Hola buenas noches, un placer saludarlas. Les dejo el capítulo 8 de La reina, muchas gracias por sus comentarios y apoyo
Paty abrió la puerta de la habitación de Eliza que aún se hallaba dormida profundamente.
—¡Majestad, majestad! —Paty movía a Eliza, que a pesar de ser más de media mañana seguía rotundamente dormida, lo que era extraño en ella, ya que solía despertarse a la octava hora del día— ¡Majestad! Despierte, su hermano está aquí y desea verla ahora.
Eliza de a poco abría los ojos, eran casi las once de la mañana, sentía que todo le daba vueltas en su cabeza y le era difícil despertar. Su cuerpo relajado no quería abandonar la cómoda cama y sus ojos se resistían a permanecer abiertos.
—Al que sea, dile que pase —dijo con voz enredada, mientras sus ojos se volvían a cerrar.
—Majestad, se trata de su hermano Neil —repitió Patty, casi con desesperación.
El español, estaba impaciente por ver a su hermana. Cuando Patty le informó que su ama seguía durmiendo, pensó que Eliza estaba enferma, ya que él sabía que su hermana no acostumbraba a dormir hasta esas horas. Patty le aseguró que la princesa estaba bien, pero él no se quedaría tranquilo hasta verla.
Eliza al escuchar el nombre de su hermano, apartó de golpe la somnolencia.
—¡Neil está aquí! —dijo sentándose de inmediato— Vamos, qué esperas, ayúdame a prepararme —ordenó poniéndose en pie.
Neil, al bajarse de su carruaje, se dirigió con seguridad a Annie y a los visitantes Germánicos.
—Princesa Annie, la última vez que la vi era una niña de tan solo doce años. Veo que ya es toda una mujer, una muy hermosa, por cierto —Neil lanzó una mirada de arriba a abajo a Annie.
—Veo que estos días son de sorpresas, ya que no sabía que usted también vendría —respondió una sonrojada Annie.
—Bueno, quise venir y saludar a mi hermana. Finalmente somos familia, ¿no lo cree? —preguntó el moreno a Annie, quien no salía de la sorpresa— ¿Y, por cierto, en donde está la futura reina de Inglaterra?
El español buscó con la mirada a Eliza, en ese momento Patty se acercó a Annie, después de cruzar unas palabras con ella y esta informarle a Neil, se retiró.
Amelia miraba al joven fijamente, el cual le sonrió, luego volteó a ver a Susana que parecía estar en el paraíso masculino con aquella grata visita.
—Señor, permítame presentarle a Archibald Cornwell, sobrino del difunto rey Germánico y sucesor de este al trono. Ella es su tía Amelia Marlowe, viuda del antiguo rey, y su hija, Susana, princesa de Germania —Annie, hizo las respectivas presentaciones, ante una complacida Susana, que estaba encantada con el recién llegado.
—¿Susana, princesa de Germania? Que honor conocerla —Neil clavó sus profundos ojos en ella, mientras tomaba su mano y la besaba.
—Neil Lagan, príncipe de España —intervino Archie, captando la atención del moreno— he oído mucho de ti y tus hazañas en el campo de batalla —concluyó Archie.
—Así es, no en vano mis amigos y mis enemigos me llaman el despiadado —alardeo Neil—. En especial si tocan a los seres que más amo o a mis amadas tierras españolas, no tendré piedad —dijo esto con seriedad, tras un incómodo silencio.
—Neil, qué sorpresa tenerte aquí. No sabía que vendrías —Richard trató de ser amable, pero era clara su perturbación ante el improvisado visitante.
—Neil, que gusto volverte a ver — Anthony, que estaba con su padre, le dio un cordial saludo, tal vez el más sincero de todos.
—Igualmente amigo, me alegra mucho verte —Neil correspondió al abrazo que Anthony le dio, la cordialidad entre ambos hombres fue notable ante los demás que parecían sorprendidos.
De repente, los ojos de los presentes se posaron en la entrada principal. Terry estaba ahí de pie frente a ellos, se notaba al igual que en todos su desconcierto; la mirada de ambos fue fría.
—Parece que nadie me esperaba —dijo Neil, avergonzado—. Pensé que mi hermana quien me envió la invitación hace un mes les avisaría. —Neil se notó incómodo.
—Para nada, eres bienvenido en nuestro castillo, ¿no es así, padre? —dijo Anthony al ver la incomodidad de su amigo, mirando a Richard.
—Claro que eres bienvenido, no necesitas anunciarte —expresó el monarca.
Terry se acercaba a la pequeña reunión a las afueras del castillo.
—Neil, si me hubieras informado, con gusto habría mandado a que te escoltaran —fue el saludo que Terry le dio a su cuñado.
—No hace falta Terry, tengo un buen ejército que cuida de mí y de los míos a donde quiera que vaya —respondió Neil con seguridad, lo cual pareció más una advertencia que un saludo.
—Pero no nos quedemos aquí afuera, vamos a dentro, estos días son para festejar— dijo Richard, que trató de hacer sentir cómodos a sus viejos y nuevos invitados, al igual que a sus hijos recién llegados.
Mientras se dirigían a la puerta principal, Eliza salió a prisa con un rostro de alegría a saludar a su hermano mayor, el cual tenía la misma edad de Terry, su esposo. Se sintió de nuevo segura en mucho tiempo, desde que se casó probablemente; su felicidad era genuina, al igual que la del rostro de su hermano, que sonrió de inmediato al verla.
—¡Hermano, estás aquí! —Eliza se veía emocionada y aliviada, besó el anillo de su hermano y sus nudillos.
—Eliza, mi pequeña hermana, desde hace mucho quería verte y saber cómo te sentaba el matrimonio y las frías tierras inglesas.
Anthony pasaba frente a Eliza en ese momento, sus miradas se cruzaron, haciendo que ella quitara la atención de su hermano. Los ojos celestes le recordaron el sueño de la noche anterior y lo real que ella lo sintió, se estremeció, sonrojándose al momento.
—¿Estás bien? —preguntó Neil intrigado.
—Eh, sí. Sí, Claro que estoy bien, es por la emoción de verte. Vamos, entremos al salón, hay más cosas que celebrar.
Al ingresar, Richard se encontró con la mirada del obispo Martín, que parecía recriminarle —¿Y ahora que harás?
Los presentes se dirigieron a reverenciar al representante de Dios. Algunos con fe, otros como un protocolo más.
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En otro lado, en los rincones del castillo, la puerta se abre.
—¿Circe? —Patty ingresaba con una charola de alimentos.
—Patty, ¿qué fue ese alboroto en las afueras del castillo? —preguntó Candy, tomando la charola y colocándola a un lado de la cama.
—Circe, cada vez se complica más todo. Bueno, en este caso para la Germánica, el príncipe Neil, heredero al trono de España, vino a visitar a su hermana. Y no sé si la princesa Eliza le cuente todo lo que está pasando —Patty se sentó en la cama, estaba nerviosa, presentía que nada bueno pasaría si el español se enteraba de los planes del rey Richard—. Todos saben de la brutalidad de su hermano con sus enemigos. Es llamado el…-
—Despiadado —terminó Candy.
—¿Lo conoces? —preguntó Paty.
—He oído hablar de él y su fama de no perdonar enemigos a su alrededor.
—¿Crees que corra peligro el rey y su hijo Terry? —Paty se notaba preocupada.
—No lo sé, pero te diré algo, el castillo está impregnado de olor a muerte.
—Quieres decir qué… —Paty dudó en terminar—¿Alguien morirá?
Candy miró con preocupación a Paty a través del velo.
—No lo sé, pero la muerte es un visitante más del castillo.
—Circe, haz algo —Paty se puso de pie, tenía los ojos brillosos por las lágrimas—usa tu magia para detener esta locura —se arrodilló frente a Candy tomando sus manos, suplicando.
—No puedo hacer nada, Paty —Candy la levantó— aún no han entendido la magia. El poder de la magia depende de muchas cosas, pero hasta el mago más poderoso no puede ir en contra del destino. Las fuerzas superiores, aquellas que nos guían, permiten que ayudemos o dañemos hasta cierto punto. Un mago o brujo no puede hacer que alguien te ame, pero sí amarrarlo a tu lado a pesar de su infelicidad. Puede darte dinero, pero no el conservarlo, darte belleza, pero no el amor real. Juventud, más no salud, poder, más no respeto. Paty, cuando algo no se gana por esfuerzo propio no llega de la misma manera, la vida siempre te cobrará lo que hurtas, lo que no te pertenece y por lo que no has luchado. Es la ley de la vida y eso nadie lo podrá cambiar —Candy miró a su madre que le devolvió una mirada de amor.
—Circe, entonces, ¿por qué haces esto? —Paty se notó confundida.
—Yo no hago mal a nadie. Cuando intervengo es en beneficio de curar, dar paz y mejorar la vida de una persona o un ser de la naturaleza, eso siempre tendrá un buen resultado; jamás dañé a alguien con mis conocimientos o tarde o temprano lo pagaría. Y lo que me pide la futura reina —Candy suspiró— será su mal, su perdición, su infelicidad.
—Entiendo —Paty asintió, limpiando las lágrimas que se le escaparon— debo regresar, tal vez me soliciten y no debo levantar sospechas.
—Ve, pero recuerda, debes estar preparada. El manto de la oscuridad cayó en este reino, el propio rey lo invitó y el dolor y las lágrimas serán el pan y vino de muchos —manifestó Candy, dándole pequeños trozos de pan a su ave.
Paty se estremeció, saliendo de inmediato del pequeño cuarto.
El ambiente en la mesa era tenso, a diferencia de Eliza, que se notaba feliz y probó los alimentos de nuevo con ellos; por alguna extraña razón se sentía segura al lado de su hermano, más que con su esposo.
—¿Por su fama, tal vez?, bien merecida— se decía mientras tomaba vino mirando a una incómoda Susana y a su madre que no disimulaba su molestia.
Susana miraba a Terry y a Neil, que estaba al lado de su hermana. Era claro que se enamoró de Terry, desde el primer momento en que lo vio, pero este príncipe español tenía algo que le hacía erizar la piel. De vez en vez él le dedicaba una mirada, esto debido a que ella no podía ocultar el embelesamiento que ambos hombres le provocaban.
—Disculpen, pero debo retirarme, hoy me siento algo indispuesta y creo que debo descansar —Amelia haciendo una venía se dispuso a salir.
—Madre, ¿quieres que te acompañe? —Susana se dispuso a ponerse en pie.
—No, hija, quiero estar sola y descansar. Tú mereces disfrutar con nuestros anfitriones, estaré en mi cuarto —Amelia salió después de los protocolos de despedida correspondientes.
—Déjenme sola —dijo a las damas que la acompañaban, aquellas que ella llevó y las que le asignó la corte inglesa.
Amelia decidió volver a recorrer el lugar, en el cual ya no se veía la ventana. Sonrió, sabía que aquella ave de extraña presencia estaba allí, podía sentirlo.
—¿Cómo ingresar? — pensó, volviendo al interior del castillo, preguntó a algunos guardias con la excusa que estaba perdida y deseaba saber dónde quedaba el cuarto de la princesa Eliza y de la reina Isabel, esposa de Richard. Les dijo que quería darle un saludo de reina a reina, llegó hasta el cuarto de Eliza y lo olió por fuera.
—Sé que aquí guardas a esa ave —dijo, pero al ver guardias en la puerta y al estar cerrada, continuó su camino hacia su propósito de ese día. La reina Isabel—. Ya tendré tiempo para ti española —masculló.
Al llegar al cuarto de la reina dijo a los guardias.
—Creo que es inapropiado que me presente sin la debida invitación, le pediré a su hija, la princesa Annie, que me acompañe. Con permiso —Amelia se retiró con su plan en marcha—. Te visitaré Isabel, claro que lo haré —sonrió con maldad— y luego sigues tú, tonta española, de tu hermano me encargo yo. Si creíste que él te salvará de mí, estás muy equivocada, ni él, ni tu ave podrán contra mí y mis planes decía mientras se dirigía a su cuarto.
El día transcurrió con una tensa paz en medio de la alegría y confusión de Eliza, los celos y molestia de Susana y una Annie para la que no existía nada más a su alrededor que no fuera el apuesto rey Germánico.
Terry agradeció tener ahí a Neil, ya que su esposa parecía no estar muy interesada en acosarlo. Algo conveniente para cumplir el deseo de explorar un lugar, dar con esa ventana y descubrir de quien eran los ojos que lo observaban la noche anterior, pero el día estuvo cargado de conversaciones con su padre y Archie.
La noche finalmente cayó y Eliza extrañamente se retiró sin pedirle que fuese a su cuarto, se notaba confundida, pero eso a él no le importó, al contrario, lo alivió. Salió y volvió al rosal de la noche anterior, no vio la ventana ni mucho menos aquellos hermosos ojos verdes que no salían de su cabeza.
Pero algo llamó su atención. El muro se veía algo corrido y en él, un ave parada que lo miraba fijamente, esto lo sorprendió; el ave se adentró y Terry corrió tras ella.
Continuará…
Última edición por Lady Ardlay el Jue Abr 13, 2023 8:07 pm, editado 2 veces