Fugaz e intenso apareciste en la oscuridad marina sacudiendo mi conciencia adormecida entre el flotar de una salada brisa; ya de cerca y en medio de la bruma de mis pensamientos te hiciste humano y me trajiste, aunque a la fuerza, de vuelta a este mundo trastocado.
Desde ese instante, Insolente cual ladrón me robaste los pensamientos, muchas preguntas quedaron junto a la inquietud de esa noche y su grandeza, mientras yo me sumergía cada vez más en el océano de esa mirada y su nobleza.
Indiferente y altivo transitaste entre los plebeyos y me protegiste de la maldad, aunque en el más heroico acto me confrontaste con mis peores miedos, ayudándome a apreciar mi verdad.
Presuntuoso y gallardo, es difícil distinguir la línea que define tu imagen y la verdadera esencia de tu humanidad; aunque ahogado en un mar de compromisos y deberes siempre has ansiado vivir en libertad.
Te cubres entre diferentes máscaras, para proteger tu identidad…sin embargo solo yo tuve el privilegio de apreciar esa autenticidad.
Justiciero, orgulloso y soñador te hiciste digno de mi admiración. Verte marchar tras tus sueños y pensar que no estaba yo en ellos, me llevó a tomar la más importante decisión.
Como no amar a quien me mostró como se debe luchar para encontrar el camino propio. He sido tuya desde siempre y te he amado en todos los sueños que encierra mi dormitorio.
Elegante y bohemio, en mis noches de ensueño me debato entre temer al ladrón o amar al caballero.