Parte 11
Ahí estaba ella nuevamente demandando su atención, era su costumbre, algo natural, exclusivo, y a lo que no estaba dispuesta a ceder. Demás está decir que no entiende el comportamiento de Leo para con la enfermera, pero de lo que sí está segura es que “No la soporta”. Y no le gusta verla cerca de él. Por eso fue hacia su camarote para interponerse de la forma que se le da muy bien
-¡Leo, tenemos que hablar!
-¡Nilka! ¿Qué sucede?
-Leo por favor, te necesito
La mujer sorbe su labio inferior, arruga el entrecejo y pone ojitos de mortificada. El hombre suelta un suspiro antes de hablar
-Está bien… White An, espera un momento por favor
-S… Sí, no… no hay problema
Con pasos dubitativos la rubia sale del camarote, el aire frío de la noche le golpea el rostro refrescando sus pensamientos. Está esperando a la entrada, tuerce los morros de un lado a otro a la vez que observa la oscuridad que la rodea
-Pero… qué estoy haciendo… por poco cometo la locura de contarle todo a ese hombre… cielos… y si en verdad el Coco tenía intenciones de llevarme con los Leagan… ¿Corro peligro si permanezco aquí? Eso quiere decir que… ¿Debo abandonar el circo?
El temblor que invade su cuerpo por el miedo, vuelve a sacudir su ser… Candy se siente apabullada por tantas interrogantes y por no saber qué hacer. De presto se escuchan las risas de Sal y Pimienta acercarse, se siente como una tonta por estar esperando a que esos dos terminen su conversación por lo que decide irse con las chicas, de esta manera podrá dejar de pensar en todo eso que le atormenta o de lo contrario su cabeza explotará.
Mientras tanto Leo escucha las ideas que expone Nilka sobre algunas modificaciones que pueden hacer en los actos, tiene apoyado sus codos sobre sus rodillas y choca las yemas de sus dedos frente de su boca, sin quitarle la vista en ningún momento. Pero, viendo que la perorata de la mujer parecía no terminar pronto, no tener lógica y carecerle de interés, decidió finalizarla.
-Están bien tus ideas… ya mañana hablaremos más detallado sobre los puntos… ahora si me disculpas
-Leo. ¿No pensarás echarme de tu lado?
-¿Tienes algo más importante que decir? Porque si es sobre cómo sostener tu pierna para que parezcas una estrella, te puedo asegurar que es una conversación que puede esperar a mañana
-Leo – nooo… no puedo permitir que me deje para ir tras esa torpe de White An – sabes que no, siempre te busco porque eres importante y lo que hablo contigo también.
-Lo sé, pero entiéndeme Nilka, ahora mismo no me apetece ni tengo cabeza para pensar en algún acto
-Está bien… ve… vete con ella… yo solo quería estar contigo… no quería estar sola
La mujer se gira como cubriendo su rostro, la tristeza y las lágrimas, Leo se acerca y le toca el hombro para llamar su atención. Con ojos inundados en lamento, muestra cuan compungida está. Él la rodea con sus brazos y ella se deja consentir.
-Sshh… sabes que no estás sola… tienes a Tylor
-Ohh… Tylor… está más preocupado por las nuevas impresiones que en hacerme caso… todo tiene más importancia que yo… me siento sola… a veces me pregunto ¿Qué hago a su lado? ¿Debería seguir?
El hombre inspira profundamente y suelta el aire lentamente… le agrada tenerla entre sus brazos, siempre la recibe, pero nunca termina de quedarse, por lo que no puede evitar pensar <<”¿Será ésta mi oportunidad?">> y por primera vez se da cuenta que no está tan ansioso por estar con ella… quien aún sigue con sus desvaríos
-Y sabes que el único momento que me presta atención es cuando estamos de camino a una nueva ciudad sólo porque no tiene otro remedio que estar en el mismo camarote
-Nilka, sabes bien que no estas sola… si no quieres permanecer más a su lado lo mejor será que se lo hagas saber… pero, si realmente lo que quieres es seguir, debes ser honesta, clara con tus exigencias, pero también aceptar las de él
-Pero Leo… ¿Cómo puedes decirme eso?
-Porque una relación es de dos, por lo tanto, hay dos puntos de vista, dos gustos y dos exigencias
-Pero tú no me exiges, me lo das todo… tu tiempo, tu atención, tus…
-Bueno, eso se debe a que trabajamos juntos, de una manera que no lo haces con él
-Tienes razón, debería dejarlo e intentar contigo…
-Eso dices siempre… y míranos cómo estamos
-Leo… es que tú siempre me entiendes…
La joven se aferra más al abrazo y continua una conversación donde rememoran el inicio de su relación y profesión, a tal punto que se olvidaron del tiempo y lugar. Cuando llegó Chad a informales que Tyler les esperaba para cenar, ambos volvieron a la realidad, es entonces que Leo recuerda que White An está esperando para poder hablar; al salir de su camarote para ir al de su amigo se da cuenta que la rubia no está, Nilka no le pierde cuidado y sabe que está buscando a la enfermera, pero decide atraer su atención y alejarlo de ella a como dé lugar.
A la mañana siguiente decide esperar a la rubia cerca de la zona donde la ha visto trepar árboles los días anteriores. Pero la joven no apareció, no se había imaginado que por temor a que, si estaba sola y se encontraba con el payaso, éste quisiera forzarla para abandonar el recinto y llevarla con los Leagan, pensaba que lo mejor era no hacer sus salidas matinales furtivas. Desesperado porque White An no aparecía por ni un lugar, decidió ir en su búsqueda.
No estaba en su camarote, ni en el comedor o dándole comida a los animales, como solía hacer en ocasiones… cansado de dar vueltas sin sentido decide ir al único lugar que no lo había hecho, “La Clínica”. Al entrar en la estancia la ve, sentada, doblando unas vendas mientras habla con Mila, quien a petición de la joven le estaba haciendo compañía.
-White An, llevo toda la mañana buscándote
-¡Leo!
Mencionaron ambas, lo ven de pie en medio de la habitación con semblante serio y de brazos cruzados
-¿En dónde estabas?
-Ha, ha, ha. Pero en dónde más iba a estar esta mujer Leo, lleva toda la mañana aquí
Él no dice nada, solo le dedica una mirada que dice claramente cuan molesto está, luego vuelve a dirigirse a Candy, sabe que tienen algo pendiente
-Recuerdo haberte dicho ayer que quería hablar contigo
-Disculpe usted, pero pernoctar sola a la intemperie no es mi pasatiempo favorito
Le contesta la enfermera con una sonrisa que simula ser inocente y dulce.
-No pensaba dejarte toda la noche esperando
-¿Querías hablar con ella y la tenías esperando fuera de tu camarote?
-Oh sí Mila, y por un buen rato
-¡Pero ¿será posible?! Mira que hacerle pasar frío por un capricho tuyo, eres de lo que no hay Leo ¿Qué estabas haciendo para que mi pobre muñeca estuviera plantada en tu puerta?
-Es que llegó Nilka y dijo que tenía algo importante de que hablar, por eso los deje a solas
-¡Oohh, ya soltaste la sopa perico! Eso lo explica todo
Enfatiza con un gesto de su mano, para todos es bien sabido que esa mujer suele absorber a Leo a su antojo y hacer con él como le plazca en gana. Molesto por escuchar la conversación de ellas y porque quería ir al asunto con White An le lanza una mirada a Mila para hacerle entender que no está de ánimos para tonterías. Ésta, que ya conoce el genio que se gasta el hombre no necesita de más y se excusa para dejarlos solos.
-Bueno, bueno… creo que Ashly me está llamando, les dejo a solas
-No Mila, no hace falta
-Tranquila muñeca, que en todo caso si éste se pasa contigo, tú dime ¡Que lo capo!
Amenazó mirando fijamente a Leo, lo que menos quería es que terminara arrastrando en sus problemas a Candy. El hombre le dedica una mirada amenazante <<”a mí no me pones una mano encima”>> pero Mila no se amedranta
-Has oído bien… con ella no se juega, sino ¡Te castro!
-Mila, por favor… ¿Qué dices?
-Nada muñeca, él ya sabe a lo que me refiero. Nos vemos después.
Cuando finalmente se quedan solos, Leo toma asiento frente de la rubia y con una voz más serena le habla
-Perdona el haberte dejado esperando mucho tiempo anoche
-Tranquilo, no hace falta.
-Claro que sí… tenía intenciones de hablar contigo, pero surgió un inconveniente, lo siento.
-Está bien, lo acepto.
-Ahora dime ¿Qué estaba pasando con ese infeliz?
Candy pestañea un par de veces para hilvanar una respuesta creíble, sonar convincente
-Nada, no pasaba nada
-No me mientas White An, sé perfectamente que estaba pasando algo, y grave, podría asegurar; estabas hecha un manojo de nervios y habías perdido todo color… ¿Te puso un mano encima? ¿Quiso pasarse contigo? ¿Obligarte a hacer algo indebido?
-N… no, claro que no
-¿Entonces?
-¿De verdad quieres saberlo?
Él sólo asiente con su cabeza
-¿Prometes escuchar todo sin juzgarme?
-¿Qué has hecho White An?
-Ningún delito, al menos para algunos
-Está bien… te escucho.
La rubia hace una inspiración profunda para poder tomar valor. Entonces le cuenta al hombre ante sí, que sus padres la dejaron en la puerta de un orfanato cuando solo era un bebé; como años después una familia de clase alta la acogía como dama de compañía para su hija, pero esos niños lo que en realidad hacían era torturarla y denigrarla solo porque era huérfana. Luego explico cómo llegó a los Ardley y las razones que la llevaron a querer dejar el apellido para valerse por sí misma mientras buscaba su camino, entonces el niño de la familia que la había acogido de pequeña se había encaprichado con ella y ahora se le antojaba que quería que se casaran. Habían convencido al hombre que la había tomado como su protegida para que diera su consentimiento y sintiéndose atrapada, desesperada e incapaz de aceptar lo que le imponían, decidió huir. Así fue que se topó con Plim y finalmente había terminado siendo contratada como enfermera exclusiva del circo “Barnum & Bailey’s”
-Estoy seguro que los Leagan deben de estar buscándome y por miedo a no poder escapar de un matrimonio impuesto decidí refugiarme con ustedes… Coco me dijo que éste no es mi lugar y que seguramente los Ardley estarán preocupados por mí. Lo siento, tal vez debí decir esto desde un principio… pero… pensé que…
-¿Qué nunca nos daríamos cuenta? ¿Qué estás fingiendo ser quien no eres? ¿Qué para ti esto es un juego?
-¡Por supuesto que sé que no es un juego! No estoy fingiendo ser quien no soy, cuando dejé el Colegio San Pablo fue porque estaba segura que ese mundo no es para mí; las hipocresías, maldades y desprecios que le hacen a las personas sólo porque no son de una cuna noble como la de ellos o sólo porque tus padres te abandonaron ¡¿Qué culpa tengo yo que mis padres me dejaran?! ¿Debo pagar por su pecado?
Candy se levanta de su silla dolida, por las confesiones, recuerdos y acusaciones. Con voz temblorosa le aclara.
-No sé quienes fueron mis progenitores y la razón por la que me abandonaron, pero no les reprocho haberlo hecho porque me dejaron en el mejor lugar que pudieron encontrar, tuve la suerte de crecer en “El Hogar de Ponny” y no haber muerto tirada en la calle o abandonada en una casa vacía. La señorita Ponny y la hermana María me dieron amor, cariño, me enseñaron valores, respeto y aprecio por las personas sin importar su clase ni condición. No puedo ser una Ardley porque no puedo despreciar ni mirar de menos a personas de diferente condición que la mía, no puedo sentirme unida a algo en lo que no creo y no me gusta. Ser rico y preocuparte solo por las apariencias no es lo mío, sentirme alguien sólo si humillo a las personas no es lo que quiero.
Ella lo observa fijamente, pero lo único que puede decir él es:
-Eres una Ardley, ¿Sabes lo que eso significa?
Continuará...
Parte 13
"LA ESTRELLA DE COCO" P 12
Ahí estaba ella nuevamente demandando su atención, era su costumbre, algo natural, exclusivo, y a lo que no estaba dispuesta a ceder. Demás está decir que no entiende el comportamiento de Leo para con la enfermera, pero de lo que sí está segura es que “No la soporta”. Y no le gusta verla cerca de él. Por eso fue hacia su camarote para interponerse de la forma que se le da muy bien
-¡Leo, tenemos que hablar!
-¡Nilka! ¿Qué sucede?
-Leo por favor, te necesito
La mujer sorbe su labio inferior, arruga el entrecejo y pone ojitos de mortificada. El hombre suelta un suspiro antes de hablar
-Está bien… White An, espera un momento por favor
-S… Sí, no… no hay problema
Con pasos dubitativos la rubia sale del camarote, el aire frío de la noche le golpea el rostro refrescando sus pensamientos. Está esperando a la entrada, tuerce los morros de un lado a otro a la vez que observa la oscuridad que la rodea
-Pero… qué estoy haciendo… por poco cometo la locura de contarle todo a ese hombre… cielos… y si en verdad el Coco tenía intenciones de llevarme con los Leagan… ¿Corro peligro si permanezco aquí? Eso quiere decir que… ¿Debo abandonar el circo?
El temblor que invade su cuerpo por el miedo, vuelve a sacudir su ser… Candy se siente apabullada por tantas interrogantes y por no saber qué hacer. De presto se escuchan las risas de Sal y Pimienta acercarse, se siente como una tonta por estar esperando a que esos dos terminen su conversación por lo que decide irse con las chicas, de esta manera podrá dejar de pensar en todo eso que le atormenta o de lo contrario su cabeza explotará.
ooOOOoo
Mientras tanto Leo escucha las ideas que expone Nilka sobre algunas modificaciones que pueden hacer en los actos, tiene apoyado sus codos sobre sus rodillas y choca las yemas de sus dedos frente de su boca, sin quitarle la vista en ningún momento. Pero, viendo que la perorata de la mujer parecía no terminar pronto, no tener lógica y carecerle de interés, decidió finalizarla.
-Están bien tus ideas… ya mañana hablaremos más detallado sobre los puntos… ahora si me disculpas
-Leo. ¿No pensarás echarme de tu lado?
-¿Tienes algo más importante que decir? Porque si es sobre cómo sostener tu pierna para que parezcas una estrella, te puedo asegurar que es una conversación que puede esperar a mañana
-Leo – nooo… no puedo permitir que me deje para ir tras esa torpe de White An – sabes que no, siempre te busco porque eres importante y lo que hablo contigo también.
-Lo sé, pero entiéndeme Nilka, ahora mismo no me apetece ni tengo cabeza para pensar en algún acto
-Está bien… ve… vete con ella… yo solo quería estar contigo… no quería estar sola
La mujer se gira como cubriendo su rostro, la tristeza y las lágrimas, Leo se acerca y le toca el hombro para llamar su atención. Con ojos inundados en lamento, muestra cuan compungida está. Él la rodea con sus brazos y ella se deja consentir.
-Sshh… sabes que no estás sola… tienes a Tylor
-Ohh… Tylor… está más preocupado por las nuevas impresiones que en hacerme caso… todo tiene más importancia que yo… me siento sola… a veces me pregunto ¿Qué hago a su lado? ¿Debería seguir?
El hombre inspira profundamente y suelta el aire lentamente… le agrada tenerla entre sus brazos, siempre la recibe, pero nunca termina de quedarse, por lo que no puede evitar pensar <<”¿Será ésta mi oportunidad?">> y por primera vez se da cuenta que no está tan ansioso por estar con ella… quien aún sigue con sus desvaríos
-Y sabes que el único momento que me presta atención es cuando estamos de camino a una nueva ciudad sólo porque no tiene otro remedio que estar en el mismo camarote
-Nilka, sabes bien que no estas sola… si no quieres permanecer más a su lado lo mejor será que se lo hagas saber… pero, si realmente lo que quieres es seguir, debes ser honesta, clara con tus exigencias, pero también aceptar las de él
-Pero Leo… ¿Cómo puedes decirme eso?
-Porque una relación es de dos, por lo tanto, hay dos puntos de vista, dos gustos y dos exigencias
-Pero tú no me exiges, me lo das todo… tu tiempo, tu atención, tus…
-Bueno, eso se debe a que trabajamos juntos, de una manera que no lo haces con él
-Tienes razón, debería dejarlo e intentar contigo…
-Eso dices siempre… y míranos cómo estamos
-Leo… es que tú siempre me entiendes…
La joven se aferra más al abrazo y continua una conversación donde rememoran el inicio de su relación y profesión, a tal punto que se olvidaron del tiempo y lugar. Cuando llegó Chad a informales que Tyler les esperaba para cenar, ambos volvieron a la realidad, es entonces que Leo recuerda que White An está esperando para poder hablar; al salir de su camarote para ir al de su amigo se da cuenta que la rubia no está, Nilka no le pierde cuidado y sabe que está buscando a la enfermera, pero decide atraer su atención y alejarlo de ella a como dé lugar.
oooOOooo
A la mañana siguiente decide esperar a la rubia cerca de la zona donde la ha visto trepar árboles los días anteriores. Pero la joven no apareció, no se había imaginado que por temor a que, si estaba sola y se encontraba con el payaso, éste quisiera forzarla para abandonar el recinto y llevarla con los Leagan, pensaba que lo mejor era no hacer sus salidas matinales furtivas. Desesperado porque White An no aparecía por ni un lugar, decidió ir en su búsqueda.
No estaba en su camarote, ni en el comedor o dándole comida a los animales, como solía hacer en ocasiones… cansado de dar vueltas sin sentido decide ir al único lugar que no lo había hecho, “La Clínica”. Al entrar en la estancia la ve, sentada, doblando unas vendas mientras habla con Mila, quien a petición de la joven le estaba haciendo compañía.
-White An, llevo toda la mañana buscándote
-¡Leo!
Mencionaron ambas, lo ven de pie en medio de la habitación con semblante serio y de brazos cruzados
-¿En dónde estabas?
-Ha, ha, ha. Pero en dónde más iba a estar esta mujer Leo, lleva toda la mañana aquí
Él no dice nada, solo le dedica una mirada que dice claramente cuan molesto está, luego vuelve a dirigirse a Candy, sabe que tienen algo pendiente
-Recuerdo haberte dicho ayer que quería hablar contigo
-Disculpe usted, pero pernoctar sola a la intemperie no es mi pasatiempo favorito
Le contesta la enfermera con una sonrisa que simula ser inocente y dulce.
-No pensaba dejarte toda la noche esperando
-¿Querías hablar con ella y la tenías esperando fuera de tu camarote?
-Oh sí Mila, y por un buen rato
-¡Pero ¿será posible?! Mira que hacerle pasar frío por un capricho tuyo, eres de lo que no hay Leo ¿Qué estabas haciendo para que mi pobre muñeca estuviera plantada en tu puerta?
-Es que llegó Nilka y dijo que tenía algo importante de que hablar, por eso los deje a solas
-¡Oohh, ya soltaste la sopa perico! Eso lo explica todo
Enfatiza con un gesto de su mano, para todos es bien sabido que esa mujer suele absorber a Leo a su antojo y hacer con él como le plazca en gana. Molesto por escuchar la conversación de ellas y porque quería ir al asunto con White An le lanza una mirada a Mila para hacerle entender que no está de ánimos para tonterías. Ésta, que ya conoce el genio que se gasta el hombre no necesita de más y se excusa para dejarlos solos.
-Bueno, bueno… creo que Ashly me está llamando, les dejo a solas
-No Mila, no hace falta
-Tranquila muñeca, que en todo caso si éste se pasa contigo, tú dime ¡Que lo capo!
Amenazó mirando fijamente a Leo, lo que menos quería es que terminara arrastrando en sus problemas a Candy. El hombre le dedica una mirada amenazante <<”a mí no me pones una mano encima”>> pero Mila no se amedranta
-Has oído bien… con ella no se juega, sino ¡Te castro!
-Mila, por favor… ¿Qué dices?
-Nada muñeca, él ya sabe a lo que me refiero. Nos vemos después.
Cuando finalmente se quedan solos, Leo toma asiento frente de la rubia y con una voz más serena le habla
-Perdona el haberte dejado esperando mucho tiempo anoche
-Tranquilo, no hace falta.
-Claro que sí… tenía intenciones de hablar contigo, pero surgió un inconveniente, lo siento.
-Está bien, lo acepto.
-Ahora dime ¿Qué estaba pasando con ese infeliz?
Candy pestañea un par de veces para hilvanar una respuesta creíble, sonar convincente
-Nada, no pasaba nada
-No me mientas White An, sé perfectamente que estaba pasando algo, y grave, podría asegurar; estabas hecha un manojo de nervios y habías perdido todo color… ¿Te puso un mano encima? ¿Quiso pasarse contigo? ¿Obligarte a hacer algo indebido?
-N… no, claro que no
-¿Entonces?
-¿De verdad quieres saberlo?
Él sólo asiente con su cabeza
-¿Prometes escuchar todo sin juzgarme?
-¿Qué has hecho White An?
-Ningún delito, al menos para algunos
-Está bien… te escucho.
La rubia hace una inspiración profunda para poder tomar valor. Entonces le cuenta al hombre ante sí, que sus padres la dejaron en la puerta de un orfanato cuando solo era un bebé; como años después una familia de clase alta la acogía como dama de compañía para su hija, pero esos niños lo que en realidad hacían era torturarla y denigrarla solo porque era huérfana. Luego explico cómo llegó a los Ardley y las razones que la llevaron a querer dejar el apellido para valerse por sí misma mientras buscaba su camino, entonces el niño de la familia que la había acogido de pequeña se había encaprichado con ella y ahora se le antojaba que quería que se casaran. Habían convencido al hombre que la había tomado como su protegida para que diera su consentimiento y sintiéndose atrapada, desesperada e incapaz de aceptar lo que le imponían, decidió huir. Así fue que se topó con Plim y finalmente había terminado siendo contratada como enfermera exclusiva del circo “Barnum & Bailey’s”
-Estoy seguro que los Leagan deben de estar buscándome y por miedo a no poder escapar de un matrimonio impuesto decidí refugiarme con ustedes… Coco me dijo que éste no es mi lugar y que seguramente los Ardley estarán preocupados por mí. Lo siento, tal vez debí decir esto desde un principio… pero… pensé que…
-¿Qué nunca nos daríamos cuenta? ¿Qué estás fingiendo ser quien no eres? ¿Qué para ti esto es un juego?
-¡Por supuesto que sé que no es un juego! No estoy fingiendo ser quien no soy, cuando dejé el Colegio San Pablo fue porque estaba segura que ese mundo no es para mí; las hipocresías, maldades y desprecios que le hacen a las personas sólo porque no son de una cuna noble como la de ellos o sólo porque tus padres te abandonaron ¡¿Qué culpa tengo yo que mis padres me dejaran?! ¿Debo pagar por su pecado?
Candy se levanta de su silla dolida, por las confesiones, recuerdos y acusaciones. Con voz temblorosa le aclara.
-No sé quienes fueron mis progenitores y la razón por la que me abandonaron, pero no les reprocho haberlo hecho porque me dejaron en el mejor lugar que pudieron encontrar, tuve la suerte de crecer en “El Hogar de Ponny” y no haber muerto tirada en la calle o abandonada en una casa vacía. La señorita Ponny y la hermana María me dieron amor, cariño, me enseñaron valores, respeto y aprecio por las personas sin importar su clase ni condición. No puedo ser una Ardley porque no puedo despreciar ni mirar de menos a personas de diferente condición que la mía, no puedo sentirme unida a algo en lo que no creo y no me gusta. Ser rico y preocuparte solo por las apariencias no es lo mío, sentirme alguien sólo si humillo a las personas no es lo que quiero.
Ella lo observa fijamente, pero lo único que puede decir él es:
-Eres una Ardley, ¿Sabes lo que eso significa?
Continuará...
Parte 13