicieron el nudo de esta la cual cayó descubriendo sus hombros el hombre a su espalda comenzó a dejar besos sobre su cuello y hombros, sus manos se posaron en sus pechos, la chica comenzó a perderse ante tan placenteras y expertas caricias ...
– ¡Candy! – exclamó la voz ronca de Terry mientras despojaba el cuerpo de Annie de prenda alguna.
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La casa que Patty y Martha O'Brien habitaban quedaba relativamente cerca de la casa Grandchester, sin embargo, debido al clima Patty no pudo regresar caminando como era su costumbre, había quedado atrapada en casa de Candy hasta que Annie llegó con Archie y este se ofreció a llevarla.
En el corto trayecto Patty pudo sentir el estado de ánimo de Archie, conducía con el ceño fruncido, casi ni le dirigió la palabra por lo que la chica se puso triste, en el tiempo que llevaban de tratarse el joven siempre fue muy abierto con ella al punto de confiarle los problemas con Annie, ella por su parte trataba de aconsejarle lo mejor que podía, no era una experta, al contrario era la persona menos indicada pues después de Stear no había permitido a nadie acercarse ni un poco a ella pero hacia su mejor esfuerzo, después de todo Archie era alguien muy cercano, compartían el mismo dolor, la misma pérdida pero, llevaban más de un año compartiendo sus vidas por medio de cartas y ahora que estaba ella ahí él se había alejado de ella, marcó una línea que no podía atravesar, que le causaba dolor en su corazón y no sabía porque.
Llegaron a la puerta de la casa y Archie, caballero que era se bajó del auto para abrirle la puerta de Patty, está a su vez guardó un prudencial silencio, agradeció el gesto con un asentimiento y se encaminó a abrir el portón rojo de la casa donde se alojaba, estaba a punto de entrar cuando la voz de Archie la detuvo.
– Patty – llamó el hombre de ojos claros – ¿Podría hablar contigo un momento? – inquirió metiendo las manos en su abrigo negro de casimir – por favor – suplicó.
La joven asintió, se adentró al Interior de la casa y lo dejó pasar.
– Creo que mi abuela ya está acostada – mencionó la castaña – voy a avisarle que estoy aquí, le diré a la señora Thompson que te sirva un chocolate mientras tanto – declaró la chica.
La casa que habitaban las O'Brien era acogedora, no tenía jardín, no era muy grande, pero tenía calor de hogar, uno que la enorme casa de Archibald Cornwell no tenía desde hace mucho, mientras esté esperaba por Patricia apreciaba las llamas de la chimenea, tenía los ojos clavados en la danza que estás le prodigaba; así lo encontró Patty, recargado en la chimenea contemplando el fuego.
– ¿Te han traído tu bebida? – cuestionó la joven.
– Si, gracias – respondió el hombre parándose derecho ante la llegada de la dama.
Patty lo invitó a sentarse, ella a su vez también lo hizo cerca de él, en el sofá.
– ¿Me dirás lo que ha pasado que estás tan callado? – fue la pregunta directa de la chica.
– Lo siento – se disculpó Archie – han sido días difíciles y hoy discutí muy fuerte con Annie, llevo días peleando con ella – expuso Archie – estoy cansado Patty – dijo el hombre en posición derrotada, con los brazos sobre las piernas y la cabeza baja.
Patty sintió pena de verlo así, el tan orgulloso, no pudo resistirse, levantó la mano para ponerla sobre el hombro de Archie y transmitirle un poco de consuelo, él al sentir el delicado toque levantó la cabeza, se topó con esa mirada que a pesar de los anteojos era tan clara, sincera, llena de cariño, el chico le sonrió triste y ella tocó su mejilla acariciándole con el pulgar, era un toque leve pero lleno de calidez, Archie no pudo contra eso, tomó la mano femenina, besó la palma de la misma, sin dejar de ver esos ojos acercó su rostro y la besó.
Patty sintió una corriente recorriendo su cuerpo cuando la gran mano de Archie agarró la suya y cuando sintió sus labios sobre esta la piel se le erizó, luego él se fue acercando, despacio y ella lo esperó, miró sus labios y entreabrió los suyos esperando...entonces...la presión en su boca, cerró los ojos y se dejó llevar.
El beso comenzó con apenas un toque de labios, una ligera presión, pero Archie era un hombre hambriento, deseoso, y siendo correspondido, porque Patricia le estaba respondiendo simplemente bebió del dulce sabor de los labios de Patty.
La chica sintió la mano de Archie tomarle la cara profundizando el beso, voces confusas en su cabeza hablando, pero los latidos fuertes de su corazón no la dejaban escucharlas, sin darse cuenta subió la otra mano pues una estaba prisionera entre la de Archie.
¿Cuánto tiempo duró el beso? Ninguno de los dos lo supo, lo único que sentían era la sed que no cesaba, mientras más bebían menos se separaban, Archie con todo el cuerpo reaccionando ante la dulce mujer que se rendía ante él.
Un imperceptible gemido proveniente de Patty llegó como un relámpago a los oídos de Archie, entonces la realidad lo golpeó, ¿En qué momento había quedado recostado sobre la chica? ¿Cómo se había atrevido siquiera a acercarse?
– ¡Perdóname Patty! – exclamó levantándose de un salto, buscando su abrigo para salir corriendo de ahí antes de hacer algo más que no debía.
La castaña pasó saliva, con todo el cuerpo temblando apenas logró sentarse, sus ojos llenos de lágrimas a punto de desbordarse, apenas y logró ver a Archibald tomando su abrigo para después salir casi corriendo azotando la puerta lo cual la hizo dar un brinco por el ruido seco de está; entonces lo supo, al fin lo escuchó, las voces de su cabeza ¿Qué estás haciendo Patricia? Él es un hombre casado y ¡Es el hermano de Stear! Un fuerte sollozo brotó de lo más hondo de su alma, aun temblando se llevó las manos tapando su rostro dejando que las lágrimas salieran para lavar su vergüenza.
Continuará…
Por: Lexie (Esmeralda Graham) y Temperance (Primrose)
Para: GF 2020
Portada: Misti (Byul Hye)
Las divinas místicas de Terry
Cambiando el destino por Terry.
Chicas, una disculpa por la tardanza pero surgieron problemas técnicos, incluso ahora no me deja alojar la imagen de portada, pero para no hacerles esperar más, les comparto el nuevo capítulo, más tarde vere si puedo poner la portada de la talentosa mística MISTI (BYUL HYE)
Última edición por Esmeraldagraham el Lun Abr 20, 2020 7:57 pm, editado 1 vez