y más la piedra dura, porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Fragmento de: Lo fatal.
Poema de: Rubén Darío
Almas atormentadas
Siempre ante puse el bienestar de otros al mio propio, eso permitió que personas perversas y sin escrúpulos sacaran provecho abusando de mi.
Después que nos despedimos aquella noche en las escaleras, de sentir tus lágrimas en mi espalda, de experimentar el más cruel dolor, mi corazón quedó hecho pedazos. Enfermé después de esa noche y no me explico cómo mi cuerpo se aferró a la vida, pues lo único que deseaba era morir. Pero me recuperé, la vida continuó, desde entonces cual hoja que arrastra el viento no volví a ser yo misma, viví por vivir, vivo porque mi cuerpo aún no muere, pero mi corazón murió para siempre, mis sentimientos duermen, soy una autómata.
Me comprometieron con el primogénito de los Lagan, no protesté. Mi espíritu rebelde e independiente no existe más, desapareció junto con las huellas que iba dejando en la nieve al alejarme de ti aquella noche que te vi por última vez.
En mi noche de bodas, porque… sí me casé con Neal, recuerdo no reír, no llorar, no protestar, no lamentar simplemente fui un cuerpo muerto, totalmente inerte en los brazos de mi esposo. Lo dejé hacer, inexplicablemente yo no estaba allí, no sentía nada ni siquiera repulsión. Él creyó que yo me contenía para no demostrar algún sentimiento, pero la felicidad al lograr satisfacer su deseo, no le dejó ver más allá. Después de esa noche en su luna de miel que sólo le duró dos noches más, si...todo se resume a tres noches. La noche de la boda, fue rápido con euforia de su parte, la segunda noche por más que trató de hacerme reaccionar, molesto terminó por hacerme suya sin ninguna delicadeza, de forma fúrica y cruel. Al verme inamovible y laxa se retiró triste, acongojado me pidió disculpas diciendo que me ama. La tercera noche me tomó con anhelo, con gentileza amoroso...hasta con reverencia y temor. Fue inútil no consiguió nada de mí, ninguna emoción sólo frío y distancia. Después de un rato me abrazó y dijo con tristeza...
-Candy, en verdad ¡te amo!...perdóname por forzarte a este matrimonio. Te prometo que si quedas embarazada después de estas noches… jamás volveré a tu lecho. Mi mayor deseo es ser feliz a tu lado y al lado de los hijos que Dios nos mande. Pero pondré todo mi empeño en hacer que te enamores de mí… Pero si no es así, volcaré todo mi amor en el hijo que me des. Duerme tranquila Candy, no vendré más…
Así lo hizo, dejó pasar los días para cerciorarse si estaba en cinta. Semanas más tarde el médico confirmaba mi embarazo, fue la única vez que de mis ojos salió una lágrima, la única que me permití derramar porque el recuerdo de Terry me golpeó con fuerza, deseé que ese hijo fuese nuestro, ya jamás podremos estar juntos de nuevo. Te casaste con Susana… muriendo así mis esperanzas de reencontramos, terminando de asesinar mi espíritu. Por eso no me opuse al matrimonio con Neal, había perdido la razón por completo, ni la ilusión del hijo por nacer afloró en mí sentimiento alguno.
Fue un embarazo complicado, estuve a punto de perder al bebé tan anhelado por mi marido, al momento del parto las complicaciones fueron mayormente para mi, estando a punto de fallecer…¡que lástima! No morí, mi alma sigue presa de este cuerpo que se resiste a la muerte. Le llamo el hijo de Neal porque no lo deseé. Cuanto cambié que no siento nada por él, aunque no tenga la culpa de haber venido al mundo no logré sentir amor por su hijo. Para un alma atormentada es imposible sentir amor…¡y yo no siento nada!
La señora Lagan y Eliza se hicieron cargo del bebé desde el momento que nació, es tan parecido a su padre, sólo tiene mis pecas y el color de mis ojos. Es la alegría de los Lagan, sus abuelos, su tía solterona...si, Eliza no logró casarse nunca, y Neal lo adora, espero hagan un buen trabajo y no le formen un mal carácter. Secretamente deseo que sea feliz.
Después de tres meses de batallar con las complicaciones que tuve al momento del parto, el médico confirmó que jamás podría volver a tener hijos. No me alteró para nada esa noticia.
Aunque el hombre con quien me casé prometió no volver a mi lecho, después de la fiesta de celebración del primer año de su hijo, se atrevió a acercarse a mí, quiso hacerme suya pero al sentir mi frialdad me golpeó salvajemente, el viejo Neal hizo su aparición, amargado y furioso porque a pesar del tiempo no conseguía amarle, dejándome tan lastimada que tuvieron que llevarme al hospital, allí Albert llegó por mi, me recluyó en Lakewood, seguía tan aturdida, tan fuera de mí que una tarde me escapé sin más ropa que la que traía puesta, deambulé durante tres días, caminando sin descanso, sin comer, sucia, en malas condiciones con los pies lastimados y casi sangrando, George me encontró, fui a parar nuevamente al hospital. Estando allí mi siempre salvador y guarda, me dijo que tú estabas en ese mismo hospital. Susana había muerto y te había contagiado de una gripe mortal, tenias días de estar muy mal y los médicos no se explicaban cómo tu cuerpo se resistía a la muerte.
-Candy, él espera por ti- murmuró Albert a mi oído.
-llévame a su lado querido amigo, pero antes arréglame un poco por favor, le dije débilmente.
Así, en una silla de ruedas me llevó mi ángel hasta la habitación en la que estabas...sintiéndome llena de emociones perdidas…¡lo veré, a mi amado, lo veré! Me dije emocionada
Cuando estuve a su lado nos tomamos de las manos y me las cubriste de besos…
-¡¡¡mi amada pecosa, estás aquí!!!- susurraste débilmente
-¡si... y nada ni nadie me apartará de aqui!-le dije levantándome de la silla para recostarme a su lado en la cama.
Abrazados sin palabras, pues no las necesitamos, estuvimos disfrutando de estar juntos por fin. Si, ambos sabíamos que estábamos prontos a abandonar la prisión que atormentaba nuestras almas.
Asi nos quedamos dormidos, abrazados dulcemente para no separarnos jamás. Al amanecer informaron a Albert que habíamos abandonado este mundo. Nos encontraron abrazados con una sonrisa llena de amor. Partimos juntos en paz…
-¡¡¡mi amada Pequeña…mi Amigo querido del alma, por fin juntos para siempre!!!
-descansen en paz...libres y felices - susurró mientras lágrimas caían de sus ojos.
Empathy. 21-04-2021
Última edición por Reyna de los Ángeles el Dom Abr 25, 2021 1:00 am, editado 1 vez