Hola chicas bellas, en esta ocasión les traigo el capítulo final y un epílogo del Minific Ankh, que escribí especialmente para esta Fiesta Florida 2,022.
。✿*゚¨゚✎・✿。✿*゚¨゚✎・✿ Quiero recalcarles mi total agradecimiento por sus hermosos comentarios.。✿*゚¨゚✎・✿。✿*゚¨゚✎・✿
¡Saludos y muchos, muchos abrazos!Lizzi Villers, Lady Ardlay ¡gracias por el apoyo!
ANKH
LA LLAVE DE LA VIDA
QUINTO CAPÍTULO
“El alma siente una añoranza amorosa por su verdadero origen.”
Jostein Gaarder.
Terry rompió el beso y tomó el rostro de ella, entre sus manos. Necesitaba verse reflejado en sus preciosos ojos de gata hechicera. Candy sonrió tímidamente, ese hombre tan encantador la hacía estremecer.
—Me preocupé mucho por ti, no conoces a Neil. Es un maldito que no tiene respeto por nada ni por nadie.
—Cuando me llevaron de mi casa, temí lo peor. Pero luego esa chica, Susana, estuvo al pendiente de mí y aunque te resulte difícil de creer, Lalh ha sido muy considerado conmigo.
— ¿Considerado? Puedes explicarte por favor —el arqueólogo preguntó inquieto.
—Lo hace porque dice que me necesita—. Ella omitió las otras intenciones de Neil y continuó, tratando de desviar su atención—sabes ellos asesinaron al señor Ashrab.
Terry había dejado de acariciar su rostro y bajó los puños apretándolos. El asesinato del jefe de ella, no le sorprendió, pero sabía que ella estaba ocultándole algo, se apartó y le habló:
—Debemos de encontrar a Patricia y a tu primo, ya quiero irme para que esto termine.
Ella asintió. Terry tomó la antorcha y caminó delante de ella, observando en los murales algo que les indicara la salida, recorrieron unos cuantos metros cuando Patricia quedamente les chistó al pasar frente a ellos; Candy detuvo sus pasos y se agachó a donde estaban escondidos. Terry volteó y al ser llamado por las chicas, se les unió.
—¡Qué bueno que al fin los vemos!, ¿Candy estás bien? — Stair hablaba muy bajito, pero estaba muy contento al ver a su prima sana y salva.
—Mi querido Stair, sí estoy bien. Sabía que vendrías a buscarme — los primos se abrazaron.
—¿Ya la vieron? — Patty le preguntó a Terry.
—¿A quién?
—A la momia— Stair puntualizó, mientras limpiaba unas lágrimas que habían brotado.
—Escuchamos algo cuando estábamos con Neil, pero, yo no creo que eso sea verdad. Ninguno de esos estúpidos, sabe leer y recitar el sortilegio prohibido.
Cornwell empezó a toser, sus mejillas se habían sonrojado y se llevó una mano a la nuca. Terry negó con la cabeza, sin duda esas eran las típicas señales que hacía su amigo cuando había cometido algún error. Patricia les empezó a relatar
—Buscábamos una salida y sin querer Stair leyó en voz alta los símbolos de un mural, escuchamos pequeños ruidos en un sarcófago y nos acercamos curiosos a quitar la tapadera, pensamos que se trataba de algún animalito atrapado —Graham negó por segunda vez con la cabeza, sólo a ellos se les ocurría pensar en animalitos— la momia cobró vida y nos estuvo persiguiendo, las plagas de ranas no dejaron de aparecer por todo el camino—ella hizo una mueca de asco al recordar la escena—accidentalmente descubrimos este pequeño escondite, necesitábamos descansar.
—Así que para detener esto, ¿tenemos que quitarle la daga a Neil? —serio Graham le cuestionó a Cornwell y el joven asintió.
— ¿En dónde se encontrará ese imbécil?
—Lo vimos volver a la cámara de donde despertó la momia, está a unos cuantos metros de acá– Paty le respondió.
—Primo —, le colocó una mano en el hombro a Stair—cuídalas con tu propia vida si es necesario, yo iré por la daga—. Se puso de pie y los tres lo vieron incrédulos.
—Graham, detente vayamos todos juntos — Alistair le rogó, él sólo se detuvo para inclinarse y dejarle un tierno beso a Candy en los labios— Cuídate por favor—susurró y se marchó.
Candice se puso en pie, no dejaría que se fuera sólo, pero Stair la sujetó del brazo impidiéndoselo, ella se sintió impotente.
Terry se perdió en la oscuridad del lugar, Candy derramaba lágrimas en silencio. Al pasar unos segundos el reflejo del fuego se acercó hacía a ellos.
—Qué bueno que volviste — Candy se alegró
—Así que acá estabas lindura— Neil la atrajo fuertemente del brazo y la sacó de su escondite a punta de pistola, rió complacido al ver a la parejita de arqueólogos. Volvieron a la cámara en donde estaban los otros. Abasi y Susana se encargaron de atarlos.
Terry escondido observaba de lejos, no podía creer que Lalh los llevará cautivos. Suspiró, ese hombre siempre le llevaba la delantera en todo. Repasaba su plan de ataque, un pequeño error y estaba seguro de que sería el fin de todos.
Volteó al sentir una pesada mano detrás de su espalda, con voz tempestuosa la momia abrió enormemente sus mandíbulas las cuales estaban desencajas (literalmente) y le gritó —¡¡¡ LI'ANAHUM QATAEUU RAHATI !!!— todo el lugar se estremeció, haciendo caer rocas sueltas de las paredes. Alzándolo de la camisa, lo aventó por los aires y fue a caer entre unos jarrones grandes, quebrándolos por el impacto.
Todos veían de lejos el abrupto ataque contra Graham, así que nerviosos prepararon sus armas y cuando la tenebrosa momia estaba por acercárseles, le dispararon a morir.
Eso sólo hizo desatar su furia ya que las balas traspasaban a través de sus vendajes, a enormes zancadas quedó frente a Neil y lo tomó del cuello, asfixiándolo. Entonces el moreno luchó para sacar la daga y apenas audible, pronunció:
–Mi señora, soy su humilde sirviente. Libreme de mis enemigos y yo la regresaré a la barca de su descanso.
La momia al escuchar aquellas palabras y ver la daga en manos de aquel mortal lo dejó caer y se volvió hacía los demás. Elevó ambas manos por lo alto y debajo de las arenas empezaron a salir sombras pestilentes y putrefactas, que poco a poco se fueron uniendo formando momias guerreras.
Terry adolorido se arrastraba entre las arenas y logró tirarle un cuchillo a su colega para que cortara la soga y escaparan antes de otro ataque.
En medio de aquella balacera, el británico logró arrebatarle el brazalete de oro a Susana, a quién dejó encerrada dentro de uno de los sarcófagos vacíos.
Corrió hacía la cámara en donde estaban todos los ushebtis y colocándose el brazalete en la mano izquierda, empezó a recitar aquel sortilegio para despertar a las figurillas mágicas:
—“¡Oh tú, Figurilla mágica, ¡óyeme! ahora poseerás vida y armas, ¡deberás obedecer al hombre en su requerimiento! Debes saber que tú serás condenada en mi lugar, por los vigilantes de Duat: Pelearás por mí y matarás a mis enemigos del Este al Oeste”.
El aliento de vida empezó a penetrar de una en una en las Figurillas y estas empezaron a moverse lentamente, Terence estaba extasiado, jamás, ni en sus más locos sueños se había imaginado vivir todo aquello. Al paso de unos minutos, los ushebtis cobraron su movilidad por completo y dijeron al unísono:
— ¡Anahuna ... 'antazir 'awamirak! (Aquí estoy… espero tus órdenes)
Él los llevó hacia sus enemigos y de esta manera empezó a librarse una gran batalla. Vio que Candy estaba acorralada por Neil y sin pensarlo se abalanzó contra él, el moreno le dió una gran patada en la entrepierna haciendo que Graham cayera de rodillas llevándose ambas manos a sus partes nobles.
— ¡Maldito cobarde! —el británico gritó, apretando los dientes por el dolor.
Candy, al ver a Paty forcejear con Neil para quitarle la daga, corrió a ayudarla. Esto, mientras que Stair era el juguete en turno de la momia, que lo hacía volar por los aires para luego dejarlo caer estrepitosamente entre los objetos de barro.
Enfurecidas por lo que sus hombres estaban pasando, tomaron unas espadas a los ushebtis y desafiaron al moreno. Neil se mofó de las señoritas al intentar demostrar su valentía, pero pronto quedó asombrado de lo habilidosas que eran.
Pelearon, pero el cansancio estaba haciendo mella en él, así que sin un ápice de consideración arremetió con todas sus fuerzas y las empujó, ellas cayeron una encima de la otra. Lalh no se tentó el alma y estaba resuelto a darles fin allí mismo, mandaría al diablo sus planes con la rubia egiptóloga. Las gotas de sudor se deslizaban por su cara, con sus dos manos empuñó la espada listo para dar su última estocada, pero un golpe hizo que cayera de bruces. Había sido Terry quién llegó justo a tiempo, las chicas rápido buscaron entre sus ropas y sacaron la daga.
—Así te quería ver, rata de alcantarilla—Terry le estampó un puño, el moreno empezó a sangrar.
—Maldito bastardo, tenías que llegar a arruinarlo todo— Neil se había puesto en pie, escupió al suelo la sangre y cogió la espada que Graham le tiró —¡te arrepentirás de esto! —el moreno, lo atacó y con el filo de la espada logró rasgar el pantalón de Terry, dejando expuesta la pierna que tenía aquella gran cicatriz, le regaló una sonrisa endiablada. Sabía lo mucho que Terry odiaba llevar aquella marca. Enfurecido el castaño lo acató, el choque de espadas se hizo incesante.
—¡¡¡Stair!!! tenemos la daga—Paty gritó con todas sus fuerzas desesperada al escuchar los gritos de dolor de su novio
—Candy, ordena a la momia que se detenga, dile que no somos el enemigo— Stair cansado y agotado gritó a todo pulmón, ella obedeció
— ¡¡tawaqaf alruwh ean alianzieaj , sanusaeiduk ealaa aleawdat 'iilaa rahatika!!—ella repitió tres veces.
Tanto los ushebtis cómo las momias guerreras se detuvieron dejando caer sus pesadas armas. De los saqueadores de tesoros, con vida sólo quedaba Neil, quién continuaba peleando con Terry.
Las chicas fueron a ayudar a Stair, lo levantaron casi cargado para que logrará reponerse.
—Pero qué barbaridad, cómo has quedado—Patricia revisaba sus heridas, mientras Candy le daba a beber agua de una de las cantimploras.
—Estoy bien, todo magullado, pero bien—. Les guiñó un ojo.
Terence tenía acorralado a Neil, tuvo la oportunidad de matarlo, pero se detuvo al ver el brillo en los ojos del moreno, él no tenía el derecho de hacer aquello, no, aunque la sed de venganza recorriera latente por sus venas, él no tenía la potestad de quitarle la vida a un ser humano. Sin embargo, Neil aprovechando ese momento de debilidad, logró sobreponerse y ahora era él quién tenía sometido al inglés.
—Luego de que acabe con tu miserable vida, me llevaré todos los tesoros y eso incluye a Candice—él sonrió diabólicamente, Graham estaba inmóvil, sentía el filo de la navaja en su palpitante yugular. El moreno se desplomó sobre el inglés, al ser atravesado por una lanza que le traspasó la espalda hacía el pecho; esto gracias a un ushebti que había estado vagando buscando a su señor.
Terence estaba perplejo ante la agonía del hombre—, apresura mi muerte y estaremos a mano —apenas audible le suplicó, pero ante la impotencia del británico, él mismo se clavó la navaja en el lado del corazón y pereció.
Candy y Paty quitaron con cuidado el cuerpo inerte de Lalh, con zozobra Terry se despidió de su gran enemigo y caminaron hacía Stair. Al verlo llegar, todos aquellos seres le abrieron paso y se postraron ante él.
Paty le dio la daga, pero cuando el británico la retiró de su cobertura de oro, ésta no mostró el resplandeciente color tornasol, que, según las leyendas, irradiaría al estar junto al portador del brazalete.
—Al parecer no soy tan puro después de todo—dijo sonriendo encogiéndose de hombros.
—¡Idiota! —Stair hizo una pausa y señaló–ellos están postrados ante la persona del alma pura y sí no estoy mal, es Candy. Ella se sintió avergonzada ante el escudriño de todos.
—Toma, ponte el brazalete también —Paty ayudó a Candy a ponérselo. Una vez en su brazo, retiró la cobertura de la daga y ahora sí, el arma irradió una gran luz dorada que contrastaba con un verde tornasol, cegándolos por unos instantes.
Candice se veía diferente, envuelta en un halo de magia y misticismo, diminutas perlas doradas recorrían su cuerpo, sus cabellos parecían hilos de oro y el verde de sus ojos se había intensificado. Sus amigos la veían perplejos, ¿por qué ella se había transformado de esa manera?
Caminó hacía la momia y se postró haciendo una reverencia, empezó a hablar en un idioma extraño del que no entendieron los demás
— ¡Salve, directora de los dioses, tú, oh diosa, que has sido coronada con las diademas del sur y del norte, soberana única de tu padre, que ningún dios te somete, dueña del gran poder mágico, tú que fuiste consagrada y coronada en los lugares silenciosos, dueña de la tumba, Madre del Horizonte celestial; tú, graciosa y amable, ¡que logras vencer a los demonios que se rebelan! ¡Observa! Nosotros nos doblegamos; tú que eres nuestra Madre y la Fuente de nuestro ser, perdonadnos y déjanos salir librados de esto.
La momia le respondió — El brazalete retornó a su legítima dueña, porque tú misma has sido el Ankh, la llave de la vida. Algún día volveremos a estar juntas a la postre de aquel trono. Verdaderamente, yo os lo afirmo: vosotros no seréis ni atrapados ni condenados, en esta vida mortal. Ahora iros de mis aposentos y dejadme descansar.
El suelo empezó a estremecerse y empezaron a formarse grietas en las paredes, envueltos entre el polvo empezaron a desaparecer los ushebtis y las momias guerreras.
El aliento de vida, salió de la momia y ésta cayó al suelo, lista para ser colocada en su sarcófago de descanso. Candice también se había desmayado en brazos de Terry al volver a su estado mortal.
Al salir de la cámara del Tesoro, Candice se quedó sola unos minutos, se postró y con lágrimas en los ojos pronunció unas palabras, provocando que las arenas ocultaran todo nuevamente.
Salieron del Valle de los Reyes, con las manos vacías; pero estaban tranquilos de haber hecho lo correcto.
Sus amigos, le hicieron miles de preguntas, pero ella no tenía respuesta a ninguna. Sólo sabía que debía de cuidar de ese brazalete y portarlo a donde quiera que fuera.
Al día siguiente el cuerpo del señor Onofre fue encontrado flotando en las aguas del río Nilo. Candice tuvo que hacer una declaración a los funcionarios y personal de la oficina de prensa del gobierno, sobre la conspiración del señor Ashrab. De modo que, en la investigación realizada en su oficina y residencia, hallaron múltiples documentos y objetos que evidenciaban su mal proceder, junto al ahora desaparecido saqueador de tesoros, Neil Lalh.
Gracias a la influencia de Gilbert Cornwell, la prensa no hizo un escándalo con lo ocurrido, sino que todo quedó archivado en los secretos jamás revelados. La daga volvió al museo a donde correspondía y del brazalete Candice nunca habló. Ella fue nombrada directora del museo y continuó con sus estudios. Los tres arqueólogos volvieron a Tebas.
Terence Graham estaba perdidamente enamorado y solía frecuentar muy seguido el Cairo. Su ansiosa egiptóloga siempre lo esperaba en el café Fishawi. Nota de la autora:
Algunos diálogos fueron inspirados en los Conjuros VI y CLXIV, del Libro de los Muertos Egipcio.
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ANKH
LA LLAVE DE LA VIDA
EPÍLOGO
Riad, Arabia Saudita 1.928. La casa Cornwell era un caos, Aileana daba órdenes a Sabira haciendo que la pobre muchacha corriera de un lado a otro. El recibimiento a sus familiares tenía que ser lo más perfecto posible. Paty su ahora nuera, la ayudaba en lo que podía, pero sabían muy bien, que la chica no era muy diestra para las tareas hogareñas. Y qué decir de Stair, sí desde la última vez hizo explotar la cocina con su ingenioso invento “el lava trastos pro.1”, tuvieron que obligarlo a permanecer lo más quieto posible. Candy acompañada de Terry, fueron a recibir a sus visitas familiares que viajaban desde América. —Por favor Candy, no demores. Recuerda que yo no conozco a tu familia, además eso de andar jalando del brazo a tu abuelito no es lo mío— Terry le dijo suplicante, ella sonrió, pero no le dijo nada, quería ver su cara de sorpresa cuando conociera a su abuelito. Candy corrió al tocador, estaba ansiosa por volver a encontrarse con sus seres queridos después de ocho años. Cuando volvió, encontró de espaldas a los dos apuestos hombres charlando con tal camaradería que la sorprendida fue ella. Caminó lentamente y alisó por última vez su vestido, se detuvo frente a ambos caballeros. Entonces Terry la asió por la cintura y le dijo: —Cielo, te presento a Albert, es un viejo amigo que conocí en Londres. Mira que coincidencia de encontrarnos justamente en este lugar. Albert ella es Candice, mi novia y futura esposa—le dió un tierno beso en la mejilla. Candy no tuvo tiempo de responder, Albert tomó su mano y le besó el dorso, sin que Graham se diese cuenta él le guiñó un ojo. —Es un placer conocerla My Lady. —Candy estaba sonrojada— ¿Qué les parece si vamos a tomar algo? Yo invito—Albert les sugirió, siguiendo aquel juego. —Hermano—,Terry le palmeó la espalda—estoy esperando al abuelito de mi novia. Pero mira la hora que es—, dio un vistazo a su reloj de bolsillo y volvió a guardarlo —seguramente no aparece porque el pobre ya no puede caminar o peor aún, no hay quien empuje su silla de ruedas—, hizo una mueca sin que Candy lo notara. Candy sólo los observaba, tratando de contener las ganas que tenía de reírse. Fueron distraídos por la aparición de un joven caballero muy guapo y elegante, quien en sus brazos llevaba a un pequeño rubio como el sol. —¡¡Archie!! — Candy corrió a abrazarlo, las lágrimas fueron inevitables. Luego de unos segundos tan emotivos, saludó con un gran abrazo a Yassira, quien también lucía muy elegante y refinada. —Gatita, estás más hermosa que nunca — Archi silbó observándola de pies a cabeza, nunca dejaría de ser zalamero con ella. Eso no mucho le agradó a Terry, así que se disculpó de su viejo amigo y caminó a presentarse.
—Hola hermoso, yo soy tu tía Candy—ella le hacía mimos al pequeño Anthony. Pero el pequeño al ver a su tío extendió sus bracitos para que lo llevaran con él —¡tío Beth! ¡tío Beth! — Terry se quedó observando la escena. Vio al pequeño, a Albert, a Candy y descubrió que aquel par de rubios, habían estado tomándole el pelo. Ante el descubrimiento, empezaron a carcajearse.
—Así que eres el honorable abuelo William —Terence le dijo, el rubio asintió sin parar de reír, correspondiendo el abrazo que Candice le daba.
—Ay querida sobrina, de todos los hombres en el mundo tuviste que fijarte precisamente en este sinvergüenza—Albert negaba con la cabeza graciosamente.
—Sin duda el mundo es muy, muy pequeño—Ella respondió, mientras se colgaba del brazo de los guapos hombres. Hicieron las presentaciones formales.
…
En la casa Cornwell, Archie no perdía ocasión de bombardear con preguntas a Terry.
—Y dígame señor Graham, ¿en dónde queda su residencia? Porque, supongo que usted tiene una y de seguro será en la mejor zona de el Cairo. —Archi degustaba el delicioso plato de kabsa, pero sin quitar la pregunta del renglón.
—No ha sido necesario comprar una—Terry le respondió con saña y dio un sorbo a su té.
Archi lo vió serio —Ah no, ¿y en dónde duerme cuando visita a Candice?
Las mujeres presentes se sonrojaron, Stair que conocía a los dos castaños, tuvo que intervenir para evitar que aquella espléndida cena terminara hecha un fiasco. —Graham se queda en nuestro apartamento.
Paty achicó los ojos, su esposo era un vil sinvergüenza al igual que Graham. Ya le reclamaría a solas.
Llegó la noche y al calor de unas copas de más, Albert habló con Terence en privado, preguntándole sobre la fecha para la boda, sus palabras sonaron más a una orden que a una pregunta. Terence sonrió de lado, sin duda al “viejito” como gustaba embromarlo, no se le pasaba nada, entonces le respondió que aprovechando su honorable visita, en los siguientes días pediría su mano en matrimonio. Al escuchar aquello William se tranquilizó, estaban por volver a la sala, pero antes de salir se giró y le dijo —Busca un hotel, no permitiré que sigas viviendo con mi sobrina, hasta que estén casados—. Terry le hizo una mueca de disgusto y resopló, en fin, ya se las arreglaría para encontrarse con ella.
Kensington, Londres, Reino Unido 1.939.
Los esposos Cornwell O´brien y Granchester Ardlay, viajaron la pasada víspera navideña, para acompañar al profesor Carter quién ya se había retirado de la arqueología porque su edad y mal estado de salud ya no se lo permitía.
El profesor Howard, en sus últimos años llevó una vida solitaria conviviendo apenas con algunos amigos cercanos, siempre recibía con gran gozo la visita de sus tres pupilos, Terence, Patricia y Alistair. Falleció en su piso londinense de la calle Albert Court, número 49, cerca del Royal Albert Hall, el 2 de marzo de 1939, a la edad de 64 años debido a la enfermedad de Hodgkin.*
Su muerte dio mucho de qué hablar, la mayoría creía que había sido causa de “La maldición de los faraones” ** que se supone recayó sobre el grupo que profanó la tumba de Tutankamón al entrar en ella. Fue enterrado en el cementerio de Putney Vale, al oeste de Londres, cuatro días más tarde, asistiendo nueve personas a su funeral, entre ellos los ahora Profesores Terence y Alistair. En el epitafio de su tumba decía: “Larga vida a tu espíritu, que pases millones de años, tú que amas Tebas, sentado con el rostro hacia el viento norteño y tus ojos resplandecientes de felicidad”, una cita prestada de la copa de Tutankamón y “Oh, noche, extiende sobre mí tus alas, como las estrellas imperecederas”.
Para distraerse del fallecimiento de su gran maestro y amigo, ambas familias realizaron un viaje a Escocia, en donde los Ardlay tenían vastas propiedades. Pasaron un tiempo tan especial, que los pequeños rogaban a sus padres para que se quedasen a vivir en aquellas tierras.
Una noche, Terry fue a buscar a su esposa a la habitación que compartían sus dos pequeños, ella había ido a arroparlos y contarles historias del Antiguo Egipto, pero cómo le ocurría en algunas ocasiones, seguramente se había quedado dormida junto a ellos.
Él recostó su cabeza en el dosel de la cama y la contempló, ella lucía muy bella. Sus labios entre abiertos y el escote de su blusa eran una sensual provocación. Pasó sus dedos entre su cabello y respiró hondo para contener su impulso masculino. Candy se encontraba sumergida en uno de esos hermosos sueños que habían aparecido desde que se llevó el brazalete consigo.
Salió a escondidas del palacio tal y cómo solía hacerlo en noches de luna llena, se detuvo al estar frente al río Nilo, se agachó para recoger una piedrecita y la tiró. El quejido de alguien la asustó, ella curiosa por naturaleza se escondió y observó al dueño de aquella voz salir de las aguas, ella se ruborizó al ver su pecho desnudo y apretó fuertemente los ojos, evitando ver lo prohibido. Tenía que irse ya, pero poco a poco abrió un ojo y no pudo evitar contemplar aquel hermoso cuerpo. El joven tomó un manto y trató de secar sus largos cabellos castaños y fue entonces cuando ella lo reconoció. Tragó en seco y el corazón empezó a latirle desbocadamente, él, que ya había reconocido el dulce aroma de ella, en un par de zancadas la atrapó. —¿Te gusta lo que ves? — le preguntó cínicamente y le robó un beso. Azorada por la desnudez de él, le dió una gran bofetada provocando que el brazalete que portaba en su mano se zafara y cayera entre las aguas. Él, al ver el valioso objeto brillante perderse en la profundidad del río, sin pensarlo se zambulló, cuando al fin lo encontró y salió, ella ya no estaba.
Ella se estremeció y abrió sus ojos, encontró al hermoso hombre de sus sueños contemplándola con un brillo especial en su mirada, sin esperar más, él la cargó y ansiosos fueron a su alcoba.
Nota de la autora:
*El linfoma de Hodgkin, también conocido como enfermedad de Hodgkin, es un tipo de cáncer que se desarrolla en el sistema linfático. Su sistema linfático es parte de su sistema inmunitario. Ayuda a proteger su cuerpo de infecciones y enfermedades.
**La maldición del faraón es la creencia que se basa en que cualquier persona que moleste a la tumba de un faraón del Antiguo Egipto cae en una maldición por la que morirá en poco tiempo.—FIN—