SECRETOS III
Los Leagan ofrecieron su tradicional fiesta de verano a la que yo asistí gustosa de poder pasar tiempo con Archie, sin embargo, las cosas no salieron como yo pensaba, porque sin que yo lo esperará vi aparecer a Candy con unos caballos a la zaga, Eliza y Neil habían presumido sus caballos pura sangre toda la tarde y ahora los mostraban con la “chica del establo”, al verla los colores huyeron de mi rostro, Archie lo notó y sujeto mi brazo al tiempo que decía —¿No te gustan los caballos Annie?— Candy también notó mi turbación y estoy segura que recordó mis horribles palabras por que sus ojos se tornaron tristes y bajo la mirada, mientras todos los recuerdos que yo creía olvidados me dieron un encontronazo, no pude evitar que mis ojos se humedecieran a la vez que mi mente repetía escenas de nosotras riendo y jugando en el Hogar de Ponny, la voz de la señora Leagan me sacó de mi ensimismamiento al ordenar de manera déspota a Candy que se llevara los caballos, papá trató de justificar mi actitud diciendo los caballos siempre me ponían nerviosa y Archie frotó sutilmente mi hombro para reconfortarme, al mismo tiempo que yo veía a Candy junto con mi niñez darse la vuelta y alejarse haciendo lo que le había pedido meses atrás: olvidando que nos conocíamos.
Eliza y Neil se acercaron y para “tranquilizarme” me dijeron que podía disponer de “esa chica” como me diera la gana ya que no era más que un intento de compañera de juegos venida a menos debido a su poca educación y mal comportamiento, la realidad me cayó como balde de agua fría: mientras yo era dichosa dentro de un hogar con una mamá y un papá, Candy se las había tenido que arreglar sola, seguramente había sido víctima de los malos tratos por parte de los hermanos Leagan, quienes tenían fama de tratar muy mal a sus empleados, asunto que realmente en nuestro circulo no importaba, por que a fin de cuentas es gente que para eso vive, para servir sin rechistar a la clase acomodada a la cual yo pertenecía, era gente sin rostro y sin nombre, hasta que reconoces a tu amiga de la infancia, a tu hermana del corazón y te das cuenta que son personas con rostro, nombre sentimientos y sobre todo corazón, uno que yo acaba de destruir en mil pedazos.
La fiesta continuó son que se volviera a mencionar el asunto o a Candy hasta que unos gritos provenientes de la dirección del establo llamaron la atención, era Eliza que pedía ayuda, al llegar junto con Archie y los otros chicos al lugar, vimos a Candy golpear con furia Neil mientras este chillaba lastimeramente y Eliza decía que Candy lo había atacado cuando ellos descubrieron que quería poner orugas en mi bolsito de mano, y al verse sorprendida no supo hacer otra cosa que reaccionar como la salvaje que era, según ellos. Candy al principio se defendió y dijo que eran los hermanos Leagan quienes querían hacerme pasar un mal rato con los horribles bichos, pero en un momento que sus ojos se encontraron con los míos llorosos, detuvo su argumento y apenada bajo la vista, estoy segura que ella se dio cuenta que yo le creía y le agradecía que a pesar de mi terrible actitud hacia ella aun tuviera el coraje para defenderme, y que si no dijo más fue precisamente para no mortificarme y no delatar con su vehemencia nuestra conexión. La señora Leagan culpó a Candy y la mando encerrarse en el establo sin cenar a lo que ella solo asintió y vio como la matriarca de los Leagan tomándome del hombro y deshaciéndose en disculpas me alejaba de ahí, momentáneamente nuestras miradas se cruzaron, le pedí mil perdones, pero no poder actuar ni defenderla y estoy segura de que entendió mis razones. Segundos después Archie llego corriendo hacia mí y con su plática intentó que me olvidara del asunto lo cual agradecí, pero fue infructuoso, al llegar a casa esa noche, tome mis viejas cartas que no tuve valor para quemarlas y llore abrazándome a ellas hasta quedar dormida
Continuará...
Última edición por dulce3852 el Lun Abr 26, 2021 12:04 pm, editado 1 vez